11. Volvamos a la Biblia que todos aceptamos. Para quienes empiezan a leer en serio la Biblia ¿cómo les recomienda que la lean? ¿han de empezar por el Génesis y seguir leyendo hasta el Apocalipsis? ¿o deberían empezar por unos libros determinados?

Su pregunta plantea un problema real y no creo que haya una sola respuesta. La contestación depende en parte del temperamento, de la formación y de la capacidad de los lectores. Muchas personas entusiastas se ponen a leer la Biblia y acaban empantanados con las genealogías o con las leyes sobre los sacrificios de los cinco primeros libros sin pasar jamás de ahí.

Vamos a imaginarnos que su pregunta se refiere a lectores con una educación secundaria o universitaria, pero que conocen poco la Biblia. (Desgraciadamente todavía es posible salir de la universidad sin haber tenido una buena introducción a la Biblia). En tal caso, lo mejor sería leer aquellos libros de la Biblia que, por su misma naturaleza, son más atractivos e inteligibles, que tratar de recorrer toda la Biblia página a página de principio a fin. The Reader's Digest ha ofrecido una forma abreviada de la Biblia, diseñada para ayudar a aquellos lectores que podrían verse perdidos con la lectura de la Biblia entera.

Puedo imaginarme un tipo de lector medio al que iría bien pasar del Génesis a la primera parte del Éxodo, luego a algunos fragmentos de los Jueces, de Samuel y de los Reyes, haciéndose una idea de la historia de la monarquía. Luego tal vez podría retomar la historia del final de los Reyes con unos fragmentos de Esdras y Nehemías hasta el libro primero de los Macabeos, para ver lo que ocurrió con la caída de la monarquía y el regreso de los judíos del exilio. A continuación algunos fragmentos de los profetas y de la sabiduría podrían proporcionar una muestra del pensamiento religioso de Israel tal como lo expresaron sus más destacados representantes. Los Salmos, esas magníficas oraciones, surgidas de distintas experiencias vitales, son inteligibles y conmovedores, y no hace falta conocer la historia de Israel para leerlos.

En el nuevo testamento, los lectores pueden empezar con los evangelios de Marcos y Juan para seguir con el libro de los Hechos y un pequeño muestreo de las cartas paulinas (por ejemplo, la primera a los corintios y la dirigida a los filipenses), así como también la primera de Pedro para captar el espíritu de la Iglesia primitiva. Con una visión como la indicada a través de los pasajes de la Biblia que ofrecen menos dificultades, uno puede llegar a sentirse más preparado para emprender la lectura de todo el conjunto. Pero vuelvo a insistir en que no estoy muy seguro de que este plan resulte atractivo para todo tipo de lectores. Tal vez el mejor consejo que se puede dar no sea otro que el de probarlo y ver qué es lo que mejor se adapta a la idiosincrasia de cada uno.

12. ¿Qué notas o comentarios pueden servirnos de ayuda?

Se trata de una difícil pregunta debido a la gran diversidad de ofertas existentes. Creo que siempre es mejor leer una Biblia con notas a pie de página que van solucionando las dificultades inmediatas que surgen de la oscuridad del texto o de la falta de una formación previa.

Con respecto a los comentarios se pueden distinguir, por lo menos, cuatro tipos. Hay comentarios bastante sencillos en folletos. Algunos reproducen el texto en una página o en la parte superior de la misma y un breve comentario en la página siguiente o en la parte inferior. A veces un folleto de 75-100 páginas abarca un libro entero de la Biblia. Pueden resultar muy útiles, y sin duda, muy adecuados para la mayoría de lectores de la Biblia. Para quienes estén interesados en un estudio más serio, se encuentran volúmenes en rústica que contienen comentarios más extensos sobre un determinado libro de la Biblia. Estos comentarios, a menudo, tienen una extensión entre las 200 ó 300 páginas. Para el estudiante que se lo toma todavía más en serio, hay, por supuesto, el comentario exhaustivo, versículo a versículo, que puede alcanzar una extensión de 1500 páginas para cada libro de la Biblia. Yo mismo he llegado a escribir un comentario de 800 páginas acerca de las cartas, relativamente breves, de Juan; y no estoy seguro de si se trata de un testimonio de una supuesta erudición o de prolijidad. Y finalmente ha de hacerse mención del comentario extenso en un solo volumen de la Biblia entera.

