Y después que lo escarnecieron, le desnudaron del manto y le vistieron sus ropas, y le llevaron a crucificar. Y al salir fuera, hallaron un hombre de Cirene, por nombre Simón: a éste obligaron a que cargase con la cruz de Jesús. Y vinieron a un lugar llamado Gólgota, esto es, lugar de la Calavera. Y le dieron a beber vino mezclado con hiel. Y habiéndolo probado, no lo quiso beber. (vv. 31-34)
Glosa
Después que el Evangelista hizo mención de lo que se refiere al escarnio de Cristo, empieza ahora a referir el proceso de su crucifixión. Y dice: "Después que lo escarnecieron, lo desnudaron del manto", etc.
San Agustín,
de consensu evangelistarum, 3,9
Se comprende que esto lo hicieron al final, cuando ya era llevado a la crucifixión, esto es, después que Pilato lo entregó a los judíos.
San Jerónimo
Debe advertirse que cuando Jesús era azotado y escupido no tenía puestos sus vestidos propios, sino aquéllos que había tomado por nuestras culpas. Pero cuando es crucificado y ha pasado todo el encono de las burlas, vuelve a tomar sus propios vestidos, y el distintivo que le es propio; e inmediatamente se trastornan los elementos, y la criatura da testimonio de que Aquél es su creador.
Orígenes,
in Matthaeum, 35
Acerca del manto se ha escrito, que se lo quitaron de nuevo, pero respecto a la corona nada dicen los evangelistas, para que así no quede en nosotros ninguna de nuestras antiguas espinas, después que nuestro Salvador nos la quitó de una vez y las puso en su venerable cabeza.
San Agustín,
in serm. de Passione
No quiere el Señor padecer bajo techo, ni en el templo de los judíos, para que no se crea que únicamente padecía por aquel pueblo. Por lo tanto, salió fuera de la ciudad y fuera de sus muros, para que se vea que su sacrificio tiene por objeto el bien general, o sea que se ofrece por todo el mundo y para la purificación de todos, y esto se demuestra terminantemente cuando dice: "Y al salir fuera hallaron un hombre de Cirene, por nombre Simón: A éste obligaron a que cargase con la cruz de Jesús".
San Jerónimo
No crea alguno que lo que aquí se refiere sea contrario al relato de San Juan, quien dice que el Señor ya llevaba su cruz cuando salió del Pretorio, mientras que San Mateo refiere que encontraron a un hombre de Cirene, a quien hicieron cargar con la cruz del Salvador. Pues debe tenerse en cuenta que saliendo Jesús del Pretorio, ya llevaba la Cruz, en efecto; pero que después encontraron a Simón, a quien impusieron la cruz para que la llevara.
Orígenes,
in Matthaeum, 35
O también que habiendo salido, embargaron a Simón. Y que aproximándose al lugar donde debían crucificar a Jesús, fue donde cargaron la cruz sobre El mismo, para que la llevase. No obligaron a Simón por casualidad, sino que fue llevado a aquel lugar sin duda alguna, por disposición divina para que el Evangelio lo hallase digno del ministerio de la Cruz de Cristo. No convenía que llevase la Cruz únicamente el Salvador, sino que debíamos también llevarla con El, cumpliendo así con la obligación saludable que nos correspondía. Y en verdad que no nos hubiese aprovechado llevarla nosotros si El no la hubiese llevado.
San Jerónimo
Hablando en sentido espiritual puede decirse que las naciones se convierten a la cruz, y el extranjero obediente lleva la ignominia del Salvador.
San Hilario,
in Matthaeum, 33
Los judíos eran indignos de llevar la cruz de Jesucristo, porque había quedado como patrimonio de la fe de los gentiles el recibir y compartir la cruz del redentor.
Remigio
Este Simón, en verdad, no era de Jerusalén, sino peregrino y extranjero, esto es, Cirineo. Cirene es una ciudad de Libia; Simón quiere decir obediente y Cirineo, heredero; por lo que propiamente se designa al pueblo gentil, que era peregrino respecto de los testamentos de Dios. Pero cuando creyó se convirtió en ciudadano de los santos, y heredero doméstico de Dios.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 32,3
O en otro sentido, en el Simón que carga con la obligación de llevar la cruz del Señor, están figurados los abstinentes orgullosos que afligen en verdad su carne con la abstinencia, pero que no buscan interiormente el fruto de ella, por cuya causa, si bien Simón lleva la Cruz no muere en ella. Porque los que se abstienen y se vanaglorian, si bien por la abstinencia mortifican su cuerpo, por el deseo de gloria viven para el mundo.
Prosigue: "Y vinieron a un lugar llamado Gólgota, esto es, lugar de la calavera".
Rábano
Gólgota es un nombre sirio que quiere decir calavera.
San Jerónimo
Yo he oído que alguien llamó lugar de la calavera al lugar donde fue enterrado Adán y es llamado así, porque la cabeza del primer hombre reposaba allí. Pero esta interpretación favorable, y que agrada al oído del pueblo no es la verdadera. Fuera de la ciudad y de la puerta, había lugares donde se ajusticiaba a los condenados a muerte y tenían el nombre de calvarios (esto es, de los degollados). Por esta misma razón fue crucificado allí nuestro Señor, para que en donde estuvo primeramente el lugar de los condenados, se levantase ahora el estandarte del martirio. Mas Adán había sido sepultado cerca de Ebrón y Albea como leemos en el libro de Jesús, el hijo de Nave (
Jos 14,15 Vulg.).
San Hilario,
in Matthaeum, 33
El sitio donde se colocó la cruz se encontraba precisamente en medio del mundo, para que desde allí pudiese de igual manera llegar a todos el conocimiento de Dios.
Prosigue: "Y le dieron a beber vino mezclado con hiel".
San Agustín,
de consensu evangelistarum, 3,11
San Marcos refiere esto del modo siguiente: "Y le daban a beber vino mezclado con mirra" (
Mc 15,23). Pero San Mateo dice, que con hiel por la amargura (pues la hiel hacía al vino amarguísimo), aun cuando puede suceder que la hiel y la mirra hagan el vino amarguísimo.
San Jerónimo
La vida amarga hace amargo el vino que dan de beber a nuestro Señor Jesucristo, y así se cumple lo que está escrito; "le dieron a comer hiel" (
Sal 68,2), y Dios habla de Jerusalén (por medio de Jeremías): "Yo te planté viña verdadera, ¿cómo te has convertido en viña extraña para mi amargura?" (
Jer 2,21). Prosigue: "Y habiéndolo probado, no lo quiso beber".
San Agustín,
de consensu evangelistarum, 3,11
Como dice San Marcos: "Y no lo recibió" (
Mc 15,23), se comprende que no lo recibió para beber, pero lo gustó, como asegura San Mateo; y como el mismo San Mateo dice, no lo quiso beber. San Marcos dijo que no lo recibió, pero no dijo nada sobre que lo gustase. Mas habiéndolo gustado no lo quiso beber, y esto indica que gustó por nosotros la amargura de la muerte, pero resucitó al tercer día.
San Hilario,
in Matthaeum, 33
Rehusó beber el vino mezclado con hiel, porque no se mezclase la amargura de los pecados con la felicidad incorruptible de la eterna gloria.