Abordamos ahora la cuestión de la necesidad de los sacramentos. Pues
bien, esta cuestión plantea y exige respuesta a cuatro
problemas:
Artículo 1:
¿Son necesarios los sacramentos para la salvación del
hombre?
lat
Objeciones por las que parece que los sacramentos no son necesarios
para la salvación del hombre.
1. Dice el Apóstol en 1 Tim 4,8: Los ejercicios corporales sirven
para poco. Pero el uso de los sacramentos, como hemos visto ya
(q.60 a.6), es un ejercicio corporal, ya que los sacramentos se
realizan actuando como signos, cosas sensibles y palabras. Luego los
sacramentos no son necesarios para la salvación del
hombre.
2. Según consta en 2 Cor 12,9, al Apóstol se le dijo: Te
basta mi gracia. Pero ésta no bastaría si los sacramentos fuesen
necesarios para la salvación. Luego los sacramentos no son necesarios
para la salvación del hombre.
3. Puesta en ejecución la causa suficiente, ninguna cosa
más es necesaria para la realización del efecto. Pero la pasión de
Cristo es causa suficiente de nuestra salvación, pues dice el Apóstol
en Rom 5,10: Si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por
la muerte de su Hijo, mucho más, reconciliados ya, seremos salvados en
su vida. Luego los sacramentos no son necesarios para la salvación
del hombre.
Contra esto: escribe San Agustín en XIX Contra Faustum: Los
hombres no se pueden unir bajo el nombre de ninguna religión,
verdadera o falsa, sin que se unan en la participación de ritos o
sacramentos visibles. Ahora bien, es necesario para salvarse que
los hombres se unan bajo el nombre de la única religión verdadera.
Luego los sacramentos son necesarios para la salvación del
hombre.
Respondo: Los sacramentos son necesarios para
la salvación del hombre por tres razones: 1. La primera está tomada de
la condición del hombre, de cuya naturaleza es propio dirigirse a las
cosas espirituales e inteligibles mediante las corporales y sensibles.
Y como a la divina providencia corresponde atender a cada cosa según
su propia condición, queda claro que es conveniente que la sabiduría
divina ofrezca al hombre los auxilios de la salvación a través de
signos corporales y sensibles, que se llaman sacramentos. 2. La
segunda está tomada del estado del hombre, cuyo afecto, al pecar,
quedó sometido a las cosas corporales. Ahora bien, debe aplicarse la
medicina donde está la enfermedad. Por tanto, fue conveniente que
Dios, mediante signos corporales, procurara al hombre la medicina
espiritual. Porque si se le ofrecieran las cosas espirituales desnudas
de corporeidad, su ánimo no se interesaría por ellas, por haber
quedado tan inclinado a las cosas corporales. 3. La tercera está
tomada del predominio que en la actividad humana tienen las cosas de
orden material. Sería muy duro para el hombre prescindir totalmente en
su actividad de estas cosas materiales. Por eso le fueron propuestas
en los sacramentos algunas actividades materiales, para que
ejercitándose en ellas provechosamente, evite la superstición, como es
el culto a los demonios, o cualquier otra práctica
nociva y pecaminosa.
A las objeciones:
1. Los ejercicios corporales, en
cuanto tales, no son de gran utilidad. Pero los ejercicios en el uso
de los sacramentos no son puramente corporales, sino también, en
cierto modo, espirituales por su significado y eficacia.
2. La gracia de Dios es causa
suficiente de la salvación humana. Pero Dios da la gracia a los
hombres acomodándose a su condición. Y por eso tienen necesidad los
hombres de los sacramentos para conseguir la gracia.
3. La pasión de Cristo es causa
suficiente de la salvación humana. Pero de esto no se sigue que los
sacramentos no sean necesarios para conseguir el mismo fin, ya que
ellos obran en virtud de la pasión de Cristo, y ésta se aplica en
cierto modo a los hombres por los sacramentos, según afirma el Apóstol
en Rom 6,3: Los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos
sido bautizados en su muerte.
