“Ministerio”

Las palabras «ministro» y «ministerio», calcadas en el latín de la Vulgata, corresponden al griego diakonos y diakonía. Estos dos términos no pertenecen al lenguaje religioso de los Setenta, que los emplea raras veces en sentido profano Est 1,10 6,1-5. En la Vulgata, minister traduce el hebreo mesaret (Ex 24,13: Josué, servidor de Moisés), que puede designar a los sacerdotes, ministros del culto Is 61,6 Ez 44,11 Jl 1,9. Sin embargo, ya en el AT la realidad de un ministerio religioso desempeñado en el pueblo de Dios por los titulares de ciertas funciones sagradas, es cosa bien atestiguada: los reyes, los profetas, los depositarios del sacerdocio, son servidores de Dios, que ejercen una mediación entre él y su pueblo. Así san Pablo dirá que Moisés era ministro de la primera alianza 2Cor 3,7.9. En el NT Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres, el único sacerdote que ofrece el sacrificio de la salvación, el único portador de la revelación, puesto que es la palabra de Dios hecha carne. Pero en la Iglesia que fundó se ejerce un ministerio de nuevo género, que está al servicio de su palabra y de su gracia.

1. El ministerio del apostolado.

Jesús enseñó a sus apóstoles a mirar su función como un servicio: los jefes de las naciones quieren que se les mire como a bienhechores y señores; pero ellos, siguiendo su ejemplo, deberán hacerse servidores (diakonoi) de todos Mc 10,42ss p. Son sus servidores de él, y por este título les promete entrar con él en la gloria del Padre Jn 12,26. Desde el comienzo de los Hechos el apostolado es, pues, considerado como un ministerio (diakonía: Act 1,17.25), que Matías es llamado a desempeñar juntamente con los otro once. La vocación de Pablo al apostolado Rom 1,1 es también un llamamiento a un ministerio 1Tim 1,12 2Cor 4,1, que Pablo se esfuerza luego por desempeñar dignamente Act 20,24 y gracias al cual aporta Dios la salvación a los paganos 21,19. Consciente de ser así ministro de Dios 2Cor 6,3s y ministro de Cristo 11,23, siente vivamente la grandeza de esta función. más grande que la de Moisés mismo, pues es un servicio de la nueva alianza, de la justicia, del Espíritu 3,6-9, de la reconciliación 5,18, del Evangelio Col 1,23 Ef 3,7, de la Iglesia Col 1,25.

2. Diversidad de ministerios.

Sin embargo, el ministerio en la Iglesia naciente desborda ampliamente el ejercicio del apostolado propiamente dicho. La palabra diakonía se aplica en primer lugar a servicios materiales necesarios a la comunidad, como el servicio de las mesas Act 6,1.4 Lc 10,40 y la colecta para los pobres de Jerusalén Act 11,29 12,25 Rom 15,31 1Cor 16,15 2Cor 8,4 9,1.12s. Además, un ministerio se confía a Arquipo Col 4,17 y a Timoteo 2Tim 4,5; el título de ministro (diakonos) se da a Apolo como a Pablo 1Cor 3,5, a Timoteo 1Tes 3,2 1Tim 4,6, a Tíquico Col 4,7 Ef 6,21, a Epafras Col 1,7 e incluso a los falsos apóstoles judaizantes 2Cor 11,23. Esto muestra que hay en la Iglesia «diversidad de ministerios» 1Cor 12,5, pues «el Espíritu diversifica sus carismas con miras a la obra del ministerio» Ef 4,12. Todo «servicio» de este género se ha de efectuar bajo la influencia del Espíritu Rom 12,7, como un mandato recibido de Dios 1Pe 4,11. Queda por ver en qué consisten estos «servicios». Las listas de carismas dadas en las epístolas ponen siempre en cabeza las funciones relativas a la palabra de Dios (apóstol, profeta, doctor, evangelista). Pero esto no excluye la existencia de cargos propiamente pastorales, que menciona expresamente la epístola a los Efesios Ef 4,11.

