Artículo 1:
¿Fue conveniente que Juan bautizara?
lat
Objeciones por las que parece que no fue conveniente que Juan
bautizara.
1. Todo rito sacramental pertenece a una determinada ley. Pero Juan
no implantó ninguna ley nueva. Luego no fue conveniente que
introdujera un nuevo rito de bautismo.
2. Juan fue enviado por Dios para dar testimonio,
como un profeta, según el texto de Lc 1,76: Tú, niño, serás llamado
profeta del Altísimo. Ahora bien, los profetas que vivieron antes
de Cristo no introdujeron ningún rito nuevo, sino que invitaban a la
observancia de los ritos legales, como es evidente por Mal 4,4: Acordaos de la ley de Moisés, mi siervo. Luego tampoco Juan debió
introducir un nuevo modelo de bautismo.
3. Cuando hay abundancia de una cosa, no hay motivo para
añadirle algo más. Pero los judíos traspasaban la medida en lo
referente a abluciones, pues en Me 7,3-4 se dice: Los fariseos, y
los judíos en general, no comen sin lavarse repetidas veces las manos;
y al volver de la plaza, no comen sin lavarse; y hay otras muchas
prácticas que aprendieron a guardar por tradición, (como) las
abluciones de los vasos, las jarras, la vajilla de metal y los
lechos. Luego no fue conveniente que Juan bautízase.
Contra esto: está la autoridad de la Escritura, que, en Mt 3,5-6,
después de poner por delante la santidad de Juan, añade que muchos
acudían a él, eran bautizados en el Jordán.
Respondo: Fue conveniente que Juan bautizase,
por cuatro motivos: Primero, porque convenía que Cristo fuese
bautizado por Juan, a fin de que consagrase el bautismo, como dice
Agustín
In loann..
Segundo, para que Cristo fuera manifestado. Por lo que el propio Juan
Bautista dice en Jn 1,31: Para que sea manifestado, esto es,
Cristo, a Israel, por eso vine yo a bautizar con agua. Pues
anunciaba a Cristo a las muchedumbres que acudían a él. Esto resultó
más fácil que si hubiera tenido que correr de aquí para allá
(anunciándolo) a cada uno en particular, como dice el Crisóstomo In
loann..
Tercero, para que con su bautismo acostumbrase a los hombres al
bautismo de Cristo. De donde dice Gregorio, en una
Homilía, que Juan bautizó para que, guardado
el orden de su precedencia, el que con su nacimiento había precedido
al Señor que había de nacer, precediese también con el bautismo al que
había de bautizar.
Cuarto, para que, moviendo a los hombres a penitencia, los preparase
para recibir dignamente el bautismo de Cristo. Por lo que dice
Beda: cuanto aprovecha a los catecúmenos aún no
bautizados la doctrina de la fe, tanto aprovechó el bautismo de Juan
antes del bautismo de Cristo. Porque, como aquél
predicaba la penitencia y anunciaba de antemano el bautismo de Cristo,
y atraía al conocimiento de la verdad que se manifestó en el mundo,
así sucede con los ministros de la Iglesia, que primero enseñan,
después combaten los pecados de los hombres, y luego prometen el
perdón mediante el bautismo de Cristo.
A las objeciones:
1. El bautismo de Juan no era de
suyo un sacramento, sino una especie de sacramental, que disponía para
el bautismo de Cristo. Y por eso, de algún modo, pertenecía a la ley
de Cristo, no a la ley de Moisés.
2. Juan no fue sólo un profeta,
sino más que un profeta, como se dice en Mt 11,9; fue, en
realidad, el término de la ley y el principio del Evangelio (cf. Le
16,16). Y por eso le competía más llevar, con la palabra y con las
obras, los hombres a la ley de Cristo que a la observancia de la ley
antigua.
3. Las abluciones aquellas de los
fariseos eran inútiles, como ordenadas que estaban a la sola limpieza
corporal. En cambio, el bautismo de Juan se ordenaba a la purificación
espiritual, pues inducía a los hombres a la penitencia, como acabamos
de decir (en la sol.).
Artículo 2:
¿El bautismo de Juan venía de Dios?
lat
Objeciones por las que parece que el bautismo de Juan no venía de
Dios.
