"Yo les di tu palabra, y el mundo los aborreció porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te ruego que los quites del mundo, sino que los guardes de mal. No son del mundo, así como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos con tu verdad. Tu palabra es la verdad. Como tú me enviaste al mundo, también yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que ellos sean también santificados en verdad". (vv. 14-19)
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 81
El Señor indica nuevamente el motivo por qué sus discípulos son dignos de gozar de toda la protección del Padre, diciendo: "Yo les di tu palabra, y el mundo les aborreció". Como si dijera: "Por ti y por tu palabra han sido aborrecidos".
San Agustín, in Ioannem, tract., 108
Todavía no habían experimentado los padecimientos que siguieron después, pero, como de costumbre, habla en pretérito, cuando se refiere a lo futuro. Después expresa la causa por qué el mundo los aborrece, diciendo: "Porque no son del mundo". Les fue dado a ellos que no fuesen del mundo como El, y sigue: "Como yo, que no soy del mundo". El Señor nunca fue del mundo, porque, aun en la forma de siervo, fue concebido por el Espíritu Santo, por el cual fueron ellos regenerados. Aunque ya no eran de este mundo, era, sin embargo, necesario que estuviesen en él. "No pido que los saques de este mundo".
Beda
Como si dijera: Ya apremia el tiempo en que yo sea sacado de este mundo y, por tanto, es necesario que ellos no salgan ahora de él. Pero lo que sigue "Sino que los libres del mal", si bien puede entenderse de todo el mal, quiere decir principalmente de la apostasía.
San Agustín, ut supra
Repite, pues, la misma sentencia, diciendo: "No son de este mundo, como yo no lo soy".
Crisóstomo, ut supra
Había dicho antes: "Los que me diste del mundo", hablando allí de la naturaleza, pero aquí de las malas obras; dice, pues: "No son de este mundo", porque nada hay en ellos común con la tierra, pues se han hecho ciudadanos del cielo, en lo que les manifestó su amor alabándolos ante su Padre. En lo que dice como, manifiesta su igualdad con el Padre por la unidad; pero tratándose de nosotros con Cristo, existe inmensa distancia entre unos y otros. Cuando dijo primero "Guárdalos de mal", no habla sólo de los peligros, sino de la permanencia en la fe, por lo que añade: "Santifícalos en la verdad".
San Agustín, ut supra
Así son preservados del mal, como pidió anteriormente que sucediera. Puede preguntarse: ¿cómo no eran ya del mundo, si no estaban santificados en la verdad? ¿Acaso por estar santificados en la misma, progresan en santidad sin el auxilio y la gracia de Dios? Son santificados en la verdad los herederos del Nuevo Testamento, de cuya verdad fueron figura las ceremonias del Antiguo Testamento. Y, cuando son santificados en la verdad, se santifican en Cristo, que dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" ( Jn 14,6). Sigue: "Tu palabra es la verdad". En el Evangelio griego se lee logoV; esto es, Verbo. Santificó, pues, el Padre, en verdad; esto es, en su Verbo Unigénito, a sus herederos y coherederos.
Crisóstomo, ut supra
O de otro modo: "Santifícalos en la verdad", hazlos santos dándoles el Espíritu Santo y una sana doctrina, porque los santos preceptos de Dios instruyen y santifican el corazón. Y por lo que aquí habla de los dogmas de Dios, añade: "Tu palabra es verdad"; esto es, en ella no se encuentra mentira y nada nos muestra en apariencia. Me parece que también significan otra cosa estas palabras: "Santifícalos en la verdad"; esto es, destínalos a la predicación. Por lo que sigue: "Así como tú me enviaste al mundo, así yo los envié".
Glosa
Para lo que Cristo fue enviado, para lo mismo son enviados ellos. Por lo que San Pablo dice: "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, y puso en nosotros el Verbo de reconciliación" ( 2Cor 5,19). La palabra que emplea, como, no implica igualdad entre El y los Apóstoles sino en cuanto es posible aplicarla a los hombres. Dice que El los envió al mundo, siguiendo la costumbre de usar el tiempo pretérito por el futuro, dando por hecho lo que se había de hacer.
San Agustín, ut supra
Claramente se ve por esto que aún habla de los Apóstoles, pues este nombre de apóstoles, que es griego, significa enviados, y por cuanto constituido Cristo Cabeza de la Iglesia, son ellos sus miembros. Dice: "Y por ellos me santifico a mí mismo"; esto es, yo los santifico en mí mismo, siendo ellos yo. Y para que entendiéramos que cuando dice "Por ellos me santifico a mí mismo" lo decía porque los santificaba en sí, otra vez añadió: "Y sean santificados en la verdad". Esto es, en mí, según que el Verbo es la verdad, en la que el mismo Hijo del hombre fue santificado desde el principio. Cuando "El Verbo se hizo carne" ( Jn 1,14), entonces, se santificó en sí. Esto quiere decir que se santificó a sí hombre en sí Verbo, porque el Verbo y el hombre son uno en Cristo. Respecto de sus discípulos, dice: "Y por ellos me santifico yo a mí mismo, esto es, a ellos en mí, porque ellos en mí soy yo mismo, para que sean santificados en la verdad". ¿Qué quiere decir "Y ellos", sino: como yo y en la verdad que yo soy?
Crisóstomo, ut supra
O de otro modo: "Por ellos me santifico a mí mismo". Esto es, me ofrezco a mí mismo a ti en sacrificio, pues santas se llaman cuantas víctimas se ofrecen a Dios, porque antiguamente la santificación era en figura, como en la oveja, mas ahora es en la misma verdad. Y por esto añade: "Para que sean ellos santificados en la verdad", pues te los ofrezco en sacrificio. Por lo que finalmente dice que El mismo que se ofrece es la cabeza de ellos, o que se inmolan a sí mismos, como dice el Apóstol a los romanos: "Ofreced vuestros cuerpos a Dios en hostia viva, santa, agradable a Dios" ( Rom 12,1), etc.