En el mundo estaba y el mundo por El fue hecho, y no le conoció el mundo. (v. 10)
San Agustín, in Ioannem, tract.2
La luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, vino aquí por la carne. Porque si hubiera venido sólo por la divinidad, no hubiese podido ser vista por los necios, por los ciegos ni por los malvados, de quienes se ha dicho antes: "Las tinieblas no la comprendieron", por esa razón dice: "En el mundo estaba".
Orígenes, hom. 2 in div. loc
Porque la voz del que habla, cuando cesa de hablar, concluye y se desvanece; así, si el Padre celestial deja de hablar, su Verbo, su efecto (esto es, todo lo creado en el Verbo), no subsiste ya.
San Agustín, ut sup
Y no creas que estaba en el mundo como están la tierra, los rebaños y los hombres; o como están el cielo, el sol, la luna y las estrellas; sino como el artífice que dirige lo que ha hecho. Por cuya razón prosigue: "Y el mundo por él fue hecho". No lo hizo como hace un artífice, que lo que fabrica es extrínseco a quien lo fabrica; mas Dios fabrica en el mundo; confundiéndose con él 1 se encuentra fabricando en todas partes y no está ausente de nada. La presencia de su majestad, hace lo que hace y gobierna lo que ha hecho. Así estaba en el mundo como Aquél por quien el mundo fue hecho.
Crisóstomo, ut sup
Y además, como estaba en el mundo pero no era contemporáneo del mundo, añadió: "Y el mundo fue hecho por El". Y de aquí nos conduce de nuevo a la eterna existencia del Unigénito, porque aquél de quien se diga que todo es obra suya, aun cuando careciese de sentido, se vería obligado a confesar que antes de la obra ha existido el autor.
Teofilacto
Esto ahoga también la rabia de Marción 2, que decía que era malo el creador de todas las cosas, y de Arrio 3, que decía que el Hijo de Dios era criatura.
San Agustín, ut sup
¿Qué quiere decir, pues, que el mundo fue hecho por El mismo? El cielo, la tierra, el mar y cuanto en ellos se contiene, se llama mundo. Además, en otro sentido, se llama mundo a los amantes del mundo, acerca de lo cual prosigue: "Y el mundo no le conoció". ¿Cómo ni los cielos, ni los ángeles, ni los astros, conocieron a su Creador, a quien confiesan los demonios? Todas las cosas dan testimonio de El; pero ¿quiénes no lo han conocido? Los que amando al mundo se llaman mundo. Amando, pues, al mundo, habitamos con el corazón en el mundo; porque los que no aman al mundo viven en él por la carne, pero con el corazón habitan en el cielo, como dice el Apóstol: "Nosotros somos ciudadanos del cielo" ( Flp 3,20). Por tanto, amando al mundo merecieron llamarse mundanos del lugar donde habitan. Como sucede cuando decimos: aquella casa es mala o buena. No vituperamos ni alabamos sus paredes, sino a los que la habitan, así llamamos "mundo" a los que habitan en él amándole.
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 7
Los que eran amigos de Dios le conocieron antes de su presencia corporal (o sea de su venida al mundo). Por eso Jesucristo dice: "Abraham, vuestro padre, saltó de gozo pensando en si vería mi día" ( Jn 8,56). Cuando, pues, nos interpelan los gentiles diciendo: "¿cómo es que en los últimos días vino a concedernos la salvación habiéndonos descuidado por tanto tiempo?", decimos que antes de esto ya existía en el mundo, y proveía a sus obras, siendo conocido de todos los que eran dignos. Y aun cuando el mundo no le conoció, le conocieron todos aquellos de quienes el mundo no era digno. Y diciendo: "Y no le conoció el mundo" expresa brevemente la causa de su ignorancia. Porque llama mundo a los hombres que se aficionan sólo a él y que saben lo que es del mundo. Y nada perturba tanto la inteligencia como el deleitarse en el afecto de las cosas presentes.
Notas
1. Entiéndase: sosteniendo en el ser cada cosa del mundo.
2. Marción parte de la afirmación de que el AT habla de un Dios distinto del aquél del NT, testimoniado por Jesucristo, que es sólo una manifestación visible de Dios, pero que no ha asumido la naturaleza humana. El primero es desconocido, justiciero, iracundo, vengativo, autor de todo mal. El segundo es bueno. Por ello Marción rechaza el AT y parte de los libros del NT.
3. Arrio y sus seguidores sostenían que el Hijo es la primera y suprema criatura de Dios, creado directamente por Padre para crear por El todo el universo. El Padre le participa sus prerrogativas divinas como don por su fidelidad.