1. Ningún sacramental que proceda de Dios recibe su denominación de
un puro hombre, así como el bautismo de la nueva ley no se llama de
Pedro o de Pablo, sino de Cristo (cf. 1 Cor 1,12.13). En cambio, aquel
bautismo recibe su nombre de Juan según el pasaje de Mt 21,25: El
bautismo de Juan, ¿procedía del cielo o de los hombres? Luego el
bautismo de Juan no provenía de Dios.
2. Toda doctrina nueva proveniente de Dios es confirmada con
algunos milagros; de donde también el Señor, según Ex 4, dio a Moisés
la facultad de hacer prodigios; y en Heb 2,3-4 se dice que,
habiendo tenido nuestra fe su principio en la predicación del
Señor, fue confirmada en nosotros por aquellos que la escucharon,
confirmándola Dios con señales y prodigios. Pero de Juan Bautista
se dice en Jn 10,41: Juan no hizo ningún milagro.
Luego parece que el bautismo administrado por él no venía de
Dios.
3. Los sacramentos, que han sido instituidos por
inspiración de Dios, están contenidos en algunos preceptos de la
Sagrada Escritura. Ahora bien, el bautismo de Juan no está
prescrito por ningún precepto de la Sagrada Escritura. Luego
parece que no provenía de Dios.
Contra esto: está lo que se lee en Jn 1,33: El que me envió a
bautizar con agua, ése fue el que me dijo: Sobre quien vieres el
Espíritu, etc.
Respondo: En el bautismo de Juan pueden
considerarse dos cosas, a saber: el rito de bautizar y el efecto del
bautismo. El rito de bautizar no provino de los hombres, sino de Dios,
que, mediante una revelación familiar del Espíritu Santo, envió a Juan
a bautizar. En cambio, el efecto del bautismo vino de los hombres,
porque en tal bautismo no se realizaba nada que no pudiera hacer el
hombre. Luego no provino exclusivamente de Dios, a no ser en cuanto
que Dios actúa en el hombre.
A las objeciones:
1. Mediante el bautismo de la ley
nueva, los hombres son bautizados interiormente por el Espíritu Santo,
cosa que solamente hace Dios. En cambio, mediante el bautismo de Juan,
sólo el cuerpo era purificado por el agua. Por lo que se dice en Mt
3,11: Yo os bautizo con agua; él os bautizará con Espíritu
Santo. Y por eso el bautismo de Juan recibe su nombre de él, en
cuanto que nada se producía en tal bautismo que el propio Juan no
hiciese. Por el contrario, el bautismo de la ley nueva no se denomina
por el ministro, puesto que él no produce el efecto principal del
bautismo, es decir, la purificación interior.
2. Toda la doctrina y obra de Juan
se ordenaban a Cristo, el cual confirmó su propia doctrina y la de
Juan con multitud de milagros. Si Juan hubiera hecho prodigios, los
hombres hubieran atendido por igual a Juan y a Cristo. Y por eso, con
el fin de que los hombres prestasen atención especialmente a Cristo, no le fue concedido a Juan hacer milagros. Sin embargo, cuando los judíos le preguntaron por qué bautizaba, confirmó su ministerio con la autoridad de la Escritura, diciendo: Yo soy la voz del que clama en el desierto, etc., como se lee en Jn 1,19ss. Incluso la misma austeridad de su vida recomendaba su ministerio, porque, como dice el Crisóstomo In Matth., era algo maravilloso ver un aguante tan grande en un cuerpo humano.
3. Dios dispuso en su providencia
que el bautismo de Juan durase poco tiempo, por las razones que
acabamos de apuntar (
a.1). Y debido a esto no fue recomendado por
precepto alguno general en la
Sagrada Escritura, sino por una
revelación privada del Espíritu Santo, como se ha dicho (en la
sol).
Artículo 3:
¿Se confería la gracia en el bautismo de Juan?
lat
Objeciones por las que parece que en el bautismo de Juan se confería
la gracia.
1. En Mc 1,4 se dice: Juan se presentó en el desierto bautizando y
predicando un bautismo de penitencia para el perdón de los
pecados. Pero la penitencia y el perdón de los pecados se logran
por medio de la gracia. Luego el bautismo de Juan confería la
gracia.
2. Los que habían de ser bautizados por Juan confesaban
sus pecados, como se lee en Mt 3,6 y en Mc 1,5. Ahora bien, la
confesión de los pecados se ordena al perdón, que se consigue por
medio de la gracia. Luego en el bautismo de Juan se daba la
gracia.
