Artículo 1:
La falsedad, ¿está o no está en las cosas?
lat
Objeciones por las que parece que la falsedad no está en las
cosas:
1. Agustín, en el libro Soliloq. dice: Si lo
verdadero es lo que es, habrá que concluir, aun cuando todos se
opusieran, que lo falso no está en ninguna parte.
2. Más aún. Falso viene de falsear. Pero las
cosas no falsean, como dice Agustín en el libro De Vera
Relig., porque no muestran más que su
especie. Luego lo falso no se encuentra en las
cosas.
3. Se dice que lo verdadero está en las cosas por
relación con el entendimiento divino, como ya se indicó (
q.16 a.1).
Pero cualquier cosa por existir ya imita a Dios. Luego cualquier cosa
es verdadera, sin falsedad. Por lo tanto, ninguna cosa es
falsa.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el libro De Vera
Relig.: Todo cuerpo es verdadero cuerpo y es
falsa unidad. Porque imita a la unidad y no es unidad. Pero
cualquier cosa imita la bondad divina, y no la iguala. Luego la
falsedad está en todas las cosas.
Respondo: Como lo verdadero y lo falso se
oponen, y los opuestos lo son sobre lo mismo, es necesario que la
falsedad se busque antes allí donde primero se
encuentra la verdad; esto es, en el entendimiento. Pero en las cosas
no hay ni verdad ni falsedad más que en relación con el entendimiento.
Como quiera que a cualquier cosa, por lo que le corresponde
esencialmente, se le aplica el sentido absoluto, y por lo que le
corresponde accidentalmente, se le aplica el sentido de en cierto
modo, una cosa cualquiera puede ser llamada absolutamente falsa al
compararla con el entendimiento del que depende si se la compara
esencialmente; y con respecto a otro entendimiento, si se la compara
accidentalmente, no podrá ser llamada falsa más que en cierto
modo.
Las cosas naturales dependen del entendimiento divino como del
entendimiento humano dependen las artificiales. Así, pues, son
llamadas cosas artificiales falsas absoluta y esencialmente en cuanto
que les falta el contenido del arte; por eso se dice que un artista
hace una obra falsa cuando no la realiza según los patrones del
arte.
Así, en las cosas dependientes de Dios no se puede encontrar la
falsedad por su comparación con el entendimiento divino, ya que lo que
hay en las cosas procede del dictamen del entendimiento divino; a no
ser, quizás, que se encuentre sólo en los agentes con voluntad, en los
cuales está la capacidad de no seguir lo ordenado por el entendimiento
divino; pues en esto consiste el mal de culpa; de ahí que en las
Escrituras esos pecados sean llamados falsedad y mentira, tal como se dice en el Sal. 4,3: ¿Por qué amáis la
vanidad; por qué buscáis el engaño? De la misma forma que, por
oposición, se llama verdad de vida aquella obra virtuosa que
sigue lo ordenado por el entendimiento divino, tal como se dice en Jn
3,21: Quien practica la verdad, encuentra la luz. Pero por
relación a nuestro entendimiento, al que se comparan las cosas
naturales accidentalmente, pueden ser llamadas falsas no en sentido
absoluto, sino en cierto modo. Y esto de doble manera. 1) Una,
por razón del significado; llamando falso en las cosas a aquello que,
verbal o conceptualmente, se indica o se define en sentido falso. Así,
cualquier cosa puede ser llamada falsa en cuanto se refiera a lo que
no le corresponde. Como si dijéramos: el diámetro es un falso medible,
tal como señala el Filósofo en V Metaphys.; o el actor es un falso Héctor, tal como señala Agustín en el
libro Soliloq. Y, por el contrario, cualquier
cosa puede ser llamada verdadera por lo que le corresponde.
2) Otra, por razón de la causa. Así, se dice que es falsa una
cosa que está hecha de tal forma que de ella se tiene una falsa
opinión. Y porque llevamos innato el juzgar por apariencias, puesto
que el origen de nuestro conocimiento está en los sentidos, los cuales
lo primero e inmediato que captan es lo externo, llamamos falsas a las
cosas que por sus apariencias tienen cierta semejanza con otras, por
las que aquéllas son llamadas falsas. Ejemplo: La hiel es falsa miel;
el estaño es falsa plata. Según esto, en el libro Soliloq. Agustín dice: Llamamos falsas a aquellas
cosas que concebimos como similares. Y el Filósofo, en el V Metaphys. dice: Son llamadas falsas aquellas
cosas que están hechas para parecer lo que no son o como no son.