Artículo 2:
¿Tuvo el hombre necesidad de sacramentos antes del
pecado?'
lat
Objeciones por las que parece que antes del pecado tenía el hombre
necesidad de sacramentos.
1. Acabamos de decir (a.1 ad 2) que los sacramentos son necesarios
para que el hombre consiga la gracia. Pero también en el estado de
inocencia el hombre tenía necesidad de la gracia, como se expuso en la
Primera Parte. Luego también en aquel estado
eran necesarios los sacramentos.
2. Como acabamos de ver (a.1), el hombre tiene necesidad de
los sacramentos debido a su misma naturaleza humana. Pero esta
naturaleza humana es la misma antes y después del pecado. Luego parece
que también antes del pecado tenía el hombre necesidad de
sacramentos.
3. El matrimonio es un sacramento, según se dice en Ef
5,32: Gran sacramento es éste, pero entendido de Cristo y de la
Iglesia. Pero según Gen 2,22 ss. el matrimonio fue instituido
antes del pecado. Luego los sacramentos eran necesarios al hombre
antes del pecado.
Contra esto: la medicina sólo la necesita el enfermo, como se dice en Mt
9,12: No necesitan médico los sanos. Ahora bien, los
sacramentos son unas medicinas espirituales que se usan contra las
heridas del pecado. Luego no eran necesarios antes del
pecado.
Respondo: En el estado de inocencia no eran
necesarios los sacramentos. La razón puede tomarse de la rectitud de
aquel estado, en el que las cosas superiores dominaban sobre las
inferiores sin que dependiesen de ellas en manera alguna. De la misma
manera que la mente estaba sometida a Dios, así las potencias
inferiores del alma estaban sometidas a la mente, y el cuerpo lo
estaba al alma. Hubiera sido contrario a ese orden si el alma se
hubiese perfeccionado en la ciencia y en la gracia mediante algo
corpóreo, como sucede con los sacramentos. Por eso, en el estado de
inocencia el hombre no tenía necesidad de sacramentos, no sólo por lo
que tienen de remedio del pecado, sino también por lo que tienen de
perfeccionamiento del alma.
A las objeciones:
1. El hombre en el estado de
inocencia tenía necesidad de la gracia. Pero no tenía necesidad de
conseguirla mediante signos sensibles, sino espiritual e
invisiblemente.
2. Aunque la naturaleza humana es
la misma antes y después del pecado, no es lo mismo su estado. Porque
después del pecado el alma, aun en lo tocante a su función más
elevada, necesita recibir alguna cosa de las cosas corporales para su
perfeccionamiento, lo cual no necesitaba el hombre en el estado de
inocencia.
3. El matrimonio fue instituido
en el estado de inocencia no como sacramento, sino para cumplir
la función de la naturaleza. Indirectamente, sin embargo, significaba una
realidad futura en relación con Cristo y con la Iglesia, al igual que
todas las otras cosas que prefiguraban a Cristo.
Artículo 3:
¿Hubo necesidad de sacramentos después del pecado y antes de
Jesucristo?
lat
Objeciones por las que parece que después del pecado y antes de
Cristo no hubo necesidad de sacramentos.
1. Hemos dicho ya (a.1 ad 3) que la pasión de Cristo se aplica a los
hombres a través de los sacramentos, por lo que la pasión de Cristo se
compara con ellos como la causa con el efecto. Pero el efecto no
precede a la causa. Luego no debió haber sacramentos antes de la
pasión de Cristo.
2. Los sacramentos, como observa San Agustín en XIX Contra Faustum, deben ser acomodados al género
humano. Pero el estado del género humano no cambió después del pecado
hasta la reparación llevada a cabo por Cristo. Luego tampoco los
sacramentos debieron ser cambiados instituyendo en la ley de Moisés
otros diferentes de los de la ley natural.