3. El bautismo de Juan distaba del bautismo de Cristo
menos que la circuncisión. Ahora bien, mediante la circuncisión se
perdonaba el pecado original, pues, como dice Beda, la circuncisión en tiempos de la ley proporcionaba el mismo auxilio de
una curación saludable contra la herida del pecado original, que ahora
acostumbra a realizar el bautismo en tiempo de la revelación de la
gracia. Luego el bautismo de Juan producía con mayor razón el
perdón de los pecados. Esto no puede realizarse sin la
gracia.
Contra esto: está que en Mt 3,11 se dice: Yo os bautizo con agua para
la conversión. Exponiendo esto Gregorio en una Homilía, dice: Juan no bautizaba con Espíritu, sino con
agua, porque no podía perdonar los pecados. Ahora bien, la gracia
proviene del Espíritu Santo, y por medio de ella se quitan los
pecados. Luego el bautismo de Juan no confería la gracia.
Respondo: Como acabamos de explicar (
a.2 ad 2),
toda la enseñanza y todo el ministerio de Juan eran una preparación
con miras a Cristo, como la del discípulo y la del artista de rango
inferior es preparar la materia para la forma que hará aparecer el
artista principal. Ahora bien, la gracia debía ser conferida por
Cristo, conforme a las palabras de Jn 1,17:
La gracia y la verdad
han venido por Jesucristo. Y por este motivo el bautismo de Juan
no confería la gracia, sino sólo la preparación para ésta, de tres
maneras. Primero, porque Juan con su doctrina movía a los hombres a la
fe en Cristo. Segundo, acostumbrando a los hombres al rito del
bautismo de Cristo. Tercero, preparando a los hombres, mediante la
penitencia, a recibir el efecto del bautismo de Cristo.
A las objeciones:
1. En las palabras aludidas, como
explica Beda, puede distinguirse un doble bautismo de
penitencia. Uno, el que administraba Juan bautizando, bautismo que se
llama de
penitencia, etc., porque era una persuasión para la
penitencia y como una protestación por parte de los hombres de que
habrían de hacer penitencia. El otro es el bautismo de Cristo, por el
cual son perdonados los pecados. Juan no podía administrar este
bautismo, sino sólo predicarlo, diciendo:
El os bautizará con
Espíritu Santo (Mc 1,8).
O también puede decirse que predicaba un bautismo de
penitencia, esto es, que inducía a la penitencia, la cual conduce
a los hombres a la remisión de los pecados.
O puede decirse, como expone Jerónimo, que por el
bautismo de Cristo se confiere la gracia, por la que son perdonados
gratuitamente los pecados: Lo que es acabado por el Esposo, tiene su
principio en el padrino, esto es, en Juan. Por eso se narra que bautizaba y predicaba un bautismo de penitencia para
remisión de los pecados (Mc 1,4; Lc 3,3; cf. Mt 3,1), pero no
porque lo hiciese él, sino porque lo incoaba preparándolo.
2. La confesión de los pecados
citada no se hacía para causar al instante el perdón de los pecados
por medio del bautismo de Juan, sino para conseguirlo por la
penitencia subsiguiente, y por medio del bautismo de Cristo, al que
disponía aquella penitencia.
3. La circuncisión había sido
instituida para remedio del pecado original. En cambio, el bautismo de
Juan no fue instituido para eso, sino sólo como preparación para el
bautismo de Cristo, como queda dicho (en la sol.). Y los sacramentos
producen su efecto en virtud de la institución.
Artículo 4:
¿Solamente Cristo debió ser bautizado con el bautismo de
Juan?
lat
Objeciones por las que parece que sólo Cristo debía ser bautizado con
el bautismo de Juan.
1. Porque, como acabamos de decir (
a.1),
Juan bautizó para que
Cristo fuese bautizado, como escribe Agustín
In
loann.. Ahora bien, lo que es propio de Cristo no
debe pertenecer a los demás. Luego nadie más debió ser bautizado con
ese bautismo.
2. Todo el que se bautiza, o recibe algo del bautismo o da
algo al bautismo. Ahora bien, nadie podía recibir algo del bautismo de
Juan, porque en él no se confería la gracia, como se ha dicho (
a.3). Y
nadie podía conferir algo a tal bautismo fuera de Cristo, el cual
santificó las aguas al contacto de su carne purísima. Luego
parece que solamente Cristo debió ser bautizado con el bautismo de
Juan.
