Artículo 1:
¿Viven o no viven todas las cosas naturales?
lat
Objeciones por las que parece que todas las cosas naturales
viven:
1. Dice el Filósofo en VIII Physic.: El movimiento
es como una determinada vida en la naturaleza de todo lo
existente. Pero todas las cosas naturales participan del
movimiento. Luego todas las cosas naturales participan de la
vida.
2. Se dice que las plantas viven en cuanto que en sí mismas
tienen el principio del movimiento, de su desarrollo y de su declive.
Pero el movimiento local es, por naturaleza, anterior y más perfecto
que el movimiento de desarrollo y declive, tal como se prueba en VIII
Physic. Así, pues, como quiera que todos los
cuerpos naturales tienen algún principio de movimiento local, parece
que todos los cuerpos naturales viven.
3. Entre los cuerpos naturales, los más imperfectos son
los elementos. Pero a ellos se les atribuye la vida. De hecho se
dice: aguas vivas. Luego con más razón los otros cuerpos
naturales tienen vida.
Contra esto: está lo que dice Dionisio en el c.VI De Div.
Nom.: Las plantas viven por la última onda de la
vida. De lo cual parece deducirse que las plantas tienen el grado
vital más ínfimo. Pero los cuerpos inanimados son inferiores a las
plantas. Luego no viven.
Respondo: Por los seres que, evidentemente,
viven, podemos saber quiénes viven y quiénes no viven. Vivir les
corresponde, evidentemente, a los animales; pues se dice en el
libro De vegetabilibus: La vida en los animales
resulta evidente. Por lo tanto, hay que distinguir entre vivientes
y no vivientes, distinción por la que se dice que los animales viven.
Es decir, lo primero y lo último por lo que la vida
resulta evidente. Lo primero, por lo que decimos que un animal vive,
es el movimiento que empieza a tener por sí mismo; y decimos que vive
mientras manifiesta tener tal movimiento. Pero cuando no tiene
movimiento por sí mismo, o tiene que ser movido por otro, entonces se
dice que está muerto, que le falta la vida. Por lo cual, resulta claro
que son propiamente vivientes por moverse a sí mismos con algún tipo
de movimiento; bien se tome el movimiento en sentido propio, cuando es
denominado acto imperfecto, es decir, en sentido potencial; bien se
tome el movimiento en sentido general, cuando es denominado acto
perfecto, como cuando al entender y al sentir se les llama moverse, tal como se dice en el III De Anima. Así, son llamados vivientes aquellos seres que se
mueven o actúan por sí mismos; aquellos que, por naturaleza, ni se
mueven ni actúan, no pueden ser llamados vivos, a no ser sólo por
semejanza.
A las objeciones:
1. Lo dicho por el Filósofo puede
ser entendido bien del movimiento primero, el de los cuerpos celestes;
bien del movimiento en general. En ambos sentidos no es atribuible,
con propiedad, a la vida de los cuerpos naturales; sólo lo es por
semejanza. Pues el movimiento del cielo está en el universo de las
naturalezas corpóreas, como en el animal está el movimiento del
corazón por el que conserva la vida. De igual forma, cualquier
movimiento natural tiene con las cosas naturales algo parecido a la
operación vital. Por eso, si todo el universo corporal fuese un
animal, cuyos movimientos tuvieran su origen en un motor intrínseco,
como sostuvieron algunos, se seguiría que el movimiento sería la vida
de todos los cuerpos naturales.
2. A los cuerpos pesados y a los
ligeros no les corresponde moverse, a no ser cuando no tienen la
situación que les corresponde por naturaleza, como, por ejemplo,
cuando están fuera de su lugar propio. Pues cuando están en su lugar
propio y natural, descansan. Por su parte, las plantas y los demás
vivientes se mueven con movimiento vital por su propia disposición
natural, no por acercarse o alejarse más o menos de ella. Más aún, en
la medida en que se alejan de tal movimiento, tanto más se alejan de
su disposición natural.
