En seguida se fue con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto. Y su Madre conservaba todas estas cosas en su corazón. Jesús entretanto crecía en sabiduría, en edad y en gracia, delante de Dios y de los hombres. (vv. 51-52)
Griego, o Geómetra
Todo el tiempo que pasó entre la primera manifestación de Jesucristo y el día de su bautismo, y que no fue señalado por milagros famosos y públicos ni por su doctrina, lo resume el evangelista en una sola palabra diciendo: "En seguida se fue con ellos", etc.
Orígenes, in Lucam, 20
Con frecuencia bajó Jesús con sus discípulos, pues no siempre estaba en el monte, porque los que estaban enfermos no podían subir a él. Del mismo modo, pues, baja ahora a otros que se hallan abajo.
Prosigue: "Y les estaba sujeto", etc.
Griego, o Geómetra
Alguna vez empezaba por instituir la ley con la palabra y después la comprobaba con las obras, como dice: "El buen pastor da su vida por sus ovejas" ( Jn 10,11), y en efecto, poco después (deseando nuestra salvación) nos dio su propia vida. Otras veces, por el contrario, daba primero el ejemplo y después explicaba la manera de vivir bien, como aquí, en que por sus obras nos enseña que hay tres cosas que deben aventajar a las demás: amar a Dios, honrar a sus padres y dar la preferencia a Dios aun sobre los mismos padres. Porque cuando fue reprendido por sus padres, considera como de poca importancia todas las cosas que no son de Dios, y luego obedece también a sus padres.
Beda
¿Qué había de hacer el maestro de la virtud, sino llenar este deber de piedad? ¿Qué había de hacer entre nosotros sino aquello mismo que deseaba hiciésemos nosotros?
Orígenes, in Lucam, 20
Aprendamos también nosotros mientras somos hijos a vivir sometidos a nuestros padres. Y si nuestros padres faltan, vivamos sometidos a aquellos que hacen la vez de padres por su edad. Jesús, a pesar de ser Hijo de Dios, vive sometido a José y a María. Yo, por ejemplo, debo vivir sometido al obispo a quien se me ha designado como padre. San José comprendía sin duda que Jesús era más grande que él, y por ello respetuoso, moderaba su autoridad. Tengamos, pues, presente que muchas veces es mayor que nosotros el que nos está sometido, y así el que está constituido en dignidad superior no se ensoberbecerá sabiendo que es más que él aquel que le está subordinado.
San Gregorio Niceno, in Cat. graec. Patr
Además, los jóvenes todavía no tienen el discernimiento bien desarrollado -o sea la inteligencia- y necesitan que los conduzcan a un estado más perfecto los que tienen más edad -o lo que es lo mismo, que los lleven como de la mano a lo mejor aquellos que son más perfectos-. Teniendo Jesús doce años obedece a sus padres para dar a conocer que todo el que se perfecciona por grados en la virtud, antes de llegar al término de su perfección debe abrazar para su utilidad la obediencia como medio de llegar al bien.
San Basilio, in lib. relig
Obedeciendo desde su primera edad a sus padres, se sometió Jesús humilde y respetuosamente a todo trabajo corporal, porque, aunque eran honestos y justos, con todo, como pobres y sufriendo escasez hasta en lo necesario -como lo demuestra el pesebre venerado donde nació el Señor-, es claro que se procuraban lo necesario para la vida con el continuo sudor de sus cuerpos. Y bien, Jesús, que obedecía a sus padres -como dice la Sagrada Escritura-, tomaba parte en sus trabajos con entera sumisión.
San Ambrosio
¿Y llamará la atención que obedezca a su padre el que vive sometido a la Madre? No es por debilidad por lo que se somete, sino por piedad. Aun cuando el hereje levante la cabeza y asegure que el que es enviado necesita del auxilio de otro. ¿Acaso necesitaba de auxilio humano porque obedecía a la autoridad de su Madre? ¿Se sometía a la sierva de Dios, se sometía a un padre que lo era sólo en la apariencia, y aun te causa admiración, que se sometiese a Dios? El obedecer al hombre es piedad, ¿y será debilidad el obedecer a Dios?
Beda
La Santísima Virgen ya sea porque no entendía estas cosas todavía, o porque las comprendiese, las guardaba en su corazón para examinarlas con más detenimiento. Por lo cual sigue: "Y su Madre conservaba todas estas cosas en su corazón".