3. Si otros eran bautizados con aquel bautismo, eso no
tenía otra finalidad que el ser preparados para el bautismo de Cristo;
y así parecería conveniente que, como el bautismo de Cristo se
confiere a todos, ya grandes ya pequeños, ya gentiles ya judíos, así
también el bautismo de Juan se confiriese a todos. Pero no se lee que
éste hubiera bautizado a los niños y a los gentiles, pues en Mc 1,5 se
dice que acudían a él todos los de Jerusalén y él los
bautizaba. Luego parece que sólo Cristo debió ser bautizado por
Juan.
Contra esto: está lo que se dice en Lc 3,21: Sucedió que, mientras se
bautizaba todo el pueblo, bautizado ya Jesús y orando, se abrieron los
cielos.
Respondo: Convino que otros, además de Cristo,
fuesen bautizados con el bautismo de Juan, por dos motivos. Primero,
porque, como dice Agustín
In loann.,
si sólo
Cristo hubiera sido bautizado con el bautismo de Juan, no faltarían
quienes dijesen que el bautismo de Juan, con el que Cristo fue
bautizado, era más digno que el bautismo de Cristo, con el que son
bautizados los demás.
Segundo, porque convenía que los demás, mediante el bautismo de Juan,
fuesen preparados para el bautismo de Cristo, como se ha dicho antes
(a.1 y 3).
A las objeciones:
1. El bautismo de Juan no fue
instituido sólo para que Cristo fuese bautizado, sino también por
otros motivos, como queda probado (
a.1). Y, en fin, en caso de que
hubiera sido instituido para que Cristo se bautizase, era preciso
evitar el inconveniente dicho, siendo bautizados otros con ese
bautismo.
2. Los que recibían el bautismo de
Juan no podían aportar nada a tal bautismo; ni recibían del mismo la
gracia, sino sólo la señal de la penitencia.
3. Aquel bautismo lo era de
penitencia, cosa que no compete a los niños; de ahí que no fueran
bautizados con tal bautismo. Conferir a los gentiles el medio de la
salvación estaba reservado solamente a Cristo, esperanza de las gentes, como
se dice en Gen 49,10. Ahora
bien, el propio Cristo prohibió a los Apóstoles predicar el Evangelio
a los gentiles antes de su pasión y resurrección (cf. Mt 10,5). De
donde resulta mucho menos conveniente que los gentiles hubieran sido
admitidos al bautismo de Juan.
Artículo 5:
¿Debió cesar el bautismo de Juan después de que Cristo fue
bautizado?
lat
Objeciones por las que parece que el bautismo de Juan hubiera debido
cesar después de que Cristo fue bautizado.
1. En Jn 1,31 se dice: A fin de que él fuera manifestado a Israel,
por eso vine yo a bautizar con agua. Pero Cristo, una vez
bautizado, quedó suficientemente manifestado: ya por el testimonio de
Juan, ya por la bajada de la paloma, ya también por el testimonio de
la voz del Padre (cf. Mt 3,11; Mc 1,7; Lc 3,16; Jn 1,33). Luego da la
impresión de que el bautismo de Juan no debió perdurar en
adelante.
2. Dice Agustín In loann.: Fue
bautizado Cristo, y cesó el bautismo de Juan. Por consiguiente,
parece que Juan, después que bautizó a Cristo, no debió bautizar
ya.
3. El bautismo de Juan era la preparación para el bautismo
de Cristo. Pero el bautismo de Cristo comenzó al instante de haber
sido Cristo bautizado, puesto que al contacto de su carne purísima
otorgó a las aguas el poder de regenerar, como comenta
Beda. Luego parece que el bautismo de Juan hubiera
cesado una vez que Cristo fue bautizado.
Contra esto: está lo que se dice en Jn 3,22-23: Vino Jesús a la
región de Judea y bautizaba; también Juan seguía bautizando. Ahora
bien, Cristo no bautizó antes de ser él bautizado. Luego parece que
Juan seguía bautizando después de que Cristo fue bautizado.
