Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, y lo colocó en lo más alto del templo, diciéndole: "Si eres Hijo de Dios, arrójate desde lo alto: está escrito, que mandará los ángeles en tu defensa, y te llevarán en sus manos para que la piedra no ofenda tu pie". Jesús le contesta: "También está escrito que no tentarás al Señor tu Dios". (vv. 5-7)
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
No habiendo podido conocer nada cierto el diablo en la respuesta de Jesucristo, acerca de si era Dios o si era hombre, lo tentó otra vez, diciendo entre sí: "Este, que no ha sido vencido por el hambre, aunque no sea Hijo de Dios, debe ser un Santo". Pueden los hombres santos resistir el hambre, pero cuando han vencido todas las necesidades de la carne, caen por medio de la vanagloria. Por ello empezó a tentarle con la vanidad, por lo que prosigue: "Entonces lo llevó el diablo a la ciudad Santa".
San Jerónimo
Esta conducción no procede de la invencibilidad del Señor, sino de la soberbia de su enemigo, que considera la firme voluntad del Salvador como una necesidad.
Rábano
Se llamaba santa la ciudad de Jerusalén porque se encontraba en ella el templo, el
Sancta Sanctorum y el culto del verdadero Dios, establecido por Moisés.
Remigio
Para que se conozca que el diablo tienta a los hombres aun en los lugares más santos.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 16,5
Pero cuando se dice que Dios-hombre fue llevado por el demonio a la ciudad santa, los oídos humanos se escandalizan. El diablo es la cabeza de todos los malos. ¿Qué de particular tiene el que permitiese ser llevado por él a la ciudad santa, cuando permitió que sus miembros lo crucificasen?
La glosa
El diablo siempre eleva a las alturas por medio de la jactancia, para luego poder precipitar mejor. Por ello prosigue: "Y lo colocó en la cumbre del templo".
Remigio
El pináculo
1 era el asiento de los doctores. El templo no tiene puntos altos, como lo tienen nuestras casas, sino que era plano, como se acostumbra en Palestina y en el mismo templo había tres explanadas. Y sépase que en el pavimento había una elevación y en cada explanada había un pináculo. Si lo colocó en el pináculo que había en el pavimento, o si lo colocó en la de la primera, segunda o tercera explanada, no se sabe; pero sí que lo colocó en donde pudo haber algún precipicio.
La glosa
Observa que todas estas cosas sólo se dicen para darlas a conocer a los sentidos corporales y ya que las palabras se reducen a lo mismo, se sabe que el diablo apareció en forma de hombre.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
Pero acaso dirás: ¿Cómo teniendo figura corporal lo colocó en el pináculo del templo en presencia de todos? Pero del mismo modo que el diablo lo hacía en presencia de todos, El también, sin que el diablo lo supiese, pudo hacer que no fuese visto por nadie cuando así obraba.
La glosa
Por ello, pues, lo llevó a la cumbre del pináculo, cuando quiso tentarle con la vanagloria, porque la vanagloria había engañado a muchos en la cátedra de los doctores y por ello creyó que colocado Este en la silla del magisterio, podría engreírse con la vanagloria. Por ello prosigue y dijo: "Si eres Hijo de Dios, arrójate al fondo".
San Jerónimo
El diablo hace esto en todas las tentaciones, para ver si puede conocer que es el Hijo de Dios. Le dice, pues: "Arrójate", porque la voz del diablo, con la que desea que los hombres caigan siempre al abismo puede persuadir, pero no puede precipitar.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
Pero, ¿cómo podía conocer en esta ocasión si era Hijo de Dios o no? Volar por el aire no es propiamente obra de Dios, porque a nada conduce.
Pero si alguno vuela provocado, esto lo hace más bien por ostentación y esto proviene más del diablo que de Dios. Si al hombre sabio le basta ser lo que es y no necesita aparentar lo que no es, ¿cuánto más el Hijo de Dios no necesita ostentar aquello de lo que ninguno puede conocer lo que es en sí mismo?
San Ambrosio,
in Lucam, 4
Pero por lo mismo que Satanás se transfigura en ángel de luz y prepara su perdición en las mismas Sagradas Escrituras a los fieles, usa muchas veces de textos de las mismas Escrituras, no para enseñar, sino para engañar. De donde prosigue: "Está escrito que te mandará sus ángeles".
San Jerónimo
Leemos esto en el salmo noventa, pero allí no se habla de Cristo, sino que es una profecía de un hombre santo; el diablo interpreta mal las Escrituras.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
En realidad, el Hijo de Dios no es llevado en manos de ángeles, sino que más bien El es quien los lleva. Y si es llevado en manos de ángeles, no es porque la piedra pueda herir sus plantas como débil, sino por honor, puesto que es Dios. ¡Oh diablo! ¿Conque has leído que el Hijo de Dios es llevado en manos de ángeles y no has leído que aplasta al áspid y al basilisco
2? Mas cita aquel ejemplo como soberbio, pero calla esto como astuto.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 13,3
Observa que los testimonios son citados por el Señor de una manera conveniente, pero el diablo los cita de una manera inconveniente. No porque está escrito "enviará sus ángeles", etc., persuade a Jesús a arrojarse.
La glosa
Aquí debe decirse: La Escritura, pues, dice de cierto hombre bueno, que Dios mandó por sí mismo a sus ángeles (esto es, a sus espíritus administradores), que lo defiendan con sus manos (esto es, con sus auxilios) y lo auxilien, para que la piedra no ofenda a sus pies (esto es, al afecto de su mente), a saber: a la ley antigua, escrita en tablas de piedra; o también, por piedra puede entenderse toda ocasión de ruina o de pecado.
Rábano
Debe observarse que, aun cuando Nuestro Salvador permitiese al diablo que le pusiese sobre el pináculo del templo, sin embargo, no quiso descender a su dominio, dándonos ejemplo para que cuando alguno nos inste a subir por el camino estrecho de la verdad, obedezcamos; pero que si alguno quiere precipitarnos de la altura de la verdad y de la virtud a los abismos del error y de los vicios, no lo oigamos.
San Jerónimo
Quebranta las flechas del diablo sacadas de las Escrituras, con los escudos de las mismas Escrituras. Así, pues, le dice Jesús: También está escrito: "No tentarás al Señor tu Dios".
San Hilario,
in Matthaeum, 3
Perturbando los esfuerzos del diablo, Jesús se manifiesta como Dios y como hombre.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
No le dijo, pues: "No me tentarás, puesto que soy tu Dios y tu Señor", sino así: "No tentarás al Señor tu Dios", lo mismo que podía decir todo hombre de Dios, tentado por el demonio, porque el que tienta al hombre de Dios, tienta al mismo Dios.
Rábano
O de otro modo: lo tentaba como hombre, para conocer cuánto podría en la presencia de Dios.
San Agustín,
contra Faustum, 22,36
La sana doctrina enseña que cuando el hombre tenga algo que hacer, no debe tentar al Señor su Dios.
Teodoto
Y tienta a Dios quien hace algo poniéndose en peligro sin motivo.
San Jerónimo,
in quaestione 6 in Deuteronomium
Y debe notarse que sólo citó los testimonios necesarios del Deuteronomio, para mostrar los sacramentos de la nueva ley.
Notas
1.
La palabra
pináculo proviene
del
latín: pinnaculum. Se refiere a la parte superior y más alta de un edificio o templo.