Griego, o Geómetra
Consideraremos cómo María, mujer prudentísima, Madre de la verdadera Sabiduría, es discípula de este niño, oyéndole, no como a un niño o como a un hombre, sino como a Dios. Después meditaba sus divinas palabras y sus obras sin perder ni una sola de ellas, y así como concibió al Divino Verbo en sus entrañas, así ahora también recibiría todas sus acciones y todas sus palabras en su corazón, y en él -por decirlo así- las fomentaba. Unas veces contemplaba el presente en sí misma, otras veces esperaba que el porvenir lo revelaría todo con más claridad, haciendo de esto la regla y la ley de toda su vida.
Prosigue: "Jesús entretanto crecía en sabiduría", etc.
Teofilacto
No dice esto porque fuese haciéndose sabio progresivamente, sino porque poco a poco iba manifestando su sabiduría. Así lo hizo cuando discutía con los escribas, preguntándoles sobre la ley con admiración de todos los que lo oían. De este modo es cómo crecía en sabiduría, es decir, siendo conocido por muchos y llenándolos de admiración, así que la manifestación de su sabiduría es la que constituye su progreso. Por esto vemos que el evangelista, para explicar este asunto de sabiduría, añade luego "y en edad", porque el progreso y el crecimiento de la edad, es lo que llama el crecimiento de la sabiduría.
Teofilacto
Pero dicen los herejes eunomianos: ¿Cómo puede ser igual al Padre en sustancia aquél de quien se dice que crece como imperfecto? No se dice, pues, que crecía en cuanto era Verbo, sino en cuanto era hombre. Y verdaderamente, si creció después que fue hecho hombre el que antes había sido imperfecto, ¿qué razón hay para que le demos gracias por haberse encarnado por nosotros? ¿Cómo, si es la verdadera sabiduría, puede crecer? ¿Ni cómo puede tampoco crecer en gracia Aquel que la da superabundante a los demás? Además, si ninguno se escandaliza cuando oye que el divino Verbo se ha humillado (sintiendo flaquezas indignas de Dios), sino que más bien se admira de su misericordia, ¿no será extraño el que se escandalice cuando oye decir que crece? Así como se ha humillado por nosotros, así también crece por nosotros, para que nosotros a la vez crezcamos en El, puesto que hemos caído por el pecado. Porque todo lo que se refiere a nosotros, el mismo Jesucristo lo ha tomado sobre sí con el fin de hacerlo mejor.
San Cirilo
Y obsérvese que no dice que es el Verbo quien crece, sino Jesús, para que no entendamos que es el Verbo puro quien crece, sino el Verbo hecho carne.
Teofilacto
Y así como decimos que el Verbo encarnado es quien ha padecido, aunque sólo sea su carne quien ha padecido (porque en realidad la carne del Verbo es la que sufría), así se dice que crece, porque la humanidad era la que crecía en El.
San Gregorio Nacianceno
Se dice que crecía según la humanidad, no porque recibía algún aumento, siendo así que desde el principio fue perfecta, sino porque se manifestaba poco a poco.
Teofilacto
La ley natural repugna que tenga el hombre una inteligencia superior a su edad. Así el Verbo (hecho hombre) era perfecto, porque era la virtud y la sabiduría del Padre, pero como había de conformarse con nuestra naturaleza (a fin de que no se considerase extraño por los que lo veían), se manifestaba creciendo poco a poco como hombre en su cuerpo, y siendo considerado cada día como más sabio por los que lo veían y lo oían.
Griego
Crecía en edad, desarrollándose en el cuerpo hasta la virilidad, en sabiduría respecto de aquellos que eran instruidos por El en las cosas divinas, y en la gracia, por la cual seguimos adelante con alegría creyendo obtener al fin todo lo que nos ha prometido. Y esto, delante de Dios, quien perfeccionó la obra de su Padre, habiendo tomado nuestra carne mortal, y ante los hombres, por haberlos convertido del culto de los ídolos al conocimiento de la Santísima Trinidad.
Teofilacto
Dice, pues, ante Dios y ante los hombres, porque primero se debe agradar a Dios y después a los hombres.
San Gregorio Niceno, homiliae in Canticum, 3
La palabra aprovecha también de una manera diferente en las personas que la oyen, porque aparece, según es niño, adulto, o ya perfecto el hombre.