Y dijo a sus discípulos: "No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Si así no fuera, yo os hubiera dicho, pues voy a aparejaros el lugar; y si me fuere y os aparejare el lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo; para que en donde yo estoy, estéis también vosotros. También sabéis a dónde yo voy, y sabéis el camino". (vv. 1-4)
San Agustín In Ioannem tract., 67.
No fuera que sus discípulos, como hombres, temieran la muerte de Cristo y se turbasen, los consuela asegurándoles que El también es Dios. Y dijo a sus discípulos: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí". Como diciendo: Es consecuente que si creéis en Dios, creáis también en mí; cosa que no sería consecuente si Cristo no fuese Dios. Teméis la muerte para esta forma del siervo. No se turbe vuestro corazón; la forma de Dios resucitará aquella forma.
Crisóstomo In Ioannem hom., 72.
La fe que tenéis en mí y en mi Padre que me engendró, es más potente que todos los acontecimientos que sobrevengan. Ningún trabajo puede nada contra ella. De esta suerte manifiesta el poder de la divinidad, que ponía en evidencia los pensamientos que estaban latentes en sus almas, diciendo: "No se turbe vuestro corazón".
San Agustín ut supra.
Y como los discípulos temían cada uno por sí, luego de decir a Pedro, que era el más fiel y más fervoroso, "No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces" ( Jn 13,38), se añade: "En la casa de mi Padre hay muchas moradas". Con esto salen de su turbación, seguros y confiados de que después de las tentaciones permanecerían en Dios con Cristo. Porque aunque uno sea más valeroso, más sabio, más justo y más santo que otro, ninguno será desterrado de aquella casa, donde cada uno hallará hospedaje en proporción a sus méritos. Para todos es igual aquel denario que manda dar el padre de familia a los que trabajan en la viña, denario que significa la vida eterna, donde nadie ha de vivir más que otro, porque en la eternidad de la vida no cabe medición. Mas las muchas mansiones significan las diversas dignidades de los méritos en la vida eterna.
San Gregorio Super Ezech hom 16.
Las muchas mansiones convienen con el único denario, en que si bien unos más que otros se alegrarán y regocijarán, todos, sin embargo, gozarán en la fruición única de la visión de su Creador.
San Agustín ut supra.
Y así Dios será todas las cosas para todos, porque siendo Dios la caridad, obrará esta caridad que sea común a todos el bien que uno posea. De esta manera, cada uno posee lo que él no tiene, en tanto que lo ama en otro. No habrá, pues, envidia en la desigualdad de gloria, porque reinará la unidad de amor.
San Gregorio Moralium 35, 24
No sienten tampoco los efectos de esta desigualdad, porque allí cada cual recibe de gloria lo que le basta.
San Agustín ut supra
Todo corazón cristiano debe desechar la creencia de que se dijera lo de las muchas mansiones, porque haya un lugar fuera del reino de los cielos donde permanecen los bienaventurados inocentes, cuando han muerto sin el bautismo, sin el que no pueden entrar en el reino de los cielos. Lejos de nosotros el creer que, cuando la casa de los hijos que reinan no está sino en el reino, haya alguna parte de esta casa regia que no esté en el reino. Porque no dijo el Señor: en la eterna bienaventuranza hay muchas mansiones, sino "en la casa de mi Padre".
Crisóstomo In Ioannem hom., 72.
Como el Señor había dicho antes a Pedro: "A donde yo voy no puedes seguirme ahora, me seguirás después" ( Jn 13,36), para que no creyeran que esta promesa se hacía sólo a Pedro, dijo: "En la casa de mi Padre hay muchas moradas". Esto es, 'Vosotros también ocuparéis un lugar como el de Pedro', pues allí hay gran abundancia de habitaciones, aunque no hace falta decir que necesitan preparación. De aquí que añade: "Por eso os he dicho que voy allá a aparejaros el lugar".
San Agustín In Ioannem tract., 68.
Donde claramente manifiesta que les dijo que habían allí muchas mansiones para significarles que no hacía falta preparación alguna 1.
Crisóstomo ut supra.
Como había dicho: "No puedes seguirme ahora" ( Jn 13,36), para que no crean que se prescinde de ellos, continuó: "Y si marchare y os preparare el lugar, al punto vengo por vosotros y os recibo junto a Mí, para que estéis donde yo estoy". Con esto les enseña que deben confiar con toda seguridad.
Teofilacto.
Es como si quisiera decirles estas dos cosas: No os turbéis en ningún caso, ya estén preparadas, o no lo estén, porque aunque no estén preparadas, yo os las prepararé con todo cuidado.
San Agustín ut supra.
Pero, ¿cómo va a prepararles lugar, si ya hay muchas mansiones? Pero aún no están en la forma en que deben prepararse, porque tiene que preparar en las obras las mansiones mismas que ya había preparado por medio de la predestinación. Ya lo están en cuanto a la predestinación, porque de otra manera hubiera dicho: Iré y prepararé (esto es, predestinaré). Pero como no lo están por las obras, añade: "Y cuando hubiere ido y preparado a vosotros el lugar". Prepara ahora mansiones preparando moradores para ellas. En efecto, cuando dice: "En la casa de mi Padre hay muchas mansiones", ¿qué otra cosa creemos que es la casa de Dios sino el templo de Dios? Del cual dijo el Apóstol: "Se ha hecho el templo de Dios, que sois vosotros" ( 1Cor 3,17). Esta casa de Dios se edifica y se prepara aún. Pero, ¿cómo es que se va a prepararlas, cuando a nosotros es a quienes tiene que preparar y no puede hacerlo dejándonos? Mas esto significa, que para que aquellas habitaciones se preparen es necesario que el justo viva de la fe; porque si ves, ya no hay fe. Se va, pues, para no ser visto; se oculta para que se crea. Entonces se prepara el lugar si se vive de la fe. Que se desee en la fe, para poseerlo en el deseo. Y si lo entiendes bien, no se aparta ni de donde viene ni del lugar a donde va. Va ocultándose y viene poniéndose de manifiesto. Pero si no permanece reinando en nosotros para que vivamos perfeccionándonos, no se nos preparará lugar donde podamos vivir gozando.
Alcuino.
Dijo: "Si marcho", por la ausencia de la carne, y "Vendré después", por la presencia de la divinidad, o bien vendré de nuevo a juzgar a los vivos y a los muertos. Sabiendo que habían de preguntarle a dónde iba, y por qué camino, dice: "Vosotros sabéis a dónde voy (a saber, al Padre), y sabéis el camino", (esto es, por medio de mí).
Crisóstomo ut supra.
Diciendo esto, manifiesta el deseo que alimentaban, y les presenta ocasión para que le pregunten.
Notas
1. San Agustín sigue una traducción latina en que por la carencia de una pausa se leía: "Si así no fuera, yo os hubiera dicho que voy a aparejaros el lugar", dando un sentido contrario a la frase.