Aun cuando esta opinión pueda parecer sin fundamento ya que no puede sostenerse que las especies separadas de las cosas naturales subsistan por sí mismas, como demuestra Aristóteles abundantemente, sin embargo, es absolutamente cierto que, tal como dijimos (q.2 a.3) y en eso se concuerda con Aristóteles, lo primero es aquello que es ser y bueno por esencia; y nosotros le llamamos Dios. De este primero, que es ser y bueno por esencia, todas las cosas pueden recibir su denominación tanto de seres como de buenas, pues, como dijimos (q.4 a.3) participan de él si bien lejana y deficientemente, con una cierta semejanza. Así, cada cosa puede ser llamada buena por bondad divina como principio primero, ejemplar, efectivo y final de toda bondad. Sin embargo, todo puede ser llamado bueno por la semejanza con la bondad divina que lleva inherente, que es formalmente su bondad, y por la que se le llama así. De este modo, hay una sola bondad de todo y, a un tiempo, muchas bondades.
Suma teológica - Parte Ia - Cuestión 6
Sobre la bondad de Dios
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A continuación hay que tratar lo referente a la bondad de Dios. Esta
cuestión plantea y exige respuesta a cuatro problemas:
Artículo 1:
A Dios, ¿le corresponde o no le corresponde ser bueno?
lat
Objeciones por las que parece que a Dios no le corresponde ser
bueno:
1. La razón de bien consiste en el modo, la especie y el orden. Sin
embargo, estas cosas no parece que correspondan a Dios ya que es
inmenso y no está ordenado a algo. Por lo tanto, ser bueno no le
corresponde a Dios.
2. Es bueno lo que todos apetecen. Pero no todos apetecen a
Dios, ya que no todos le conocen; y no se apetece más que lo conocido.
Por lo tanto, ser bueno no le corresponde a Dios.
Contra esto: está lo que se dice en Jer 3,25: El Señor es bueno para
los que esperan en El; para toda alma que le busca.
Respondo: Ser bueno le corresponde
señaladamente a Dios. Pues algo es bueno en cuanto es
apetecible. Cada uno apetece su perfección. En el efecto la perfección y la forma tienen cierta semejanza con el agente, ya que el que obra hace algo semejante a él. Por eso, el agente es apetecible y tiene razón de bien, pues lo que de él se apetece es la participación de su semejanza. Como quiera que Dios es la primera causa efectiva de todo, resulta evidente que la razón de bien y de apetecible le corresponde. De ahí que Dionisio atribuya al bien a Dios como primera causa eficiente, diciendo que Dios es llamado bueno como aquello en lo que todo subsiste.
A las objeciones:
1. Tener modo, especie y orden
pertenece a la razón del bien causado. Pero en Dios el bien está como
en la causa; de ahí que a El le corresponda establecer
en los demás el modo, la especie y el orden. Así, estos tres están en
Dios como su causa.
2. Todos, en cuanto apetecen sus
propias perfecciones, apetecen al mismo Dios por cuanto las
perfecciones de todas las cosas son determinadas perfecciones del ser
divino, como quedó demostrado por lo dicho (q.4 a.3). Así, quienes
apetecen a Dios, más le conocen en sí mismo. Esto pertenece a las
criaturas racionales. Otros, en cambio, conocen destellos de su
bondad, lo cual también pertenece al conocimiento sensitivo. Otros,
por su parte, tienen apetito natural sin conocimiento, aun cuando
estén orientados a sus propios fines por una inteligencia
superior.
Artículo 2:
Dios, ¿es o no es el sumo bien?
lat
Objeciones por las que parece que Dios no es el sumo
bien:
1. El sumo bien añade algo al bien; cosa que, por otra parte, hace
todo bien. Pero todo lo que tiene añadidos es compuesto. Luego el sumo
bien es compuesto. Pero Dios es absolutamente simple, como quedó
demostrado (q.3 a.7). Por lo tanto, Dios no es el sumo
bien.
2. Como dice el Filósofo, el bien es lo
que todos apetecen. Pero no hay nada que sea apetecido por todos
más que Dios solo, fin de todo. Luego nada es bueno sino sólo Dios.
