Según todo esto, la burla es un pecado grave, tanto más grave cuanto mayor respeto se debe a la persona sobre quien recaiga la burla. Por consiguiente, la peor de todas es burlarse de Dios y de las cosas propias de El, según se dice en Is 37,23: ¿A quién has insultado y contra quién has alzado tu voz? Y luego añade: Contra el Santo de Israel. Viene en segundo lugar la burla contra los padres, por lo que dice Prov 30,17: El ojo del que hace burla de su padre y desprecia a la madre que le engendró será arrancado por los cuervos del torrente y comido por los hijos de las águilas. Ocupa en tercer lugar, por su gravedad, la burla que recae sobre los justos, porque el honor es el premio de la virtud. Y frente a esto se dice en Job 12,4: Es escarnecida la sencillez del justo. Esta burla es muy nociva, porque por ésta los hombres son impedidos de hacer el bien, según dice Gregorio: Hay quienes ven brotar el bien en las obras del prójimo y se apresuran a arrancarlo en seguida con mano de mortífera censura.
Suma teológica - Parte II-IIae - Cuestión 75
La mofa o burla
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Corresponde a continuación tratar de la burla (q.72 intr).
Acerca de esto se formulan dos preguntas:
Artículo 1:
La burla, ¿es un pecado especial?
lat
Objeciones por las que parece que la burla no es un pecado especial
distinto de los anteriormente examinados:
1. Hacer a alguien objeto de irrisión parece ser la misma cosa que
burlarse de él; mas la irrisión parece que pertenece a la contumelia.
Luego la burla no parece distinguirse de la contumelia.
2. Nadie es objeto de burla sino por alguna cosa torpe de
que el hombre se ruboriza, como son los pecados, los cuales pertenecen
a la contumelia si se imputan públicamente a alguien; mas si se
imputan ocultamente, pertenecen a la detracción o susurración. Luego
la burla no es un vicio distinto de los mencionados
anteriormente.
3. Tales pecados se distinguen entre sí según los
perjuicios que infieren al prójimo. Ahora bien: por la burla sólo se
puede inferir daño al prójimo en su honor, en su reputación o en sus
amistades. Luego la burla no es un pecado distinto de los
antedichos.
Contra esto: está el hecho de que la burla se hace a manera de juego.
Por lo que también es llamada irrisión. Pero ninguno de los
pecados predichos se comete a modo de juego, sino con seriedad. Luego
la burla difiere de todos los ya examinados.
Respondo: Según se ha dicho ya (q.72 a.2), los
pecados de palabra deben ser principalmente juzgados según la
intención del que los profiere. Y por esto, según los distintos fines
que alguien persiga hablando contra el prójimo, se distinguirán tales
pecados. Ahora bien: igual que uno, al insultar, intenta rebajar el
honor del insultado, y detractando trata de quebrantar la reputación,
y sembrando la discordia busca destruir una amistad, así también otro,
al burlarse, tiene intención de hacer ruborizarse a aquel de quien se
burla. Y puesto que este fin es distinto de los otros, también el
pecado de burla se distingue de los pecados ya mencionados.
A las objeciones:
1. La irrisión y la burla
convienen en el fin, pero difieren en el modo;
porque la burla se hace con la boca, esto es, con palabras y
carcajadas; en cambio, la irrisión se lleva a cabo frunciendo el
ceño, como precisa la Glosa comentando aquel
texto del Sal 2,4: El que habita en los cielos se burlará de
ellos. Con todo, tales diferencias no distinguen la especie del
pecado. Sin embargo, tanto una como otra difieren de la contumelia,
como el rubor de la deshonra, pues el rubor es un signo del temor
de la deshonra, como dice el Damasceno.
2. Por la obra virtuosa una
persona merece respecto y la estimación ante los demás, y obtiene en
sí mismo la gloria de una buena conciencia, según las palabras de 2
Cor 1,12: Nuestra gloria es ésta: el testimonio de nuestra
conciencia. De ahí que, inversamente, por un acto indigno, esto
es, vicioso, se pierda la fama y el honor de un hombre ante los demás,
y con este propósito, tanto el que ultraja como el que difama,
atribuyen a otro cosas torpes. Mas, por parte de la víctima, pierde
ésta, con las cosas torpes que se dicen, la gloria de la conciencia
por medio de cierta confusión y vergüenza que sufre, y precisamente
con este fin difunde tales cosas el que se burla de alguien. Y de este
modo es evidente que la burla se confunde con los demás pecados
precedentes por su materia, pero difiere de ellos por el
fin.
