A continuación hay que estudiar el consejo (q.13 intr). Y sobre esto se plantean seis
problemas:
Artículo 1:
El consejo, ¿es una investigación?
lat
Objeciones por las que parece que el consejo no es una
investigación.
1. Dice el Damasceno que el consejo es apetito.
Pero el investigar no pertenece al apetito. Luego el consejo no es
investigación.
2. Además, el investigar es propio del entendimiento que discurre,
por eso no lo hace Dios, cuyo conocimiento no es discursivo, como se
estudió en la primera parte (q.14 a.7). Pero se atribuye a Dios el
consejo, pues se dice en Ef 1,11: Todo se hace según el consejo de
su voluntad. Luego el consejo no es investigación.
3. Además, la investigación trata de cosas dudosas. Pero el consejo
se da acerca de lo que son bienes ciertos, según aquello del Apóstol,
1 Cor 7,25: Acerca de las vírgenes no tengo precepto del Señor,
pero doy un consejo. Luego el consejo no es investigación.
Contra esto: está lo que dice Gregorio Niseno: Todo
consejo es, ciertamente, una cuestión, pero no toda cuestión es un
consejo.
Respondo: La elección sigue a un juicio de la
razón acerca de lo que hay que hacer, como se dijo (q.13 a.1 ad 2).
Pero en lo que hay que hacer se encuentra mucha incertidumbre, porque
las acciones se refieren a cosas singulares y contingentes, que por su
propia variabilidad son inciertas. Por otra parte, en lo dudoso e
incierto la razón no emite juicio sin una investigación previa. Por
consiguiente, es necesaria una investigación de la razón antes del
juicio acerca de lo que hay que elegir, y esta investigación se
llama consejo. Por eso dice el Filósofo, en el III Ethic., que la elección es el apetito de lo
aconsejado previamente.
A las objeciones:
1. Cuando los actos de dos
potencias se ordenan entre sí, en ambos hay algo de la otra potencia
y, por eso, a los dos se los puede considerar de una u otra potencia.
Ahora bien, es claro que el acto de la razón que dirige en las cosas
que son para el fin y el acto de la voluntad que tiende hacia ellas,
bajo el dictamen de la razón, se ordenan entre sí. Por eso, no sólo en
la elección, que es el acto de la voluntad, aparece algo de la razón:
el orden; sino que también en el consejo, que es el acto de la razón,
aparece algo de la voluntad como materia, porque el consejo trata de
las cosas que quiere hacer el hombre, y también como motivo, pues el
hombre se mueve a deliberar acerca de lo que es para el fin,
precisamente porque quiere el fin. Por eso, igual que el Filósofo dice
en VI Ethic. que la elección es entendimiento
apetitivo, para indicar que ambos concurren en la elección,
también el Damasceno dice que el consejo es apetito
inquisitivo, para mostrar que el consejo pertenece de algún modo
tanto a la voluntad, acerca de la cual y con cuyo contenido se hace la
investigación, como a la razón que investiga.
2. Lo que se afirma de Dios hay
que entenderlo sin ninguno de los defectos que se encuentran en
nosotros; por ejemplo: en nosotros hay ciencia de conclusiones
mediante el discurrir desde las causas a los efectos; en cambio, la
ciencia que se atribuye a Dios significa certeza acerca de todos los
efectos en la primera causa, sin ningún discurrir. Así, se atribuye a
Dios el consejo en cuanto a la certeza de la sentencia o juicio, que
en nosotros proviene de la investigación del consejo. Pero una
investigación de este género no tiene lugar en Dios y, por
consiguiente, no se le atribuye el consejo con estas características.
Y, según esto, dice el Damasceno que Dios no se
aconseja, pues aconsejarse es propio de quien no sabe.
3. Nada impide que
algunos bienes sean muy ciertos según la opinión de varones sabios y
espirituales y que, sin embargo, no son bienes ciertos según la
opinión de la mayoría, o de hombres carnales. Y por eso se dan
consejos acerca de esas
Artículo 2:
El consejo, ¿considera el fin o sólo lo que es para el
fin?
lat
Objeciones por las que parece que el consejo no considera sólo lo que
es para el fin, sino también el fin.
1. Se puede investigar acerca de todo lo que admite duda. Pero sucede
que acerca de lo que pueden realizar los hombres hay dudas sobre el
fin y no sólo sobre lo que es para el fin. Luego parece que el consejo
puede considerar también el fin, pues la investigación trata de lo que
se puede hacer.