Por lo mismo, se llama falso al hombre con inclinación a pensar y
decir falsedades. Pero no ocurre así cuando el hombre puede caer en
errores; porque, de lo contrario, también los sabios y los eruditos
serían llamados falsos, como se dice en V Metaphys.
A las objeciones:
1. Lo comparado al entendimiento,
según lo que es, es llamado verdadero; según lo que no es, es llamado
falso. Por eso, un verdadero actor es un falso Héctor, como se
dice en II Soliloq. Por lo tanto, así como en
lo que es se encuentra algo de no ser, así también en lo que es se
encuentra alguna razón de falsedad.
2. Las cosas no engañan por sí
mismas, sino accidentalmente. Pues dan pie para las falsedades, por
tener semejanza con aquello que no son.
3. No se llaman falsas las cosas
por su relación al entendimiento divino; de ser así, serían falsas
absolutamente. Sino por su relación a nuestro
entendimiento, por lo cual se las llama falsas en cierto
modo.
4. La imagen o semejanza defectuosa
no reviste carácter de falsedad a no ser en cuanto que da pie para una
falsa opinión. Por lo tanto, no se dice que sea falso aquello donde se
encuentra la semejanza; sino allí donde hay una semejanza tal que
induce a que haya una falsa opinión no en algunos, sino en
muchos.
Artículo 2:
La falsedad, ¿está o no está en el sentido?
lat
Objeciones por las que parece que la falsedad no está en el
sentido:
1. Dice Agustín en el libro De Vera Religione: Si todos los sentidos del cuerpo, lo que reciben lo comunican tal
cual, desconozco qué más se les puede exigir. Si es así, parece
que los sentidos no nos engañan. Por lo tanto, la falsedad no está en
el sentido.
2. Dice el Filósofo en IV Metaphys.: La falsedad no es algo propio de los sentidos, sino de la
fantasía.
3. Lo verdadero y lo falso no está en lo simple, sino en
lo compuesto. Pero al sentido no le corresponde ni componer ni
dividir. Luego la falsedad no está en el sentido.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el libro Soliloq.: Es claro que somos engañados por la
seducción de lo parecido que captan los sentidos.
Respondo: En el sentido no hay que buscar la
falsedad a no ser en cuanto que allí está la verdad. Pero la verdad no
está en el sentido de tal forma que el sentido conozca la verdad, sino
en cuanto que el sentido capta verdaderamente lo sensible, como se
dijo (
q.16 a.2). Esto sucede cuando capta las cosas tal como son. De
ahí que la falsedad esté en el sentido en cuanto que los sentidos
captan o juzgan las cosas como distintas a lo que son. El sentido
puede conocer las cosas en cuanto que en él hay imagen de las cosas. Y
la imagen de alguna cosa está en el sentido de tres maneras. 1)
Una, primaria y directamente: como en la vista está
la imagen de los colores y de otras cosas propias de lo sensible.
2)
Otra, directa pero no primariamente: como en la vista está
la imagen de la figura o del tamaño y otras cosas comunes de lo
sensible. 3)
La última, ni primaria ni directamente, sino de
forma accidental: como en la vista está la imagen del hombre, no en
cuanto hombre, sino porque este o aquel color se da en el
hombre.
Con respecto a las propiedades de lo sensible, el sentido no tiene un
falso conocimiento a no ser accidentalmente, y pocas veces. Esto
sucede por la indisposición del órgano sensitivo que no capta en toda
su dimensión la forma sensible. Como sucede con las facultades pasivas
que, por indisposición, reciben deficientemente la sensación. Ejemplo:
A un enfermo que tenga mal el paladar, lo dulce le parecerá amargo. En
cambio, de lo que es común y accidental en lo sensible, incluso un
sentido perfecto puede formarse un juicio falso, ya que el sentido no
lo capta de manera directa, sino accidental; o, partiendo de los
derivados, en cuanto que su punto de referencia está en otras
cosas.
A las objeciones:
1. Afectar un sentido es su mismo
sentir. Y puesto que los sentidos comunican tal como reciben, se sigue
que no nos equivocamos al decir que sentimos algo. Pues, debido a que
el sentido puede recibir algo distinto a lo que la cosa es realmente,
se sigue que nos puede comunicar algo distinto a lo que la cosa es
realmente. Por eso nos engañamos por el sentido con respecto a la
cosa, no con respecto al sentir en sí mismo.
