Artículo 1:
De si está correctamente descrita la obra del sexto
día
lat
Objeciones por las que parece que dicha obra no ha sido descrita
correctamente:
1. Así como las aves y los peces tienen alma viviente, así también la
tienen los animales terrestres; pero los animales
terrestres no son la misma alma viviente. Por lo tanto, no es correcto
decir: Produzca la tierra alma viviente; sino que debió
decirse: Produzca la tierra cuadrúpedos de alma
viviente.
2. Más aún. El género no debe contraponerse a la especie. Pero
los ganados y las fieras son contados entre los cuadrúpedos. Por lo tanto, no es correcto contar los cuadrúpedos
junto con los ganados y las fieras.
3. Así como los animales son un determinado género o
especie, así también el hombre. Pero al hacer el hombre no se menciona
el género o la especie. Por lo tanto, tampoco en la producción de los
otros animales debió mencionarse el género o la especie diciendo: en su género, en su especie.
4. Los animales terrestres se parecen más al hombre,
bendecido por Dios, que las aves y los peces. Así, pues, como las aves
y los peces son bendecidos, con mucha más razón debió decirse lo mismo
de los otros animales.
5. Algunos animales se generan a partir de la
putrefacción, que es una determinada corrupción. Pero la corrupción no
se dio en la primera institución de las cosas. Por lo tanto, los
animales no debieron ser producidos en la primera institución de las
cosas.
6. Algunos animales son venenosos y peligrosos para el
hombre. Pero nada debió ser nocivo para el hombre antes del pecado.
Por lo tanto, todo este tipo de animales o no debieron ser hechos en
absoluto por Dios, autor del bien, o no debieron ser hechos antes del
pecado.
En cambio es suficiente la autoridad de la Escritura
(Gén l,24ss).
Respondo: Así como en el quinto día fue
adornado el cuerpo de en medio, correspondiente al segundo día; así
también en el sexto día fue adornado con la producción de animales
terrestres el cuerpo de abajo, es decir, la tierra, correspondiente al
tercer día. Por eso, en ambos días se menciona la tierra. Aquí
también, según Agustín, los animales terrestres son producidos
potencialmente; según los otros santos, en acto.
A las objeciones:
1. Como dice Basilio, los diversos
grados de vida que se encuentran en los distintos animales, es
deducible del modo de hablar de la Escritura. Pues las plantas tienen
una vida muy imperfecta y escondida. Por eso, en su producción no se
habla de vida, sino sólo de generación, que es su acto vital; pues la
nutritiva y la aumentativa se sirven de ella, como se dirá más
adelante (
q.78 a.2).
En cambio, y en general, entre los animales, los más perfectos son
los terrestres, más que las aves y los peces. No porque los peces
carezcan de memoria, como afirma Basilio y niega Agustín; sino por la
distinción de miembros y la perfección generativa (aunque para algunas
habilidades también algunos animales imperfectos están más
capacitados, como las abejas y las hormigas). Así, a los peces los
llama no alma viviente, sino reptiles de alma viviente;
pero a los animales terrestres los llama alma viviente, por la
perfección de vida que hay en ellos. Pues si los peces son cuerpos que
tienen alguna alma, los animales terrestres, en cambio, y por su
perfección de vida, son casi almas que rigen los cuerpos.
Por lo demás, el grado más perfecto de vida está en el hombre. Por
eso no se dice que la vida del hombre haya sido producida por la
tierra o por el agua, como la de los demás animales, sino por
Dios.
2. Por ganados o rebaños se entiende los animales domésticos que, de alguna manera,
sirven al hombre. Por fieras se entiende los animales salvajes,
como osos y leones. Por reptiles, en cambio, se entiende los
animales que no tienen pies con los que se puedan separar de la
tierra, como las serpientes; o que los tienen cortos con los que
apenas se separan, como los lagartos, las tortugas y similares. Pero,
porque hay animales que no están incluidos en ninguno de estos grupos,
como los ciervos y las cabras, para que también queden incluidos,
añadió cuadrúpedos. También puede decirse que primero puso
los cuadrúpedos como género y a los otros los añadió como
especie; pues hay algunos reptiles cuadrúpedos como
los lagartos y las tortugas.
3. En los otros animales y plantas
se menciona el género y la especie para indicar la generación entre
semejantes. Pero no había necesidad de decirlo del hombre, porque lo
dicho de otros puede entenderse como dicho también del hombre. También
puede decirse que los animales y las plantas son producidos en su
género y en su especie, como muy alejados de la semejanza divina. En
cambio, del hombre se dice que fue hecho a imagen y semejanza de
Dios.
4. La bendición de Dios da el poder
de multiplicarse por generación. Por eso, lo dicho de las aves y los
peces, los primeros en aparecer, no fue necesario repetirlo de los
animales terrestres; sino que se sobreentiende. En cambio para los
hombres se repite la bendición porque en ellos hay una razón especial
de su multiplicación: la de completar el número de los elegidos, y
también para que nadie dijera que hay pecado en la misión de
engendrar hijos. En cambio, las plantas no tienen ningún afecto
para desear la propagación, y producen sin ningún sentimiento; por eso
no fueron tenidas por merecedoras de palabras de bendición.
5. Como la generación de un cuerpo
es la corrupción de otro, porque de la corrupción de los de inferior
categoría se generan los de superior categoría, no va contra la
institución original de las cosas. De ahí que los animales que son
generados a partir de la corrupción de las cosas inanimadas o de las
plantas, pudieran ser generados entonces. Pero no los que se generan a
partir de la corrupción de los animales; fueron generados entonces
sólo potencialmente.
6. Dice Agustín en I Super Gen.
contra Manicheos: Si un ignorante entra en el taller de
un artista y se encuentra con muchos objetos e instrumentos cuya
funcionalidad desconoce, quizás, y debido a su ignorancia, las tache
de inútiles. Si, por poco precavido, cae en el horno o se hiere con
algún instrumento puntiagudo, quizás los tache de dañinos. Pero el
artista, que conoce para qué sirve cada objeto de su taller, se reirá de la ignorancia de aquel hombre. En este mundo ocurre algo
parecido, pues muchos rechazan lo que desconocen. En nuestra casa
también hay muchas cosas innecesarias, y, sin embargo, se completa
todo el conjunto. Si, antes del pecado, el hombre hubiera hecho un
uso adecuado de las cosas de este mundo, los animales venenosos no le
hubieran resultado nocivos.