Los Salmos
Salmo 86 (85)
1 Oración. De David. Tiende tu oído, Yahveh, respóndeme, que soy desventurado y pobre,
2 guarda mi alma, porque yo te amo, salva a tu siervo que confía en ti. Tú eres mi Dios,
3 tenme piedad, Señor, pues a ti clamo todo el día;
4 recrea el alma de tu siervo, cuando hacia ti, Señor, levanto mi alma.
5 Pues tú eres, Señor, bueno, indulgente, rico en amor para todos los que te invocan;
6 Yahveh, presta oído a mi plegaria, atiende a la voz de mis súplicas.
7 En el día de mi angustia yo te invoco, pues tú me has de responder;
8 entre los dioses, ninguno como tú, Señor, ni obras como las tuyas.
9 Vendrán todas las naciones a postrarse ante ti, y a dar, Señor, gloria a tu nombre;
10 pues tú eres grande y obras maravillas, tú, Dios, y sólo tú.
11 Enséñame tus caminos Yahveh, para que yo camine en tu verdad, concentra mi corazón en el temor de tu nombre.
12 Gracias te doy de todo corazón, Señor Dios mío, daré gloria a tu nombre por siempre,
13 pues grande es tu amor para conmigo, tú has librado mi alma del fondo del seol.
14 Oh Dios, los orgullosos se han alzado contra mí, una turba de violentos anda buscando mi alma, y no te tienen a ti delante de sus ojos.
15 Mas tú, Señor, Dios clemente y compasivo, tardo a la cólera, lleno de amor y de verdad,
16 ¡vuélvete a mí, tenme compasión! Da tu fuerza a tu siervo, salva al hijo de tu sierva.
17 Haz conmigo un signo de bondad: Que los que me odian vean, avergonzados, que tú, Yahveh, me ayudas y consuelas.