2. Además, la materia del consejo son las operaciones humanas. Pero
algunas de éstas son fines, como se dice en el I Ethic. Luego el consejo puede considerar el
fin.
Contra esto: está lo que dice Gregorio Niseno, que el
consejo no trata del fin, sino de lo que es para el
fin.
Respondo: En las cosas realizables el fin tiene
razón de principio, porque las razones de lo que es para el fin se
toman del fin. Ahora bien, el principio no entra en la cuestión, sino
que es necesario suponer los principios en toda investigación. Por
tanto, como el consejo es una cuestión, el consejo no trata del fin,
sino sólo de lo que es para el fin. Sin embargo, sucede que lo que es
fin respecto de algunas cosas se ordena a otro fin, como también lo
que es principio de una demostración es conclusión de otra. Así, pues,
lo que se toma como fin en una investigación, puede tomarse como para
el fin en otra. Y, así, tratará de ello el consejo.
A las objeciones:
1. Lo que se toma como fin está ya
determinado. Por tanto, mientras se tiene como dudoso no se tiene como
fin. Por consiguiente, si se tiene consejo acerca de ello, no será un
consejo acerca del fin, sino acerca de lo que es para el
fin.
2. El consejo trata de operaciones
en cuanto que se ordenan a un fin. Por eso, si una operación humana es
fin, de ella, en cuanto tal, no hay consejo.
Artículo 3:
El consejo, ¿trata sólo de lo que nosotros hacemos?
lat
Objeciones por las que parece que el consejo no trata sólo de lo que
nosotros hacemos.
1. El consejo comporta una confrontación. Pero la confrontación puede
hacerse entre muchos e incluso acerca de seres inmóviles, que no
hacemos nosotros, por ejemplo, las esencias de las cosas. Luego el
consejo no trata sólo de lo que hacemos nosotros.
2. Además, los hombres a veces piden consejo acerca de lo establecido
por la ley, por eso también se habla de jurisconsultos. Y, sin
embargo, quienes piden este consejo no hacen las leyes. Luego el
consejo no trata sólo de lo que hacemos nosotros mismos.
3. Además, se dice que algunos hacen consultas acerca de
acontecimientos futuros que, sin embargo, no están en nuestro poder.
Luego el consejo no trata sólo de lo que hacemos nosotros.
4. Además, si el consejo versara sólo sobre lo que nosotros hacemos,
nadie se aconsejaría sobre lo que tiene que hacer otro. Pero esto es
claramente falso. Luego el consejo no trata sólo de lo que hacemos
nosotros.
Contra esto: está lo que dice Gregorio Niseno: Nos
aconsejamos acerca de lo que hay en nosotros y podemos
hacer.
Respondo: El consejo propiamente implica
confrontación entre muchos, como su mismo nombre indica, pues consejo
equivale a sesión conjunta, porque muchos se sientan a
conferenciar juntos. Ahora bien, hay que tener en
cuenta que, en los contingentes particulares, para llegar a conocer
algo cierto, es necesario considerar muchas condiciones y
circunstancias que no son fáciles para considerarlas uno solo, sino
que las perciben con más certeza muchos, pues lo que uno advierte
otros no. En cambio, en lo universal y necesario, la reflexión es más
absoluta y más simple, hasta el punto de que uno solo puede valerse
mejor para hacerlo. Por eso la investigación del consejo se refiere
propiamente a contingentes singulares. Ahora bien, el conocimiento de
la verdad en estas cosas no tiene algo grande, que sea apetecible por
sí, como el conocimiento de lo universal y necesario, sino que se
apetece en la medida que es útil para la operación, porque las
acciones se refieren a contingentes singulares. Por consiguiente, hay
que decir que el consejo se refiere propiamente a lo que hacemos
nosotros mismos.
A las objeciones:
1. El consejo comporta
confrontación, pero no cualquiera, sino la que se refiere a lo que hay
que hacer, por la razón dicha (a.3).
2. Lo dispuesto por la ley, aunque
no dependa de la acción de quien pide consejo, le es normativo para su
obrar, porque el mandato de la ley es una de las razones de hacer
algo.
3. El consejo no se refiere sólo a
las cosas que se hacen, sino también a las que se ordenan a la acción.
Por eso se dice que se consulta acerca de acontecimientos futuros,
porque el hombre, conociéndolos, se dirige a hacer algo o a
evitarlo.
