Entonces, despedidas las gentes, se vino a casa: y llegándose a El sus discípulos, le dijeron: "explícanos la parábola de la cizaña del campo". El les respondió y dijo: "El que siembra la buena simiente, es el Hijo del hombre. Y el campo es el mundo. Y la buena simiente son los hijos del reino. Y la cizaña son los hijos de la iniquidad. Y el enemigo, que la sembró, es el diablo. Y la siega es la consumación del siglo. Y los segadores, son los ángeles. Por manera que así como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será en la consumación del siglo. Enviará el Hijo del hombre sus ángeles, y cogerán de su reino todos los escándalos, y a los que obran iniquidad, y echarlos han en el horno del fuego. Allí será el llanto, y el crujir de los dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene orejas para oír, oiga". (vv. 36-43)
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 47,1
El Señor había hablado a las gentes en parábolas con el objeto de excitarlas a que le preguntaran; y aunque dijo el Señor muchas cosas en parábolas, ninguno, sin embargo, le preguntó, y por eso los despidió. Por eso sigue: "Entonces, despedidas las gentes, se vino a su casa". Pero no lo siguió ninguno de los escribas, de donde resulta claramente, que al seguir al Señor no tenían más objeto que el sorprenderlo en sus discursos.
San Jerónimo
Mas Jesús despide a las gentes y se vuelve a su casa, a fin de que se acerquen sus discípulos y le pregunten en secreto lo que no merecía ni podía entender el pueblo.
Rábano
En sentido místico, despedida la gente de los judíos que se agolpaban, entra en la Iglesia de todas las naciones y expone en ella a los fieles los misterios celestiales. Por eso sigue: "Y se le acercaron sus discípulos".
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 47,1
Otras veces deseaban saber los discípulos, y temían preguntar; mas ahora le preguntan con toda libertad, y tienen confianza a causa de aquellas palabras: "A vosotros os ha sido dado el conocer el misterio del reino de Dios" (
Mc 4,10). Por eso cada uno en particular o separadamente le preguntan, a fin de no parecerse a la muchedumbre, a quienes no fue concedido este don. Y dejan la parábola de la levadura y de la mostaza, como más claras, y le preguntan sobre la parábola de la cizaña, porque tiene más relación con la parábola de la simiente y dice alguna cosa más. El mismo Señor les dice el sentido de esta parábola diciéndoles: "El que siembra la buena simiente es el Hijo del hombre".
Remigio
Se llama el Señor a sí mismo Hijo del hombre, para darnos un ejemplo de humildad, o también, ya porque sabía que los herejes habían de negar que El fuera hombre, o ya porque mediante la fe en su humanidad pudiéramos ascender al conocimiento de la divinidad.
Sigue: Y el campo es el mundo.
Glosa
Siendo El mismo el que siembra su campo, es indudable que el mundo actual es de El. Sigue: "La buena simiente son los hijos del reino".
Remigio
Es decir, los hombres santos y los elegidos, que son los que se cuentan entre sus hijos.
San Agustín,
contra Faustum, 18,7
El Señor entiende por cizaña no algunos errores introducidos en las verdaderas Escrituras (según interpretan los maniqueos), sino todos los hijos perversos, esto es, los imitadores de los errores del diablo. Mas la cizaña son los hijos malos, por los cuales entiende los impíos y perversos.
San Agustín,
quaestiones evangeliorum, 1,11
Todo lo que es impuro en la mies es cizaña. Sigue: "El enemigo que la ha sembrado es el diablo".
