Artículo 1:
El ángel, ¿puede o no puede moverse localmente?
lat
Objeciones por las que parece que el ángel no puede moverse
localmente:
1. El Filósofo, en VI Physic. demuestra que nada indivisible se mueve, porque mientras algo está en el punto
de partida no se mueve, y cuando está en el punto de llegada tampoco;
puesto que entonces ya se ha consumado el movimiento. Por eso, hay que
concluir que cuando algo se mueve, en parte está en el punto de
partida y en parte está en el de llegada. Pero el ángel es
indivisible. Por lo tanto, el ángel no puede moverse
localmente.
2. Como se dice en III Physic., el
movimiento es acto de lo imperfecto. Pero el ángel
bienaventurado no es imperfecto. Por lo tanto, el ángel bienaventurado
no se mueve localmente.
3. Todo movimiento presupone alguna necesidad. Pero no
hay ninguna necesidad en los ángeles bienaventurados. Por lo tanto,
los ángeles no se mueven localmente.
Contra esto: la misma razón hay para que se mueva el ángel
bienaventurado y el alma bienaventurada. Pero es necesario reconocer
que el alma bienaventurada se mueve localmente, ya que es artículo de
fe que Cristo, según el alma, bajó a los infiernos. Por lo tanto, el
ángel bienaventurado se mueve localmente.
Respondo: El ángel bienaventurado puede moverse
localmente. Pero así como estar en un lugar conviene tanto al cuerpo
como al ángel equívocamente, otro tanto ocurre cuando se trata del
movimiento local. Pues el cuerpo ocupa un lugar en cuanto que en él
está contenido y por él delimitado. Por eso es necesario que el
movimiento local del cuerpo sea medido por el lugar acomodándose a sus
exigencias. De ahí que la continuidad del movimiento dependa de la
continuidad o magnitud del espacio, y que al antes y al después del
espacio le corresponda el antes y el después del movimiento local del
cuerpo, como se dice en IV
Physic. Pero el ángel
no está ni delimitado ni contenido en un lugar, sino más bien como
quien lo contiene. De ahí que el movimiento local del ángel no se mida
por el lugar mismo o por sus exigencias de
continuidad, sino que es un movimiento discontinuo. Puesto que el
ángel no está en un lugar más que por contacto virtual, como dijimos
(
q.52 a.1), es necesario que el movimiento local del ángel no consista
más que en diversos contactos sucesivos y no simultáneos, ya que el
ángel no puede estar simultáneamente en muchos lugares, como dijimos
anteriormente (
q.52 a.2). Así, este tipo de contactos no
necesariamente tienen que ser continuos.
Sin embargo, en estos contactos puede haber cierta continuidad.
Porque, ya lo dijimos (q.52 a.2), nada impide poder asignar al ángel
un lugar divisible por contacto virtual, como se asigna un lugar
divisible al cuerpo por contacto dimensional. Por lo tanto, así como
el cuerpo abandona sucesivamente, y no todo a la vez, el lugar en el
que estaba antes, de ahí la continuidad de su movimiento local, así
también el ángel puede abandonar sucesivamente el lugar donde estaba,
y, así, su movimiento será continuo. También puede abandonar
súbitamente un lugar y ocupar totalmente otro. Así, su movimiento no
será continuo.
A las objeciones:
1. Aquel argumento aquí falla por
dos motivos. 1)
Primero, porque la demostración de Aristóteles
es viable para lo indivisible cuantitativo, a lo que necesariamente le
corresponde un lugar indivisible. Esto no es aplicable al
ángel.
2) Segundo, porque la demostración de Aristóteles es viable
cuando se trate del movimiento continuo. Si el movimiento no fuera
continuo, podría decirse que algo se mueve mientras está en el punto
de partida y mientras lo está en el de llegada, porque la sucesión de
diversos lugares se llamaría movimiento. Por eso, en cualquiera de los
lugares donde estuviera, podría decirse que se mueve. Pero la
continuidad del movimiento lo impide, porque nada continuo está en su
término. Ejemplo: La línea no está en el punto. De este modo, es
necesario que lo que se mueve, mientras se mueve, no está totalmente
en uno de sus extremos, sino que, en parte está en uno, y en parte en
otro. Por lo tanto, porque el movimiento del ángel no es continuo, la
demostración de Aristóteles no es viable en este caso.