4. Pedimos consejo acerca de hechos
de otros, porque en cierto modo forman unidad con nosotros, bien por
unión de afecto, como el amigo se preocupa por los asuntos del amigo
como si fueran propios, bien como instrumento, pues el agente
principal y el instrumental son de alguna manera una misma causa, pues
uno actúa a través del otro; y así el amo se aconseja sobre lo que
tiene que hacer el esclavo.
Artículo 4:
El consejo, ¿trata de todo lo que hacemos?
lat
Objeciones por las que parece que el consejo trata de todo lo que
tenemos que hacer.
1. La elección es el apetito de lo aconsejado previamente,
como se dijo (a.1). Pero la elección versa sobre todo lo que hacemos.
Luego también el consejo.
2. Además, el consejo conlleva investigación de la razón. Pero
procedemos con investigación de la razón en todo lo que no hacemos por
impulso de una pasión. Luego el consejo se refiere a todo lo que
hacemos.
3. Además, dice el Filósofo en el III Ethic.
que, si algo puede hacerse con muchos medios, se pide consejo sobre
cómo hacerlo más fácilmente y mejor; si, en cambio, sólo puede hacerse
con uno, sobre cómo puede realizarse. Pero todo lo que se hace, se
hace con uno o con muchos medios. Luego el consejo trata de todo lo
que hacemos.
Contra esto: está lo que dice Gregorio Niseno, que no
hay consejo acerca de las obras que se hacen mediante disciplina o
arte.
Respondo: El consejo es una investigación, como
se dijo (a.1). Pero sólo solemos investigar las cosas que llegan a ser
dudosas; por eso la razón inquisitiva, que se llama argumento,
es lo que da firmeza a un asunto dudoso. Ahora
bien, entre las cosas que pueden realizar los hombres, ocurre que algo
no es dudoso por dos motivos. Uno, porque se llega a fines
determinados por vías determinadas, como sucede en las artes, que
tienen vías seguras de obrar; por ejemplo, el escribiente no se
aconseja sobre cómo debe juntar las letras, pues esto está determinado
por el arte. El segundo, porque no importa mucho hacerlo de un modo u
otro; se trata de cosas mínimas que ayudan o entorpecen muy poco la
consecución del fin: la razón considera lo poco como si fuera nada.
Por consiguiente, como dice el Filósofo, no nos aconsejamos sobre estas dos cosas:
sobre cosas pequeñas y sobre lo que está determinado cómo hacerlo, por
ejemplo, en la operación de las artes, exceptuando, como
advierte Gregorio Niseno, algunas artes que se
basan en conjeturas, como la medicinal, la negociativa,
etc.
A las objeciones:
1. La elección presupone el consejo
por razón del juicio o de la sentencia. Por eso, cuando el juicio o
sentencia son claros sin investigación, no se requiere la
investigación del consejo.
2. La razón no investiga en las
cosas claras, sino que juzga inmediatamente. Por tanto, no es
necesario que haya investigación del consejo en todo lo que se hace
racionalmente.
3. Puede haber duda cuando puede
hacerse por un solo medio, pero de distintos modos, lo mismo que
cuando se hace por muchos medios; por consiguiente, se necesita el
consejo. Pero cuando están determinados tanto la cosa como el modo,
entonces no hace falta el consejo.
Artículo 5:
El consejo, ¿procede con orden resolutorio?
lat
Objeciones por las que parece que el consejo no procede de modo
resolutorio.
1. El consejo trata de lo que nosotros hacemos. Pero nuestras
operaciones no proceden de modo resolutorio, sino más bien de modo
compositivo, es decir, de las cosas simples a las compuestas. Luego el
consejo no procede siempre de modo resolutorio.
2. Además, el consejo es una investigación de la razón. Pero la razón
comienza por las cosas primeras y llega a las últimas, siguiendo el
orden más conveniente. Por consiguiente, como las cosas pretéritas son
anteriores a las presentes y éstas a las futuras, parece que, al
efectuar el consejo, hay que proceder de lo pasado y presente hasta lo
futuro. Pero esto no pertenece al orden resolutorio. Luego no se
observa el orden resolutorio en los consejos.
3. Además, el consejo sólo trata de lo que nos es posible, como se
dice en el III Ethic. Pero determinar si una
cosa nos es posible depende de lo que podemos o no podemos hacer para
llegar a ella. Luego en la investigación del consejo se debe comenzar
por lo presente.
En cambió está lo que dice el Filósofo, en el III Ethic., que quien efectúa el consejo parece investigar y analizar.
