“Camino”

El antiguo semita es nómada. Camino, vía. y sendero desempeñan en su existencia un papel esencial. Como la cosa más normal utiliza este mismo vocabulario para hablar de la vida moral y religiosa, y tal uso se mantuvo en la lengua hebrea.

I. LAS DOS VÍAS

Existen dos maneras de conducirse, dos caminos: el bueno y el malo Sal 1,6 Prov 4,18s 12,28. El buen camino, el camino recto y perfecto 1Sa 12,23 1Re 8,36 Sal 101,2.6 1Cor 12,31 consiste en practicar la justicia Prov 8,20 12,28, en ser fiel a la verdad Sal 119,30 Tob 1,3, en buscar la paz Is 59,8 Lc 1,79. Los escritos sapienciales proclaman que ése es el camino de la vida Prov 2,19 5,6 6,23 15,24; tal camino asegura una existencia larga y próspera.

El mal camino, tortuoso Prov 21,8, es el que siguen los insensatos Prov 12,15, los pecadores Sal 1,1 Eclo 21,10, los malvados Sal 1,6 Prov 4,14.19 Jer 12,1. Conduce a la perdición Sal 1,6 y a la muerte Prov 12,28. Entre estos dos caminos, el hombre es libre para escoger y sobre él carga la responsabilidad de su elección Eclo 15,12 Mt 7,13s.

II. LOS CAMINOS DE DIOS

Israel no puede contentarse con generalidades de orden moral. Su experiencia religiosa le lleva mucho más lejos. Abraham se puso en camino siguiendo el llamamiento de Dios Gen 12.1-5; desde entonces comenzó una inmensa aventura, en la cual el gran problema consiste en reconocer los caminos de Dios y seguirlos. Caminos desconcertantes («mis caminos no son vuestros caminos», dice el Señor Is 55,8) pero que conducen a realizaciones maravillosas.

1. El éxodo es de ello el ejemplo privilegiado. Entonces experimenta el pueblo lo que es «marchar con su Dios» Miq 6,8 y entrar en su alianza. Dios mismo se pone al frente para abrir el camino, y su presencia se sensibiliza con la columna de nube o con la columna de fuego Ex 13,1s. El mar no le detiene: «Fue el mar tu camino, y tu senda la inmensidad de las aguas» Sal 77,20, tanto que Israel, liberado, se salva de los egipcios. Viene luego la marcha por el desierto Sal 68,8; en él combate Dios por su pueblo y lo sostiene «como un hombre sostiene a su hijo»; le procura alimento y bebida; «busca un lugar para acampar» y procura que nada le falte Dt 1,30-33. Pero interviene también para castigar a Israel por sus faltas de fe. La marcha con Dios es, en efecto, difícil. El tiempo del desierto puede considerarse como un tiempo de prueba, que permite a Yahveh sondear a su pueblo hasta el fondo de su corazón y corregirle en consecuencia Dt 8,2-6. Por eso el camino de Dios se hizo largo y sinuoso Dt 2,1s. Pero no deja de llegar al término: Dios conduce a su pueblo al reposo, a un país dichoso, donde Israel, colmado, bendecirá a Yahveh Dt 8,7-10. Resulta así manifiesto que «las sendas de Yahveh son amor y verdad» Sal 25,10 Sal 136, como también que «todas sus vías son justísimas» Dt 32,4.

El recuerdo del Éxodo, reanimado cada año con ocasión de la pascua y de la fiesta de los tabernáculos, deja profunda huella en el alma judía. Las peregrinaciones (Siquem, Silo, luego Jerusalén) contribuyen a grabar la noción de camino sagrado que conduce al reposo de Dios. Cuando la idolatría amenaza con suplantar al yahvismo, Elías rehace el camino del Horeb. Más tarde los profetas idealizan el tiempo en que Yahveh marchaba con su hijo Os 11,1ss.

2. La ley. Israel, llegado a la tierra prometida, no debe por ello dejar de seguir «caminando por las vías del Señor» Sal 128,1. Conocerlas es su gran privilegio Sal 147,19s. En efecto, Dios ha revelado a su pueblo «todo camino del conocimiento»; «es el libro de los preceptos de Dios, la ley qúe subsiste eternamente» Bar 3,37 4,1. Hay, pues, que «caminar en la ley del Señor» Sal 119,1, a fin de mantenerse en su alianza y de avanzar hacia la luz, hacia la paz, hacia la vida Bar 3,13s. La ley es el verdadero camino del hombre, dado que es el camino de Dios.

La desobediencia a la ley es un extravío Dt 31,17 que conduce a la catástrofe. Su última sanción será el exilio Lev 26,41, camino que va a la inversa del Éxodo Os 11,5. Pero Dios no puede conformarse con la decadencia de su pueblo Lev 26,44s; de nuevo hay que «preparar en el desierto una vía para Yahveh» Is 40,3; él mismo «trazará sendas en la soledad» Is 43,19 y «de todas las montañas hará caminos» Is 49,11 para un retorno triunfal.

III. CRISTO, CAMINO VIVO

El retorno del exilio no es todavía más que una imagen de la realidad definitiva. Ésta es anunciada por Juan Bautista en los mismos términos que empleaba el segundo Isaías acerca del nuevo Éxodo: «Preparad el camino del Señor» Lc 3,4=Is 40,3. La era mesiánica es, en efecto, un nuevo Éxodo, que esta vez conduce efectivamente hasta el reposo de Dios Heb 4,8s. Jesús, nuevo Moisés, es el guía, el acompañante, el que nos arrastra Heb 2,10s 12,2ss. Llama a los hombres a seguirle Mt 4,19 Lc 9,57-62 Jn 12,35s. La transfiguración, que da un gusto anticipado del reino glorioso, ilumina un momento este camino, pero el anuncio de la pasión recuerda que hay que pasar primero por el Calvario; la entrada en la gloria no es posible sino por el camino de la cruz Mt 16,23 Lc 24,26 9,23 Jn 16,28. Jesús se pone, pues, resueltamente en camino hacia Jerusalén, subida cuyo término es su sacrificio. Pero, a diferencia de los ritos antiguos, este sacrificio desemboca en el cielo mismo Heb 9,24 y por el hecho mismo nos despeja el camino: por la sangre de Jesús tenemos ahora ya acceso al verdadero santuario; a través de su carne ha inaugurado Jesús para nosotros un camino nuevo y vivo Heb 10,19ss.

En los Hechos se llama al cristianismo naciente «la vía» Act 9,2 18,25 24,22. De hecho, ios cristianos tienen conciencia de haber hallado el verdadero camino, que hasta entonces no se había manifestado Heb 9,8, pero este camino no es una ley, sino una persona, Jesús Jn 14,6. En él se hace su pascua y su éxodo; en él deben marchar Col 2,6, siguiendo la vía del amor Ef 5,2 1Cor 12,31, pues en él judíos y gentiles tienen acceso, en un solo Espíritu, cerca del Padre Ef 2,8.

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hjg.com.ar - Última actualización: 14-junio-2009
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