Artículo 1:
Luz, ¿es o no es dicho en sentido propio de los seres
espirituales?
lat
Objeciones por las que parece que luz es dicho en sentido
propio de los seres espirituales:
1. Dice Agustín en IV Super Gen. ad Hit.: (En
los seres espirituales) la luz es mejor y más auténtica; Cristo no
es llamado luz en el mismo sentido que es llamado piedra; pues luz lo
es en sentido propio; piedra, en sentido figurado.
2. Más aún. Dionisio, en el c.4 De Div. Nom., coloca Luz entre los nombres inteligibles
de Dios. Pero los nombres inteligibles son aplicados propiamente a los
seres espirituales. Por lo tanto, la luz se aplica con propiedad a los
seres espirituales.
3. Dice el Apóstol en Ef 5,13: Todo lo que se
manifiesta es luz. Pero la manifestación es más propia en los
espirituales que en los corporales. Luego también la
luz.
Contra esto: está el hecho de que Ambrosio, en el libro De Fide, coloca esplendor entre los nombres que se
dan a Dios en sentido metafórico.
Respondo: De un nombre cualquiera conviene
tener presente dos aspectos: su sentido original y el sentido con el
que se usa. Un ejemplo claro lo tenemos en la palabra
visión,
cuyo sentido original indicaba el sentido de la vista; pero por la
dignidad y certeza de ese sentido, la palabra se ha extendido, con el
uso, para indicar todo conocimiento que se tiene por los sentidos.
(Así decimos:
Mira cómo sabe, mira cómo huele, mira qué caliente
está); y también para indicar el conocimiento intelectual. Dice Mt
5,8:
Bienaventurados los limpios de corazón porque verán a
Dios.
Algo parecido puede decirse de Luz. Pues, primero, dicho
nombre fue instituido para indicar lo que permite que la vista vea;
después se empleó para indicar todo aquello que permite cualquier tipo
de conocimiento. Por lo tanto, si se toma el nombre Luz en el
primer sentido, entonces, y tal como dice Ambrosio, se
aplica metafóricamente a los seres espirituales. Si se toma en el
segundo sentido, entonces se aplica con propiedad.
A las objeciones: Está incluida en lo dicho.
Artículo 2:
La luz, ¿es o no es cuerpo?
lat
Objeciones por las que parece que la luz es cuerpo:
1. Dice Agustín en el libro De Lib. Arbit.: Entre
los cuerpos, la luz ocupa el primer lugar. Por lo tanto, la luz es
cuerpo.
2. El Filósofo dice que la luz es una especie
de fuego. Pero el fuego es cuerpo. Por lo tanto, la luz es
cuerpo.
3. Ser llevado, dividido o reflejado es propio de los
cuerpos. Todo esto se atribuye a la luz o al rayo de luz. También, los
diversos rayos se unen o separan, como dice Dionisio en el c.2 De
Div. Nom., lo cual también parece que es algo que
no le corresponde más que a los cuerpos. Por lo tanto, la luz es
cuerpo.
Contra esto: dos cuerpos no pueden estar al mismo tiempo en un mismo
lugar. Por lo tanto, la luz no es cuerpo.
Respondo: Es imposible que la luz sea cuerpo. Y
esto es así por un triple motivo.
Primero, por lo que respecta
al lugar. Pues el lugar de cualquier cuerpo es distinto del lugar de
otro cuerpo. Tampoco es posible, por naturaleza, que dos cuerpos,
cualesquiera que sean, estén al mismo tiempo en un mismo lugar; porque
lo contiguo requiere distinción local.
Segundo, por lo que
respecta al movimiento. Pues si la luz fuese cuerpo, la iluminación
sería el movimiento local del cuerpo. Pero ningún movimiento local de
un cuerpo es instantáneo; porque todo lo que se mueve localmente es
necesario que antes llegue al medio que al final. No obstante, la
iluminación es instantánea. Tampoco puede decirse que se realiza en un
tiempo imperceptible. Porque, en un pequeño espacio, el tiempo podría
pasar inadvertido, pero no en un espacio grande, como el que va de
oriente a occidente; pues ya cuando el sol está en un punto de
oriente, queda iluminado todo el hemisferio hasta el punto opuesto. Y
hay algo más a tener presente con respecto al movimiento. Todo cuerpo
tiene un movimiento natural determinado; pero el movimiento de la
iluminación se extiende a todas partes, tanto en línea recta como
circular. Por eso resulta evidente que la iluminación no es el
movimiento local de ningún cuerpo.
