Sus discípulos le dijeron: "si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse". El les dijo: "no todos son capaces de esto, sino aquéllos a quienes es dado. Porque hay castrados que así nacieron del vientre de su madre; y hay castrados que lo fueron por los hombres; y hay castrados que a sí mismos se castraron por amor del reino de los cielos; el que pueda ser capaz, séalo". (vv. 10-12)
San Jerónimo
Si la mujer no puede ser repudiada más que por la fornicación, es ciertamente una carga pesada. ¿Cómo se ha de vivir con una esposa que es dada al vino, que es colérica o de malas costumbres? Por eso los apóstoles, al ver el yugo pesado de las esposas, se conmueven interiormente y exclaman: "Sus discípulos le dijeron: si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 62,3
Porque ofrece menos dificultades el combatir contra la concupiscencia y contra sí mismo que el combatir contra una mujer mala.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 32
Mas el Señor no dijo que esto conviene sino que más bien admite que no conviene pero tuvo consideración de la debilidad de la carne. Por eso sigue: "El les dijo: no todos son capaces de esto", es decir, no todos pueden esto.
San Jerónimo
Y nadie crea que en las palabras: "Sino aquellos a quienes es dado", quiso el Señor hablar de la suerte o el destino, de manera que sean vírgenes los que han sido conducidos para esto. Por el contrario, este don fue dado por Dios a aquellos que se lo pidieron, a los que lo quisieron y a los que trabajaron para obtenerlo.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 32
Luego no son capaces todos porque no todos quieren. La palma ha sido propuesta. El que desea la gloria, no piense en el trabajo Si todos tuvieran miedo al peligro, ninguno vencería. Y el hecho de que algunos abandonen sus castos propósitos no es razón para hacernos perezosos en la virtud de la castidad, así como los que sucumben en la batalla no son causa de que entre el desaliento en los demás. Por consiguiente, en las palabras: "A quienes es dado", manifiesta el Señor que nada podemos nosotros sin el auxilio de su gracia, que jamás se niega al que la desea, según aquellas palabras del Señor: "Pedid y recibiréis" ( Mt 7,7).
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 62,3
En seguida el Señor, a fin de manifestar la posibilidad en este asunto, dice: "Porque hay castrados", etc., que es como si dijera: pensad en lo que deberíais hacer si hubieseis sido amputados por manos extrañas. Porque no tendríais placeres, ni recompensas.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 32
Así como no es pecado la acción involuntaria, así la justicia no se consuma en la obra, si la voluntad no asiste. En consecuencia no merece aplauso aquella continencia que se debe a la impotencia del cuerpo, sino aquella que la voluntad abraza por un santo propósito.
San Jerónimo
El Señor señaló tres clases de eunucos, dos de ellos carnales y el tercero espiritual. Los primeros son los que nacieron así del vientre de su madre; los segundos son los que fueron mutilados por la cautividad o para los placeres de las grandes damas; y los terceros los que se castraron a sí mismos por el Reino de los Cielos 1 o los que se hacen eunucos por amor a Cristo. A estos últimos les está prometida una recompensa; mas a los otros a quienes la necesidad y no la voluntad, ha hecho castos, nada se les debe.
San Hilari, in Matthaeum, 19
En el uno, es decir, en el que nació eunuco, nos mostró el Señor lo que hace la naturaleza; en el otro, esto es, en el que fue hecho, lo que hace la necesidad y en el tercero, es decir, en el que determinó a ser tal por el Reino de los Cielos, lo que hace la voluntad.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 32
El nacer eunucos proviene de la naturaleza, como proviene el que algunos nazcan con seis dedos o con cuatro. Porque si Dios al formar al principio la naturaleza, hubiera establecido un orden siempre inmutable, los hombres se hubieran olvidado de que habían sido hechos por Dios y para que tenga presente el hombre que Dios es el autor de la naturaleza, invierte alguna vez el orden que en ella estableció. 2
San Jerónimo
También podemos explicar todo esto de otra manera Son eunucos desde el vientre de su madre los que son de naturaleza fría y sin apetito para los placeres y los que lo son por haberlos hecho los hombres, son los que los médicos han reducido a ese estado o los que se afeminan por dar culto a los ídolos, o también los que simulan la castidad, viviendo en los deseos y aparecen por fuera con los hábitos de religión; pero ninguno de éstos, excepto los que se castraren por Cristo 3, consigue el Reino de los Cielos. Por eso sigue: "El que pueda ser capaz, séalo", consulte cada uno sus fuerzas para ver si puede cumplir los deberes de la virginidad y de la pureza. La castidad por sí misma es suave y atractiva; pero se deben consultar las fuerzas para que: "El que sea capaz, séalo". Esta es la palabra del Señor a sus soldados, al animarlos a que ciñan la corona de la pureza, palabras que valen tanto como éstas: El que pueda pelear, pelee, venza y triunfe.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 62,3
En las palabras: "Que se castraron a sí mismos", no expresa el Señor la amputación de los miembros, sino de los malos pensamientos y es digno de maldición el que se mutila. Porque se coloca al nivel de los homicidios, favorece a los maniqueos (detractores de las criaturas) y obra tan inicuamente como en los países donde se mutilan a sí mismos. Es una tentación del demonio el amputar algún miembro y los que hacen tal cosa no por eso acallan los estímulos de la concupiscencia, por el contrario, se irritan más. Porque las fuentes del esperma que hay en nosotros vienen de otra parte, del deseo incontinente en especial y del alma negligente. Pero si el alma fuere sobria, ninguna influencia ejercerá en nosotros el movimiento de la sangre. Porque la amputación del miembro, ni sujeta las pasiones, ni nos deja tranquilos, ni es como el freno puesto al pensamiento.
Notas
1. El texto no habla de castrarse en sentido literal sino figurado, esto es, vivir el celibato por el Reino de los Cielos.
2. Dios no invierte el orden natural, sino más bien permite el desorden en la naturaleza generado por el pecado del hombre.
3. Ver la nota anterior.