Y dijo a algunos, que decían del templo que estaba adornado de hermosas piedras y de dones: "Estas cosas que veis, vendrán días, cuando no quedará piedra sobre piedra que no sea demolida". Y le preguntaron, y dijeron: "¿Maestro, cuando será esto? ¿y qué señal habrá cuando esto comenzare a ser?" El dijo: "Mirad, que no seáis engañados; porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy, y el tiempo está cercano. Guardaos, pues, de ir en pos de ellos". (vv. 5-8)
San Eusebio
La historia nos manifiesta la magnificencia del templo y todavía quedan restos de él que nos dan a conocer su grandeza. Pero el Señor dijo a los que admiraban la fábrica del templo, que de él no quedaría piedra sobre piedra. Dice, pues: "Y dijo a algunos, que refiriéndose al templo decían que estaba adornado de hermosas piedras, que no quedaría piedra sobre piedra", etc. Convenía, pues, que aquel lugar sufriese una devastación absoluta por la irreverencia de sus cultos.
Beda
La Providencia divina permitió que toda la ciudad y el templo fuesen destruidos con el fin de que ninguno de los que aún estaban débiles en la fe -admirado de que aún subsistían los ritos de sus sacrificios- fuera seducido por sus diversas ceremonias.
San Ambrosio
Y era muy cierto que había de ser destruido el templo construido por los hombres; porque nada hay de lo hecho por los hombres que no sea destruido por la vejez, o derribado por la fuerza, o consumido por el fuego. Sin embargo, hay otro templo, a saber, la sinagoga, cuya obra antigua se destruyó al levantarse la Iglesia. También hay templo en cada uno de nosotros, que se destruye cuando falta la fe y principalmente cuando alguno invoca en falso el nombre de Jesucristo, lo que violenta su conciencia.
San Cirilo
Los discípulos no habían advertido la fuerza de sus palabras y creían que hablaba de la consumación de los siglos; por esto preguntaban en qué tiempo debería suceder esto. Así dice: "Y le preguntaron diciendo: ¿Maestro, cuándo será esto? ¿y qué señal habrá cuando esto comience a ser?"
San Ambrosio
San Mateo, por boca de sus discípulos, pregunta cuándo se destruirá el templo, cuál será la señal de su venida y cuándo concluirá el mundo. Interrogado el Señor acerca de cuándo tendría lugar la destrucción del templo y cuál sería la señal de su venida, les dice estas señales, pero no se cuida de decirles el tiempo. Sigue, pues: "El dijo: Mirad, que no seáis engañados".
San Atanasio, Orat. 1 contra arianos
Como son dones especiales de Dios y misterios que están sobre la naturaleza humana, esto es, la forma de la vida celestial, el poder contra los demonios, la adopción, el conocimiento del Padre y del Verbo y el don del Espíritu Santo, nuestro enemigo el diablo nos rodea siempre, tratando de quitarnos la semilla de la palabra que ha sido puesta en nosotros. Así el Señor nos aconseja que no nos dejemos seducir, como para concluir sus enseñanzas y sus preciosos dones. Grande es en verdad el don que nos ofrece el Verbo de Dios para que no sólo no nos engañen las cosas aparentes, sino para que examinemos las ocultas por la gracia del Espíritu. Siendo el enemigo el odioso inventor de todo mal, oculta lo que es en realidad; inventa con astucia el nombre que ha de dar a todas las cosas, como el que queriendo sujetar a los hijos ajenos en la ausencia de sus padres, imita sus rostros, y engaña así a los que desean el regreso de sus padres. De este modo el diablo disfrazado en todas las herejías, dice: "Yo soy el Cristo y la verdad está en mí". Por esto sigue: "Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy, y el tiempo se acerca".
San Cirilo
Antes de su bajada del cielo vendrán algunos a quienes no debemos seguir. Porque quiso el Verbo unigénito de Dios estar oculto cuando vino a salvar al mundo para llevar su cruz por nosotros. Pero su segunda venida no será oscura como antes, sino manifiesta y terrible; porque bajará en la gloria de Dios Padre, asistido por los ángeles, para juzgar al mundo en justicia. Por esto concluye: "Guardaos, pues, de ir en pos de ellos".
Tito Bostrense
No dice precisamente que vendrán falsos Cristos antes de la conclusión del mundo, sino que se refiere a los que existieron en tiempo de los apóstoles.
Beda
En efecto, hubo muchos líderes, cuando era inminente la destrucción de Jerusalén, que se llamaron Cristos, diciendo que se acercaba el tiempo de la libertad. Muchos herejes en la Iglesia de Jesucristo anunciaron que se acercaba el día del Señor, pero el Apóstol ( 2Tes 2) los condena. Muchos anticristos también vinieron en nombre de Cristo, de los que el primero fue Simón Mago, que decía: "Este es la virtud de Dios, que se llama grande" ( Hch 8).