Artículo 1:
La bondad o la malicia, ¿están antes en el acto de la voluntad o en el
acto exterior?
lat
Objeciones por las que parece que el bien y el mal están antes en el
acto exterior que en el acto de la voluntad.
1. La voluntad recibe su bondad del objeto, como ya se dijo (
q.19 a.1.2). Pero el acto exterior es el objeto del acto interior de la
voluntad, pues se dice que queremos el robo o que queremos dar
limosna. Luego el bien y el mal están primero en el acto exterior que
en el acto de la voluntad.
2. Además, el bien conviene antes con el fin, porque las cosas que
son para el fin reciben la
razón de bien del orden al fin. Pero
el acto de la voluntad no puede ser fin, como ya se dijo (
q.1 a.1 ad 2); mientras que el acto de cualquier otra potencia sí puede ser fin.
Luego el bien está primero en el acto de cualquier otra potencia que
en el acto de la voluntad.
3. Además, el acto de la voluntad se comporta formalmente con el acto
exterior, como ya se dijo (
q.18 a.6). Pero lo formal es posterior,
pues la forma sobreviene a la materia. Luego el bien y el mal están en
el acto exterior primero que en el de la voluntad.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el libro Retract., que la voluntad es la que peca y la
que vive rectamente. Luego el bien y el mal morales residen
primero en la voluntad.
Respondo: Algunos actos exteriores pueden
llamarse buenos o malos de dos modos. Uno, según su género y según las
circunstancias que se advierten en ellos; por ejemplo, se dice que es
bueno dar limosna si se observan las debidas circunstancias. Del otro
modo, se dice que algo es bueno o malo por su orden al fin; por
ejemplo, se dice que es malo dar limosna por vanagloria. Ahora bien,
como el fin es el objeto propio de la voluntad, es claro que la razón
de bien o de mal, que recibe el acto exterior de su orden al fin, se
encuentra antes en el acto de la voluntad y que de él deriva al acto
exterior. Pero la bondad o malicia que tiene el acto exterior de por
sí, por la debida materia y por las debidas circunstancias, no deriva
de la voluntad, sino más bien de la razón. Por eso, si se considera la
bondad del acto exterior en cuanto que está en la ordenación y en la
aprehensión de la razón, es anterior a la bondad del acto de la
voluntad; pero si se considera en cuanto que está en la ejecución de
la obra, sigue a la bondad de la voluntad, que es su
principio.
A las objeciones:
1. El acto exterior
es objeto de la voluntad en cuanto que la razón se lo presenta a ella
como un bien aprehendido y ordenado por la razón, y así es anterior al
bien del acto de la voluntad. Pero en cuanto consiste en la ejecución
de la obra, es efecto de la voluntad y sigue a la voluntad.
2. El fin es anterior en la
intención, pero posterior en la ejecución.
3. La forma, en cuanto que se
recibe en la materia, es posterior a la materia en la vía de
generación, aunque sea anterior por naturaleza; pero en cuanto que
está en la causa agente, es de todos los modos anterior. Ahora bien,
la voluntad se relaciona con el acto exterior como causa eficiente.
Por eso la bondad del acto de la voluntad es la forma del acto
exterior que está en la causa agente.
Artículo 2:
Toda la bondad o malicia del acto exterior, ¿depende de la bondad de
la voluntad?
lat
Objeciones por las que parece que toda la bondad y la malicia del
acto exterior dependen de la voluntad.
1. Se dice en Mt 7,18: Un árbol bueno no puede dar frutos malos,
ni un árbol malo dar frutos buenos. Pero por árbol se entiende la
voluntad y por fruto, la obra, según la Glossa.
Luego no puede ocurrir que la voluntad interior sea buena y el acto
exterior malo, o a la inversa.
2. Además, dice Agustín en el libro Retract. que
sólo se peca con la voluntad. Luego, si no hay pecado en la voluntad,
no lo habrá en el acto exterior. Y así toda la bondad y malicia del
acto exterior depende de la voluntad.
3. Además, el bien y el mal de que hablamos ahora, son diferencias
del acto moral. Pero las diferencias dividen de por sí al género,
según el Filósofo en VII Metaphys. Luego, como el
acto es moral por ser voluntario, parece que el bien y el mal se
reciben en el acto sólo de la voluntad.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el libro Contra mendacium, que hay cosas que se pueden hacer bien casi sin
un fin bueno o sin buena voluntad.