En cambio, en cuanto que el movimiento del ángel es considerado
continuo, puede concederse que el ángel, mientras se mueve, en parte
está en el punto de partida, y en parte en el de llegada (entendiendo
que parte no se refiere a la sustancia del ángel, sino al
lugar). Porque, al empezar su movimiento continuo, el ángel está
totalmente en el lugar divisible en el que empieza a moverse; pero,
mientras se mueve, está en parte del primer lugar que deja, y en parte
del segundo lugar que ocupa. Por qué pueda ocupar parte de dos
lugares, se debe a que al ángel le corresponde ocupar un lugar
divisible por contacto virtual, como el cuerpo lo ocupa por contacto
dimensional. De donde se sigue que, tratándose del cuerpo móvil, en
cuanto al lugar es divisible en razón de su magnitud. Pero, tratándose
del ángel, su virtud puede aplicarse a cualquier lugar
divisible.
2. El movimiento de lo que está en
potencia es acto de lo imperfecto. Pero el movimiento que proviene del
contacto virtual pertenece al ser en acto; porque algo tiene virtud en
cuanto que está en acto.
3. El movimiento del ser que está
en potencia presupone una necesidad. Pero el movimiento del ser que
está en acto no presupone una necesidad en él, sino en otro. Así, el
ángel se mueve localmente a causa de nuestra necesidad, según aquello
de Hebr 1,14: Todos son espíritus dispensadores, enviados por
ministerio en favor de quienes heredan la salvación.
Artículo 2:
El ángel, ¿pasa o no pasa por el medio?
lat
Objeciones por las que parece que el ángel no pasa por el
medio:
1. Todo el que atraviesa el lugar intermedio, antes recorre el lugar
igual a sí mismo que otro mayor. El lugar igual al ángel es el punto,
ya que el ángel es indivisible. Por lo tanto, si el ángel, moviéndose,
atraviesa el lugar intermedio, es necesario que, con su
movimiento, atraviese puntos infinitos. Esto es
imposible.
2. La sustancia del ángel es más simple que nuestra alma.
Pero nuestra alma con su pensamiento puede pasar de un extremo a otro
sin pasar por el medio. Ejemplo: Yo puedo pensar en Francia y después
en Siria sin pensar para nada en Italia que está en medio. Por lo
tanto, con mayor motivo el ángel puede trasladarse de un extremo a
otro sin pasar por el medio.
Contra esto: si el ángel se mueve de un lugar a otro, cuando está en el
punto de llegada no se mueve, sino que se ha movido. Pero antes de
haberse movido, hay que moverse. Por lo tanto, estando en alguna otra
parte, se movía. Pero no se movía cuando estaba en el punto de
partida. Por lo tanto, se movía cuando estaba en medio. Así, es
necesario que pase por el medio.
Respondo: Tal como dijimos (
a.1), el movimiento
del ángel puede ser continuo o discontinuo. Si es continuo, el ángel
no puede moverse de un extremo a otro sin pasar por el medio, porque,
como se dice en V
Physic.,
el medio es a lo
que llega quien se mueve con movimiento continuo antes de alcanzar el
último extremo. El orden de lo anterior y de lo posterior en el
movimiento continuo, corresponde a lo primero y segundo en lo extenso,
como se dice en IV
Physic.
Si el movimiento del ángel no es continuo, es posible que se traslade
de un extremo a otro sin pasar por el medio. Se demuestra de la
siguiente manera: Entre dos lugares extremos hay infinitos lugares
intermedios tanto si se trata de lugares divisibles como indivisibles.
Es evidente al tratarse de lugares indivisibles, porque entre dos
puntos cualesquiera hay infinitos puntos intermedios, ya que nunca
habrá dos puntos distintos sin lugar intermedio entre ellos, como se
demuestra en VI Physic. Lo mismo hay que decir
tratándose de lugares divisibles. Esto resulta claro por el movimiento
continuo de un cuerpo cualquiera. Pues el cuerpo no se mueve de un
lugar a otro más que en el tiempo. Durante el tiempo que mide el
movimiento del cuerpo no hay dos ahora en los que el cuerpo que
se mueve no esté en lugares distintos, porque si estuviera en el mismo
lugar durante dos ahora, estaría en reposo, ya que estar en
reposo no es más que estar en un mismo lugar antes y
después.
Por lo tanto, como entre el primero y el último ahora hay
infinitos ahora, es necesario que entre el primer lugar, en el
que empezó el movimiento, y el último lugar, en el que el movimiento
terminó, haya infinitos lugares. Esto lo demuestra la misma
experiencia. Si un cuerpo mide un palmo, y el camino que ha de
recorrer mide dos, es evidente que el lugar en el que empieza el
movimiento mide un palmo, y un palmo mide también el lugar en el que
el movimiento termina. Es evidente que cuando el cuerpo empieza a
moverse, va abandonando el primer palmo deslizándose por partes al
segundo. A medida que va dividiéndose la extensión del palmo, se irán
multiplicando los lugares intermedios, porque un punto cualquiera que
se tome en la extensión del primer palmo es principio de un lugar, y
el correspondiente en la magnitud del otro es su término. Pero como la
magnitud es divisible hasta el infinito, y en toda magnitud hay
infinitos puntos potenciales, hay que deducir que entre dos lugares
cualesquiera hay infinitos lugares intermedios.
