Leonardo Castellani
Cartas entre Castellani y Leónidas Barletta,
Anteriores a ésta

Querido amigo Castellani:

Mucho me ha afligido la lectura de las tropelías contra usted cometidas, por quienes, sin duda han visto en su talento, en su independencia de criterio, alguna incompatibilidad con sus vulgares ambiciones y bajo deseo de poder y mando. No debió estudiar de cura y hubiese sido feliz, físicamente feliz. Pero ahora se trata de su salud, de su vida. Dios no le perdonará que disponga de ella como cosa propia. El mundo tampoco.

Yo tengo su edad y quisiera tener sus estudios, pero me atrevo a darle ánimo para que termine con esa inhumana y absurda situación. Restitúyase usted a la vida civil. Ejerza su ministerio sacerdotal, que se convertirá en apostolado, en el estado laico, dedicándose con sus luces a luchar contra los grandes enemigos de la humanidad. Su ecuanimidad, su falta de miedo, le depararán enormes satisfacciones. Solamente muy pocos, y no creo que valiosos, le aconsejarían a usted que siguiese quemándose en esa infernal lucha que le han movido desde que vieron cómo prosperaba en sus estudios. Basta de obediencia a viejos carcamales que, mientras se espera la justicia divina, lo pasan bien y haciendo daño.

No sé si me excedo, pero en todo caso el crimen contra usted cometido, lo justifica.

En algunas ideas nos encontramos en las antípodas, pero tengo mucha afinidad con su carácter, con su pasión, con su fuerza moral, y le he tomado apego.

Usted debe poner término a sus sufrimientos, y romper con su novia. Le aguarda el mundo, como un gran estadio donde usted puede probar su fuerza y su destreza en practicar el bien, que es, al fin de cuentas, todo lo que Dios aprueba, venga del budismo, del comunismo o del catolicismo, que hace rato ha perdido el rastro de las buenas acciones, preocupado por los detalles de su predominio político, que a ningún cristiano interesa.

Le desea la mayor fuerza moral y toda la salud para hallar el camino decoroso que merece.

Lo abraza


Leónidas Barletta
Buenos Aires, abril de 1953.

Sr. D. Leónidas Barletta

De mi estima:

Le agradezco su carta del 21.

Su carta es noble y generosa; y es la más notable de cuantas en estos días he recibido.

Responder a su consejo es un poco difícil. Tendría quizás que escribir una larga carta, acerca del ideal comunista y el ideal cristiano -todavía vigente para mí, al menos- para lo cual no tengo ahora tiempo.

La Escritura dice:

Entre muchos amigos que tengas
Uno solo entre mil sea tu consejero...

Tengo experiencia de que a los hombres marcados por el Destino, les cuesta mucho seguir consejos. Están determinados y aun tiranizados en su interior por una voz imperiosa y muy clara; que se puede llamar si se quiere, con la gastada palabra "vocación".

En cuanto a la "obediencia servil a viejos carcamales" y "romper con la novia" -que ya no llamo "novia" sino "pécora"esos consejos están cumplidos ya.

Mi respuesta cumplida a toda su carta, puede ser quizás mi Muerte de Martín Fierro, que sale impreso en estos días.

Suyo


Leonardo Castellani, Pbro.