"Por las entrañas misericordiosas de nuestro Dios, que ha hecho que ese Sol naciente haya venido a visitarnos de lo alto del cielo". (v. 78)
Teofilacto
Porque nos perdonó Dios nuestros pecados, no en virtud de nuestras obras, sino por su gran misericordia, añade de una manera muy oportuna: "Por las entrañas misericordiosas de nuestro Dios".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, 14
Cuya misericordia no encontramos por nuestros esfuerzos cuando la buscamos, sino que es Dios quien nos la concede de lo alto del cielo. Así dice: "Que ha hecho que ese Sol naciente (Jesucristo) haya venido a visitarnos (tomando nuestra carne) de lo alto del cielo".
Griego
Mientras permanece en lo alto está presente también en la tierra, sin experimentar división ni circunscripción, lo que no puede comprender nuestro entendimiento, ni expresarse con palabras.