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 47,2
Es, en efecto, obra del diablo el mezclar el error con la verdad. Sigue: "La mies es la consumación del siglo". Dice en otro lugar, pero hablando de los samaritanos: "Levantad vuestros ojos y considerad las regiones que ya están blancas para la siega" (
Jn 4,35). Y: "la mies, en verdad, es mucha, sus operarios pocos" (
Mt 9,37;
Lc 10), en cuyas palabras expresa que la siega ha llegado ya. ¿Cómo, pues, dice aquí que llegará? Porque está tomada en sentido diferente la palabra siega. Allí (
Jn 4) se dice: "Uno es el que siembra, y otro es el que siega"; y aquí se dice que es uno mismo el que siembra y el que siega. Cuando establece la distinción entre el que siembra y el que siega, diferencia a los apóstoles, no de si mismo, sino los profetas, porque el mismo Cristo es el que sembró por medio de los profetas entre los judíos y los samaritanos. El toma, pues, bajo dos aspectos en este pasaje, las palabras
simiente y
siega. Así, cuando habla de la obediencia y de la persuasión a la fe, usa la palabra siega, porque es la perfección de las cosas. Pero cuando trata del fruto que se saca de oír la palabra de Dios, llama a la siega consumación, como sucede en este lugar.
Remigio
Por siega se entiende el día del juicio en que serán separados los buenos de los malos por el ministerio de los ángeles. Por eso se dice más abajo: "Cuando vendrá el Hijo del hombre con sus ángeles a juzgar" (
Mt 25). Por eso sigue: "y los segadores son los ángeles".
Sigue: "Y así como se coge la cizaña, etc., del mismo modo cogerán los ángeles todos los escándalos de su reino".
San Agustín,
de civitate Dei, 20,9
¿Acaso de aquel reino donde no hay escándalos? Serán recogidos de su reino de aquí, es decir, de la Iglesia.
San Agustín,
quaestiones evangeliorum, 1,10-11
La cizaña, que es lo primero que se separa, nos indica las persecuciones que precederán al día del juicio, y separarán a los buenos de los malos mediante el ministerio de los ángeles buenos, que tendrán la misma intención de cumplir que la que tiene la misma ley y el mismo juez. Los (ángeles) malos son incapaces de realizar el ministerio de la misericordia.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 47,2
También puede entenderse del reino de la Iglesia celestial, y entonces el castigo es doble, a saber: la pérdida de la gloria, según las palabras: "Y cogerán todos los escándalos de su reino (es decir, para que los escándalos no entren en su reino)" y el suplicio del fuego según estas otras: "Y los echarán en el horno del fuego".
San Jerónimo
Todos los escándalos provienen de la cizaña. En las palabras: "Y cogerán del reino", etc., quiso el Señor distinguir entre herejes y cismáticos, de manera que los que dan escándalos son los herejes y los que cometen iniquidades los cismáticos.
Glosa
O de otro modo: por la palabra escándalos pueden entenderse aquellos que dan al prójimo ocasión para pecar o para perderse, por lo que cometen maldades todos los que pecan.
Rábano
Observad lo que dice: Y aquellos que cometen iniquidades, no los que las cometieron, porque no han de ser entregados a los eternos tormentos los que se han convertido y han hecho penitencia, sino sólo los que continúan en el pecado.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 47,1
Mirad el amor inefable de Dios para con los hombres. El está pronto para conceder gracias y es tardo para castigar. Cuando siembra lo hace por sí mismo y cuando castiga lo hace por otros, por los ángeles que manda al efecto.
Sigue: "Allí será el llanto y el crujir de dientes".
Remigio
En estas palabras está demostrada la verdadera resurrección de los cuerpos. Sin embargo, también se da a entender por ellas dos clases de castigos que sufrirán los condenados en el infierno, esto es, un calor excesivo, y un frío intensísimo. Porque así como los escándalos se refieren a la cizaña, así también los justos son reputados hijos del reino. De ellos dice el Señor: "Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre", porque en esta vida resplandece la luz de los santos delante de los hombres, pero después de la consumación del mundo brillarán como el sol en el reino de su Padre.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 47,1
No porque brillen sólo como el sol, sino que el Señor se vale de estos ejemplos conocidos, porque el sol es el astro que brilla más que todos los demás.
Remigio
Y cuando dice: "Entonces resplandecerán" se refiere a que ahora brillan para ejemplo de otros, y entonces brillarán como el sol para alabar a Dios.
Sigue: "El que tenga orejas para oír, oiga".
Rábano
Esto es, el que tiene entendimiento entienda, porque todas estas palabras tienen un sentido místico.