13. Pero con notas y comentarios ¿no estamos ya aceptando una opinión sobre la Biblia? Para comprender la Biblia ¿dependemos de lo que digan los biblistas?

Tal vez llegue a la raíz de su pregunta haciendo algunas observaciones. Frecuentemente, quienes desean leer la Biblia no quieren que se les diga que sólo los biblistas poseen la clave de la Biblia y que, a menos que también ellos se hagan biblistas, no pueden leer la Biblia. Coincido plenamente con esa reacción. Hay secciones de la Biblia que son inteligibles y espiritualmente provechosas sin ninguna ayuda técnica de un biblista. Dios puede hablar al lector sin permiso de los biblistas.

No obstante, cuando los lectores de los que estaba hablando —lectores con un estudios secundarios o universitarios— toman la Biblia, a menudo empiezan a hacer preguntas motivadas por la educación recibida. Han estudiado en cierta medida ciencias naturales y, por tanto, se preguntan, cuando leen el Génesis, si el mundo fue realmente creado en seis días o bien se dio un largo proceso evolutivo. ¿Se paró realmente el sol tal como se describe en Josué 10, 13? Es una pregunta debida al hecho de que tales lectores aprendieron que el sol no gira alrededor de la tierra, sino la tierra alrededor del sol, y que el sol se está moviendo dentro de todo el sistema solar. Para contestar preguntas debidas a la propia educación general es necesaria una educación similar para saber cómo leer la Biblia. No hace falta la ayuda de los biblistas para encontrar alimento espiritual; pero puede ser necesaria para hallar respuestas a las preguntas originadas por la propia educación, incluso a nivel popular.

14. Entiendo la necesidad de una cierta información proporcionada por los biblistas pero no veo por qué se nos tiene que decir que dependemos de la interpretación humana de la palabra de Dios. ¿Por qué se han de dar tales intermediarios humanos?

Cada palabra de la Biblia ha sido escrita por un ser humano, y por tanto los intentos humanos por comprender la Biblia constituyen unas ayudas perfectamente apropiadas. Valemos de intermediarios humanos es, en mi opinión, algo intrínseco a la concepción judeo-cristiana de las acciones de Dios.

Parte del problema implicado en este tipo de pregunta puede ser el reconocimiento de que los biblistas cambian de opinión, y de ahí que se produzca una incertidumbre sobre las opiniones que se encuentran en las notas y comentarios. Eso forma parte de la condición humana. Lo que sí debe evitarse, con todo, es la idea de que los puntos de vista de antes eran seguros y que los puntos de vista modernos pueden cambiar. Las interpretaciones más antiguas de la Biblia eran las opiniones de los especialistas de aquella época; los puntos de vista modernos son las opiniones de los especialistas de este siglo; ninguna goza de un estado privilegiado o inmutable. El lector se ha de sentir responsable sólo de dar con los mejores estudios de los que se disponga en la actualidad. Si se dan mejores ideas en el siglo XXI o en el XXII quedará bajo la responsabilidad de los lectores de ese futuro período. Y si usted objeta: «¿Estuvieron mal informados mis predecesores cristianos cuando leían la Biblia según el punto de vista de su tiempo?», la respuesta es que presumiblemente ellos actuaron de la mejor manera que supieron con la información de la que entonces disponían y por tanto cumplieron plenamente con su obligación. Si nosotros actuamos de igual manera con la información de que disponemos, podemos presentarnos ante el trono de Dios sin que nos sintamos culpables.