Tercero, con respecto a la
generación y corrupción. Pues si la luz fuese cuerpo, cuando el aire
se oscureciera por falta de iluminación, se seguiría que el cuerpo de
la luz se corrompería y que su materia tomaría otra forma. Esto no
sucede, a no ser que alguien sostenga que también las tinieblas son
cuerpo. Tampoco vemos la materia de la que pueda surgir diariamente un
cuerpo capaz de llenar medio hemisferio. Resulta ridículo también
decir que por la sola ausencia de iluminación, se corrompa un cuerpo
tan inmenso.
Si alguien sostuviera que dicho cuerpo no se corrompe, sino que junto
con el sol se acerca y envuelve, ¿quién puede decir que al poner algún
cuerpo cerca de una vela queda oscurecida toda la habitación? Tampoco
parece que la luz se concentre alrededor de la vela, pues no se ve que
allí haya más luz después que antes. Por lo tanto, porque todo esto es
contrario no sólo a la razón, sino también al sentido, hay que decir
que es imposible que la luz sea cuerpo.
A las objeciones:
1. Agustín toma luz por cuerpo
luminoso en acto, es decir, por fuego, que es el más importante de los
cuatro elementos.
2. Aristóteles llama luz al
fuego en su propia materia, en la misma medida en que en la materia
aérea se denomina llama y en la materia terráquea carbón. Pero no hay que prestar excesiva atención a los ejemplos
que Aristóteles ofrece en sus libros de Lógica, ya que los presenta
como probables según la opinión de otros.
3. Todo aquello es atribuido a la
luz en sentido metafórico; como también puede ser atribuido al calor.
Pues, porque el movimiento local es por naturaleza el primero de los
movimientos, como se demuestra en VIII Physic.,
usamos nombres correspondientes al movimiento local para indicar la
alteración y cualquier otro tipo de movimiento. Al igual que el
nombre distancia, que, derivando de lugar, se aplica a todos
los contrarios, según se dice en X Metaphys.
Artículo 3:
La luz, ¿es o no es cualidad?
lat
Objeciones por las que parece que la luz no es cualidad:
1. Toda cualidad permanece en el sujeto incluso después de
desaparecer el agente. Ejemplo: El calor permanece en el agua después
de quitarla del fuego. Pero la luz no permanece en el aire una vez
retirado el cuerpo que despide luz. Por lo tanto, la luz no es
cualidad.
2. Toda cualidad sensible tiene su contrario. Ejemplo: Lo
caliente, lo frío. Lo blanco, lo negro. Pero la luz no tiene su
contrario; pues la tiniebla es privación de luz. Por lo tanto, la luz
no es una cualidad sensible.
3. La causa es más potente que el efecto. Pues la luz de
los cuerpos celestes causa formas sustanciales en los cuerpos de aquí
abajo. También da ser espiritual a los colores: los
hace visibles. Por lo tanto, la luz no es una cualidad sensible, sino
más bien una forma sustancial o espiritual.
Contra esto: está lo que dice el Damasceno en el libro I: La luz es una determinada cualidad.
Respondo: Algunos dijeron que la
luz en el aire no tiene ser natural, como lo tiene el calor en la
pared; sino ser intencional, como la semejanza del
color en el aire. Pero esto no puede ser así por dos razones.
La
primera, porque la luz adjetiviza al aire, pues lo convierte en
luminoso; pero el color no, pues no decimos aire coloreado.
La
segunda, porque la luz tiene su efecto en la naturaleza; por los
rayos del sol se calientan los cuerpos. Por su parte, las intenciones
no provocan cambios naturales.
Otros dijeron que la luz es la forma sustancial del
sol. Pero esto tampoco parece posible, por dos razones. La primera,
porque ninguna forma sustancial en cuanto tal es sensible, ya que la
esencia es objeto sólo del entendimiento, como se dice en III De
Anima. Y la luz en cuanto tal es visible. La
segunda, porque resulta imposible que lo que en uno es forma
sustancial, en otro lo sea accidental; porque a la forma sustancial en
cuanto tal le corresponde constituir algo en especie; por eso está
presente siempre y en todo. Pero la luz no es la forma sustancial del
aire, pues al desaparecer, el aire se corrompería. En consecuencia, no
puede ser la forma sustancial del sol.
Por lo tanto hay que decir: Así como el calor es una cualidad activa
consecuencia de la forma sustancial del fuego, así también la luz es
una cualidad activa consecuencia de la forma sustancial del sol o de
cualquier otro cuerpo con luz propia, si es que hay algún otro. Prueba
de ello es que los rayos de las diversas estrellas
tienen diversos efectos según las diversas naturalezas de los
cuerpos.