Esto parece deducirse también de lo que se dice en Mt 19,17: Nadie
es bueno sino sólo Dios. Pero sumo se dice por comparación con
otros, como sumamente caliente se dice por comparación con todo lo
caliente. Por lo tanto, Dios no puede ser llamado sumo
bien.
3. Lo sumo conlleva comparación. Pero lo que no es de un
género no es comparable. Ejemplo: No es correcto decir que la dulzura
es mayor o menor que una línea. Así, pues, como quiera que Dios no es
del mismo género que los otros bienes, como resulta evidente por lo
dicho (q.3 a.5; q.4 a.3 ad 3), parece que Dios no pueda ser llamado
sumo bien por comparación con los otros bienes.
Contra esto: está lo que dice Agustín en I De Trin.: La trinidad de las divinas personas es el sumo
bien comprendido por almas muy purificadas.
Respondo: Dios es absolutamente el sumo bien, y
no sólo en algún género o en algún orden de cosas. Así, pues, y como
ya se ha dicho (a.1), se atribuye a Dios el bien en cuanto todas las
perfecciones deseadas dimanan de él como primera causa. No es que
dimanen de Él como de un agente unívoco, como quedó demostrado (q.4 a.3), sino como de un agente que no se corresponde con los efectos ni
por razón de la especie ni por razón del género. La semejanza del
efecto se encuentra en la causa unívoca uniformemente; en cambio, en
la causa equívoca se encuentra de forma más sublime, como el calor se
encuentra de forma más sublime en el sol que en el fuego. Así, pues,
como quiera que el bien está en Dios como la primera causa no unívoca,
es necesario que el bien esté en El de modo más sublime. Y por esto se
le llama sumo bien.
A las objeciones:
1. El sumo bien no añade al bien
ninguna realidad absoluta, sino tan sólo una relación. Pero cuando se
establece una relación entre Dios y las criaturas, es real en la
criatura, no en Dios. En Dios la realidad de razón como lo cognoscible
tiene relación con la ciencia, no porque vaya referido a la ciencia,
sino porque la ciencia está referida a lo cognoscible. Así, no es
necesario que en el sumo bien haya composición. Tan sólo sucede que
los demás son deficientes comparados con El.
2. Cuando se dice: el bien es
lo que todos apetecen no se da a entender que todos los seres
apetecen cada uno de los bienes, sino que cuanto se apetece tiene
razón de bien. Cuando se dice: nadie es bueno sino sólo Dios,
se da a entender el bien por esencia, como veremos
(a.3).
3. Las cosas que no son del mismo
género, sino que pertenecen a géneros distintos, no son comparables
entre sí. Se niega que Dios esté en el mismo género que los otros
bienes, pero no porque pertenezca a algún otro género, sino porque
está fuera del género y al mismo tiempo es principio de todo género.
Así, es comparado con otros por exceso. Y éste es el tipo de
comparación que le corresponde al sumo bien.
Artículo 3:
Ser bueno por esencia, ¿es o no es propio de Dios?
lat
Objeciones por las que parece que ser bueno por esencia no es propio
de Dios:
1. Como quedó establecido anteriormente (q.5 a.1), de la misma forma
que ser y unidad se identifican, así sucede con el bien. Pero como
todo ser es uno por esencia, según demuestra el Filósofo en IV Metaphys., todo es bueno por esencia.
2. Si el bien es lo que todos apetecen, como quiera que el
mismo ser es deseado por todos, este ser es su propio bien. Pero como
cualquier cosa es ser por esencia, cualquier cosa es buena por
esencia.
3. Todo es bueno por su propia bondad. Si algo no fuese
bueno por esencia, necesariamente su bondad no sería su esencia.
Aquella bondad que es ser, necesariamente tiene que ser buena. Si
fuese buena por una bondad externa a ella, habría que analizar esta
otra bondad. Así emprenderíamos un proceso infinito o llegaríamos a
una bondad que no necesita de otra para ser buena. De ser así, basta
quedarse con lo primero que hemos dicho. Así, pues, toda bondad es
buena por esencia.
Contra esto: está lo que dice Boecio en el libro De
hebdomad.: Todo lo que proviene de Dios es bueno
por participación. Por lo tanto, no por esencia.
