"Y llenad vosotros la medida de vuestros padres. Serpientes, raza de víboras, ¿cómo huiréis del juicio de la Gehenna? Por esto he aquí, yo envío a vosotros profetas, y sabios, y doctores; y de ellos mataréis y crucificaréis, y de ellos azotaréis en vuestras Sinagogas, y los perseguiréis de ciudad en ciudad, para que venga sobre vosotros toda la sangre inocente que se ha vertido sobre la tierra, desde la sangre de Abel, el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al cual matasteis entre el templo y el altar. En verdad os digo, que todas estas cosas vendrán sobre esta generación". (vv. 32-36)
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 74,1
Como había dicho el Salvador contra los fariseos y los escribas, que eran hijos de aquellos que mataron a los profetas, ahora manifiesta que les imitan en la malicia. Y como lo que decían era pura ficción, no podía admitirse que hubiesen dejado de tomar parte en los pecados de aquéllos, si hubiesen vivido en aquel tiempo. Y por esto dice: "Y llenad vosotros la medida de vuestros padres". No les dice esto como por mandato, sino prediciéndoles lo que habría de suceder.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 45
Les profetiza lo que habrá de suceder, porque así como sus padres mataron a los profetas, ellos matarían también a Jesucristo, a los apóstoles y a los demás santos, porque así les compara con aquel que peleando con alguien le dice: haz conmigo lo que has de hacer. No le manda que lo haga, sino que le da a entender que conoce lo que piensa. Y en realidad aventajaron a sus padres, ya que aquéllos mataron a hombres, pero éstos crucificaron al Señor. Mas como aceptó la muerte por su propia voluntad, no les imputaba la culpa de su propio sacrificio; pero sí la muerte de los apóstoles y de los demás santos. Es por esto que les dice: "llenad vosotros", y no sobrellenad, porque es propio de un juez benigno y justo despreciar las injurias que a él se le hacen y castigar las que se hacen a otros.
Orígenes, homilia 26 in Matthaeum
Llenan también la medida de la iniquidad paterna cuando no creen en Jesucristo. La causa de la incredulidad fue porque encadenaron su fe a los hechos materiales, y no quisieron ver en ellos cosa alguna espiritual.
San Hilario, in Matthaeum, 24
Los que llenarán la medida de la voluntad paterna llegarán a ser una generación viperina y de serpientes. Por esto sigue: "Serpientes, raza de víboras, ¿cómo huiréis del castigo eterno?"
San Jerónimo
Esto mismo dijo San Juan el Bautista ( Lc 3 y Jn 3). Así como las víboras nacen de las víboras, así vosotros habéis nacido homicidas de padres homicidas.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 45
Se llaman raza de víboras, porque tal es la naturaleza de las víboras, que sus hijos, al nacer, rompen el vientre de su madre. Así también los judíos, al reprender las acciones de sus padres, los condenan. Dice, pues: ¿cómo huís del juicio del infierno? ¿Por ventura edificando sepulcros a los santos? El primer grado de piedad consiste en amar la virtud, y después a los santos. Honran sin razón a los justos aquellos que menosprecian la justicia, y los santos no pueden ser amigos de aquellos de quienes Dios es enemigo. ¿Acaso os librará algún nombre hueco, porque parecerá que pertenecéis al pueblo de Dios? Creo que mejor es un enemigo declarado, que un amigo falso. Así, delante de Dios es más aborrecible quien se llama siervo de Dios y practica las obras del diablo. Para Dios, el que se dispone a cometer un homicidio ya es homicida antes que lo ejecute. La voluntad es la que recibe el premio por lo bueno o el castigo por lo malo y las acciones son el testimonio de la voluntad. No examina Dios las obras porque necesite saber cómo las ha de juzgar, sino por causa de otros, para que todos sepan que Dios es justo. El Señor presenta ocasión de pecar a los malos, no para hacerlos que pequen, sino para manifestar que son pecadores, y ofrece ocasión a los buenos para que manifiesten su firme propósito de no pecar. Así, también dio ocasión a los escribas y a los fariseos para que manifestasen su propósito. Por esto concluye: "Por esto, he aquí, yo envío a vosotros profetas y sabios y doctores".
San Hilario, in Matthaeum, 24
Esto es, apóstoles, que como profetas os digan lo que ha de suceder; como sabios, que os den a conocer quién es Jesucristo; y como escribas, que os expliquen la Ley.