3. Cuanto más cerca está una cosa de lo perfecto, tanto
más debe asemejarse a ello. Ahora bien, la perfección de la salvación
humana fue realizada por Cristo, y los sacramentos de la antigua ley
estuvieron más cerca de Cristo que los anteriores a la ley. Luego los
sacramentos de la ley antigua debieron de ser más semejantes a los
sacramentos de Cristo que los anteriores. Pero parece que sucede lo
contrario, porque el sacerdocio de Cristo fue prefigurado según el
orden de Melquisedec, y no según el orden de Aarón, como se lee en
Heb 7,11. No fue conveniente, por tanto, la institución de sacramentos
antes de Cristo.
Contra esto: dice San Agustín en XIX Contra Faustum
que los primeros sacramentos, celebrados según la ley, eran
precursores del Cristo venidero. Pero era necesario para la
salvación humana que la venida de Cristo fuese anunciada con
antelación. Luego era necesario instituir ciertos sacramentos antes de
la venida de Cristo.
Respondo: Los sacramentos son necesarios para
la salvación humana en cuanto que son signos sensibles de realidades
invisibles por las que el hombre es santificado. Pero después del
pecado nadie puede ser santificado más que por Cristo, a quien Dios
ha propuesto como víctima de propiciación, mediante la fe en su
sangre, para manifestación de su justicia, pues él es justo y
justifica a todo el que cree en Cristo. Por eso, era necesario que
antes de la venida de Cristo hubiera algunos signos sensibles mediante
los cuales el hombre testimoniase su fe en el salvador futuro. Y a
estos signos se les llama sacramentos. Y de este modo se prueba que
antes de la venida de Cristo fue necesaria la institución de algunos
sacramentos.
A las objeciones:
1. La pasión de Cristo es causa
final de los sacramentos de la antigua ley, pues fueron instituidos
para ser signos de ella. Pues bien, la causa final no precede en el
tiempo, sino sólo en la intención del que obra. Y, por tanto, no hay
inconveniente en que antes de la pasión de Cristo hubiera algunos
sacramentos.
2. El estado del género humano,
después del pecado y antes de Cristo, puede ser considerado de dos
modos. Primero, bajo el punto de vista de la fe. En este sentido, este
estado fue siempre el mismo, ya que los hombres eran justificados por
la fe en el Cristo futuro. Segundo, según la intensidad del pecado y
el explícito conocimiento de Cristo. Porque con el paso del tiempo fue
aumentando el dominio del pecado sobre el hombre, hasta tal punto que,
oscurecida su razón por el pecado, ya no le fueron suficientes para
vivir rectamente los preceptos de la ley natural, sino que fue
necesario determinar estos preceptos con una ley escrita, y proponer
con ella algunos sacramentos. También era necesario que con el paso
del tiempo se explicitase más el conocimiento de la fe, porque, como
dice San Gregorio, con el progreso
del tiempo aumentó la fe. Y ésta es la razón de que también en la
antigua ley se estableciesen, en relación con la fe en el Cristo
futuro, ciertos sacramentos que, con respecto a los anteriores a la
ley, se compararan como lo determinado a lo indeterminado, en el
sentido de que, con anterioridad a la ley no se habían fijado
determinativamente al hombre los sacramentos de que debía servirse,
como lo fue con la ley. Y esta determinación fue necesaria tanto por
el oscurecimiento de la ley natural como porque hubiese unos signos
más claros de la fe.
3. El sacramento de Melquisedec,
anterior a la ley mosaica, se parece más al sacramento de la nueva ley
en la materia, ya que, como dice el Gen 14,19, él ofreció pan y
vino, prefigurando con la oblación del pan y del vino el
sacrificio del Nuevo Testamento. No obstante, el sacramento de
la ley mosaica se parece más a la cosa significada por el sacramento,
o sea, la pasión de Cristo, como es evidente en el caso del cordero
pascual y otros ritos semejantes. Y ese cambio de signos sacramentales
fue establecido así para que, dada la continuidad en el tiempo, no se
indujese a pensar en la continuidad del mismo sacramento.