3. La seguridad y la paz de la
conciencia son un gran bien, según Prov 15,15: Un espíritu
tranquilo es como un perpetuo festín. De aquí que, el que turba la
conciencia de alguien cubriéndolo de confusión, le infiere un
perjuicio especial. Por eso la burla es un pecado especial.
Artículo 2:
La burla, ¿puede ser un pecado mortal?
lat
Objeciones por las que parece que la burla no puede ser un pecado
mortal:
1. Todo pecado mortal va contra la caridad. Mas la burla no parece
oponerse a la caridad, porque a veces se comporta como un juego entre
amigos, por lo que se llama también chanza. Luego la burla no puede
ser pecado mortal.
2. Parece que la peor burla es la que entraña una injuria a
Dios. Mas no toda burla que redunde en perjuicio de Dios es pecado
mortal; de otra manera, cualquiera que volviese a caer en algún pecado
venial del que se arrepintió pecaría mortalmente, pues dice
Isidoro que comete una burla y no está realmente
arrepentido el que reincide en aquello de que se arrepintió.
Seguiríase igualmente que toda simulación sería pecado mortal, porque,
según comenta Gregorio en Moral., el avestruz
representa al simulador, que se burla del caballo, es
decir, del hombre justo, y del jinete, esto es, de Dios. Luego
la burla no es un pecado mortal.
3. La contumelia y la detracción parecen ser pecados más
graves que la burla, puesto que es peor hacer algo en serio que en
broma. Mas no toda detracción o contumelia es pecado mortal. Luego
mucho menos la burla.
Contra esto: está Prov 3,34, que dice: Dios se burla de los
burladores. Ahora bien: esa burla de Dios consiste en castigar
eternamente a causa del pecado mortal, como es manifiesto por aquello
que dice Sal 2,4: El que habita en los cielos se reirá de
ellos. Luego la burla es pecado mortal.
Respondo: La burla no se hace sino sobre algún
mal o defecto. Ahora bien: si éste es grande, no hay que tomarlo por
un juego, sino en serio. Por consiguiente, si se toma a juego o causa
risa (de lo que proceden, en latín, los nombres de irrisión y
diversión), es porque se considera ese mal como cosa insignificante.
Mas puede considerarse un mal como pequeño de dos modos: primero, en
sí mismo; segundo, por razón de la persona. Así, cuando alguien toma a
juego o a risa el mal o el defecto de otra persona porque en sí es un
mal pequeño, comete un pecado venial y leve por su naturaleza. Mas
cuando se toma como pequeño ese mal por razón de la persona, como
ocurre con los defectos de los niños y de los tontos, que solemos
estimar en poco, entonces el que uno se burle o se ría implica
menospreciar totalmente al prójimo y juzgarlo tan
vil que no ha de inquietarse por su mal, sino que se le debe estimar
como objeto de diversión. Y tomada así la burla, es pecado mortal, y
aun más grave que la contumelia, porque el contumelioso parece tomar
en serio el mal de otro; en cambio, quien se burla lo toma a risa, y
así resulta mayor el desprecio y la deshonra.
A las objeciones:
1. La broma no implica cosa
alguna contraria a la caridad respecto de la persona con quien se
juega; pero puede encerrar algo contrario a la caridad en relación con
aquel con quien se juega si hay desprecio, como se ha expuesto (en la
sol.).
2. Quien reincide en un pecado
del que se arrepintió y quien finge sus sentimientos no se burla
formalmente de Dios, pero se presta a esta interpretación, es decir,
en cuanto se comporta al modo del que se burla. Sin embargo, cuando
alguien peca venialmente, no puede en rigor decirse que reincide ni
que finge, sino que hay en él una disposición a la recaída y una
manera imperfecta de obrar.
3. La burla, por su
naturaleza, es algo menos grave que la detracción o la contumelia,
porque no implica desprecio, sino juego. Algunas veces, sin embargo,
entraña mayor desprecio que incluso la contumelia, como se ha dicho
(en la sol.), y entonces es pecado grave.