Artículo 1:
En Dios, el nombre Imagen, ¿tiene o no tiene sentido
personal?
lat
Objeciones por las que parece que en Dios el nombre Imagen no tiene
sentido personal:
1. Dice Agustín en el libro De fide ad Petrum: Una
es la Imagen divina de la Santa Trinidad a la que ha sido hecho el
hombre. Así, pues, Imagen tiene sentido esencial y no
personal.
2. Dice Hilario en el libro De Synod.: La
imagen es, de aquello de lo que es imagen, especie sin diferencia.
Pero en Dios la especie o la forma tienen sentido esencial. Luego
también lo tiene la Imagen.
3. Imagen viene de imitar, y esto implica antes y
después. Pero en las personas divinas no hay antes ni después. Luego
en Dios Imagen no puede ser nombre personal.
Contra esto: está lo que dice Agustín: ¿Hay algo más
absurdo que llamarse imagen de sí mismo? Por lo tanto, en Dios
Imagen se dice relativamente. Y como tal, se trata de nombre
personal.
Respondo: El concepto de imagen implica la
semejanza. Pero no cualquier semejanza puede entrar en el concepto de
imagen, sino aquella semejanza que está en la especie del objeto o, al
menos, en algún signo de la especie. En las cosas creadas, el signo
máximo de la especie parece ser la figura, pues observamos que de
diversos animales según la especie hay diversas figuras y no diversos
colores. De ahí que, si se quita el color de alguna cosa pintada en la
pared, no se dice que se ha quitado la imagen, a no ser que se borre
la figura.
Pero tampoco esta semejanza de la especie o de la figura es
suficiente; sino que, para que algo sea semejante, se requiere el
origen. Porque, como dice Agustín en el libro Octoginta trium
quaest., un huevo no es imagen de otro porque no ha
salido de él. Por lo tanto, para que algo sea verdaderamente imagen se
requiere que proceda de otro semejante en la especie o, al menos, en
un signo de la especie. En Dios, los nombres que implican procesión u
origen son personales. Por lo tanto, Imagen es nombre
personal.
A las objeciones:
1. Se llama propiamente imagen lo
que procede a semejanza de otro. Aquello a cuya semejanza procede
algo, propiamente se llama ejemplar; impropiamente, imagen. Sin
embargo, Agustín utiliza así el nombre de imagen cuando
dice que la divinidad de la santa Trinidad es la imagen a la que ha
sido hecho el hombre.
2. Especie, tal como Hilario la
pone en la definición de imagen, implica la forma deducida en alguien
por otro. Pues en este sentido se dice que la imagen es especie de
algo, lo mismo que aquello que se parece a algo es llamado su forma en
cuanto que tiene una forma parecida.
3. En las personas divinas,
imitación no indica posterioridad, sino sólo semejanza.
Artículo 2:
Imagen, ¿es o no es nombre propio del Hijo?
lat
Objeciones por las que parece que Imagen no es nombre propio del
Hijo:
1. Como dice el Damasceno: El Espíritu Santo es imagen del Hijo. Luego no es propio del Hijo.
2. Ser imagen implica semejanza expresada, como dice Agustín
en el libro Octoginta trium quaest. Pero esto le
corresponde al Espíritu Santo, pues procede de otro por semejanza.
Luego el Espíritu Santo es imagen. Por lo tanto, ser Imagen no es
propio del Hijo.
3. También el hombre es llamado imagen de Dios según
aquello de 1 Cor 11,7: El hombre no debe tapar su cabeza, porque
es imagen y gloria de Dios. Luego no es propio del
Hijo.
Contra esto: está lo que dice Agustín en VI De Trin.: Sólo el Hijo es Imagen del Padre.
Respondo: Los doctores de los
griegos llaman comúnmente al Espíritu Santo imagen del
Padre y del Hijo. Pero los doctores latinos atribuyen
el nombre de Imagen sólo al Hijo; pues en la Escritura canónica este
nombre no se encuentra dicho más que del Hijo. En Col 1,15:
Quien
es la imagen de Dios invisible, primogénito de la criatura Y en Hb
1,3:
El que es esplendor de la gloria y figura de su sustancia.
Como razón de esto algunos aducen que el Hijo conviene
con el Padre no sólo en la naturaleza, sino también en la noción de
principio. Por otra parte, el Espíritu Santo no tiene ninguna noción
común ni con el Hijo ni con el Padre. Pero esto no parece suficiente.
Porque así como de las relaciones en Dios no se deriva ni igualdad ni
desigualdad, como dice Agustín, tampoco la semejanza,
que es imprescindible para la razón de imagen. Por eso
otros dicen que el Espíritu Santo no puede ser llamado
imagen del Hijo porque no hay imagen de la imagen. Tampoco puede ser
llamado imagen del Padre, porque la imagen está referida directamente
a aquello de lo que es imagen; y el Espíritu Santo está referido al
Padre por el Hijo. Tampoco es imagen del Padre y del Hijo, porque
sería imagen de dos, y esto es imposible. Por lo tanto, no puede
concluirse más que el Espíritu Santo de ningún modo es imagen. Pero
con esto no se dice nada. Porque el Padre y el Hijo son el único
principio del Espíritu Santo, como se dirá más adelante (
q.36 a.4).
Por eso, nada impide que sea una imagen del Padre y
del Hijo en cuanto que son uno; pues también el hombre es una imagen
de toda la Trinidad.
Así, pues, en otra dimensión hay que decir: Así como el Espíritu
Santo, aun cuando por una procesión tome, al igual que el Hijo, la
naturaleza del Padre, sin embargo, no es llamado nacido; así
tampoco, aun cuando reciba la especie semejante del Padre, es llamado
imagen. Porque el Hijo procede como Palabra, a cuya razón de ser
pertenece la semejanza de especie con aquello de lo que procede. Pero
no es así con la razón de ser del amor, aun cuando le corresponda al
amor que es el Espíritu Santo en cuanto amor divino.
A las objeciones:
1. El Damasceno y otros doctores de
los griegos comúnmente utilizan el nombre de imagen por perfecta
semejanza.
2. Aun cuando el Espíritu Santo
sea semejante al Padre y al Hijo, sin embargo, y por la razón aducida, no se sigue que sea imagen.
3. Una imagen puede encontrarse en
algo de dos maneras. 1) Una, en la realidad de la misma
naturaleza según la especie; como la imagen del rey se encuentra en su
hijo. 2) Otra, en la realidad de distinta naturaleza, como la
imagen del rey se encuentra en una moneda. Según la primera manera, el
Hijo es Imagen del Padre. Según la segunda manera, el hombre es imagen
de Dios. Por eso, para designar en el hombre la imperfección de
imagen, el hombre no sólo es llamado imagen, sino a imagen, con
cuya expresión se indica cierta tendencia a la perfección. Pero del
Hijo de Dios no puede decirse que sea a imagen, porque es la
perfecta Imagen del Padre.