Por otra parte, los cuerpos pesados y los ligeros son movidos por un
motor extrínseco, o generador, que da forma o quita obstáculos, como
se dice en VIII Physic. Por lo tanto, no se
mueven a sí mismos como los vivientes.
3. Se llaman aguas vivas porque
fluyen constantemente; en cambio, las aguas estancadas, que no
responden al principio del constante fluir, se llaman aguas muertas,
como las aguas de las cisternas o las de los embalses. Y son llamadas
así por semejanza; pues en cuanto que parece que se mueven, se
asemejan a lo vivo. Pero en ellas no hay verdadera vida, pues no se
mueven por sí mismas, sino por una causa que las genera. Lo mismo cabe
decir de lo pesado y lo ligero.
Artículo 2:
La vida, ¿es o no es una operación determinada?
lat
Objeciones por las que parece que la vida es una operación
determinada:
1. Nada se divide más que en partes de su género. Pero el vivir se
divide en operaciones, como consta por el Filósofo en II De Anima, el cual pone cuatro: comer, sentir, moverse y
conocer. Luego la vida es una operación determinada.
2. Se dice que la vida activa es distinta de la
contemplativa. Pero los contemplativos no se distinguen de los activos
más que por ciertas operaciones. Luego la vida es una operación
determinada.
3. Conocer a Dios es una operación determinada. Y es
vida, como resulta de aquello de Jn 17,3: Esta es la vida eterna:
que te conozcan sólo a Ti, Dios verdadero. Luego
la vida es una operación.
Contra esto: está lo que dice el Filósofo en II De Anima 8: En
los vivientes la vida es el ser.
Respondo: Como ya se dijo (
q.17 a.1 y
3),
nuestro entendimiento, que propiamente tiene por objeto conocer la
esencia de las cosas, empieza a conocer por el sentido que tiene por
objeto propio los accidentes externos. Y lo que de las cosas aparece
externamente, constituye el punto de partida para llegar a conocer la
esencia de las cosas. Y como nombramos a las cosas tal como las
conocemos, según dijimos (
q.13 a.1), frecuentemente de las propiedades
externas se toman los nombres para indicar las esencias de las cosas.
Por eso, algunas veces estos nombres son tomados propiamente por las
mismas esencias de las cosas y son dados principalmente para
indicarlas. Otras veces, pero menos propiamente, son tomados y dados
para indicar las mismas propiedades. Ejemplo: El nombre
cuerpo
es dado para indicar cualquier género de sustancias en cuanto que en
ellas hay tres dimensiones; y así, el nombre
cuerpo se da para
indicar las tres dimensiones, pues el cuerpo es tenido como una
especie de la cantidad. Lo mismo cabe decir de la vida. Pues el
nombre
vida está tomado de algo aparente de una cosa como es el
moverse por sí misma. Sin embargo, no se da para indicar eso, sino
para indicar la sustancia que le corresponde según la naturaleza que
conlleva el moverse por sí misma, o, también, y de algún modo, su
impulso para actuar. Según esto, vivir no es más que el ser en tal
naturaleza; y vida no significa más que lo mismo, pero en abstracto;
como
carrera significa en abstracto lo mismo que
correr.
De ahí que
vivo sea un predicado sustancial, no
accidental.
Sin embargo, algunas veces, si bien con menos propiedad, indica las
mismas operaciones de la vida, de las cuales toma el nombre, como dice
el Filósofo en IX Ethic.: Vivir
principalmente consiste en sentir y conocer.
A las objeciones:
1. Allí, el Filósofo toma vivir
como operación vital. Pero hay que decir, mejor, que sentir, conocer y
similares, algunas veces son tomados por operaciones vitales; otras,
por el mismo ser del que actúa. Pues en IX Ethic. se dice que ser es sentir o conocer, o sea, poseer naturaleza para sentir o para conocer. En este sentido el Filósofo distingue el vivir entre aquellas cuatro operaciones. Pues, en este mundo, cuatro son los géneros de vivientes. Algunos sólo están capacitados para comer y sus derivados, como desarrollarse y reproducirse; algunos, además, llegan a sentir, como sucede en los animales inmóviles, por ejemplo, las ostras; otros, además, pueden moverse localmente como animales perfectos; es el caso de los cuadrúpedos, las aves y similares; y otros, además, están capacitados para conocer, como los hombres.