Pero un móvil no puede recorrer una infinidad de lugares más que por
la continuidad del movimiento. Esto es así porque, si bien los lugares
intermedios son infinitos en potencia, es asimismo posible encontrar
cierta infinidad potencial en el movimiento continuo. Así, pues, si el
movimiento no es continuo, todas las partes que lo componen están
numeradas en acto. Si un móvil se mueve con movimiento discontinuo, es
necesario o que no pase por todos los lugares intermedios, o que
recorra infinitos lugares intermedios. Esto último es imposible. Por
lo tanto, cuando el movimiento es discontinuo, el ángel no recorre
todos los lugares intermedios.
Pasar de un extremo a otro y no por el medio, es algo que no le puede
corresponder al cuerpo, pero sí al ángel, porque el cuerpo está
contenido y delimitado por el lugar, y, así, es
necesario que, al moverse, esté sometido a las leyes de dicho lugar.
En cambio, la sustancia del ángel no está sometida a un lugar como
contenido, sino que es superior a él como continente. Por eso es dueño
de aplicarse al lugar del modo que prefiera, bien sea pasando por el
medio o bien sin pasar.
A las objeciones:
1. El lugar del ángel sea igual
al ángel no hay que entenderlo en cuanto a la extensión, sino en
cuanto al contacto virtual. Por eso, el lugar del ángel puede ser
divisible sin necesidad de ser un punto. Y aun cuando los lugares
intermedios son infinitos, como dijimos, sin embargo, quedan
anulados por la continuidad del movimiento, como también indicamos.
2. Mientras el ángel se mueve
localmente, aplica su esencia a distintos lugares; en cambio, la
esencia del alma no se aplica a lo que piensa, sino que, más bien, es
lo pensado lo que está en ella. Por lo tanto, no hay
paridad.
3. En el movimiento continuo,
haberse movido no es parte del movimiento, sino su término; de este
modo es necesario moverse antes de haberse movido. Así, dicho
movimiento necesariamente pasa por el medio. En el movimiento
discontinuo, estar en el término es parte del movimiento, al igual que
la unidad es parte del número. Por eso, dicho movimiento está
constituido por la sucesión de diversos lugares sin necesidad de
lugares intermedios.
Artículo 3:
El movimiento del ángel, ¿es o no es instantáneo?
lat
Objeciones por las que parece que el movimiento del ángel es
instantáneo:
1. Cuanto más grande es la fuerza del motor y menor la resistencia
del móvil, tanto más veloz es el movimiento. Pero la fuerza con que el
ángel se mueve a sí mismo supera sin comparación a las fuerzas que
mueven un cuerpo. El tiempo es inversamente proporcional a la
velocidad. Y todo tiempo es proporcionado a otro tiempo. Así, pues,
todo cuerpo se mueve en el tiempo; el ángel, en el
instante.
2. El movimiento del ángel es más simple que cualquier
mutación corporal. Pero hay alguna mutación corporal instantánea, como
la iluminación, ya porque ningún objeto se ilumina sucesivamente, como
sí se calienta sucesivamente; ya porque el rayo luminoso no llega
antes a lo que tiene más cerca y después a lo más lejano. Por lo
tanto, con mayor motivo el movimiento del ángel es
instantáneo.
3. Si el ángel se mueve de un lugar a otro en el tiempo,
es evidente que en el último instante de aquel tiempo está en el punto
de llegada. Durante todo el tiempo anterior, o bien está en el lugar
inmediatamente precedente, tomado como punto de partida, o bien está
en parte en uno y en parte en otro. Pero si está en parte en uno y en
parte en otro, es divisible. Esto no es aceptable. Por lo tanto,
durante todo el tiempo anterior está en el punto de partida.
Consecuentemente reposa allí, ya que el reposo no es más que estar en
el mismo lugar ahora y antes, como dijimos (
a.2). Así, sólo se mueve
en el último instante del tiempo.
Contra esto: en toda mutación hay un antes y un después.
Pero el antes y el después del movimiento se enumeran por razón del
movimiento. Por lo tanto, todo movimiento incluso el del ángel, está
en el tiempo, ya que en él hay antes y después.