1. El NT nos hace asistir ya en el tiempo de los Apóstoles al nacimiento de una jerarquía de gobierno que prolonga su acción. Todas las comunidades judías tenían a su cabeza ancianos (presbiteroi). Así también los misioneros Pablo y Bernabé establecen en todas partes en las Iglesias presbíteros que las dirijan Act 14,23. En la ocasión de la asamblea apostólica de Jerusalén se ven unirse con los doce a los presbíteros de la comunidad local, a cuya cabeza está Santiago 15,2.4.6.22s 16,4; y volveremos a hallarlos al retorno de Pablo 21,18. Igualmente, durante su último viaje recibe Pablo en Milete a los presbíteros de Éfeso 20,17. Se ve así que desde esta época los apóstoles, directamente opor sus enviados, instituyen en cada ciudad un colegio de presbíteros Tit 1,5, cuyo reclutamiento está sometido a reglas precisas y que son establecidos en su función por la imposición de las manos 1Tim 5,17-22. Este último rasgo muestra que el presbiterado requiere un carisma particular del Espíritu Santo: no es, pues, una mera función administrativa. Efectivamente, en la epístola de Santiago se ve a los presbíteros orar por los enfermos y conferirles la unción de aceite Sant 5,14. En otro lugar se dice que han de ejercer la presidencia en la asamblea cristiana 1Tim 5,17. Las alusiones de Pablo a los presidentes (proistamenoi) se refieren, pues, probablemente a los presbíteros 1Tes 5,12s Rom 12,8, como la mención de los jefes (hegoumenoi) en la epístola a los Hebreos Heb 13,7.17.24.

2. Pero la epístola a los Filipenses menciona también al lado de los episkopoi a los diakonoi Flp 1,1: es ya un embrión de jerarquía. En los siete que los doce han establecido para servir a las mesas Act 6,1-6 ven probablemente los Hechos a los prototipos de los futuros diáconos; por lo demás, entran en función, como los presbíteros, por la imposición de las manos Act 6,6. Su ministerio desborda, sin embargo, el servicio material, puesto que predican, y a Felipe se le califica explícitamente de evangelista Act 21,8. Las epístolas pastorales establecen reglas para la elección de los diáconos 1Tim 3,8-13. Se trata de un ministerio inferior, cuyas funciones no es fácil precisar. Las de Febe, diaconisa de la Iglesia de Cencres Rom 16,1, no son necesariamente del mismo orden, pues recordamos las consignas estrictas de Pablo acerca de la misión de las mujeres en las asambleas cultuales 1Cor 11,1-16 14,33s.

3. Los episkopoi son esencialmente, como su nombre lo indica, «vigilantes» puestos a la cabeza de las comunidades para velar por ellas. Tal cargo no era desconocido en el judaísmo: en la comunidad de Qumrán el mebaqqer («inspector») tenía una función bastante semejante. Primitivamente son los presbíteros quienes «vigilan» así en común cada Iglesia, pues tienen la misión de apacentar el rebaño de Dios Act 20,28 1Pe 5,2s, a imagen de Cristo, modelo de los pastores 1Pe 5,4, pastor y vigila:de de las almas 1Pe 2,25. Pero en las epístolas pastorales se comprueba que en cada comunidad hay un solo episkopos, que debe ser escogido cuidadosamente 1Tim 3,1-7, aparentemente entre los presbíteros Tit 1,5-9. Él es sin duda el que desempeña esa función de pastor Act 20,28s, a la que Pablo incluye en el número de los carismas Ef 4,11 y que recuerda una de las responsabilidades apostólicas Jn 21,15ss Mt 18,12ss. Los enviados de Pablo, Tito y Timoteo tienen autoridad sobre los presbíteros, los diáconos y los episkopoi de las iglesias que les están confiadas; tienen responsabilidades en materia de liturgia 1Tim 2,1-15 y de enseñanza doctrinal 1Tim 4,6.13-16 6,3. Pero en este último punto cada episkopos ejerce también vigilancia en su circunscripción Tit 1,9. Esta delegación de las funciones de gobierno asignadas primitivamente a los apóstoles muestra que la organización de la Iglesia está en vías de evolución. Una vez desaparecidos los apóstoles, se estabilizará en una jerarquía con tres rangos: un episkopos, pastor y presidente de la comunidad, rodeado de un presbiterado, al que asistirán diáconos. El carisma necesario para el ejercicio de sus funciones les será conferido, como precedentemente, por el rito de la imposición de las manos 2Tim 1,6.

4. En ninguna parte se da el título de sacerdotes a estos ministros de la nueva alianza, como tampoco a los apóstoles. Pero su ministerio los pone al servicio del sacerdocio de Cristo, único sumo sacerdote de los hombres. A este título, después de los apóstoles, son los intendentes de Dios Tit 1,7, de sus misterios 1Cor 4,2, de su gracia 1Pe 4,10. Tal es la perspectiva en la que se desarrollará la idea del sacerdocio cristiano, jerarquizada en tres grados: obispo, sacerdotes, diáconos; idéntica por sus funciones al ministerio descrito en el NT, ejercido en virtud de los mismos poderes carismáticos, derivará en última instancia del ministerio apostólico en lo que tenía de transmisible.

hjg.com.ar - Última actualización: 14-junio-2009
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