En aquella hora dijo Jesús a aquel tropel de gente: "como a ladrón habéis salido con espadas y con palos a prenderme; cada día estaba sentado en el templo con vosotros enseñando, y no me prendisteis. Mas esto todo fue hecho para que se cumplieran las Escrituras de los profetas". Entonces le desampararon todos los discípulos y huyeron. Mas los que tenían preso a Jesús, le llevaron a casa de Caifás, el príncipe de los sacerdotes, en donde se habían juntado los Escribas y los ancianos. Y Pedro le seguía de lejos, hasta el palacio del príncipe de los sacerdotes. Y habiendo entrado dentro, se estaba sentado con los sirvientes para ver el fin. (vv. 55-58)
Orígenes, in Matthaeum, 35
Después que dijo a Pedro: "envaina tu espada" ( Mt 26,52), que es un ejemplo de paciencia; después que había sanado la oreja cortada, según refiere otro evangelista, como una muestra de su inmensa benignidad y divina virtud; añade: "En aquella hora, dijo el Señor a aquel tropel de gente" para que si hubieran olvidado los beneficios pasados, por lo menos reconozcan los presentes, "Como a un ladrón habéis salido con espadas y palos a prenderme."
Remigio
Como si dijera: el oficio de ladrón es dañar y esconderse. Pero yo no daño a nadie, sino que curé a muchos y siempre enseñé en las Sinagogas. Y así continúa: "Todos los días me sentaba con vosotros en el templo a enseñar, y no me prendisteis".
San Jerónimo
Como diciendo que es una necedad perseguir con espadas y palos al que espontáneamente se entrega en vuestras manos y buscar en la noche traidoramente, como si se ocultara, a Quien todos los días enseñaba en el templo.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 84,2
En verdad, no le prendieron en el templo, porque no se atrevieron por temor a las turbas. Y por esta razón el Señor salió fuera, a fin de darles lugar y tiempo más oportuno para prenderle. Y esto prueba que no hubieran podido prenderle en manera alguna, si espontáneamente no lo hubiera permitido. El Evangelista da la razón del por qué el Señor quiso dejarse prender, cuando añade: "Pero todo esto se hizo para que se cumplieran los escritos de los profetas".
San Jerónimo
"Taladraron mis manos y mis pies" ( Sal 21,17) y en otro lugar: "Como oveja fui llevado al sacrificio" ( Is 53,17); y en el mismo lugar: "Por las iniquidades de mi pueblo fue llevado a la muerte" ( Is 53,5-8).
Remigio
Porque como todos los profetas habían vaticinado la pasión de Cristo, por eso no citó un testimonio determinado, sino que dice en general para cumplir los vaticinios de los profetas.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 84,2
Los discípulos que permanecieron mientras fue detenido Jesús, cuando dijo esto a las turbas, huyeron. Por eso dice: "Entonces todos los discípulos, abandonándole, huyeron", pues conocían, que entregándose voluntariamente a los enemigos no era posible escapar.
Remigio
Este hecho demuestra la cobardía de los apóstoles, pues los que en el ardor de la fe habían prometido morir con El, ahora huyen olvidados de su promesa. Es lo que vemos realizarse en aquéllos que por su amor a Dios prometen hacer grandes cosas y después no las cumplen. Sin embargo, no deben desesperar, sino levantarse como los apóstoles y rehabilitarse por la penitencia.
Rábano
En sentido místico, así como Pedro que lavó con lágrimas el pecado de la negación, enseñó la rehabilitación de aquéllos que se doblegan en el martirio, así también, huyendo los demás discípulos, enseñan a guardarse aquéllos que no se sienten fuertes para sufrirlo.
Sigue: "Otros, deteniendo a Jesús, le llevaron a casa de Caifás".
San Agustín, de consenso evangelistarum 3,6
Pero antes fue llevado a Anás, suegro de Caifás, según dice San Juan. Fue llevado pues, atado, porque en aquella turba iba un tribuno y una cohorte, como cuenta San Juan.
San Jerónimo
Refiere Josefo que este Caifás había comprado solo por aquel año el pontificado. Habiendo dispuesto Moisés, por orden de Dios, que los pontífices sucediesen a sus padres, de generación en generación, no es, pues, de extrañar que un pontífice inicuo juzgue inicuamente.
Rábano
Conviene, pues, el nombre con la acción. Caifás, esto es, espía sagaz, dispuesto a consumar su maldad, vomita por su boca una desvergonzada mentira para perpetrar un homicidio. Por esto le llevaron allí, a fin de obrar según su consejo. Y sigue: "En donde los escribas, los fariseos y los ancianos se habían reunido."
Orígenes, in Matthaeum, 35
Con Caifás y los príncipes de los sacerdotes se congregan también los escribas, esto es, los letrados que enseñan la letra que mata; los ancianos, no de la verdad, sino de la decrepitud de la letra.
Sigue: Pero Pedro le seguía a lo lejos, pues no podía de cerca sino de lejos, pero sin abandonarle enteramente.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 84,2
Mucho era el fervor del apóstol San Pedro, que aun viendo huir a los demás no huyó, sino que permaneció y entró. Si San Juan entró también, era porque conocía al príncipe de los sacerdotes. Pedro seguía de lejos, porque había de negar al Señor.
Remigio
Pero no hubiera podido negarle si hubiera estado cercano al Señor. Esto también significa que Pedro había de seguir al Señor en la pasión.
San Agustín, quaestiones evangeliorum 1,42
Y que la Iglesia seguiría e imitaría los padecimientos del Salvador, pero de muy diferente modo; pues la Iglesia padece para sí misma, y Aquél por la Iglesia.
Sigue: "Y habiendo entrado, se sentó entre los criados para ver en qué paraba".
San Jerónimo
Bien fuera por amor de discípulo o bien por humana curiosidad, deseaba saber la sentencia del pontífice contra el Señor; si le condenaba a muerte, o azotado le daba libertad.