Ahora hay que tratar lo referente a la condición de la prole. 1) El
cuerpo; 2) la justicia; 3) la ciencia.
La cuestión referente al cuerpo plantea y exige respuesta a dos problemas:
Artículo 1:
En el estado de inocencia, los niños, al nacer, ¿tenían o no tenían
toda la perfección corporal en uso?
lat
Objeciones por las que parece que en el estado de inocencia los niños
nada más nacer disponían ya del uso de todos sus miembros:
1. Dice Agustín en el libro De Bapt. Parvul.: La
debilidad corporal que vemos en los niños, es fiel reflejo de su
debilidad mental. Pero en el estado de inocencia no habría
debilidad mental. Por lo tanto, tampoco habría debilidad corporal en
los niños.
2. Algunos animales, desde el momento que nacen, tienen el
perfecto uso de sus miembros. Siendo el hombre superior a los
animales, con mayor razón debe tener este dominio de sus miembros
desde que nace. El no ser así parece consecuencia del
pecado.
3. La imposibilidad de lograr algo que uno desea,
aflige. Si los niños no tuvieran el poder de mover los miembros, con
frecuencia se encontrarían en tal situación. No pudiendo existir la
aflicción antes del pecado, se sigue que entonces los niños moverían
los miembros a su voluntad.
4. Hay proporción entre los defectos de la vejez y los de
la niñez. Como en el estado de inocencia no existían los defectos de
la vejez, tampoco los de la niñez.
Contra esto: está el hecho de que todo lo engendrado, antes de
perfeccionarse, es imperfecto. Como los niños en el
estado de inocencia venían a la existencia por generación, se sigue
que comenzaban siendo imperfectos en la talla y en
fuerzas.
Respondo: Lo que sobrepasa la naturaleza sólo
la fe lo alcanza; lo que creemos, a la autoridad lo debemos. Por eso,
en todas nuestras afirmaciones debemos atender a la naturaleza de las
cosas, menos en lo que ha sido transmitido por autoridad divina, que
es lo que sobrepasa la naturaleza. Evidentemente, es natural, por
radicar en los principios de la naturaleza humana, que los niños al
nacer no tengan pleno dominio de sus miembros, pues los hombres tienen
un cerebro mayor que los demás animales, proporcionado a su cuerpo.
Por eso es natural que, debido a la alta humedad del cerebro infantil,
los nervios, instrumentos del movimiento, no muevan con flexibilidad
los miembros. Por otra parte, ningún católico duda de que Dios puede
hacer que los niños desde su nacimiento tengan pleno dominio de sus
miembros. Pero consta por la autoridad de la Escritura (Ecl 7,30)
que Dios hizo al hombre recto. Esta rectitud consiste, como
dice Agustín, en la perfecta sujeción del cuerpo al
alma. Por lo tanto, así como en el primer estado no podría haber en
los miembros del hombre algo que fuera incompatible con la voluntad
del hombre, tampoco de sus miembros podían venir impedimentos a la
voluntad. La voluntad es ordenada cuando tiende a actos proporcionados
a ella, que van cambiando según la edad. Por lo tanto, los niños al
nacer no tenían poder para toda clase de movimientos, sino sólo para
los proporcionados a su edad, como el mamar.
A las objeciones:
1. Agustín habla de la debilidad
actual de los niños, incluso en lo que se refiere a actos
proporcionados a su edad, como se ve por las palabras que
antepone: Aun delante del pecho de la madre les es
más fácil llorar que mamar.
2. El que ciertos animales desde
el momento que nacen dominen sus miembros, no se debe a su dignidad,
pues animales más perfectos no tienen esto; sino que se debe a la
sequedad de su cerebro o a que sus actos son tan imperfectos que les
basta con una pequeña virtualidad,
3. Resulta evidente por lo dicho
sobre el cuerpo. También puede decirse que no desearían nada que no
fuera conforme a su estado.
4. El hombre en el estado de
inocencia nacería, pero no moriría. Y así, en aquel estado podrían
darse las imperfecciones anejas a la generación, pero no las de la
vejez, que acercan a la muerte.
Artículo 2:
En el primer estado, ¿hubo o no hubo mujeres?
lat
Objeciones por las que parece que en el primer estado no hubo
mujeres:
1. El Filósofo, en II De Generat. Animal.
dice: La mujer es un varón frustrado, como indicando que su
aparición se debe a un defecto de la naturaleza. Pero en aquel estado
nada antinatural habría en la generación del hombre. Por lo tanto, no
habrían nacido mujeres.
2. Todo agente engendra algo semejante a sí mismo a no ser
que esté impedido por falta de capacidad, o por indisposición en la
materia. Ejemplo: Una pequeña llama no hace arder madera verde. En la
generación, la virtud activa es del varón. Así, pues, como en estado
de inocencia no cabía imperfección en la virtud activa del varón ni
indisposición de la materia femenina, parece que siempre nacerían
varones.
3. En el estado de inocencia, la generación era para
multiplicar los hombres. Pero para esta multiplicación bastaban los
primeros padres, que no habían de morir. Por lo tanto, no fue
necesario que hubiera mujeres.
Contra esto: está el hecho de que la naturaleza engendraría del modo
como la había creado Dios. Pero Dios instituyó en la naturaleza humana
al hombre y a la mujer, como se dice en Gén 1,27 y 2,22. Por lo tanto,
también así habrían sido engendrados los nuevos seres.
Respondo: Nada de lo que se refiere a la
perfección humana faltaba en aquel estado de inocencia. Así, como a la
perfección del universo contribuyen los diversos grados de cosas, así
también la diversidad de sexos acrecienta la perfección de la
naturaleza humana. Por lo tanto, en el estado de inocencia nacerían
ambos sexos.
A las objeciones:
1. La mujer es varón
frustrado porque no está dentro del proyecto de la naturaleza
particular, pero sí de la universal, como dijimos anteriormente (q.92 a.1 ad 1).
2. La generación de la mujer no
proviene sólo del defecto de capacidad activa ni de indisposición de
la materia, como se objeta. Sino también de algo extrínseco. Pues,
como dice el Filósofo en el libro De animalibus: El viento septentrional favorece la generación masculina y el
austral la femenina. A veces también por los pensamientos del
alma, a los que fácilmente se adapta el cuerpo. Esto tenía gran
probabilidad de ser así en el estado de inocencia, en el que el cuerpo
estaba más sometido al alma; esto es, el sexo en la prole lo
establecería la voluntad del genitor.
3. La prole sería engendrada con
vida animal y por consiguiente, con posibilidad de alimentarse y de
engendrar. Por eso convenía que todos engendrasen y no sólo los
primeros padres. Para ello parece que fueron engendrados tantos
hombres como mujeres.