San Jerónimo
Y obsérvese, según lo que escribe el Apóstol a los fieles de Corinto ( 1Cor 12,28), que los discípulos de Jesucristo habían obtenido varios dones. A unos los había hecho profetas para que vaticinasen lo futuro; a los otros sabios que conocían cuándo debían predicar; a otros escribas, o sea sapientísimos respecto de la ley, de entre los que fue apedreado San Esteban, muerto San Pablo, crucificado San Pedro y azotados los discípulos, según refieren los Hechos de los apóstoles. Y los persiguieron de ciudad en ciudad, arrojándoles de la Judea, obligándoles a pasar a tierras de los gentiles.
Orígenes, homilia 26 in Matthaeum
También son escribas enviados por Jesucristo aquellos a quienes, según el Evangelio, el espíritu vivifica y la letra no mata, como la letra de la Ley, la que siguiendo algunos, caen en vanas supersticiones. La exposición simple del Evangelio, es suficiente para salvarse. Los escribas de la ley azotan a los escribas del Nuevo Testamento después de haberles calumniado en sus sinagogas. También los herejes, que son los fariseos espirituales, azotan a los cristianos con sus lenguas y los persiguen de ciudad en ciudad, unas veces de una manera material y otras espiritualmente, arrojándolos como de su propia ciudad de la Ley y de los Profetas, y aun del Evangelio, llevándoles a otro evangelio.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 74,2
Después, para manifestar que no hacen esto impunemente, les hace temer de una manera indudable cuando añade: "Para que venga sobre vosotros toda sangre inocente", etc.
Rábano
Esto es, todo castigo merecido por haber derramado la sangre de los justos.
San Jerónimo
No hay duda alguna de que fue Caín quien mató a su hermano Abel. Era justo, no sólo porque ahora lo dice el Señor, sino porque está comprobado por medio del Génesis, en donde se refiere que sus ofrendas agradaban al Señor. Si preguntamos quién fue este Zacarías hijo de Baraquías, porque leemos en la Escritura que hubo muchos Zacarías, para que no tuviéramos duda alguna, se añadió: a quien matasteis entre el templo y el altar. Otros dicen que este Zacarías, hijo de Baraquías, es el undécimo de los doce profetas, y que llevaba el mismo nombre. Pero la Escritura no dice que fuese muerto entre el templo y el altar; además, en sus tiempos apenas quedaban ruinas del templo. Otros dicen que fue Zacarías el padre de San Juan.
Orígenes, homilia 26 in Matthaeum
La tradición nos refiere que había un lugar en el templo en donde podían las vírgenes adorar al Señor y que las casadas que ya tenían su marido, no podían entrar allí. Pero María, después que engendró al Salvador, cuando entraba a orar, se colocaba entre las vírgenes. Y como se lo estorbasen aquéllas que sabían que había engendrado, Zacarías dijo que era digna de habitar entre las vírgenes, porque aún lo era. Luego se comprende que los que vivían entonces lo mataron entre el templo y el altar, porque creían que quebrantaba la ley de una manera evidente. Y así es verdad lo que dice Jesucristo a los que estaban presentes: "Al cual matasteis", etc.
San Jerónimo
Como esto no se puede demostrar por medio de las Sagradas Escrituras, se desprecia con la misma facilidad con que se prueba. Otros creen que este Zacarías fue el muerto por Joás, rey de Judá, entre el templo y el altar, esto es, en el atrio del templo. Pero debe tenerse en cuenta que este Zacarías no fue hijo de Baraquías, sino del sacerdote Joiada. Baraquías en nuestra lengua quiere decir bendito del Señor y el nombre del sacerdote Joiada quiere decir -en el idioma hebreo- justicia. En el Evangelio que tienen los nazarenos, encontramos escrito hijo de Joiada en vez de hijo de Baraquías.
Remigio
Debe examinarse por qué dijo el Salvador hasta la sangre de Zacarías, siendo así que después fue derramada la sangre de tantos santos. Se resuelve esta cuestión de la manera siguiente. Abel fue pastor de ovejas, y fue muerto en medio del campo; Zacarías fue sacerdote muerto en el atrio del templo. Por lo tanto, el Señor hace mención de estos dos porque con ellos hace mención de los santos mártires, tanto de los seglares, cuanto del orden sacerdotal.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 74,2
Hizo mención de Abel para manifestar que, así como aquél fue muerto por envidia, Jesucristo y sus discípulos también serían muertos por la misma causa. Hizo mención de Zacarías, porque en su muerte se cometieron dos crímenes: no solamente mataron un hombre justo, sino que también lo mataron en un lugar santo.
