Artículo 1:
¿Ilumina o no ilumina, un ángel a otro?
lat
Objeciones por las que parece que un ángel no ilumina a
otro:
1. Los ángeles poseen ya la bienaventuranza que esperamos nosotros.
Pero cuando nosotros la poseamos, no seremos iluminados unos por
otros, según aquello de Jeremías 31,34: No tendrán ya que enseñarse
unos a otros. Por lo tanto, tampoco ahora ilumina un ángel a
otro.
2. Tres clases de luz hay en los ángeles: de naturaleza, de
gracia y de gloria. Con la luz de naturaleza, el ángel es iluminado
por el Creador; con la luz de la gracia, por el justificador; con la
luz de la gloria, por el santificador. Todo esto es propio de Dios.
Por lo tanto, un ángel no ilumina a otro.
3. La luz es cierta forma de la mente. Pero la mente
racional es informada solamente por Dios, sin intervención de
criatura alguna, según dice Agustín en el libro Octoginta trium
quaest. Por lo tanto, un ángel no ilumina la mente
de otro.
Contra esto: está lo que dice Dionisio en c.8 De cael, hier.: Los ángeles de la segunda jerarquía son purificados,
iluminados y perfeccionados por los ángeles de la primera.
Respondo: Unos ángeles iluminan a
otros. Para demostrarlo hay que tener presente que la
luz, por lo que se refiere al entendimiento, no es más que cierta
manifestación de la verdad, según Ef 5,13:
Todo lo descubierto es
luz. Iluminar, pues, no es más que dar a otro la manifestación de
una verdad conocida, y en tal sentido dice el Apóstol en Ef 3,8-9:
A mí, el menor de todos los santos, me fue otorgada esta gracia: dar
luz a los gentiles sobre la manifestación del misterio oculto desde
los siglos en Dios. Así, pues, se dice que un ángel ilumina a otro
en cuanto que le manifiesta la verdad que él conoce. Dice Dionisio en
c.7
De cael, hier.: Los teólogos claramente enseñan
que los órdenes de las sustancias celestes son instruidos en las
ciencias divinas por los espíritus supremos.
Al darse cita en el acto de entender, y, tal como dijimos (q.105 a.3), la virtud intelectiva y la especie de la cosa entendida, en
razón de ambas puede un ángel notificar a otro la verdad conocida.
Primero, fortaleciendo su virtud intelectiva; porque, así como la
virtud de un cuerpo menos perfecto se robustece con la proximidad
local de otro cuerpo más perfecto, por ejemplo, uno menos cálido
aumenta en calor con la presencia de otro más cálido,
así la virtud intelectiva de un ángel inferior es confortada por la
conversión hacia él de un ángel superior. El hecho de
esta conversión hace en las cosas espirituales lo que el de la
proximidad local en las corporales. Manifiesta también un ángel a otro
la verdad por parte de la especie intelectiva; porque el ángel
superior recibe el conocimiento de la verdad bajo una forma de
concepción universal que sobrepasa la capacidad intelectual del ángel
inferior, al cual es connatural conocer la verdad de un modo más
particular. El ángel superior divide en cierto modo la verdad que él
conoce universalmente, a fin de que la pueda recibir el inferior, y
así, se la propone para que la conozca, a la manera como, incluso
entre nosotros, los maestros hacen muchas distinciones sobre lo que
ellos conciben en síntesis, acomodándose así a la capacidad de los
demás. Confirma esto Dionisio, en c.15 De cael. hier., diciendo: Cada sustancia espiritual divide y
multiplica con asombrosa destreza la inteligencia uniforme que ella
misma recibe de otra más divina, con miras a una acomodación que ayude
a la sustancia inferior.
A las objeciones:
1. Todos los ángeles, tanto los
inferiores como los superiores, ven directamente la esencia divina; en
esto no enseñan unos a otros. A esta enseñanza se refiere el profeta,
y por eso dice: No tendrán que enseñarse unos a otros diciendo:
Conoced al Señor, sino que todos me conocerán, desde los pequeños a
los grandes. Pero las razones de las obras divinas, que se conocen
en Dios como en su causa, Dios las conoce todas en sí mismo, porque se
comprehende, pero, de los demás que ven a Dios, cada uno tanto más le
conoce cuanto más perfectamente le ve. Por lo tanto, los ángeles
superiores conocen en Dios, en lo que se refiere a las razones de las
obras divinas, más que los inferiores, y sobre esto los iluminan. Por
eso dice Dionisio en c.4 De Div. Nom.: Los
ángeles son iluminados con las razones de lo existente.
