Las Moradas Santa Teresa de Jesús
Moradas Cuartas
Capítulo 3 (NOTAS)
1. Ha hablado de «oración de recogimiento» en varias obras:
Vida cc. 14-15;
Camino cc. 28-29;
Relación 5 (escrita poco antes que
las
Moradas). - Conviene tener en cuenta
que la Santa no es constante en la nomenclatura de los grados de oración:
ora habla de un «recogimiento» no infuso, última forma de
oración no mística; ora de un «recogimiento infuso»,
primer grado de oración mística. Así en
Vida la segunda agua (2o grado de
oración: quietud infusa) será designada indistintamente con
los términos de «recogimiento y quietud» (cf. c. 15, nn.
1 y 4). Al contrario, en los hermosos cc. 28-29 del
Camino enseñará una forma
de «oración de recogimiento» perfectamente adquirible y
no infusa. En la mencionada
Relación
5, nn. 3-4, la oración de «recogimiento interior»
es como el primer vagido de oración mística, escalón
de acceso a la oración de quietud (n. 4; pero cf. el número
último de esta misma
Relación). Esta proposición
doctrinal se mantendrá en las
Moradas
IV, c. 3: el recogimiento es una forma de oración infusa
(=«que también me parece sobrenatural», n. 1; cf., sin embargo,
el n. 8) que prepara inmediatamente el alma para la oración de quietud.
- Por todo esto, sería erróneo insistir demasiado en la
nomenclatura teresiana para captar el pensamiento de la Santa.
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2. El sentido es: en esta oración de recogimiento se prepara el alma
para la oración de quietud;
sin artificio
quiere decir sin esfuerzo personal, pasivamente o por vía
infusa. Esta expresión y la siguiente «labrar el edificio»
aluden al símbolo de los pilones y arcaduces, c. 2, nn. 2-4.
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3. Alusión al
Terceur Abecedario de
F. de Osuna, tratado 9, c. 7, y a la
Subida del Monte
Sión de B. de Laredo, parte 3, c. 41. - Sobre este punto,
véase
Vida c. 12, título
y nn. 1, 4, 5 y 7; y c. 22, nn. 13 y 18.
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4. Cf.
M I, c. 2, nn. 4, 12, 15.
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5. Confesiones L. 10, c. 27, pero más
probablemente alude al c. 31 de los
Soliloquios
atribuído a San Agustín, y editados en castellano
en Valladolid 1515. Cf.
V c. 40, n. 6;
y
C c. 28, n. 2.
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6. Nueva reminiscencia del
Tercer Abecedario
del franciscano F. de Osuna, tratado 6, c. 4.
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7. Pasaje oscuro. Alude la Santa a Bernardino de Laredo,
Subida del alma a Dios, parte 3, c. 27:
«Qué cosa es no pensar nada en contemplación
perfecta...»
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8. Se refiere al
Tratado de oración y
meditación, aviso 8, del P. Granada, entonces atribuído
a San Pedro de Alcántara.
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9. En los nn. 4-6; cf. c. 2, n. 9.
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10. El paréntesis que sigue rompe el hilo del discurso y la frase
quedará inconclusa. Fray Luis, conservando intacto el paréntesis,
arregló el resto así: «Mas como dije en otra parte, la
causa porque en esta manera de oración cesa el discurso del entendimiento
[...] así que la causa es que ésta es fuente manantial, que
no viene por arcaduces: él se comide» (p. 81).
-
Como dije en otra parte: probablemente
remite a los pasajes paralelos del
Camino
c. 31, nn. 3 y 7. Paralelo de lo que venía diciendo en
el número anterior en
Vida c. 13,
nn. 11-22, a pesar de hallarse en contexto diverso.
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11. El aparente embrollo de la frase y el desorden redaccional de estas
Moradas IV hacen necesaria una
aclaración: En el c. 1 ha hablado de la diferencia entre «gustos
y contentos» (oración infusa y oración no infusa); en
el c. 2, ha tratado de la oración de quietud («gustos»),
contrastándola con la oración de recogimiento
(«contentos»), introduciendo para ello la hermosa alegoría
de los pilones y arcaduces (nn. 3-5); en este c. 3 trata de la oración
de recogimiento (primera manifestación de la oración infusa)
y de los efectos de la oración de quietud (nn. 9-14). - Es franco
desorden se debe, en parte, a las interrupciones que sufrió la Santa
durante la composición de estas Moradas. - El orden lógico
debería ser éste:
a) diferencia entre contentos y gustos (c. 1);
b) oración de contentos: últimas formas de oración no-infusa
(c. 2, nn. 1-5);
c) oración de recogimiento infuso (c. 3, nn. 1-7);
d) oración de quietud (c. 2, nn. 2 y 6-10);
e) efectos de la oración de quietud (c. 3, nn. 9-14).
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12. Esta oración de quietud. - Reanuda
con el n. 1.
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13. El temor servir: en contraposición al
temor
filial, según el esquema de la teología clásica.
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14. Alusión a
Fl 4, 13. Cf.
V c. 13, n. 3;
Rel
58, n. 2.
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15. En el c. 5 de las
Fundaciones.
Insistirá en el mismo aviso en
M
VI, c. 7, n. 13.
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16. Caimiento (de nuevo en el n. 13) equivale
a decaimiento. -
Flaqueza: la Santa
escribió
flaquedad.
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17. Más de lo que queda dicho:
más intenso que la oración infusa de quietud de
que viene hablando. - Del «sueño espiritual» (o
«sueño de potencias») cf.
V
cc. 16 y 17, donde la Santa le concede mayor importancia en el
escalafón de la vida mística.
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18. En los nn. 11-12. -
Derrocar en este
caso significa el estado de impotencia corporal producido por ciertas gracias
extáticas: las gracias místicas de las moradas IV no producen
tal «derrocamiento», sino a lo sumo «decaimiento interior
y exterior».
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19. Cf. todo el c. 3 de las moradas sextas.
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20. Natural junto con sobrenatural: que
en estas moradas se entrecruzan actos y estados infusos y no infusos. Por
eso ha hablado de contentos y gustos: de meditación y quietud (cf.
n. 8).
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