A las objeciones:
1. Como la cualidad es consecuencia
de la forma sustancial, el sujeto se comporta de manera distinta ante
la recepción de la cualidad y ante la de la forma. Pues cuando la
materia recibe completamente la forma, también queda firmemente
anclada en ella la cualidad que es consecuencia de la forma. Como si
el agua se convirtiera en fuego. En cambio, cuando la forma sustancial
es recibida incompleta, por cierta incoación, entonces la cualidad
permanece algún tiempo, pero no siempre. Como el agua calentada, que
vuelve a su estado natural. Pero la iluminación no es producida por
algún cambio que se da en la materia al recibir la forma sustancial,
como si hubiera alguna incoación de la forma. Por eso la luz no
permanece más que estando el agente.
2. La luz no tiene su contrario en
cuanto que es cualidad natural de un primer cuerpo principio de
alteración, que está lejos de la contrariedad.
3. Así como el calor por su forma
sustancial coopera instrumentalmente en la producción de la forma del
fuego, así también la luz, en virtud de los cuerpos celestes, coopera
instrumentalmente en la producción de formas sustanciales; y también
en hacer que los colores sean visibles, en cuanto que es la cualidad
del primer cuerpo sensible.
Artículo 4:
¿Es o no es conveniente colocar la producción de la luz en el primer
día?
lat
Objeciones por las que parece que no es conveniente colocar la
producción de la luz en el primer día:
1. Como se ha dicho (
a.3), la luz es una determinada cualidad. La
cualidad, al ser un accidente, no tiene razón de ser lo primero, sino,
más bien, lo último. Por lo tanto, no debe colocarse en el primer día
la producción de la luz.
2. Por la luz se distingue el día de la noche. Y esto se
debe al sol, que fue hecho el cuarto día. Por lo tanto, no debió
colocarse en el primer día la producción de la luz.
3. La noche y el día se producen por el movimiento
circular del cuerpo luminoso. Pero el movimiento circular es propio
del firmamento, que fue hecho, según se lee, el segundo día. Por lo
tanto, no debió colocarse en el primer día la producción de la luz que
distingue el día de la noche.
4. Si se dice que hay que entenderlo como luz espiritual,
hay que replicar: La luz que, según se lee, fue hecha en el primer
día, se diversifica de las tinieblas. Pero en el principio no había
tinieblas espirituales, porque también en el principio, y tal como se
dijo (
q.63 a.5), los demonios fueron buenos. Por lo tanto, no debió
colocarse en el primer día la producción de la luz.
Contra esto: fue necesario que en el primer día se hiciera aquello sin
lo cual no puede haber día. Pero sin luz no puede haber día. Luego fue
necesario hacer la luz en el primer día.
Respondo: Sobre la producción de la luz hay una
doble opinión. A Agustín le parece poco conveniente que Moisés
omitiera la producción de las criaturas espirituales.
Escribe que, cuando se dice:
En el principio creó
Dios el cielo y la tierra, por
cielo se
entiende la naturaleza espiritual todavía informe, y por
tierra
se entiende la materia informe de la criatura corporal. Y como la
criatura espiritual es más digna que la corporal, fue hecha antes.
Así, pues, la formación de la naturaleza espiritual está indicada en
la producción de la luz, pues la formación de la
naturaleza espiritual consiste en estar iluminada para que se adhiera
a la Palabra de Dios.
Para otros, en cambio, Moisés omitió la producción de la criatura
espiritual. Quienes opinan así dan dos motivos. Basilio
dice que Moisés comenzó el relato empezando por el principio
correspondiente al tiempo de las cosas sensibles; pero la naturaleza
espiritual, es decir, la angélica, la omite porque fue creada antes.
Crisóstomo da otra razón. Dice que fue porque Moisés
hablaba a un pueblo rudo, que no podía entender más que lo palpable. Y
se hubiera dado motivo para la idolatría si a aquella gente se le
hubiera hablado de la existencia de otras sustancias por encima de
todas las criaturas corpóreas. Las hubiesen tomado por dioses, pues
eran muy propensos a honrar como dioses al sol, la luna y las
estrellas; lo cual se les prohibe en Dt 4,19.