Artículo 4:
¿Fueron necesarios los sacramentos después de Cristo?
lat
Objeciones por las que parece que después de Cristo no hubo necesidad
de sacramentos.
1. Al aparecer la realidad debe cesar la figura. Pero, como se dice
en Jn 1,17, la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo.
Luego los sacramentos, que son signos o figuras de la verdad, no
tienen razón de ser después de la pasión de Cristo.
2. Los sacramentos, como ya hemos dicho más arriba (q.60 a.4), se componen de ciertos elementos. Pero el Apóstol dice en Gal
4,3.4 que cuando éramos niños vivíamos como esclavos bajo los
elementos del mundo. Pero que ahora, al llegar la plenitud de
los tiempos, ya no somos niños. Luego parece que no debemos servir
a Dios bajo los elementos de este mundo valiéndonos de sacramentos
corporales.
3. Se dice en Sant 1,17 que en Dios no se da mudanza ni
sombra de alteración. Pero el hecho de que en el tiempo de la
gracia se ofrezcan a los hombres para su santificación unos
sacramentos distintos de los anteriores a Cristo parece implicar
mutación en la voluntad divina. Luego después de la venida de Cristo
no debieron instituirse otros sacramentos.
Contra esto: dice San Agustín en XIX Contra Faustum
que los sacramentos de la antigua ley fueron abolidos porque
fueron cumplidos, y fueron instituidos otros mayores en eficacia,
mejores en utilidad, más fáciles en el uso y más reducidos en el
número.
Respondo: De la misma manera que los antiguos
patriarcas se salvaron por la fe en el Cristo futuro, así nosotros nos
salvamos por la fe en el Cristo que nació y padeció. Pues bien, los
sacramentos son signos de profesión de fe por la que el hombre es
justificado. Pero es necesario indicar con signos diversos el futuro,
el pasado y el presente, pues dice San Agustín en XIX Contra
Faustum que la misma cosa se anuncia de distinta
manera para decir que hay que hacerla y para decir que ya está hecha,
como se ve por las palabras padecerá y padeció, que no expresan
lo mismo. Y por eso es indispensable que en la nueva ley haya otros
sacramentos que signifiquen las cosas acontecidas en Cristo, distintos
de los sacramentos de la antigua ley por los que se significaban las
cosas futuras.
A las objeciones:
1. Dice Dionisio en V de Eccl.
Hier. que el estado de la nueva ley es intermedio
entre el estado de la ley antigua, cuyas figuras se cumplen en la
nueva ley, y el estado de gloria, donde se ha de manifestar toda
verdad clara y perfecta. Por eso entonces no habrá sacramentos. Ahora,
sin embargo, mientras conocemos como por un espejo y mediante
enigmas, como se dice en 1 Cor 13,12, tenemos necesidad de signos
sensibles para llegar a las cosas espirituales. Y
ésta es la función de los sacramentos.
2. A los sacramentos de la
antigua ley les llama San Pablo elementos sin fuerza ni valor
(Gal 4,5) porque ni contenían la gracia ni la causaban. Y por eso, a
quienes usaban estos sacramentos les dice el Apóstol que servían a
Dios bajo los elementos de este mundo, porque, en verdad, no
eran más que elementos de este mundo. Nuestros sacramentos, sin
embargo, contienen y causan la gracia. Y por eso, no se puede decir lo
mismo de ellos.
3. De la misma manera que un padre
de familia no demuestra inconstancia de voluntad preceptuando a los
suyos cosas diversas según la diversidad de los tiempos —no mandando
las mismas cosas en invierno que en verano—, de modo análogo no se
prueba que haya mutación en Dios por el hecho de haber instituido unos
sacramentos después de la venida de Cristo, y otros en el tiempo de la
ley, porque éstos eran oportunos para prefigurar la gracia, y aquéllos
lo son para manifestarla presente.