Orígenes, homilia 26 in Matthaeum
Zacarías también quiere decir memoria de Dios, por lo que todo el que se afana en borrar la memoria de Dios en aquellos a quienes escandaliza, parece como que derrama la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías. Por medio de la bendición de Dios, nos acordamos de El. También los impíos se olvidan de Dios, bien cuando profanan su templo con malas acciones, y cuando manchan su altar por la pereza en la oración. Abel quiere decir también luto. Y el que no acepta lo que dice la Escritura: "Bienaventurados los que lloran" ( Mt 5,4), derrama la sangre de Abel, esto es, la verdad del luto saludable. Algunos derraman también la verdad de las Escrituras, como si fuera la sangre de ellas, porque toda Escritura, si no se entiende según su verdadero espíritu, puede decirse que está muerta.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 74,2
Y para que no tuviesen ninguna clase de excusa, con el fin de que no pudieran decir "porque has enviado tus discípulos a los gentiles, por esto nos hemos escandalizado", les predijo que sus discípulos habrían de ser enviados a ellos. Y por lo tanto, añade acerca de su castigo: "Os digo, en verdad, que todas estas cosas vendrán sobre esta generación".
Glosa
No se refería únicamente a los que estaban delante, sino también a toda generación de hombres malos que había precedido, o que debería suceder, porque todos formaban una misma sociedad, y eran como el cuerpo del diablo.
San Jerónimo
Es costumbre en las Sagradas Escrituras dar a conocer dos generaciones: de buenos y de malos ( Sal 111,2). La generación de los buenos es bendecida, pero la generación de los malos se llama en este lugar generación de víboras. Por lo tanto, todos aquéllos que obraban del mismo modo contra los apóstoles, como Caín y Joas, pertenecen a una misma generación.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 74,2
O de otro modo: como se tardaba el castigo del infierno con que les había amenazado, les vuelve a amenazar con castigos en la vida presente, cuando dice: "Vendrán todas estas cosas sobre esta generación" 1.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 46
Así como todos los bienes que en todas las generaciones, desde la constitución del mundo, habían sido merecidos por los santos, se concedieron especialmente a aquellos pueblos modernos que recibieron a Jesucristo. Así, todos los males que en todas las generaciones merecieron sufrir los malos desde la constitución del mundo, vinieron sobre los modernos judíos porque rechazaron al Salvador. O de otro modo: así como toda la justicia de los santos que habían precedido, y aun de todos los demás santos, no pudo merecer tan grande gracia, cual fue concedida a los hombres en Jesucristo. Los pecados de todos los impíos, no pudieron merecer tanto castigo como vino sobre los judíos, hasta el punto de que sufrieran tales aflicciones, como las que les causaron los romanos. Y así, después, todas sus generaciones serán arrojadas hasta el fin del mundo por Dios, y servirán para escarnio a todas las gentes. ¿Qué cosa peor les podría suceder que no recibir al Hijo de Dios, cuando vino con tanta caridad y humildad, matándolo de aquella manera tan ignominiosa? Además, toda gente o toda sociedad no es castigada por Dios inmediatamente después que peca, sino que espera que pasen muchas generaciones y cuando agrada a Dios castigar a aquella sociedad o a aquella gente, parece como que trae sobre ella los pecados de todos los que habían precedido, porque castiga en ellas todo lo que merecían las demás. Así sucedió a la generación de los judíos, que viene siendo castigada por los delitos de sus padres; condenados en verdad, no por aquéllos, sino por sí mismos.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 74,2
Por lo tanto, el que vio que muchos pecaban ya, y no se corregían, obrando del mismo modo o peor, se hizo digno de mayor castigo.
Notas
1. El Señor Jesús profetiza un evento futuro. El pasaje aparece también en Mc 13,30-31 y Lc 21,32-33. (Reicke) Sólo un dogmatismo acrítico que prescinde a priori de la existencia de los profetas y de la profecía, puede usar este pasaje para datar el Evangelio posterior a la caída de Jerusalén. Quienes niegan la existencia de las profecías y los milagros, los racionalistas, plantean una fecha tardía o una inclusión tardía. Como es evidente los argumentos de tal naturaleza no son científicos.