Respondo: Algunos dijeron que el
movimiento local del ángel es instantáneo. Pues decían que el ángel,
al moverse de un lugar a otro, durante todo el tiempo que precede al
último instante está en el punto de partida, y que en el último
instante está en el punto de llegada. Tampoco es necesario que haya
algo intermedio entre los dos extremos, como tampoco es necesario que
haya algo intermedio entre el tiempo y su término.
Entre dos
ahora del tiempo, hay un tiempo intermedio, y por
eso, dicen que no es posible indicar el último
ahora en el que
estuvo en el punto de partida. Tampoco en la iluminación o en la
generación sustancial del fuego se puede indicar el último instante en
el que el aire fue oscuro, o en el que la materia estuvo privada de la
forma del fuego. Pero sí se puede indicar el último momento en el que
hubo luz en el aire o forma de fuego en la materia. Por eso, la
iluminación y la generación sustancial son llamados movimientos
instantáneos.
Esta teoría no es aplicable en nuestro caso. Se demuestra de la
siguiente manera: Al concepto de reposo pertenece el que lo que reposa
no sea de distinta manera ahora y antes. En cada uno de los
ahora del tiempo medido por el reposo, lo que reposa está igual
en el primer momento, en el intermedio y en el último. Pero a la razón
de movimiento pertenece que el móvil esté de distinta manera ahora y
antes; por eso, en cada uno de los ahora del tiempo que mide el
movimiento, el móvil tiene una disposición distinta. Por eso es
necesario que en el último ahora tenga una forma que antes no
tenía. Resulta claro que reposar algo en un estado, por ejemplo, en la
blancura, es permanecer en tal estado en cada uno de los instantes de
aquel tiempo; por eso no es posible que algo repose en uno de los
términos durante todo el tiempo precedente, y que después, en el
último instante, esté en otro término. Pero esto es posible en el
movimiento, porque moverse durante todo un tiempo no es estar en la
misma disposición en cada uno de sus instantes. Así, pues, todos estos
cambios instantáneos son términos de un movimiento continuo, y, así,
la generación es el término de una alteración de la materia, y la
iluminación es el término del movimiento local del cuerpo iluminado.
Pero el movimiento local del ángel no es el término de ningún otro
movimiento continuo, sino que, por sí mismo, es un movimiento distinto
e independiente de todo otro movimiento. Por eso, es insostenible
decir que durante todo un tiempo dado está en un lugar y en su último
instante está en otro, sino que es necesario determinar el último
instante en el que estuvo en el lugar precedente. Pero donde hay
muchos ahora, necesariamente hay tiempo, ya que el tiempo no es
más que la enumeración de lo primero y de lo segundo en el movimiento.
Por lo tanto, hay que concluir que el movimiento del ángel se realiza
en el tiempo, el cual será continuo o discontinuo según lo sea el
movimiento, puesto que la continuidad del tiempo proviene de la
continuidad del movimiento, como se dice en IV Physic., pues el ángel puede moverse de ambas maneras, como dijimos (a.1).
Pero este tiempo, sea o no continuo, nada tiene de común con el
tiempo que mide el movimiento del cielo y por el que se miden todos
los seres corpóreos cuyos cambios dependen del movimiento del cielo,
porque el movimiento del ángel no depende del movimiento de los
cielos.
A las objeciones:
1. Si el tiempo que mide el
movimiento del ángel es discontinuo, una sucesión de instantes, no es
proporcionado al tiempo que mide el movimiento de los seres
corporales, que es continuo, puesto que no son del mismo orden. Pero
si fuese continuo, hay proporcionalidad, si bien no fundamentada en la
proporción existente entre el motor y el móvil, sino en la existente
entre las magnitudes en movimiento. Además, la velocidad del
movimiento del ángel no depende de la cantidad de su virtud, sino de
la determinación de su voluntad.
2. La iluminación es el término
del movimiento, y es una alteración y no un movimiento local en el
sentido de que la luz llegue primero a lo más cercano y después a lo
más lejano. En cambio, el movimiento del ángel es local y no es
término de movimiento. Por tanto, no hay paridad.
3. Aquella objeción se refiere al
tiempo continuo. Pero el tiempo que mide el movimiento del ángel puede
no ser continuo, y, en este caso, en un determinado instante
el ángel puede estar en un lugar, y en otro instante
en otro, sin necesidad que entre ambos medie tiempo alguno. En el caso
que el tiempo, del movimiento del ángel sea continuo, el ángel,
durante todo el tiempo que precede al último instante, pasa por una
infinidad de lugares, como expusimos anteriormente (
a.2). Sin embargo,
si en parte está en uno de los lugares continuos y en parte en otro,
no se debe a que su sustancia sea divisible, sino a que su virtud se
aplica a una parte del primer lugar y a otra del segundo, como también
dijimos (
a.1).