2. Se llaman operaciones vitales
aquellas cuyos principios están en quienes actúan, de tal manera que
ellos mismos impulsan tales operaciones. Sucede a veces que, para
algunas operaciones, en los hombres no sólo están los principios
naturales, como son las potencias, sino también algunas añadidas, como
son los hábitos, que tienden, como por naturaleza, a cierto tipo de
operaciones, haciendo que sean satisfactorias. Por eso se dice, por
cierta semejanza, que aquella operación que al hombre le resulta
satisfactoria, a la que tiene, en la que se ocupa o a la que dedica su
quehacer, es vida humana. Por eso, algunos la llaman vida licenciosa;
algunos, vida honesta. Por eso se distingue la vida activa de la
contemplativa. Y por este modo de conocer a Dios se llama vida
eterna.
3. En lo dicho está incluida la
respuesta.
Artículo 3:
Dios, ¿vive o no vive?
lat
Objeciones por las que parece que Dios no vive:
1. Como se dijo (
a.1 y
2), vive aquello que se mueve por sí mismo.
Pero el moverse no es propio de Dios. Luego tampoco el
vivir.
2. En todos los que viven hay algún principio que les hacen
vivir. Se dice en el II De Anima: El alma es causa
y principio del cuerpo del viviente. Pero Dios no tiene principio
alguno. Luego no le corresponde vivir.
3. El principio vital en las cosas vivientes que están
junto a nosotros, es el alma vegetal, que no está más que en las cosas
corporales. Luego a las cosas incorpóreas no les corresponde
vivir.
Contra esto: está lo que se dice en el Sal. 83,3: Mi corazón y mi
carne se llenaron de gozo en el Dios vivo.
Respondo: Propiamente y en grado sumo está la
vida en Dios. Para demostrarlo, hay que tener presente que, si se dice
que vive aquello que se mueve por sí mismo y no por otro, cuanto más
perfecto sea esto en alguien, tanto más perfecta en él será la vida.
En los seres que se mueven y en los movidos se encuentran los
siguientes tres tipos: 1) Primero, el fin, que es el que mueve al
agente; el agente principal que actúa por su propia forma, aunque a
veces lo hace por medio de un instrumento que no tiene fuerza
operativa, sino que se la da el agente, ya que al instrumento no le
corresponde más que ejecutar la acción. 2) Hay algunos que se mueven a
sí mismos, pero no relacionados con la forma y el fin, connatural en
ellos, sino sólo relacionados con la ejecución de un movimiento; pero
la forma por la que actúan y el fin por el que actúan están
determinados por la naturaleza. Así son las plantas, que, por la forma
impresa en su naturaleza, se mueven a sí mismas orientadas al
desarrollo y declive.
3) Hay otros que se mueven a sí mismos, pero no relacionados sólo con
la ejecución del movimiento, sino también con la forma principio del
movimiento, que adquieren directamente. Así son los animales, cuyo
principio de movimiento no es la forma impresa en su naturaleza, sino
adquirida por el sentido. Por lo tanto, cuanto más perfecto sea su
sentido, tanta mayor perfección hay en su movimiento. Pues aquellos
animales que no tienen más sentido que el tacto, se mueven a sí mismos
sólo con el movimiento de dilatación y contracción, como las ostras,
cuyo movimiento es muy poco superior al de las plantas. Por su parte,
aquellos que tienen facultades sensitivas capaces de conocer no sólo
lo que está junto a ellos tocándolos, sino también lo que está
distante, se mueven a sí mismos desplazándose con movimiento
progresivo. Pero, aun cuando estos animales adquieren por el sentido
la forma que es su principio motor, sin embargo, por sí mismos no
establecen el fin de su operación o de su movimiento, sino que está
impreso en su naturaleza, cuyo instinto los inclina a hacer lo que
hacen movidos por la forma adquirida por los sentidos. Por lo tanto,
por encima de estos animales están aquellos que se mueven a sí mismos,
también orientados al fin que se fijan. Lo cual no se hace más que por
la razón y el entendimiento, a los cuales les corresponde fijar la
proporción entre el fin y lo que puede proporcionar, y orientar lo uno
a lo otro. Por lo tanto, el modo más perfecto de vivir está en
aquellos que tienen entendimiento; y éstos son los que también se
mueven a sí mismos más perfectamente. Prueba esto el hecho de que en
un mismo hombre la facultad intelectiva mueve las potencias
sensitivas; y éstas por su poder mueven los órganos que ejecutan el
movimiento. También sucede esto en las artes, pues vemos que el arte
al que le corresponde el uso de la nave, esto es, el arte de la
navegación, instruye al que le da forma, y ésta al que sólo la
ejecuta, construyéndola.