2. Se dice que la falsedad no es
algo propio de los sentidos porque no se equivocan con respecto a su
propio objeto. Por eso, otra versión mucho más clara, dice: El
sentido de lo que es su objeto sensible no es falso. Por lo demás,
la falsedad se atribuye a la fantasía, porque representa la imagen
incluso de lo que no está presente. Por eso, cuando
alguien toma la imagen por la realidad, incurre en falsedad. De ahí
que el Filósofo, en V Metaphys., diga que las
sombras, las pinturas y los sueños son llamados falsos porque no
incluyen aquello de lo que sólo se han hecho una imagen.
3. Aquel argumento es viable por
lo que implica: la falsedad no está en lo sensible como lo verdadero y
lo falso en quien conoce.
Artículo 3:
La falsedad, ¿está o no está en el entendimiento?
lat
Objeciones por las que parece que la falsedad no está en el
entendimiento:
1. Dice Agustín en el libro Octoginta trium quaest.: Todo el que engaña no conoce aquello en que se engaña. Pero se dice que lo falso está en algo conocido por lo que nos engañamos. Luego la falsedad no está en el entendimiento.
2. Dice el Filósofo en el III De Anima: El entendimiento es siempre correcto. Luego la falsedad no
está en el entendimiento.
Contra esto: está lo que se dice en el III De Anima: Donde se forman los conceptos, allí está lo verdadero y lo falso. Pero los conceptos se forman en el entendimiento. Luego lo verdadero y lo falso están en el entendimiento.
Respondo: Así como una cosa tiene el ser por su
propia forma, así también la facultad cognoscitiva conoce la imagen de
lo conocido. Por eso, así como a una cosa natural no le falta el ser
que le corresponde por su forma, si bien le pueden faltar accidentes o
derivados; o así como a un hombre le pueden faltar los dos pies, pero
no el ser hombre, así también la facultad cognoscitiva conociendo no
puede fallar con respecto a alguna cosa cuya imagen la informa, pero
sí puede fallar con respecto a algún derivado o accidente de aquella
misma cosa. Como ya se dijo (
a.2), la vista no falla con respecto a lo
que es su objeto propio sensible, aunque sí con respecto a sus
derivados y accidentes.
Además, así como lo sensible está informado directamente por la
imagen de su propio objeto, así también el entendimiento está
informado por la imagen de la esencia del objeto. Por eso, con
respecto a lo que algo es, el entendimiento no falla; como
tampoco lo hace el sentido con respecto a su objeto propio. Pero puede
fallar al componer y dividir, ya que, mientras conoce la esencia de su
objeto, puede atribuirle algo que no le corresponde o algo que se le
opone. Pues, para juzgar, el entendimiento se encuentra como el
sentido a la hora de juzgar lo sensible común o accidental.
Sin embargo, hay que establecer la misma diferencia que se expuso al
hablar de la verdad (q.16 a.2): que la falsedad puede estar en el
entendimiento, no sólo porque el entendimiento tenga un conocimiento
falso, sino porque el entendimiento la conoce como conoce la verdad;
por otra parte, como ya se dijo (a.2), la falsedad no está en el
sentido como algo conocido. Porque la falsedad del entendimiento se da
directamente sólo con respecto a la composición del entendimiento,
accidentalmente puede estar también en la operación por la que el
entendimiento conoce lo que algo es, en cuanto que allí se
mezcla con la composición que hace el entendimiento. Y esto puede
suceder de dos maneras. 1) Una, porque el entendimiento
atribuye a una cosa la definición de otra. Ejemplo: Aplicar al hombre
la definición de círculo. Así, la definición de una cosa es falsa en
otra. 2) Otra, porque se mezclan partes de definición que no
pueden ir juntas a un tiempo. Así, la definición no es falsa sólo con
respecto a algo, sino que lo es en sí misma. Ejemplo: Si se construye
la definición de animal racional cuadrúpedo, el entendimiento
que lo haga es falso, pues falsa es la construcción algún animal
racional es cuadrúpedo. Por eso, conociendo las esencias simples,
un entendimiento no puede ser falso; sino que o es verdadero o no
entiende absolutamente nada.