En Gén 1,2 había sido colocado un múltiple estado informe de la
criatura corporal. Como cuando se dice: La tierra estaba
deshabitada y vacía; o cuando se dice: Las tinieblas cubrían el
abismo. Y fue necesario que el estado informe de las tinieblas
fuera anulado mediante la producción de la luz, por dos razones. La
primera, porque la luz, como se dijo (a.3), es cualidad del primer
cuerpo; por eso, con ella comenzó a formarse el mundo. La segunda, por
la universalidad de la luz, pues con ella entran en relación los
cuerpos de aquí abajo con los de allá arriba. Pues, así como en el
conocimiento se empieza por lo general, así también pasa en la acción;
pues antes se engendra al vivo que al animal, y antes al animal que al
hombre, como se lee en el libro De Gener. Animal. Por lo tanto, para que se manifestase el plan de
la sabiduría divina fue necesario que, entre las obras de
diversificación, la primera fuera la producción de la luz como forma
del primer cuerpo y como lo más universal.
Basilio da una tercera razón: Porque por la luz todo
lo demás se desvela. Puede añadirse una cuarta razón y que ya fue
insinuada en las objeciones: Porque no es de día si no hay luz; de ahí
que fuera necesario hacer la luz en el primer día.
A las objeciones:
1. Siguiendo la opinión que
establece que el estado informe de la materia precede en la duración a
la formación, es necesario afirmar que la materia habría sido creada
en el principio bajo formas sustanciales; y que después había sido
formada según algunas condiciones accidentales, entre las que la luz
ocupa el primer lugar.
2. Algunos
sostienen que aquella luz había sido una cierta nube luminosa y que
después, una vez hecho el sol, se evaporó. Esto no es congruente.
Porque en el principio, el Génesis relata la institución de la
naturaleza que después se ha mantenido; de ahí que no deba sostenerse
que algo que fue hecho, después dejó de existir. Asimismo, otros dicen
que aquella nube luminosa todavía permanece y está unida al sol sin
poder separarse de él. Pero, de ser así, aquella nube sería inútil; y
en lo hecho por Dios nada ha sido hecho en vano. Otros
afirman que el sol se formó de aquella nube. Pero eso tampoco puede
sostenerse, si se advierte que el sol no está hecho con los cuatro
elementos, sino que en su naturaleza es incorruptible. De ser así, su
materia no puede existir bajo otra forma. Por eso hay que decir, como
expresa Dionisio en el c.4 De Div. Nom. que
aquella luz fue la luz del sol, pero aún informe, en cuanto que ya
tenía la sustancia del sol y la capacidad para
iluminar en general; pero que después se le dio la capacidad concreta
y especial para otros efectos particulares. Según dicha
opinión, en la producción de esa luz, la luz se separa de la tiniebla
en tres dimensiones. 1) Una, en cuanto a la causa: por lo cual la
causa de la luz estaba en la sustancia del sol, y la causa de las
tinieblas estaba en la oscuridad de la tierra. 2) Dos, en cuanto al
lugar: porque en un hemisferio había luz; en el otro, tinieblas. 3)
Tres, en cuanto al tiempo: porque según una parte del tiempo había
luz; según la otra, tinieblas. Esto es lo que significa: Llamó a la
luz Día; y a las tinieblas, Noche.
3. Basilio dice que
la luz y las tinieblas se debieron a la aparición y desaparición de la
luz; no al movimiento. A esto Agustín objeta que no
había motivo alguno para dicha aparición y desaparición de la luz,
pues no había ni hombres ni animales para que les pudiera servir de
algo. Además, la naturaleza de un cuerpo luminoso no puede hacer
desaparecer su propia luz. Esto se puede hacer sólo milagrosamente. Y
en la primera institución de la naturaleza no se requería el milagro,
sino, como dice Agustín, se requería lo que a la
naturaleza le corresponde tener.
De este modo, hay que decir que el movimiento del cielo es doble.
Uno, común a todo el cielo, que causa el día y la noche; éste es el
movimiento que, al parecer, fue instituido el primer día. Otro, el que
se diversifica por los diversos cuerpos. Según dichos movimientos hay
diversidad de días, de meses, de años. En el primer día se menciona
sólo la distinción debida al movimiento general: día y noche. En el
cuarto día se menciona la diversidad de días, y de estaciones y de
años, cuando se dice: Para que haya estaciones y días y años.
Esta diversidad se debe a movimientos propios.
4. Según Agustín,
el estado informe no precede a su formación en duración. De ahí que se
tenga que decir que por producción de la luz hay que entender la
formación de la criatura espiritual, no la que existe por la gloria
completa con la que no fue creada; sino la que existe por la gracia
completa con la que sí fue creada según dijimos (
q.62 a.3). Por lo
tanto, por esta luz fue hecha la separación de las tinieblas, es
decir, del estado informe de la criatura aún no formada. O, si todas
las criaturas fueron formadas a un tiempo, se hizo la separación de
las tinieblas espirituales, no las que entonces hubiera (porque el
diablo no fue creado malo), sino las que Dios previó que
habría.