Respondo: En toda investigación hay que
comenzar por algún principio. Y, si lo que es primero en el
conocimiento lo es también en el ser, no hay proceso resolutorio, sino
más bien compositivo; por ejemplo, proceder de las causas a los
efectos es un proceso compositivo, pues las causas son más simples que
los efectos. En cambio, si lo que es primero en el conocimiento es
posterior en el ser, hay proceso resolutorio; por ejemplo, cuando
juzgamos efectos claros, resolviéndolos en sus causas simples. Ahora
bien, el principio en la investigación del consejo es el fin, que es
anterior en la intención y posterior en el ser. Según esto, es
necesario que la investigación del consejo sea resolutiva, es decir,
que comience por lo que se pretende en el futuro y llegue hasta lo que
hay que hacer inmediatamente.
A las objeciones:
1. El consejo considera,
efectivamente, las operaciones, pero la razón de las operaciones se
toma del fin; por eso el orden del razonar acerca de
las operaciones es contrario al orden del obrar.
2. La razón comienza por lo que es
primero según la razón, pero no siempre por lo que es primero en el
tiempo.
3. Acerca de lo que hay que hacer
por causa del fin, no preguntaríamos si es posible si no fuera
adecuado al fin. Por eso, antes de mirar si es posible, es necesario
investigar si es conveniente para llevar hacia el fin.
Artículo 6:
El consejo, ¿procede al infinito?
lat
Objeciones por las que parece que la investigación del consejo
procede al infinito.
1. El consejo es una investigación acerca de cosas particulares,
entre las que está la operación. Pero los singulares son infinitos.
Luego la investigación del consejo es infinita.
2. Además, entra en la investigación del consejo el mirar no sólo qué
hay que hacer, sino también cómo quitar los impedimentos. Pero toda
acción humana puede ser impedida y los impedimentos pueden quitarse
mediante alguna razón humana. Luego resulta infinito investigar el
modo de suprimir los impedimentos.
3. Además, la investigación de las ciencias demostrativas no procede
al infinito, porque consiste en llegar a unos principios conocidos por
sí mismos, que tienen certeza completa. Pero esta certeza no puede
encontrarse en los singulares contingentes, porque son variables e
inciertos. Luego la investigación del consejo procede al
infinito.
Contra esto: nadie se mueve hacia donde es imposible llegar,
como se dice en el I De caelo. Pero es
imposible atravesar lo infinito. Por consiguiente, si la investigación
del consejo fuera infinita, nadie comenzaría a hacer consejo. Lo que
evidentemente es falso.
Respondo: La investigación del consejo es
finita en acto por las dos partes: por la parte del principio y por la
parte del término. En la investigación del consejo, en efecto, se toma
un doble principio: uno propio, del mismo género de lo que se puede
hacer, que es el fin, acerca del cual no hay consejo, sino que se
establece como principio en el consejo, como se dijo (a.2); y otro
tomado de otro género, como en las ciencias demostrativas una de ellas
toma de otra unos principios que no investiga expresamente. Ahora
bien, los principios de esta clase que se suponen en la investigación
del consejo son cuanto aceptamos por los sentidos, como que esto es
hierro o pan, y cuanto es conocido en universal mediante alguna
ciencia especulativa o práctica, por ejemplo: que el cometer adulterio
está prohibido por Dios, y que el hombre no puede vivir sin tomar
alimento adecuado. Acerca de estas cosas no investiga el
consejo.
Por otra parte, el término de la investigación consiste en lo que está inmediatamente en nuestro poder hacerlo. Y lo mismo que el fin tiene razón de principio, lo que se hace por el fin tiene razón de conclusión. Por eso, lo primero que hay que hacer tiene razón de conclusión última, en la que termina la investigación.
No obstante, nada impide que el consejo sea infinito en potencia, puesto que el consejo puede investigar algunas cosas hasta el infinito.
A las objeciones:
1. Los singulares no son infinitos
en acto, sino sólo en potencia.
2. Aunque la acción humana puede
ser impedida, no siempre tiene preparado un impedimento. Por
consiguiente no es necesario reflexionar siempre sobre el modo de
quitar los impedimentos.
3. En los contingentes singulares
puede tomarse algo como cierto, aunque no de un modo absoluto, sino
como es ahora, en cuanto se asume en la operación. Porque no es
necesario que Sócrates esté sentado, pero sí es necesario que lo esté
mientras está sentado. Y esto puede tomarse con certeza.