Respondo: Como ya se advirtió (
a.1), en un acto
exterior puede contemplarse una doble bondad o malicia: una según la
debida materia y circunstancias, y otra según el orden al fin. Y la
que surge del orden al fin depende toda ella de la voluntad. En
cambio, la que proviene de la materia debida o de las circunstancias,
depende de la razón, y de ésta depende la bondad de la voluntad,
porque se dirige a ella.
Pero hay que tener en cuenta que, como ya se dijo (q.19 a.6 ad 1),
para que una cosa sea mala, basta un defecto singular, mientras que
para que algo sea bueno no basta un bien singular, sino que se
requiere integridad de bondad. Por consiguiente, si la voluntad es
buena tanto por su propio objeto como por el fin, se sigue que el acto
exterior es bueno. Pero, para que el acto exterior sea bueno, no basta
la bondad de la voluntad que viene de la intención del fin, sino que,
si la voluntad es mala por la intención del fin o por el acto querido,
se sigue que el acto exterior es malo.
A las objeciones:
1. La voluntad buena, significada
por el árbol bueno, hay que entenderla como dotada de bondad tanto por
parte del acto querido como del fin intentado.
2. Uno no peca con la voluntad
sólo cuando quiere un mal fin, sino también cuando quiere un mal
acto.
3. Lo voluntario no se atribuye
sólo al acto interior de la voluntad, sino también a los actos
exteriores, en cuanto que proceden de la voluntad y de la razón. Por
consiguiente, acerca de unos y otros actos puede haber diferencia de
bien y de mal.
Artículo 3:
La bondad y la malicia del acto exterior, ¿es la misma que la del
acto interior?
lat
Objeciones por las que parece que la bondad o malicia del acto
interior de la voluntad no es la misma que la del acto
exterior.
1. El principio del acto interior es la fuerza interior aprehensiva o
apetitiva del alma, mientras que el principio del acto exterior es la
potencia que ejecuta el movimiento. Pero donde hay diversos principios
de acción, hay diversos actos. Por otra parte, el acto es sujeto de
bondad o de malicia, y un mismo accidente tampoco puede estar en
diversos sujetos. Luego el acto interior y el exterior no pueden tener
la misma bondad.
2. Además, virtud es lo que hace bueno a quien la tiene, y buena
la obra que realiza, como se dice en II Ethic. Pero la virtud intelectual que está en la potencia imperante es distinta de la virtud moral que está en la potencia imperada, como se indica en I Ethic. Luego es distinta la bondad del acto interior, que es de la potencia imperante, y la del acto exterior, que es de la potencia imperada.
3. Además, la causa y el efecto no pueden ser una misma cosa, pues
nada es causa de sí mismo. Pero la bondad del acto interior es causa
de la bondad del acto exterior, o a la inversa, como se dijo (
a.1.2).
Luego la bondad de ambos no puede ser la misma.
Contra esto: está lo que se demostró antes (
q.18 a.6), que el acto de la
voluntad se comporta como lo formal respecto al acto exterior. Pero lo
formal y lo material hacen una sola cosa. Luego es una sola bondad la
del acto interior y la del exterior.
Respondo: El acto interior de la voluntad y el
acto exterior, considerados en el género moral, son un único acto,
como se dijo (
q.17 a.4). Pero sucede algunas veces que el acto que es
uno en cuanto al sujeto, puede tener muchas razones de bondad o
malicia y, otras veces, una sola. Por tanto, hay que decir que unas
veces la bondad o la malicia del acto interior y la del exterior son
la misma y, otras veces, distintas; pues, como ya se dijo (
a.1.2),
estas dos bondades o malicias, la del acto interior y la del exterior,
se ordenan entre sí. Pero, en las cosas que se ordenan una a otra, a
veces una es buena únicamente porque se ordena a otra, como una bebida
amarga es buena sólo porque es curativa. Por eso no es distinta la
bondad de la curación de la de la bebida, sino la misma. Sin embargo,
otras veces lo que se ordena a otra cosa tiene en sí alguna razón de
bien, además del orden a otro bien, como el medicamento sabroso tiene
razón de bien deleitable, además de ser curativo.