2. Un ángel no ilumina a otro
dándole la luz natural ni la luz de la gracia o de la gloria, sino
fortaleciendo su luz natural y manifestándole la verdad sobre lo que
pertenece al estado de la naturaleza, de gracia y de gloria, como
dijimos.
3. La mente racional es informada
directamente por Dios, tanto al modo como la imagen lo es por su
modelo, puesto que no está formada a imagen de otro que de Dios,
cuanto al modo en que es informado el sujeto por su última forma
completiva, puesto que la mente creada se considera informe hasta
estar unida a la misma verdad primera. En cambio, todas las otras
iluminaciones, recibidas del hombre o del ángel, son a modo de
disposición para esta última forma.
Artículo 2:
¿Puede o no puede un ángel mover la voluntad de otro?
lat
Objeciones por las que parece que un ángel puede mover la voluntad de
otro:
1. Según la autoridad de Dionisio citada anteriormente, como unos ángeles iluminan a otros, así los purifican y
perfeccionan. Pero la purificación y perfeccionamiento parecen
pertenecer a la voluntad, porque la purificación parece ser de las manchas de culpa, lo cual se refiere a la voluntad; y el perfeccionamiento parece efectuarse por la consecución del fin, que es objeto de la voluntad. Por lo tanto, un ángel puede mover la voluntad de otro.
2. Como dice Dionisio en c.7 De cael, hier., los nombres de los ángeles designan sus propiedades. Pero el nombre de Serafín significa así como abrasantes o inflamantes, lo cual se entiende del amor, que pertenece a la voluntad. Por lo tanto, un ángel mueve la voluntad de otro.
3. El Filósofo en III De anima dice
que el apetito superior mueve al inferior. Pero como es superior el
entendimiento del ángel superior, así lo es también su apetito. Por lo
tanto, parece que el ángel superior puede mover la voluntad de
otro.
Contra esto: mover la voluntad es propio de aquel a quien pertenece
justificar, puesto que la justicia es la rectitud de la voluntad. Pero
sólo Dios es quien justifica. Por lo tanto, un ángel no puede mover la
voluntad de otro.
Respondo: Hemos dicho (
q.105 a.4) que la
voluntad se mueve de dos maneras: por parte del objeto y por parte de
la potencia misma. Por parte del objeto, la voluntad es movida por el
bien mismo, que es su objeto, como el apetito es movido por lo
apetecible, y también por aquel que le presente este objeto. Ejemplo:
Al hacerle ver que algo es bueno. Pero, como ya se ha dicho, algunos
bienes inclinan más o menos la voluntad; pero nada, a no ser el bien
universal, que es Dios, es capaz de moverla lo suficiente. Y este bien
no puede ser manifestado de tal modo que pueda ser visto en su esencia
por los bienaventurados, sino sólo por Dios, quien, al decirle
Moisés:
Manifiéstame tu gloria, respondió:
Yo te mostraré
todo bien, según se relata en Ex 33,18-19. El ángel, pues, no
puede mover suficientemente la voluntad, ni como objeto ni como
manifestador del objeto. Sin embargo, puede inclinarla en cuanto
manifiesta a la voluntad algunos bienes creados que se ordenan a la
bondad de Dios. Por eso puede despertar en ella amor de la criatura o
de Dios, persuadiéndola.
Pero, por parte de la potencia misma, de ningún modo puede la
voluntad ser movida si no es por Dios. Porque la operación de la
voluntad es como una inclinación del que quiere hacia lo querido; y
esta inclinación solamente la puede mover aquel que confirió a la
criatura la virtud de querer, del mismo modo que la tendencia natural
sólo puede cambiarla el agente que puede dar la virtud de la que
proviene dicha tendencia. Pero sólo Dios da a la criatura la potencia
de querer, porque sólo El es autor de la naturaleza intelectual. Por
lo tanto, un ángel no puede mover la voluntad de otro.