Pero aun cuando nuestro entendimiento esté orientado a algo, sin
embargo, algunas cosas están impresas en su misma naturaleza, como los
primeros principios, que no pueden cambiar, y el último fin, que no
puede no querer. Por lo tanto, aun cuando se mueva por algo, empero es
necesario que, por lo que respecta a algunas cosas, sea movido por
otro. Así, pues, aquello cuya naturaleza sea su mismo conocer, y a lo
que esté orientado y que no esté determinado por otro, ése tiene el
grado de vida más alto. Ese tal es Dios. Por lo tanto, en Dios está la
vida en grado sumo. Por eso, el Filósofo en XII Metaphys., asentado que Dios es inteligente,
concluye que posee la vida más perfecta y eterna, porque su
entendimiento es absolutamente perfecto y siempre en
acto.
A las objeciones:
1. Como se dice en IX
Metaphys., hay un doble tipo de acción: 1) Una, que actúa sobre una materia externa al que actúa. Ejemplo:
Calentar, cortar. 2) Otra, que permanece en el que actúa.
Ejemplo: Entender, sentir, querer. La diferencia está en que la
primera no perfecciona al agente, sino a quien recibe la acción,
mientras que la segunda perfecciona al agente. Así, porque el
movimiento es un acto del que mueve, el segundo tipo de acción, por
ser un acto del que actúa, es llamado movimiento. Ahí reside la
semejanza por la que, así como el movimiento es un acto del que mueve,
así también la acción es un acto del que actúa. Y aun cuando el
movimiento sea un acto imperfecto, por estar en potencia, la acción es
un acto perfecto por estar en acto. Esto lo explica el III De Anima. Así, pues, en la medida en que conocer es un
movimiento, se dice que lo que se conoce se mueve. En este sentido
sostuvo Platón que Dios se mueve a sí mismo; no en el
otro sentido, en el que el movimiento es un acto imperfecto.
2. Así como Dios es su mismo ser y
su mismo conocer, así también es su propio vivir. Por eso, su modo de
vivir no tiene principio vital.
3. En los seres inferiores la vida
está impresa en una naturaleza corruptible que necesita la generación
para conservar la especie y el alimento para conservar al individuo.
Por eso, en los seres inferiores no se encuentra la vida sin el alma
vegetal. Esto no se da en lo incorruptible.
Artículo 4:
En Dios, ¿todo es o no es vida?
lat
Objeciones por las que parece que no todo es vida en
Dios:
1. Se dice en Act 17,28: En El vivimos, nos movemos y
existimos. Pero no todo en Dios es movimiento. Luego en Dios no
todo es vida.
2. Todo está en Dios como en el primer modelo. Pero todo lo
que es imagen debe adecuarse al modelo. Así pues, como quiera que no
todo vive en sí mismo, parece que en Dios no todo es
vida.
3. Como dice Agustín en el libro De Vera
Religione, la sustancia viviente es mejor que la
no viviente. Por lo tanto, si lo que no vive en sí mismo en Dios es
vida, parece que sería más verdadero en Dios que en sí mismo. Sin
embargo, esto parece ser falso, pues en sí mismo está en acto,
mientras que en Dios está en potencia.