Por consiguiente, hay que decir que, cuando el acto exterior es bueno
o malo sólo por orden al fin, entonces es del todo la misma bondad o
malicia la del acto de la voluntad, que se orienta de por sí hacia el
fin, y la del acto exterior, que mira al fin mediante el acto de la
voluntad. Pero cuando el acto exterior tiene bondad o malicia de por
sí, es decir, por la materia o las circunstancias,
entonces la bondad del acto exterior es una y la bondad de la
voluntad, que procede del fin, otra; de modo que, no obstante, la
bondad del fin redunda de la voluntad al acto exterior, y la bondad de
la materia y de las circunstancias redunda al acto de la voluntad,
como ya se dijo (a.1.2).
A las objeciones:
1. Ese argumento demuestra que el
acto exterior y el interior son distintos según el género de la
naturaleza. Sin embargo, de cosas distintas así se constituye una
única en el género moral, como ya se dijo (
q.17 a.4).
2. Como se señala en el VI Ethic., las virtudes morales se ordenan a sus
propios actos, que son como fines, pero la prudencia, que está en la
razón, se ordena a lo que es para el fin. Por eso se requieren varias
virtudes. Pero la razón recta no recibe del fin mismo de las virtudes
otra bondad que la de la virtud, porque la bondad de la razón se
participa en cada una de las virtudes.
3. Cuando algo deriva de una cosa
a otra como de una causa agente unívoca, entonces es distinto lo que
hay en una y en otra; por ejemplo, cuando lo caliente calienta, es
numéricamente distinto el calor de lo que calienta y el calor de lo
calentado, aunque sea el mismo específicamente. Pero cuando algo
deriva de una cosa a otra por analogía o proporción, entonces es una
sola cosa numéricamente; por ejemplo, de lo sano que hay en un cuerpo
animal deriva lo sano a la medicina y a la orina, y no es distinta la
salud de la medicina y de la orina de la salud del animal, que la
medicina realiza y la orina indica. Y así deriva la bondad del acto
exterior de la bondad de la voluntad, y al revés, por el orden del uno
al otro.
Artículo 4:
El acto exterior, ¿añade bondad o malicia al acto
interior?
lat
Objeciones por las que parece que el acto exterior no añade bondad o
malicia al acto interior.
1. Dice Crisóstomo, en Super Matth. 9: La voluntad es la
que es premiada por el bien o condenada por el mal. Pero las obras
son testimonios de la voluntad. Luego Dios no busca las obras por sí
mismo, para saber cómo juzgar, sino por los demás, para que todos
entiendan que El es justo. Pero el bien y el mal han de apreciarse más
según el juicio de Dios que según el juicio de los hombres. Luego el
acto exterior no añade bondad o malicia al acto interior.
2. Además, es una misma la bondad del acto interior y la del
exterior, como se dijo (
a.3). Pero el aumento se hace por adición de
una cosa a otra. Luego el acto exterior no añade bondad o malicia al
acto interior.
3. Además, toda la bondad de las criaturas no añade nada a la bondad
divina, porque toda ella deriva de la bondad divina. Pero la bondad
del acto exterior a veces deriva toda ella de la bondad del acto
interior, otras veces al revés, como se dijo (
a.1.2). Luego ninguno
de ellos añade bondad o malicia al otro.
Contra esto: todo agente busca conseguir el bien y evitar el mal.
Luego, si con el acto exterior no se añadiera bondad o malicia, quien
tiene buena o mala voluntad en vano realizaría una obra buena o
dejaría una obra mala. Y esto es inconveniente.
Respondo: Si hablamos de la bondad del acto
exterior que recibe de la voluntad del fin, entonces el acto exterior
no añade nada de bondad, a no ser que la misma voluntad de suyo se
haga mejor en cosas buenas y peor en malas. Y esto parece que puede
ocurrir de tres modos. Uno, por el número; por ejemplo, cuando uno
quiere hacer algo con buen o mal fin y en ese momento no lo hace, pero
más tarde quiere y lo hace; se duplica el acto de la voluntad y, así,
se hace un doble bien o un doble mal. Otro modo, por la extensión; por
ejemplo, cuando uno quiere hacer algo con un fin bueno o malo y
desiste por algún impedimento, y otro, en cambio, continúa el
movimiento de la voluntad hasta llevarlo a cabo; es
claro que esta segunda voluntad dura más tiempo en el bien o en el mal
y, por ello, es mejor o peor. El tercer modo, por la intensidad, pues
hay algunos actos exteriores que, porque son deleitables o penosos,
por su propia naturaleza intensifican o atenúan la voluntad. Pero
consta que la voluntad es tanto mejor o peor cuanto más intensamente
tiende al bien o al mal.