A las objeciones:
1. La purificación y
perfeccionamiento dependen de la iluminación. Así, Dios, que ilumina
moviendo el entendimiento y la voluntad, purifica ambas potencias y
las conduce a su meta de perfección. Pero la iluminación del ángel se
refiere al entendimiento, como dijimos (
a.1) y, por lo tanto, el ángel
purifica únicamente en cuanto al defecto del entendimiento, que es la
carencia de ciencia, consistiendo la perfección en la consecución del
fin del entender, que es la verdad conocida. Así lo expresa Dionisio
en c.6
De eccl. hier. al decir:
En la
jerarquía celeste la purificación de las sustancias inferiores es a
modo de iluminación sobre cosas desconocidas, conduciéndolas a una
ciencia más perfecta. Como si dijéramos que la vista corporal se
purifica al desvanecerse las tinieblas, y se ilumina al ser iluminada
de luz, y se perfecciona al llegar a percibir el objeto
visible.
2. Un ángel puede inducir a otros
al amor de Dios persuadiéndoles, conforme acabamos de decir.
3. El Filósofo habla del apetito
inferior sensitivo, que puede ser movido por el apetito superior
intelectivo, por pertenecer a una misma naturaleza del alma y por ser
el apetito inferior una potencia orgánica corporal. Esto no se da en
los ángeles.
Artículo 3:
¿Puede o no puede un ángel inferior iluminar a uno
superior?
lat
Objeciones por las que parece que el ángel inferior puede iluminar al
superior:
1. La jerarquía eclesiástica se deriva de la celeste y la representa,
por lo cual la Jerusalén celestial se llama madre nuestra (Gál
4,26). Pero en la Iglesia los superiores son a veces iluminados y
enseñados por los súbditos, según aquello del Apóstol en 1 Cor
14,31: Uno a uno podéis profetizar todos, a fin de que todos
aprendan y todos sean exhortados. Por lo tanto, igualmente pueden
en la jerarquía celeste ser iluminados los ángeles superiores por los
inferiores.
2. Del mismo modo dependen de la voluntad de Dios el orden
de las cosas corporales y el de las espirituales. Pero, como dijimos
(
q.105 a.6), Dios prescinde a veces del orden de las sustancias
corporales. Por lo tanto, puede también obrar prescindiendo del orden
de las espirituales, iluminando a los ángeles inferiores sin mediación
de los superiores; e iluminados por Dios de este modo los inferiores,
pueden éstos iluminar a los superiores.
3. Un ángel ilumina a otro convirtiéndose a él, como
dijimos (
a.1). Pero como esta conversión es voluntaria, el ángel
supremo puede volverse al ínfimo sin los intermedios. Por lo tanto,
puede iluminarle directamente, en cuyo caso puede éste iluminar
después a los superiores.
Contra esto: está lo que dice Dionisio: La divinidad
ha establecido como ley inmutable que las cosas inferiores sean
conducidas a Dios por las superiores.
Respondo: Los ángeles inferiores nunca iluminan
a los superiores, sino que siempre son iluminados por ellos. El porqué
de esto radica en que, según lo dicho (
q.105 a.6), un orden se
contiene bajo otro como una causa bajo otra. Así, pues, al igual que
se ordena una causa a otra, así se ordena un orden a otro. Por eso,
nada impide que alguna vez se realice algo fuera del orden de una
causa inferior para ordenarlo a una causa superior, como en las cosas
humanas se prescinde a veces del mandato del regente para obedecer al
príncipe. Así sucede cuando Dios hace milagros fuera del orden de la
naturaleza corporal, para dirigir a los hombres a su conocimiento.
Pero prescindir del orden establecido para las sustancias
espirituales, en nada contribuye a ordenar a los hombres a Dios,
porque las operaciones de los ángeles no son evidentes para nosotros,
como lo son las de los cuerpos visibles. Por lo tanto, el orden
establecido en las sustancias espirituales nunca es derogado por Dios,
siendo siempre las inferiores movidas por las superiores, y no al
revés.
A las objeciones:
1. La jerarquía eclesiástica imita,
hasta cierto punto, la celeste, pero no llega a una perfecta semejanza
con ella. Porque todo el porqué del orden en la jerarquía celeste está
en la proximidad a Dios; por eso, aquellos que están más cerca de Dios
son a la vez superiores en grado y más brillantes en ciencia, por lo
cual nunca los superiores son enseñados por los inferiores. Pero, en
la jerarquía eclesiástica, los que están más cerca de Dios por su
santidad pertenecen algunas veces a un rango ínfimo y no descuellan
por su ciencia; los hay, además, que sobresalen en unas materias
siendo deficientes en otras. Esta es la razón de que puedan ser
enseñados los superiores por los inferiores.
