Ahora hay que tratar lo referente a la condición de la prole en lo
que respecta a la ciencia. Esta cuestión plantea y exige respuesta a
dos problemas:
Artículo 1:
Los niños, ¿nacían o no nacían perfectos en ciencia?
lat
Objeciones por las que parece que en el estado de inocencia los niños
nacían en estado perfecto de ciencia:
1. Tal como fue Adán, así habría engendrado a los hijos. Pero Adán
tuvo la plenitud de la ciencia, como dijimos anteriormente (q.94 a.3).
Por lo tanto, sus hijos nacerían en plenitud de ciencia.
2. La ignorancia está causada por el pecado, como dice
Beda. Pero la ignorancia es una privación de la
ciencia. Por lo tanto, antes del pecado los niños al nacer tendrían la
plenitud de la ciencia.
3. Los niños nada más nacer poseían la justicia. Pero
para la justicia se precisa la ciencia que regula la acción. Por lo
tanto, tendrían la ciencia.
Contra esto: está el hecho de que nuestra alma, por naturaleza, es como
una tablilla en la que no hay nada escrito, como se dice en
III De Anima. Pero la naturaleza del alma es la
misma ahora que entonces. Por lo tanto, las almas de
los niños al principio carecerían de ciencia.
Respondo: Como dijimos anteriormente (q.99 a.1), lo que sobrepasa la naturaleza es creído por razón de autoridad.
Donde falta la autoridad debemos seguir el orden natural. En el orden
natural del hombre está el que adquiera la ciencia por medio de los
sentidos, como ya dijimos (q.55 a.2; q.84 a.7). Por eso el alma se une
al cuerpo, porque lo necesita para su propia operación. No lo
necesitaría si, desde el principio, tuviera ciencia infusa. Por lo
tanto, hay que decir: En el estado de inocencia, los niños no habrían
nacido con la plenitud de ciencia, sino que la iban aprendiendo con la
propia experiencia o con la ajena a lo largo del tiempo y sin
dificultad, preguntando y averiguando.
A las objeciones:
1. Ser perfecto en ciencia fue algo
peculiar del primer padre, en cuanto que había sido instituido como
padre e instructor de todo el género humano. En este sentido, no
engendraba hijos semejantes a sí mismo, sino sólo semejantes en
aquello natural o gratuito propio de toda naturaleza.
2. La ignorancia es una privación
de la ciencia que se debe tener en un determinado tiempo. En este
sentido no había ignorancia en los niños al nacer, pues conocían todo
lo que correspondía a su estado. Por eso en ellos no hubo ignorancia,
sino sólo desconocimiento de algunas cosas. Este desconocimiento,
Dionisio en c.7 Cael. hier., lo pone también en
los ángeles.
3. Los niños tendrían la
suficiente ciencia para obrar conforme a la justicia en aquello que
los hombres hacen conforme con los principios universales del derecho.
Y la tendrían más plenamente que nosotros ahora. Lo mismo cabe decir
de otros principios universales.
Artículo 2:
Nada más nacer, los niños, ¿tenían o no tenían uso de
razón?
lat
Objeciones por las que parece que en el estado de inocencia los
niños, nada más nacer, ya tenían uso de razón:
1. El que ahora los niños no nazcan con este perfecto uso de razón,
se debe a que el alma está sobrecargada por el cuerpo. Esto no
sucedería entonces, porque, como se dice en Sab 9,15: El cuerpo
corruptible sobrecarga el alma. Por lo tanto, antes del pecado y
de la corrupción que de él se derivó, los niños, al nacer, tendrían el
perfecto uso de la razón.
2. Hay animales que desde el momento en que nacen realizan
actos que requieren cierta destreza. Ejemplo: El cordero huye del
lobo. Por lo tanto, con mayor razón, en el estado de inocencia los
hombres tendrían al nacer perfecto uso de razón.
Contra esto: está el hecho de que en todo lo producido, la naturaleza
pasa de lo imperfecto a lo perfecto. Por lo tanto, los niños, al
principio, no tendrían perfecto uso de razón.
Respondo: Partiendo de lo ya dicho (q.84 a.7),
el uso de la razón depende en cierto modo de las potencias sensitivas.
Si el sentido está impedido, e impedidas también las potencias
sensitivas internas, el hombre no tiene perfecto uso de razón. Es el
caso de los que duermen o de los locos. Las potencias sensitivas son
orgánicas. Por eso, los actos y también el uso de la razón quedan
impedidos si los órganos están imposibilitados. En los niños este
impedimento se da por la excesiva humedad cerebral. Por lo tanto, en
ellos no se da el perfecto uso de razón, como tampoco de los demás
miembros. Esto mismo sucedería en el estado de inocencia, en el que
los niños no tendrían igual uso de razón que los maduros. Pero lo
tendrían más perfecto que ahora en lo que era propio de aquel estado,
como dijimos con respecto al dominio de los miembros (q.99 a.1).
A las objeciones:
1. Ese gravamen que ejerce el
cuerpo corruptible afecta al uso de la razón, propio de cada
edad.
2. También otros animales
adquieren con el tiempo sus propias habilidades naturales. Ejemplo: Las aves enseñan a volar a sus polluelos. Esto mismo puede decirse de otro género de animales. Sin embargo, en el hombre hay un especial impedimento debido a su excesiva humedad cerebral, como acabamos de indicar.