Si, en cambio, hablamos de la bondad del acto exterior que tiene por
la materia o por las circunstancias debidas, entonces se relaciona con
la voluntad como término y como fin; y así aumenta la bondad o la
malicia de la voluntad, porque toda inclinación o movimiento se
perfecciona cuando consigue el fin o alcanza el término. Por eso una
voluntad no es perfecta si no es tal que obre, dada la oportunidad.
Pero si, habiendo una voluntad perfecta, que obraría si pudiera, falta
la posibilidad, el defecto de la perfección que viene del acto
exterior es completamente involuntario. Ahora bien, lo involuntario no
disminuye el premio o la pena, si uno falla del todo involuntariamente
al hacer el bien o el mal, igual que no merece pena ni premio por
hacer el mal o el bien.
A las objeciones:
1. Crisóstomo habla de la voluntad
del hombre que ha sido consumada y no cesa en su acto si no es a causa
de la imposibilidad de realizarlo.
2. Ese argumento procede a partir
de la bondad del acto exterior que recibe de la voluntad del fin. Pero
la bondad del acto exterior que recibe de la materia y de las
circunstancias es distinta de la bondad de la voluntad que procede del
fin, pero no es distinta de la bondad de la voluntad que procede del
acto mismo querido, sino que se relaciona con ella como su razón y su
causa, según se dijo ya (
a.1.2).
Y con esto queda respondida la objeción tercera.
Artículo 5:
Un acontecimiento subsiguiente, ¿aumenta la bondad o la malicia del
acto exterior?
lat
Objeciones por las que parece que un acontecimiento subsiguiente
aumenta la bondad o la malicia del acto.
1. El efecto preexiste virtualmente en la causa. Pero los
acontecimientos siguen a los actos como los efectos a las causas.
Luego preexisten virtualmente en los actos. Pero todo se juzga bueno o
malo según la virtud, pues virtud es lo que hace bueno a quien la
posee, como se dice en II Ethic. Luego los
acontecimientos aumentan la bondad o malicia del acto.
2. Además, las cosas buenas que hacen los oyentes son efectos que se
siguen de la predicación de un doctor. Pero estas cosas buenas
redundan al mérito del predicador, como demuestra lo que se dice en
Flp 4,1: Hermanos míos queridísimos y muy deseados, mi alegría y mi
corona. Luego el acontecimiento subsiguiente aumenta la bondad o
la malicia del acto.
3. Además, sólo aumenta la pena si crece la culpa; por eso se dice en
Deut 25,2: Según el tamaño del pecado será la medida de la
pena. Pero con el acontecimiento subsiguiente se aumenta la pena,
pues se dice en Ex 21,29: Si el buey embestía desde hacía días,
habían avisado al amo y no lo había encerrado, y mató a un hombre o a
una mujer, el buey será lapidado y su dueño ejecutado. Pero no
sería ejecutado si no hubiera matado a un hombre, aunque no hubiera
encerrado el buey. Luego el acontecimiento subsiguiente aumenta la
bondad o la malicia del acto.
4. Además, si uno interviene en una causa de muerte golpeando o dando
sentencia, y no se sigue la muerte, no contrae irregularidad. Pero la
contraería si se siguiera la muerte. Luego el acontecimiento
subsiguiente incrementa la bondad o la malicia del
acto.
Contra esto: un acontecimiento subsiguiente no hace malo al acto que
era bueno, ni bueno al que era malo. Por ejemplo, si uno da limosna a
un pobre y éste la emplea para pecar, nada se le imputa a quien dio la
limosna y, de un modo semejante, si alguien soporta pacientemente una
injuria que se le ha hecho, no por eso queda disculpado quien la hizo.
Luego el acontecimiento subsiguiente no aumenta la bondad o malicia
del acto.