A las objeciones:
1. El objeto propio del
entendimiento es la esencia de una cosa. Propiamente, decimos que
entendemos algo cuando, al haberlo reducido a lo que es, lo
juzgamos. Así sucede con las demostraciones en las que no hay
falsedad. Y así hay que entender lo que dice Agustín: Todo el que se engaña no conoce aquello en que se engaña.
Pero no hay que entenderlo como si no nos engañáramos en ninguna
operación del entendimiento.
2. El entendimiento es siempre
correcto con respecto a los principios. Y con respecto a ellos no
falla, lo mismo que tampoco lo hace con respecto a lo que algo
es. Pues principios directamente evidentes son aquellos que se
entienden una vez entendidos sus términos, pues el predicado entra en
la definición de sujeto.
Artículo 4:
Lo verdadero y lo falso, ¿son o no son contrarios?
lat
Objeciones por las que parece que lo verdadero y lo falso no son
contrarios:
1. Lo verdadero y lo falso se oponen como lo que es y lo que no es;
pues verdadero es lo que es, como dice Agustín.
Pero lo que es y lo que no es no se oponen como contrarios. Luego lo
verdadero y lo falso no son contrarios.
2. Uno de los contrarios nunca está en el otro. Pero lo
falso está en lo verdadero. Porque, como dice Agustín en el libro Soliloq.: El actor no sería un falso Héctor si
no fuera un verdadero actor. Luego lo verdadero y lo falso no son
contrarios.
3. En Dios no hay ninguna contradicción; pues nada de la
sustancia divina es contrario, como dice Agustín en el XII De Civ.
Dei. Pero la falsedad se opone a Dios; pues en la
Escritura el ídolo es llamado mentira. Dice Jer. 8,5: Abrazaron la mentira. Glosa: Esto es, los
ídolos. Luego lo verdadero y lo falso no son contrarios.
Contra esto: está lo que dice el Filósofo en II Periherm.: La falsa opinión es contraria a la verdadera.
Respondo: Lo verdadero y lo falso se oponen
como los contrarios y no como la afirmación a la negación, como
sostuvieron algunos. Para probarlo, hay que tener
presente que la negación ni añade algo al sujeto ni tampoco lo
determina. Por eso es aplicable tanto al ser como al no ser; como
el que no ve, el que no está sentado. La privación, por su parte,
no añade nada al sujeto, pero lo determina; ya que se trata de una
negación en el sujeto, como se dice en IV
Metaphys. Ejemplo:
Ciego no se dice más que del nacido para poder ver.
En cambio, lo contrario pone algo y determina al sujeto. Ejemplo: Negro es una especie de color. Y lo falso pone algo. Ya que, como
dice el Filósofo en IV Metaphys., falso se dice
de aquello que parece ser lo que no es, o no ser lo que es. Pues así
como lo verdadero añade algo adecuado al objeto, lo falso añade lo
inadecuado. Por lo tanto, es evidente que lo verdadero y lo falso son
contrarios.
A las objeciones:
1. En las cosas, lo que en ellas
es, es su verdad; pero lo que es aprehendido, es lo verdadero del
entendimiento, en el que, como lo primero, está la verdad. Por eso, lo
aprehendido como lo que no es, es lo falso. Aprehender el ser y el no
ser implica contradicción, como prueba el Filósofo en II Periherm., según el cual, el contenido de la expresión lo
bueno es bueno, es contraria al de lo bueno no es
bueno.
2. Lo falso no se fundamenta en lo
verdadero como algo que le es contrario, como tampoco lo malo se
fundamenta en lo bueno como algo que le es contrario, sino que se
fundamenta en lo que lo soporta. Y esto es así porque
tanto lo verdadero como el bien son generales y se identifican con el
ser. Por eso, así como toda privación se fundamenta en el sujeto que
es el ser, así también todo mal se fundamenta en algo bueno, y todo
lo falso en algo verdadero.
3. Porque los contrarios y los
opuestos están hechos como realidades privativas acerca de lo mismo,
así también en Dios nada hay que se le oponga a sí mismo, ni con
respecto a su bondad, ni a su verdad, puesto que en su entendimiento
no puede haber falsedad alguna. Pero en nuestra aprehensión algo hay
de contradicción: pues la verdadera opinión de algo se opone a la
falsa contradicción de lo mismo. Por eso, los ídolos son llamados
mentiras con respecto a la verdad divina, en cuanto que la falsa
opinión sobre los ídolos contradice la verdadera opinión sobre la
unidad de Dios.