Las Moradas Santa Teresa de Jesús
Moradas Primeras
Capítulo 1 (NOTAS)
1. Alusión a
Jn 14, 2.
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2. Nueva alusión a
Prov. 8, 21,
pasaje fuertemente sentido por la autora: cf.
V 14, 10 y
Exc
7.
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4. Engaste o cerca: La Santa irá
desarrollando ocasionalmente la alegoría del castillo, sin precisarla
nunca del todo; aquí, el uso de
engaste
y
cerca simultáneamente,
deja entrever a la par un castillo de orfebrería y un castillo de
guerra. - Como elementos complementarios, irán apareciendo enseguida
el
cerco y
arrabal
(n. 6; y
M VII, c. 4, n. 1),
puerta de entrada (n. 7 y M V, c. 1, n.
2;
M VI, c. 4, nn. 4, 9, 13;
M VII, c. 2, n. 3);
moradas, aposentos y
piezas, con significado aproximadamente
igual (c. 2, n. 8;
M II, c. 4, n. 6;
M III, c. 1, n. 8...); la
cámara o
palacio del Rey, cielo empíreo de Dios
en el centro del castillo (c. 2, nn. 8 y 14;
M VI, c. 19, n. 3; y c. 4, n. 8;
M VII, c. 1, n. 3); y por fin, toda una
serie de
guardas, alcaides, mayordomos, maestresalas,
amigos y parientes (símbolos de las potencias:
M I, c. 1, n. 5; y c. 2, nn. 4 y 15;
M II, n. 9),
gente
que vive en los aposentos bajos (los sentidos del cuerpo; cf.
M I, c. 2, n. 4:
M
V, c. 2, n. 3);
vasallos y criados del
alma (potencias y sentidos indistintamente) (cf.
M I, c. 2. n. 12; y
M III, c. 1, n. 5);
legiones de demonios
(
M I, c. 2, nn. 11, 12, 15;
M II, c. 3, n. 5);
culebras y víboras (representaciones
demoníacas de las cosas del mundo:
M
II, n. 2; y
M I, c. 2, n. 14);
sabandijas ponzoñosas (cuidados
de honra o hacienda o negocios; malos pensamientos, etc.:
M I, c. 1, n. 8; c. 2, nn. 11 y 14;
M II, nn. 2, 5, 8;
M
III, c. 1, n. 8);
bestias y fieras
(apetitos, pasiones, vicios:
M
I, c. 2, n. 14;
M II, n. 9);
lagartijillas agudas que son
los pensamientillos de la imaginación
(
M V, c. 1, n. 5), etc.
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5. Lo ha dicho en el n. 1 de este cap.
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6. Vayáis: la Santa escribe
vays como en otras ocasiones: cf. 6, 7,
5.
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7. Alude al «ciego de nacimiento»,
Jn
9, 2-3.
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8. San Pablo y la Magdalena: dos ejemplares
de «conversión» y de experiencia mística, reiteradamente
aludidos en el
Castillo: San Pablo en
M 6, 9, 10; 7, 1, 5; 7, 2, 5; 7, 3, 9;
7, 4, 5. La Lagdalena en
M 6, 7, 4; 6,
11, 12; 7, 2, 7.
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9. Se es él mismo: el hombre es el
propio castillo. Expresiones similares: «se es todo desconcierto
(
M 4, 2, 1), «son flacas de
complexión» (
M 4, 3, 11).
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10. Ronda del castillo: nuevo elemento del
símbolo base. Está tomado del castillo bélico:
ronda es «el espacio que hay entre
la parte interior del muro, y las casas de la ciudad o villa». -
«Ronda se toma algunas veces por los soldados que van rondando y
asegurándose de lo que puede haber...» (Cobarruvias). Aquí
simboliza el entorno corporal del alma: la exterioridad.
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11. Libros de oración: alude a los
que le sirvieron de iniciación: Francisco de Osuna,
Tercer Abecedario; Bernardino de Laredo,
Subida del Monte Sión, y quizás
los de San Pedro de Alcántara y Bernabé de Palma...
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12. Véase la
Rel 24: experiencia
mística del alma. - A continuación:
perlesía, «tullimiento o
parálisis». «Vulgarmente le llaman perlático y a
la enfermedad perlesía, escribía Cobarruvias.
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13. Alusión bíblica a
Fil 3,
20.
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14. Alude al episodio narrado en el
Génesis
19, 26.
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15. En el autógrafo, Gracián borró «bestialidad»
y escribió «abominación». Frey Luis mantuvo el vocablo
original. Por «bestialidad», la autora entiende aquí «vida
a la manera animal, sin conciencia de la propia dignidad de hombres»
(cf. n. 2).
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16. Episodio del paralítico, narrado en
Jn
5, 2-8: eran 38 años, como efectivamente corrigió
Gracián en el autógrafo.
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17. Alusión al dicho de Jesús, en
Mt
6, 21.
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