Respondo: El bautismo de Juan no debió cesar
después de que Cristo fue bautizado. Primero, porque, como dice el
Crisóstomo, si Juan hubiera dejado de bautizar
una vez bautizado Cristo, se podría pensar que lo hacía por
emulación envidiosa o por rabia. Segundo, porque si hubiera dejado
de bautizar cuando Cristo bautizaba, hubiera impulsado a sus
discípulos a una emulación envidiosa todavía mayor. Tercero,
porque, prosiguiendo su ministerio de bautizar, envía a sus
oyentes a Cristo. Cuarto, porque, como dice Beda, todavía persistía la sombra de la ley antigua, y porque el
precursor no debe ceder hasta que se manifieste la
verdad.
A las objeciones:
1. Una vez bautizado, Cristo no
estaba todavía plenamente manifestado. Y por eso era necesario que
Juan continuara bautizando.
2. Después de que Cristo fue
bautizado, cesó el bautismo de Juan, pero no inmediatamente, sino
cuando éste fue encarcelado. Por eso dice el Crisóstomo In
loann.: Pienso que la muerte de Juan fue
permitida para que, quitado él de en medio, Cristo comenzase a
predicar de forma total, de modo que el entero afecto de la multitud
se desplazase hacia Cristo, y para que en adelante esa multitud no
siguiese dividida por los pareceres que corrían acerca de uno y
otro.
3. El bautismo de Juan era una
preparación no sólo para que Cristo fuera bautizado, sino también para
que otros se acercasen al bautismo de Cristo. Esto no se cumplió
todavía, una vez que Cristo fue bautizado.
Artículo 6:
¿Los bautizados con el bautismo de Juan debían de ser bautizados con
el bautismo de Cristo?
lat
Objeciones por las que parece que los que habían recibido el bautismo
de Juan no debían ser bautizados con el bautismo de
Cristo.
1. Juan no fue inferior a los Apóstoles, puesto que de él se escribe
en Mt 11,11: Entre los nacidos de mujer no ha surgido uno mayor que
Juan Bautista. Pero los bautizados por los Apóstoles no eran
rebautizados de nuevo, sino que sólo se les otorgaba la imposición de
manos, pues en Act 8,16-17 se dice que algunos solamente habían
sido bautizados por Felipe en el nombre del Señor Jesús;
entonces los Apóstoles, Pedro y Juan, les imponían las manos, y
recibían el Espíritu Santo. Luego parece que los bautizados por
Juan no debieron ser bautizados con el bautismo de
Cristo.
2. Los Apóstoles fueron bautizados con el bautismo de Juan,
puesto que algunos de ellos fueron sus discípulos, como es evidente
por Jn 1,37. Ahora bien, no parece que los Apóstoles fueran bautizados
con el bautismo de Cristo, pues en Jn 4,2 se dice que Jesús no
bautizaba, sino sus discípulos. Luego parece que los bautizados
con el bautismo de Juan no debían serlo con el bautismo de
Cristo.
3. El bautizado es menor que el que bautiza. Pero no se
lee que el propio Juan haya sido bautizado con el bautismo de Cristo.
Luego mucho menos necesitaban ser bautizados con el bautismo de Cristo
los que lo habían sido con el bautismo de Juan.
4. En Act 19,1-5 se narra que Pablo encontró a
algunos discípulos, y les preguntó: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo
al abrazar la fe? Pero ellos le respondieron: Ni siquiera hemos oído
que el Espíritu Santo existe. El les interrogó: ¿Con qué bautismo
habéis sido bautizados? Ellos contestaron: Con el bautismo de
Juan. Por lo que fueron bautizados de nuevo en el nombre
de Nuestro Señor Jesucristo. Así pues, parece que, por desconocer
al Espíritu Santo, hubiera sido necesario bautizarles de nuevo, como
dice Jerónimo en Super loelem y en su
Epístola de Viro unius uxorís, así como
Ambrosio en el libro De Spir. Sancto. Pero
algunos de los que fueron bautizados con el bautismo de Juan tenían
pleno conocimiento de la Trinidad. Luego no debían ser nuevamente
bautizados con el bautismo de Cristo.
5. Sobre el pasaje de Rom 10,8: Esta es la palabra de
la fe que proclamamos, comenta la Glosa de
Agustín: ¿De dónde procede esta virtud del agua que, tocando el
cuerpo, limpia el corazón, sino de la palabra, no porque se pronuncia,
sino porque es creída? Por lo que resulta manifiesto que la virtud
del bautismo depende de la fe. Ahora bien, la forma del bautismo de
Juan anunciaba la fe en la que nosotros somos bautizados, pues en Act
19,4 dice Pablo: Juan bautizaba al pueblo con un bautismo de
penitencia, diciendo que creyesen en aquel que había de venir después
de él, esto es, en Jesús. Luego parece que no era necesario que
los que estaban bautizados con el bautismo de Juan lo fuesen de nuevo
con el bautismo de Cristo.
