Y despedida la gente, entró en un barco, y pasó a los términos de Magedán. Y se llegaron a El los fariseos y los saduceos para tentarle: y le rogaron que les mostrase alguna señal del cielo. Y El les respondió, y les dijo: "Cuando va llegando la noche decís: Sereno hará, porque rojo está el cielo. Y por la mañana: Tempestad habrá hoy, porque el cielo triste tiene arreboles: pues la faz del cielo sabéis distinguir, ¿y las señales de los tiempos no podéis saber? Generación perversa y adúltera señal pide, y señal no le será dada, sino la señal de Jonás, el profeta"; y los dejó, y se fue. (15,39; 16,1-4)
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 53,2
El Señor despachó la gente después del milagro de los cinco panes. Lo mismo hace ahora, pero no se marchó a pie, sino en un barco, a fin de que no lo siguiese la gente. Por eso se dice: "Y despachada la gente se entró en un barco y pasó a los términos de Magedán".
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,51
San Marcos dice ( Mc 8) a Dalmanuta, pero no da lugar a ninguna duda, porque se conocía con los dos nombres la población y en muchos códices, según el mismo San Marcos, no se encuentra más que la palabra Magedán.
Rábano
Magedán es una región situada frente a Gerasán. Significa frutas o noticias y es figura del jardín, de quien se dice ( Cant 4,12): "Huerto cerrado, fuente sellada", en donde crecen los frutos de las virtudes y es dado a conocer el nombre del Señor. Esto nos enseña que los predicadores, después de haber distribuido al pueblo la palabra, deben renovar el interior de sus corazones con los frutos de las virtudes.
Sigue: "Y se llegaron a El los fariseos y los saduceos", etc.
Remigio
Ciertamente llama la atención la ceguera de los fariseos y de los saduceos. Pedían un milagro del cielo, como si no fuesen milagros las obras que habían presenciado. San Juan da la razón de por qué pedían un milagro, cuando refiere ( Jn 6,31) que la gente, después de la comida de los cinco panes, se aproximó al Señor y le dijo: "¿Qué milagro haces Tú para que veamos y creamos en Ti? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito ( Sal 77): "Les dio a comer el pan del cielo". Manifiéstanos Tú un milagro del cielo, esto es, haz que llueva por espacio de uno o dos días el maná, a fin de que se harte todo el pueblo, como sucedió en el desierto durante tan largo tiempo". Mas El, como Dios, penetrando sus pensamientos y sabiendo positivamente que, aunque les hiciese el milagro que pedían, no creerían, se negó a concederles lo que le pedían. Por eso sigue: "Y El respondió y les dijo: Cuando va llegando la noche decís: Sereno hará", etc.
San Jerónimo
La mayor parte de los códices griegos no contienen esto, pero el sentido es bien claro, es decir, que por la sucesión y regularidad de los elementos podemos calcular los días serenos y los lluviosos, mientras que los escribas y los fariseos, que eran reputados como doctores de la Ley, no podían por los vaticinios de los profetas conocer la venida del Señor.
San Agustín, quaestiones evangeliorum, 1,20
Las palabras del Señor: "Cuando va llegando la noche, decís: Sereno hará, porque el cielo está rojo", pueden entenderse en el sentido de que se concede el perdón a los pecadores en la primera venida de Cristo por la sangre que vertió el Señor en su pasión. "Y por la mañana: Tempestad habrá hoy, porque el cielo triste tiene arreboles". Es decir, que la segunda venida del Señor será precedida de fuego.
Glosa
O de otro modo: el cielo está de un rojo triste, esto es, sufrirán los apóstoles después de mi resurrección y después de ellos podéis estar seguros que vendré Yo a juzgar en el tiempo venidero. Y si ahora no perdono a los míos, que son buenos, el que sufran, menos perdonaré después a otros.
Sigue: "Pues la faz del cielo sabéis distinguir y las señales de los tiempos no podéis saber".
Rábano
Por las señales de los tiempos quiso dar a entender su venida y su pasión, parecida al color rosáceo del cielo en la tarde, y las tribulaciones que precederán a su venida están representadas por un cielo que tiene por la mañana un color rosáceo y triste.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 53,2
Así como las señales del buen tiempo son distintas de las del tiempo lluvioso, así sucede en mí. Porque ahora en mi primera venida tengo necesidad de esas señales que brillan sobre la tierra, pero las que brillarán en el cielo están reservadas para mi segunda venida. Ahora he venido como médico, entonces me presentaré como juez. Por esta razón he venido ahora como cubierto por un velo, mas luego, cuando se conmovieren todas las potestades del cielo, me presentaré con gran claridad. No es éste el tiempo de las señales, porque he venido a morir y a sufrir todo género de afrentas. Y por eso sigue: "Generación mala y adúltera señal pide y señal no le será dada".
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,51
San Mateo repite esto mismo en otro lugar ( Mt 12), lo que nos debe recordar que muchas veces dice el Señor las mismas cosas, a fin de que cuando no podamos resolver una dificultad originada por dos palabras diferentes, deduzcamos, que un mismo hecho ha sido repetido dos veces.
Glosa
Dice generación mala y adúltera, esto es, incrédula, porque tenía un entendimiento carnal en lugar de espiritual.
Rábano
No dará el Señor a esta generación, a quien tantas señales dio en la tierra, la señal celestial que le pedían, sino que se las dará a la generación que lo busca, es decir, a los apóstoles que lo vieron subir al cielo y a quienes envió el Espíritu Santo.
San Jerónimo
Ya se ha dicho arriba lo que significa la señal de Jonás ( Mt 12).
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 53,3
Convenía que los fariseos, que habían oído por segunda vez estas palabras, le preguntaran y le dijeran: "¿Qué es lo que tú dices?" Ellos no hacían esta pregunta llevados del deseo de instruirse y por eso el Señor los abandonó, de aquí sigue: "Y los dejó y se fue", etc.
Rábano
Esto es, se fue al otro lado del estrecho, abandonando a la generación mala de los judíos y siguiéndolo el pueblo de las naciones. Observad que no se fue, como en otras ocasiones, después de despachar la gente, sino que se dice que los dejó, porque sus espíritus insolentes estaban empapados en el error de infidelidad.