Respondo: Sólo Dios es bueno por esencia. Se
dice que algo es bueno en cuanto que es perfecto. Y la perfección de
algo puede ser contemplada desde tres puntos de vista. Primero,
la perfección como constitutiva del ser de algo. Segundo, la
perfección a la que se le añade algo indispensable para un
obrar perfecto. Tercero, la perfección a la que
tiende algo como a su fin. Ejemplo: En el fuego la primera perfección
sería el ser que tiene por su forma sustancial; la segunda perfección
sería su calidez, ligereza, sequedad, etc; la tercera
perfección la tiene en cuanto reposa en su lugar propio. Sin embargo,
esta triple perfección no es propia, por esencia, de ningún ser
creado. Sólo le corresponde a Dios, pues sólo en El su esencia es su
mismo ser, al cual no le adviene accidente alguno. Pero lo que de los otros se dice accidentalmente, como ser
poderoso o sabio, de El se dice esencialmente, como quedó establecido
(q.3 a.6). Y El no está ordenado a algo como a su fin, sino que El es
el último fin de todas las cosas. De donde se concluye que sólo Dios
tiene por esencia todo tipo de perfección. Así, El es el único bueno
por esencia.
A las objeciones:
1. La unidad no implica la
perfección, sino sólo la indivisión, cosa propia de todo ser por
esencia. Por eso las esencias de las cosas simples son indivisas tanto
en acto como en potencia; las esencias de los compuestos son indivisas
sólo en acto. Así, es necesario que cualquier cosa sea una por su
esencia, pero no buena, como quedó demostrado.
2. Cualquier cosa por tener ser es
buena; sin embargo, en las cosas creadas su ser no es su esencia. De
ahí que no pueda deducirse que lo creado sea bueno por
esencia.
3. La bondad de lo creado no es su
esencia, sino algo añadido; bien sea su ser, o alguna perfección, o su
ordenación al fin. Sin embargo, esta misma bondad añadida se dice
tanto que es buena como que es ser. Y la llamamos ser no porque tal
bondad sea algo, sino porque ella misma es algo por otro. Así es como
se la llama buena, porque ella es algo bueno, no porque ella misma
tenga alguna bondad por la que es buena.
Artículo 4:
Todas las cosas, ¿son o no son buenas por bondad divina?
lat
Objeciones por las que parece que todas las cosas son buenas por
bondad divina:
1. Dice Agustín en el VIII De Trin.: Este y
aquel bien. Elimina el éste y el aquél, y, si puedes, contempla el
mismo bien. Así verás a Dios, no bueno por algún bien, sino bien de
todo lo bueno. Pero cada cosa es bien de su propio bien. Por lo
tanto, cada cosa es buena con el mismo bien que lo es
Dios.
2. Boecio, en el libro De hebdomad.
dice que todas las cosas son buenas en cuanto ordenadas a Dios, y esto
por razón de la bondad divina. Por lo tanto, todas las cosas son
buenas por la bondad divina.
Contra esto: está el hecho que todas las cosas son buenas en cuanto que existen. Pero no se dice que todas sean seres por el
ser divino, sino por su propio ser. Por lo tanto, no todas las cosas
son buenas por bondad divina, sino por su propia bondad.
Respondo: Nada impide que los seres que tienen
relación, reciban su denominación por algo externo a ellos; así, se
dice localizado por el lugar o medido por la medida. Pero por lo que
respecta a los términos absolutos, ha habido diversas opiniones. Así,
Platón estableció las especies separadas de todas las
cosas; de este modo los individuos son llamados tales en cuanto son
participaciones de las especies separadas. Ejemplo: Sócrates es
llamado hombre en cuanto es especie separada de hombre. Además, así
como mantenía la idea separada, por ejemplo, de hombre, y lo
llamaba hombre por sí, o de caballo, llamándolo caballo por
sí, del mismo modo mantenía la idea separada de ser y lo
llamaba ser por sí; y de uno, llamándolo uno por sí. Y
por eso, cada una de sus participaciones es llamada ser o uno. Y
aquello que es ser por sí y uno por sí, él lo denominaba sumo bien.
Como quiera que el bien se identifica con el ser y con el uno, decía
que el bien por sí era Dios, siendo todas las demás cosas buenas por
participación.
A las objeciones: Está incluida en lo dicho.