Era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. (v. 9)
San Agustín, in Ioannem, tract.2
Ahora da a conocer de qué luz da testimonio cuando dice: "Era la luz verdadera".
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 6
Como el Evangelista había dicho antes acerca de San Juan, que vino y fue enviado para dar testimonio de la luz, con el fin de que quien oiga esto no crea que se habla como más arriba del que da testimonio; y para que no quede sospecha alguna acerca de aquello de que da testimonio, se recoge sobre sí mismo y se eleva hacia la existencia que está sobre todo principio diciendo: "Era la luz verdadera".
San Agustín, ut sup
¿Y por qué añade verdadera? Porque un hombre iluminado se llama luz, pero la verdadera luz es aquella que ilumina; porque aunque los ojos de nuestro cuerpo se llaman antorchas, si de noche no se enciende una luz, o si no sale el sol por el día, serán en vano aquellas luces. Por esto añade: "Que alumbra a todo hombre", por consiguiente también a San Juan. El mismo iluminaba a aquél por quien quería ser anunciado. Del mismo modo se conoce que el sol ha salido por algún cuerpo iluminado, aunque no lo veamos con nuestros ojos, al igual que aquellos que no tienen buenos los ojos (y no pueden ver el sol), sin embargo, pueden ver una pared iluminada por el sol, o cosa parecida, así todos aquéllos para quienes vino Jesucristo no eran idóneos para verle. Pero reflejó sus rayos en San Juan, y entonces, cuando San Juan confesaba que era iluminado, Aquél que ilumina fue conocido por medio de él. Dice además: "Que viene a este mundo", porque si no hubiera salido de donde estaba, no hubiese sido iluminado; pero hubo de ser iluminado, porque salió de allí en donde el hombre no puede estar iluminado.
Teofilacto
Avergüéncese Maniqueo 1, que dice que nosotros somos obra de un creador malo y tenebroso; pues no seríamos iluminados si no fuésemos criaturas del que es la verdadera luz.
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 7
¿Y en dónde se encuentran los que no confiesan a Jesús verdadero Dios?, dado que El es llamado verdadera luz. Pero si ilumina a todo hombre que viene a este mundo, ¿cómo es que tantos existen sin participar de esta luz? Porque no todos han conocido el modo de adorar a Jesucristo. Ilumina, pues, a todos en cuanto de El depende. Pero si algunos, cerrando los ojos de su inteligencia, no quisieron recibir los rayos de su luz, no puede decirse que ellos viven en tinieblas por la naturaleza de la luz, sino por su propia malicia, queriendo privarse a sí mismos del don de la gracia. La gracia se difunde sobre todos y los que no quieren disfrutar de esta gracia deben imputarse a sí mismos su propia ceguera.
San Agustín, Enchir. cap.103
Y cuando dice: "Ilumina a todo hombre", debemos entender que no es que alguno de entre los hombres no sea iluminado, sino que ninguno es iluminado sino por El.
Beda
Ya sea por su talento especial, ya por la sabiduría divina; porque así como ninguno se debe a sí mismo la existencia, así también ninguno puede ser sabio por sí mismo.
Orígenes, hom. 2 in div. loc
No debemos entender que ilumina al hombre que viene al mundo por las causas ocultas de la generación, sino de aquellos que vienen al mundo invisible, espiritualmente, por regeneración de la gracia (que se concede en el bautismo). Por lo tanto, ilumina aquella verdadera luz a los que vienen al mundo de las virtudes y no a los que caen en el mundo de los vicios.
Teofilacto
O de otro modo, la inteligencia que se nos ha concedido para que nos guíe, y que se llama la razón natural, es lo que llamamos luz recibida de Dios; pero algunos la han oscurecido por usar mal de ella.
Notas
1. Los maniqueos afirmaban la coexistencia de dos principios, uno para el bien y otro para el mal, actuantes en el universo, oponiéndose entre sí hasta una resolución que es la vuelta al estado primero de todo.