2. Como dijimos, no hay
razón para que Dios obre fuera del orden espiritual, como la hay para
que obre fuera del orden de la naturaleza corporal. Por lo tanto, el
argumento no es viable.
3. El ángel se vuelve
voluntariamente hacia otro ángel para iluminarle, pero la voluntad del
ángel siempre está regulada por la ley divina, que ha establecido
orden en los ángeles.
Artículo 4:
¿Ilumina o no ilumina el ángel superior al inferior con todo lo que
conoce?
lat
Objeciones por las que parece que el ángel superior
no ilumina al inferior con todo lo que conoce:
1. Dice Dionisio, en c.12 De cael. hier., que
la ciencia de los ángeles superiores es más universal, en tanto que la
de los inferiores es más particular y restringida. Pero bajo la
ciencia universal se contiene más que bajo la particular. Por lo
tanto, los ángeles inferiores no conocen por la iluminación de los
superiores todas las cosas que éstos saben.
2. Dice el Maestro en II Sent. d.11
que los ángeles superiores conocieron desde los siglos el misterio de
la Encarnación, desconocido para los inferiores hasta el momento de su
realización, a lo cual parece referirse el que, preguntando algunos
ángeles: ¿Quién es ese rey de la gloria?, como ignorándolo,
respondieron otros, como conociéndolo: El Señor poderoso; El es el
rey de la gloria (Sal 23,10), como lo expone Dionisio en c.7 De
cael. hier. Pero esto no sucedería si los ángeles
superiores iluminasen a los inferiores sobre todas las cosas que ellos
conocen. Por lo tanto, no los iluminan sobre todo lo que ellos
saben.
3. Si los ángeles superiores comunican a los inferiores
todo lo que ellos conocen, nada de cuanto conocen los superiores es
ignorado por los inferiores. Luego no podrán ya iluminar más los
superiores a los inferiores. Esto parece inadmisible. Por lo tanto,
los superiores no iluminan a los inferiores sobre todas las
cosas.
Contra esto: está lo que dice Gregorio:
En la patria
celestial, aunque ciertos dones se otorgan con largueza, nada, sin
embargo, se posee individualmente. Y Dionisio en c.15
De cael.
hier. afirma:
Cada sustancia celeste comunica a
la inferior la inteligencia que recibe de la superior, como consta
por la autoridad aducida anteriormente (
a.1).
Respondo: Todas las criaturas se asemejan a la
bondad divina en difundir a otras el bien que poseen; pues comunicarse
es propio del bien. Vemos que incluso los agentes corporales comunican
a otros su semejanza en la medida de lo posible. Por lo tanto, cuanto
más participan las causas de la bondad divina, tanto más aspiran a
transmitir a otros sus perfecciones. Por eso, San Pedro amonesta a los
que participan por la gracia la bondad divina, diciéndoles (1 Pe
4,10): El don que cada uno haya recibido, póngalo al servicio de
los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de
Dios. Con mayor razón, pues, los santos ángeles, que participan
plenamente de la bondad divina, comunican a los inferiores todo lo que
ellos perciben de Dios. Sin embargo, esto no es recibido por los
inferiores de manera tan plena como está en los superiores, por lo
cual los superiores permanecen siempre en un orden más elevado y son
poseedores de ciencia más perfecta, así como una misma cosa es
entendida por el maestro más plenamente que por el discípulo que
aprende de él.
A las objeciones:
1. La ciencia de los ángeles
superiores se dice que es más universal por razón de su modo de
entender, que es más eminente.
2. Las palabras del Maestro no se
han de entender en el sentido de que los ángeles inferiores ignorasen
completamente el misterio de la Encarnación, sino en cuanto que no le
conocieron tan plenamente como los superiores, perfeccionándose este
conocimiento al realizarse el misterio.
3. Hasta el día del juicio,
constantemente serán revelados por Dios a los ángeles supremos nuevas
cosas sobre la disposición del mundo, y principalmente sobre la
salvación de los elegidos. Así los ángeles superiores siempre tendrán
sobre qué iluminar a los inferiores.