Respondo: El acontecimiento subsiguiente es
premeditado o no. Si es premeditado, es claro que añade bondad o
malicia, pues cuando uno piensa que de su obra pueden seguirse muchos
males, y no por eso desiste, su voluntad se muestra mucho más
desordenada.
Pero si el acontecimiento subsiguiente no es premeditado, entonces
hay que distinguir. Porque si se sigue de por sí o en la mayoría de
los casos, ese acontecimiento aumenta la bondad o malicia del acto,
pues es claro que es mejor por su género el acto del que pueden
seguirse muchos bienes, y peor aquel del que derivan naturalmente
muchos males. Pero si el acontecimiento subsiguiente es accidental y
excepcional, entonces no incrementa la bondad o la malicia del acto,
pues no se juzga una cosa por lo que es por accidente, sino por lo que
es de por sí.
A las objeciones:
1. La virtud de una causa se
aprecia en lo que es su efecto de por sí, no en lo que lo es por
accidente.
2. Las cosas buenas que hacen los
oyentes se siguen de la predicación del doctor de por sí. Por eso
redundan al premio del predicador, sobre todo cuando se intentan
previamente.
3. Ese acontecimiento por el que
se manda aplicarle una pena, se sigue de por sí de esa causa y,
además, se pone deliberadamente. Por eso se tiene en cuenta para la
pena.
4. Ese argumento procedería si la
irregularidad siguiera a la culpa. Pero no sigue a la culpa, sino al
hecho, por algún defecto del sacramento.
Artículo 6:
Un mismo acto exterior, ¿puede ser bueno y malo?
lat
Objeciones por las que parece que un mismo acto puede ser bueno y
malo.
1. El movimiento continuo es uno solo, como se dice en el V Physic. Pero un solo movimiento continuo puede ser
bueno y malo; por ejemplo, si uno que va sin interrupción a una
iglesia, primero intenta la vanagloria y después, servir a Dios. Luego
un mismo acto puede ser bueno y malo.
2. Además, según el Filósofo en el III Ethic.,
la acción y la pasión son un único acto. Pero puede haber una pasión
buena, como la de Cristo, y una acción mala, como la de los judíos.
Luego un mismo acto puede ser bueno y malo.
3. Además, por ser el esclavo como un instrumento del dueño, la
acción del esclavo es acción del dueño, como la acción de un
instrumento es acción del artífice. Pero puede ocurrir que la acción
del esclavo proceda de una voluntad buena del dueño, y sea así buena,
y de una mala voluntad del esclavo, y sea así mala. Luego el mismo
acto puede ser bueno y malo.
Contra esto: cosas contrarias no pueden estar en un mismo sujeto. Pero
el bien y el mal son contrarios. Luego un acto no puede ser bueno y
malo.
Respondo: Nada impide que algo sea una sola
cosa porque está en un género, y que sea múltiple si se refiere a otro
género. Por ejemplo: una superficie continua es una sola si se la
considera en el género de la cantidad, pero es múltiple en la medida
que se la refiere al género del color, si en parte es blanca y en
parte, negra. De acuerdo con esto, nada impide que un acto sea uno
solo, referido al género de la naturaleza, y que no sea uno solo
referido al género moral, y también a la inversa, como
se dijo (
a.3 ad 1;
q.18 a.7 ad 1); porque un andar continuo es un solo
acto según el género de la naturaleza, pero puede suceder que sean
muchos según el género moral, si cambia la voluntad del que anda,
porque ella es el principio de los actos morales. Por consiguiente, si
se toma un acto como está en el género moral, es imposible que sea
bueno y malo con bondad y malicia moral; pero, si es uno con unidad de
naturaleza y no con unidad moral, puede ser bueno y
malo.
A las objeciones:
1. Ese movimiento continuo que
procede de diversa intención, aunque sea uno con unidad de naturaleza,
no lo es con unidad moral.
2. La acción y la pasión
pertenecen al género moral en la medida que tienen razón de
voluntario. Por tanto, en la medida que se las llama voluntarias a
causa de voluntades diversas, son dos moralmente y puede estar en
ellas por una parte el bien y por otra el mal.
3. El acto del esclavo, en cuanto
procede de la voluntad del esclavo, no es acto del señor, sino sólo en
cuanto que procede de su mandato. Por eso la mala voluntad del esclavo
no lo hace malo.