Artículo 1:
¿Es el amor causa del temor?
lat
Objeciones por las que parece que el amor no es causa del
temor.
1. En efecto, lo que induce a una cosa es su causa. Pero el temor
induce al amor de caridad, como dice San Agustín Super
canonicam Ioan. Luego el temor es causa del amor, y
no viceversa.
2. Dice el Filósofo en II Rhetoric.,
que son temidos, sobre todo, aquellos de quienes aguardamos
inminentemente algunos males. Pero, por el hecho de que aguardamos
un mal de alguien, somos provocados más bien al odio que al amor.
Luego el temor es causado más bien por el odio que por el
amor.
3. Se ha dicho anteriormente (
q.42 a.3) que lo que depende
de nosotros no tiene razón de terrible. Pero las cosas que proceden de
nosotros provienen especialmente de lo íntimo del corazón. Luego el
temor no es causado por el amor.
Contra esto: está lo que dice San Agustín en el libro Octoginta trium
quaest.: Nadie dude de que no es otra la causa
de temer sino el poder perder lo que amamos después de conseguirlo, o
no alcanzarlo después de esperarlo. Luego todo temor es causado
porque amamos algo. El amor, en consecuencia, es causa del
temor.
Respondo: Los objetos de las pasiones del alma
son respecto de ellas como las formas respecto de las cosas naturales
o artificiales, porque las pasiones del alma reciben su especie de los
objetos, como las cosas antedichas, de sus formas. Por consiguiente,
así como todo lo que es causa de la forma es causa de la cosa
constituida por esa forma, así también todo lo que de cualquier modo
es causa del objeto, es causa de la pasión. Ahora bien, una cosa puede
ser causa del objeto, o a modo de causa eficiente, o a modo de
disposición material. Así, el objeto de delectación es el bien
aprehendido como conveniente y unido, y su causa eficiente es aquello
que causa la unión, o lo que ocasiona la conveniencia o bondad de
semejante bien o su apariencia; mientras la causa a modo de
disposición material es un hábito o cualquier disposición en virtud de
la cual resulta conveniente para alguien, o es aprehendido como tal,
el bien que le está unido.
Así, pues, viniendo a nuestro caso, el objeto del temor es lo que se
estima como un mal futuro próximo al que no se puede resistir con
facilidad. Y, por tanto, aquello que puede infligir ese mal es la
causa eficiente del objeto del temor y, consiguientemente, del mismo
temor. Mas lo que hace disponer a uno de manera que algo sea tal mal
para él, es la causa del temor y de su objeto a modo de disposición
material. Y en este sentido el amor es causa del temor, pues, por lo
mismo que alguien ama un bien, se sigue que lo que priva de ese bien
sea un mal para él y, por consiguiente, que lo tome como un
mal.
A las objeciones:
1. Como se ha expuesto
anteriormente (
q.42 a.1), el temor primera y
directamente mira al mal que rehuye, el cual se opone al bien amado. Y
así, el temor, de suyo, nace del amor. Pero secundariamente mira a la
causa de la que proviene tal mal. Y así, accidentalmente, el temor
conduce algunas veces al amor, en cuanto el hombre que teme ser
castigado por Dios, guarda sus mandamientos, y de este modo comienza a
esperar, y la esperanza conduce al amor, como se ha dicho
anteriormente (
q.40 a.7).
2. Aquel de quien se aguardan
males, primeramente se le odia, pero una vez que se comienza a esperar
bienes de él, entonces empieza a ser amado. En cambio, el bien al que
es contrario el mal que se teme, era amado desde un
principio.
3. El argumento es procedente
respecto de lo que es a modo de causa eficiente del mal terrible,
mientras el amor es su causa a modo de disposición material, como se
ha dicho (en la sol.).
Artículo 2:
¿Es la impotencia causa del temor?
lat
Objeciones por las que parece que la impotencia no es causa del
temor.
1. En efecto, se teme, sobre todo, a los que tienen poder. Pero la
impotencia es contraria al poder. Luego la impotencia no es causa del
temor.
2. Los que van a ser decapitados se hallan en la máxima
impotencia. Pero los tales no temen, como dice II Rhetoric. Luego la impotencia no es causa del
temor.
3. Pelear proviene de la fortaleza, no de la impotencia.
Pero los combatientes temen a los que luchan frente a ellos, como dice
II Rhetoric. Luego la impotencia no es causa del
temor.
Contra esto: las causas de los contrarios son contrarias. Pero las
riquezas, la fuerza, el gran número de amigos y el poder excluyen el
temor, como dice II Rhetoric. Luego el temor
se produce por la falta de estas cosas.
Respondo: Como se ha expuesto antes (
a.1),
puede considerarse una doble causa del temor. La primera, a modo de
disposición material, por parte del que teme; la segunda, a modo de
causa eficiente, por parte de lo que se teme. Así, pues, en cuanto a
la primera, la impotencia es, de suyo, causa del temor. En efecto,
sucede que por la falta de poder no puede uno rechazar con facilidad
un mal inminente. Pero en cambio, para causar temor se requiere una
impotencia de cierta medida. Pues la impotencia que causa el temor de
un mal futuro es menor que la impotencia consiguiente al mal presente,
objeto de la tristeza. Y aún sería mayor la impotencia si
desapareciese totalmente la sensación del mal o el amor del bien cuyo
contrario se teme.
En cuanto a la segunda, el poder y la fuerza, absolutamente hablando,
son causa del temor, pues por el hecho de que algo que se aprehende
como nocivo es poderoso, su efecto no puede rechazarse. Puede suceder,
sin embargo, accidentalmente, que bajo este aspecto un defecto cause
temor, en cuanto que alguien, debido a un defecto, quiera causar daño;
por ejemplo, movido por la injusticia, o porque ha sido antes ofendido
o teme serlo.
A las objeciones:
1. El argumento procede de la causa
del temor por parte de la causa eficiente.
2. Los que ya van a ser
decapitados están padeciendo un mal presente. Y, por tanto, su
impotencia excede la medida del temor.
3. Los que combaten no temen por
razón del poder que les capacita para luchar, sino a causa de la falta
de poder, debido a lo cual no confían en que habrán de
vencer.