Léon Bloy, según Léonardo Castellani
— Lo más grande de la literatura no ha sido literatura — nos dijo una vez Guillermo Díaz Plaja.
— ¿ Cómo es eso ? ¿ Qué quiere usted decir ?
— Sí, el Génesis, el Nuevo Testamento, el Coran, el Poema del Mio Cid, el Romancero, la Imitación de Cristo. Y el Talmud, y los poemas homéricos ....
— Desde luego. Eso no sólo es literatura pero ni siquiera letras; puesto que fueron recitados orales trasmitidos de memoria antes de ser puestos por escrito; a veces, mucho tiempo antes: el Talmud de Babilonia fue registrado el año 500 después de Cristo y empezado a componer (a recitar) mucho antes de Cristo.
— Quiere decir — dijo el crítico manresano — que deben su importancia grandísima NO a los valores estéticos ...
— ¿ Estéticos o estilísticos ?
— ... estilísticos; sino a un mensaje, a una misión.
— Exactamente. Y añada usted muchas obras pertenecientes ya al estilo escrito, no hechas con intención artística; las Confesiones de San Agustín ...
— Y las de Rousseau.
— Mis Prisiones, de Silvio Pellico, El Contrato Social, el Discurso del Método, la Vida de Santa Teresa, la Noche Oscura de Juan de Yepes, el Pilgrim Progress de Bunyam ... e vía dicendo ...
— ¡Y el Diario de Léon Bloy!
...

Es fácil reírse de Léon Bloy. En otros tiempos, yo me reí de él.

Es fácil despreciarlo. "Barroco" ... ¡Esas barrocas e hinchadas cartas orgullosas a sus amigos pidiéndoles plata! ¡Esa manera de mendigar a caballo, por ejemplo!

Y tantas otras cosas: su fanfarronería francesa, sus violencias verbales, sus ingenuidades pueriles, su estilo demasiado colorido, su gusto de lo enorme y lo paradojal, su romántica falta de mesura y aticismo, sus truenos de utilería y sus pasmos abismales demasiado continuos.

¡Ese santo más impaciente que el mal ladrón!

Su aparente falta de humildad, su aparente falta de mansedumbre, su aparente falta de discreción, su aparente falta de modestia ... La suma de improperios. imprecaciones y calificativos negativos que cayó sobre él en vida - desde "hereje encubierto" (arzobispo de París) hasta "mendigo ingrato" (Huysmans) - es enorme; y válgame Dios, es justificada. ¡Ah, el "miserable"!

Lo espantoso no es ser llamado miserable. Lo espantoso es ser llamado miserable y serlo, y no poder dejar de serlo, y de sentirse tal, siendo a la vez en el fondo un alma noble y escogida, un alma para gran señor equivocada de cuerpo.

Pero hay una cosa sencilla y obvia que arroja luz sobre este "miserable" que no cesó de sufrir y de hacer "patéticas miserabilidades". Esa cosa es la miseria.

La miseria es una cosa seria. No se puede reír uno de la miseria. No puede reírse nadie de Léon Bloy. No se puede reír de Jesucristo....

Jesucristo en su pasión fue literalmente miserable. "Maldito es todo el que pende del leño", dice la Ley.

Y he aquí que el mundo actual se rió de Léon Bloy - y de Jesucristo.

¿Por qué diablos se empeña en ser escritor, y gran escritor, estando en la miseria ? ¡No se puede ser escritor estando en la miseria! Es la objeción obvia del sentido común; apoyada por el mismo solidísimo Tomás de Aquino, que enseña -siguiendo a Aristóteles- que la contemplación exige bienes exteriores; exige liberación de apremiantes penurias temporales. No se puede ser doctor sin dominio de las pasiones, sin salud y sin pan. He aquí el fallo de la sapiencia. Es exactamente lo que escribe su cofrade católico Alexi Dularier (es decir, Paul Bourget) al desesperado Caín Marchenoir (es decir, Léon Bloy). Es obvio. Se le ocurre a uno enseguida al leer el interminable Diario.

¡Doctor! ¡Con el incoercible desorden de su opulenta imaginación judeo - española - francesa - meridional; con el incoercible indominio de sus afectos exaltados por la neurastenia!

¿Por qué no trabaja? ¿Por qué no hace algo útil, algo que rinda, aunque sea lavar platos? ¡Tiene mujer y cuatro hijos! Eso es lo cuerdo y lo moral. ¡Es un inmoral!

Pero él no trabaja, no hace algo útil, no lava platos, ¡y mucho menos medias!

Se obstina en "contemplar". Hace exégesis de la Escritura. Va a misa y comulga cada día. Lleva inventario de las contemporáneas literatura francesa y vida francesa. Escribe cartas "espirituales", disparatadas a veces, llenas de explosiones de amor, a todo el que le manda 10 francos; y cartas altaneras y contumeliosas a quienquiera que se los rehúse. ¡Qué conducta para subsistir en el mundo del trabajo y la producción! ¡Qué "industria"!, como le dijo Paul Bourget a Charcot, hablando del amigo Marchenoir. Bourget se hizo rico con la industria de las novelas católicas-psicológicas.

¿Por qué no lava platos? Simplemente porque no puede. No puede moralmente, no puede quizás ni físicamente. La vida de un lavaplatos sano e imbécil es un paraíso. comparada con la vida de Léon Bloy. ¿Y quién, pudiendo, no elegirá el paraíso? Si no lo elige, es porque no puede.