4. Como lo bueno y todo lo que hizo en algún tiempo, es
conocido por Dios, así también lo malo y todo lo que pudo hacer y
nunca hizo. Por lo tanto, si todo, en cuanto que es conocido por Dios,
es vida en El, parece que lo malo y lo que nunca hizo, en cuanto que
es conocido por El, también es vida en Dios. Lo cual parece
incongruente.
Contra esto: está lo que se dice en Jn 1,3s.: Lo que ha sido hecho,
era vida en El. Pero todo, menos Dios, ha sido hecho. Luego en
Dios todo es vida.
Respondo: Como se dijo (
a.3), el vivir de Dios
es su conocer. Y en Dios lo mismo es su entendimiento, lo conocido y
su conocer. Por lo tanto, lo que está en Dios como conocido, es su
mismo vivir o su vida. Como quiera que todo lo hecho por Dios está en
El como algo conocido, se sigue que en El todo es la misma vida
divina.
A las objeciones:
1. Las criaturas están en Dios de
una doble manera. 1) Una, en cuanto que están contenidas y
mantenidas por el poder divino. Como decimos que algo está en nosotros
por estar en nuestro poder. De este modo, se dice que las criaturas
están en Dios tal como son en sí mismas. En este sentido hay que
entender lo dicho por el Apóstol: En el vivimos, nos movemos y
existimos: puesto que nuestro vivir, nuestro ser y
nuestro movimiento son causados por Dios. 2) La otra manera, en
cuanto que las cosas están en Dios como en quien las conoce. De este
modo están en Dios por razones propias, que en El no son distintas de
su esencia. Por lo tanto, las cosas estando así en Dios, son esencia
divina. Y porque la esencia divina es vida, si bien no movimiento, en
esta línea se dice que en Dios las cosas no son movimiento, sino
vida.
2. Es necesario que lo modelado se
adecúe al modelo en cuanto a la forma, no al ser. Pues a veces la
forma tiene el ser de modo distinto en el modelo y en lo modelado.
Ejemplo: La forma de la casa en la mente del arquitecto, tiene un ser
inmaterial e inteligible, mientras que en la casa que está fuera de su
mente, es material y sensible. Por eso, las razones de ser de las
cosas que no viven en sí mismas, en la mente divina son vida, porque
en la mente divina tienen ser divino.
3. Si la materia no perteneciera a
la razón de ser de las cosas, sino que sólo perteneciera la forma, de
todas maneras las cosas naturales estarían en Dios por sus ideas de un
modo más auténtico a como son en sí mismas. Por eso Platón sostuvo que
el hombre en el mundo de las ideas era absolutamente hombre, y que el
hombre en el mundo material lo era por participación.
Pero porque la materia pertenece a la razón de ser de las cosas
naturales, hay que decir que las cosas naturales tienen absolutamente
un ser más verdadero en la mente divina que en sí mismas; porque en la
mente divina tienen ser increado, mientras que en sí mismas lo tienen
creado. Pero ser esto, como hombre o caballo, es tener ser más
verdadero en la propia naturaleza que en la mente divina. Como la casa
posee un ser más noble en la mente del arquitecto que una vez
construida; y, sin embargo, es más verdadera la casa construida que la
simplemente proyectada, porque ésta está en potencia, mientras que
aquélla está en acto.
4. Aun cuando el mal esté en la
ciencia de Dios, en el sentido de que está comprehendido dentro del
saber divino, sin embargo, no está en Dios como creado por El o
sostenido por El o porque tenga su razón de ser en El; ya que es
conocido por Dios desde el concepto de bien. Por lo tanto, no puede
decirse que el mal sea vida en Dios. Por otra parte, lo que no existe
en el tiempo, puede decirse que es vida en Dios, si por vivir se
entiende sólo conocer, ya que es conocido por Dios; pero no si por
vivir se entiende poseer principio de acción.