Contra esto: está lo que dice Agustín In loann.: Los bautizados con el bautismo de Juan debían ser bautizados con
el bautismo del Señor.
Respondo: Según la opinión del Maestro, en el
libro IV
Sent.,
aquellos que fueron
bautizados por Juan sin conocer la existencia del Espíritu Santo, y
que ponían su esperanza en tal bautismo, fueron después bautizados con
el bautismo de Cristo; pero los que no pusieron su esperanza en el
bautismo de Juan y creían en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu
Santo, no fueron después bautizados, sino que recibieron el Espíritu
Santo mediante la imposición de las manos de los Apóstoles.
Esto es cierto en cuanto a la primera parte, estando confirmado por
muchas autoridades. En cambio, en lo que se refiere a la segunda parte
es enteramente irracional. Primero, porque el bautismo de Juan ni
confería la gracia, ni imprimía el carácter, sino que era sólo un
bautismo de agua, como él mismo dice en Mt 3,11. Por lo que la
fe o la esperanza que el bautizado tenía en Cristo no era suficiente
para suplir este defecto.
Segundo, porque cuando en un sacramento se omite lo que es necesario
para su existencia, no sólo es necesario suplir lo omitido, sino que
se precisa renovarlo enteramente. Y es necesario que el bautismo de
Cristo se haga no sólo con agua, sino también con el Espíritu Santo,
según las palabras de Jn 3,5: Si uno no nace del agua y del
Espíritu Santo, no puede entrar en el Reino de Dios. Por
consiguiente, en los que habían sido bautizados sólo con agua en el
bautismo de Juan, no sólo había que suplir lo que faltaba, esto es, la
donación del Espíritu Santo mediante la imposición de las manos, sino
que debían ser totalmente bautizados de nuevo con el agua y con el
Espíritu Santo.
A las objeciones:
1. Como escribe Agustín, In
loann., se siguió bautizando después de Juan, porque éste no otorgaba
el bautismo de Cristo, sino el suyo. En cambio, el que confería Pedro,
y si Judas lo administró, era el bautismo de Cristo. Y por eso, si
Judas bautizó a algunos, éstos no deben ser nuevamente bautizados,
porque el bautismo es tal cual es aquel con cuyo poder
se confiere; no tal cual es aquel mediante cuyo ministerio se
otorga. Y de ahí resulta también que los
bautizados por el diácono Felipe, al administrar éste el bautismo de
Cristo, no fueron bautizados nuevamente, sino que recibieron la
imposición de las manos de los Apóstoles, como los bautizados por los
sacerdotes son confirmados por los obispos.
2. Como comenta Agustín, Ad
Seleucianum, pensamos que los discípulos de Cristo
fueron bautizados o bien con el bautismo de Juan, como opinan algunos;
o bien, como es más creíble, con el bautismo de Cristo. El que no se
sustrajo al ministerio humilde de lavarles los pies, no faltó al
ministerio de bautizar, a fin de tener servidores bautizados por medio
de los cuales bautizase a los demás.
3. Como expone el Crisóstomo, In Matth., por el hecho de que Cristo, a Juan que le
dice: Yo debo ser bautizado por ti, responda: Permítelo por ahora
(cf. Mt 3,14.15), queda demostrado que después Cristo bautizó a
Juan. Y añade que esto se halla escrito expresamente en algunos
libros apócrifos. Es cierto, sin embargo, como dice Jerónimo In
Matth., que así como Cristo fue bautizado por
Juan con agua, así Juan debía de ser bautizado por Cristo con
Espíritu.
4. El motivo completo de que fuesen
bautizados después de (haber recibido) el bautismo de Juan no radica
en que desconocían al Espíritu Santo, sino en que no habían sido
bautizados con el bautismo de Cristo.
5. Como explica Agustín, Contra
Faust., nuestros sacramentos son signos de la
gracia presente; en cambio, los sacramentos de la ley antigua fueron
signos de la gracia futura. De donde, por el hecho de que Juan bautizó
en nombre del que había de venir, se da a entender que no confería el
bautismo de Cristo, que es un sacramento de la ley
nueva.