No puede lavar platos. Cristo tampoco lo pudiera. Hay que mendigar y ladrar a la vez. Pero eso lleva al Calvario. ¡Señor, los mendigos no ladran! ¡Si quiere mendigar, que se calle! Eso lleva a un Calvario de muchos años.

Ladrar ¿contra quién? ¡Contra todo lo que está más vigente y virente! ¡Linda conducta para poder vivir! Ladrar contra el capitalismo y el socialismo, los diputados, el sufragio universal, la democracia, la Exposición Universal de París, el progreso, el antisemitismo, el filosemitismo, el chauvinismo, el militarismo y el pacifismo, la literatura, el arte, la ciencia moderna, la Jerarquía eclesiástica, los curas, los obispos, los papas, los católicos, los protestantes, los judíos, los anticlericales y los masones, el Kaiser, Inglaterra, Rusia, Bélgica ... ¡y Francia! "Francia, un día primogénita de la Iglesia, convertida hoy en la inmundicia del mundo...."

¡Bonita industria, a fe mía! ¡Como para mendigar! ¡Como para prosperar! ¡Como para alcanzar la "independencia económica"!

¡Ay, el escritor necesita la independencia económica!

Como su amigo, el escultor Henry de Groux, Léon Bloy se despepita en pos de la bendita "independencia económica".

Pero ¿qué sería de Léon Bloy con independencia económica? Deja de ser Léon Bloy.

Y bien, él quiere firmemente dejar de ser Léon Bloy, se debate peor que el mal ladrón contra el leonbluayismo; pero su "subconsciencia" (como decimos hoy) no quiere: su Destino, Fatalidad, Dios ... quieren otra cosa...

Dios no quiere que sea ni siquiera lo que su Subconsciente quiere: un gran escritor. No le interesa a Dios. Dios quiere que sea un testigo de la Pasión de la Cristiandad: del Calvario moderno.

Se puede negar que Léon Bloy sea un gran escritor: así lo hace la gran Antología Francesa de Van Dooren. Sus dos novelas "El Deseperado" y "La Mujer Pobre" son dos bodrios. Su Diario es un reguero de repeticiones, como cualquier Boedecker de un calvario: cayó una vez, se levantó; cayó otra vez, se levantó; cayó tercera vez ... ¡bah!

El calvario está aceptado, aunque con incesantes gemidos, rezongos y gritos de protesta. No puede "trabajar". No puede callar. No puede aceptar el calvario en silencio. Lo único que puede es amar de esa manera terrible que se llama creer en Dios: la caridad de la fe sin esperanza del "Desesperado"...

Testigo de la Pasión y no de la Resurrección, que espera en vano. Las profecías de La Salette de que se hace defensor no se cumplen... Supongamos que el Apóstol Juan hubiese muerto de dolor -muy dentro de lo posible- el propio Viernes Santo: no hubiese sido un testigo de la Resurrección. Hubiese muerto sin fe, como Léon Bloy: o mejor dicho, con la fe en horrible noche oscura: dubitante, como nos lo pinta la Escritura.

Y así llegamos a la hipótesis explicativa no científica de todo Léon Bloy, todo entero y verdadero: Diario, novelas, exégesis, ensayos, vida y muerte.

Parece Léon Bloy un alma que pasó toda su vida en lo que los místicos llaman "la noche oscura del sentido", como Rimbaud, como Baudelaire, como el diabólico Lautremont ... como nuestro huarango Almafuerte ... como muchos otros que desconocemos... así como parece Kirkegor un alma interminablemente sumergida en la "noche oscura del espíritu" - o segunda noche mística.

Es un destino horrible. ¿Por qué permitirá Dios tal cosa? Una purificación ¿no es para purificar? ¿Acaso es para prolongar indefinidamente como un fin en sí misma?

Un remedio amargo ¿no es para sanar? ¿Por ventura es para comer?

Una operación quirúrgica ¿es para mutilar? ¿No es acaso para reintegrar - o bien para matar de una vez?

La vida espiritual, la oración,los sacramentos, ¿son para atormentar y para debilitar? ¿No son pues para confortar y robustecer?

¿Dónde están las consolaciones, las promesas y los premios de la Escritura?

Y sin embargo, he ahí los hechos: "algunos pasan toda su vida en noche oscura. ¿Por qué? Dios lo sabe... ", dice San Juan de la Cruz.

¿No será porque el mundo actual ya va a la noche, que Dios dispondrá anticiparla de ese modo en alguno de sus escogidos, hechos así testimonios objetivos y como imágenes proféticas del porvenir inmediato? Algunos de los profetas antiguos, como Ezequiel, profetizaron con hechos y no sólo con visiones y ritmos.

"Las tinieblas que han caído sobre la tierra" ..., dijo S. S. Pio XII en su alocución navideña de 1939. ¿No querrá Dios que los santos de los últimos tiempos sufran las primicias, los colmos y las esencias de las tinieblas que vertió la Quinta Copa?

Jesucristo en su vida anticipó la vida toda de la Cristiandad, con sus Confesores, Vírgenes y Mártires. Así es justo que algunos de sus miembros anticipen la época por venir, hechos materia experimental y conejillos de India del Omnipotente.

Yo vivo ya en los últimos tiempos. Yo conozco la Gran Tribulación. Yo he visto al Anticristo.... podría decir (digo yo) Léon Bloy.

Viernes Santo de 1953