Y andaba Jesús rodeando toda la Galilea, enseñando en las Sinagogas de ellos, y predicando el Evangelio del reino. Y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y corrió su fama por toda la tierra, y le trajeron todos los que lo pasaban mal, poseídos de varios achaques y dolores, y los endemoniados, y los lunáticos, y los paralíticos, y los sanó. Y le fueron siguiendo muchas gentes de la Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea, y de la otra ribera del Jordán. (vv. 23-25)
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 8
Todo rey que ha de pelear contra su enemigo reúne primero a su ejército y así marcha a la pelea. Así también Nuestro Señor cuando había de combatir contra el demonio, reunió primero a sus Apóstoles y así empezó a predicar el Evangelio. De donde sigue: "y andaba Jesús".
Remigio
Cuál deba ser la vida de los doctores para que no sean perezosos, se les da ejemplo en las palabras que dicen: "Andaba Jesús rodeando".
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 8
Porque como ellos, estando débiles, no podían venir al médico, Este, como médico celoso, andaba alrededor de los que estaban gravemente enfermos. Y el Señor, en verdad, recorría todas las regiones. Los que son pastores de una sola región, deben recorrer todas las dolencias de su pueblo, examinándolas para que en la Iglesia se pueda propinar algún remedio como medicina de ellas.
Remigio
Para que no hiciesen acepción de personas, se dice también lo que deben hacer los predicadores por estas palabras que siguen: "Toda la Galilea". Para que no la recorran en vano, se les añade: "Enseñando". Para que no cuiden de aprovechar a pocos sino muchos, se les amonesta por esto que sigue: "En las Sinagogas".
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom
Entra en la Sinagoga de los judíos y en esto también les enseñaba que no era enemigo de Dios, ni predicador de errores, sino que había venido en todo conforme con su Padre.
Remigio
Para que los predicadores no enseñen errores ni fábulas, sino que prediquen cosas saludables, se les instruye por esto que sigue: "Predicando el Evangelio del reino". Hay diferencia entre el que enseña y el que predica. El que enseña se refiere a lo presente, el que predica a lo futuro. Jesús enseñaba los mandatos presentes y predicaba las promesas futuras.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 8
O de otro modo: enseñaba las justicias de la tierra, que son las que enseña la razón natural: la castidad, la humildad y otras que todos comprenden cuán buenas son; cuya enseñanza es necesaria, no tanto para manifestarlas, como para mover el corazón. Pues, cuando prevalecen las complacencias carnales, la ciencia de la justicia natural se adormece como cayendo en olvido. Cuando, pues, empieza el sabio a reprender las inclinaciones de la carne, su predicación no introduce una ciencia nueva, sino que recuerda la olvidada. Predicaba también el Evangelio anunciando las cosas buenas que lo antiguos no habían oído de una manera clara, como la vida eterna, la resurrección de los muertos y otras cosas por el estilo. También enseñaba interpretando las profecías que hablaban de El y predicaba el Evangelio, anunciando en sí los bienes futuros.
Remigio
Para que los doctores traten de que su predicación conduzca a la práctica de las virtudes, se les amonesta en las palabras que siguen: "Sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo". La enfermedad es propia de los cuerpos y la dolencia es propia de las almas.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 8
Por la dolencia entendemos alguna pasión del alma, como la avaricia, la lujuria y otras; por enfermedad entendemos la infidelidad, por la que alguno enferma en la fe. O de otro modo: por las dolencias se entiende las pasiones más graves del cuerpo y por las enfermedades las pasiones menos fuertes. Así como sanaba las pasiones corporales por la virtud de la divinidad, así sanaba las espirituales por la palabra de la piedad. Por dos razones enseña primero y después sana. En primer lugar, porque coloca delante lo que es más necesario: las palabras de piedad robustecen el alma, no los milagros. En segundo lugar, porque las palabras se recomiendan por medio de los milagros y no a la inversa.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 14,3
Debe considerarse que Dios acostumbra a hacer milagros en aquellos pueblos en donde predica su ley, dando pruebas de su virtud a los que han de recibir su ley. Antes de hacer al hombre creó el mundo; y entonces impuso al hombre su ley en el Paraíso. Y cuando había de dar su ley a Noé, hizo cosas admirables.
Y del mismo modo hizo grandes milagros cuando había de dar a los judíos su ley y no se la dio hasta que no se habían verificado estos milagros. Así sucede aquí. Cuando había de introducir esta ley sublime, fortifica lo que dice por medio de milagros. Como no podía verse el reino que predicaba, lo manifestaba por medio de señales exteriores.
Glosa
Los predicadores deben dar buen testimonio de lo que dicen por medio de señales exteriores, no sea que si su vida no es buena su predicación sea despreciada. Por ello añade: "Y corrió su fama por toda la Siria".
Rábano
Siria es toda la región comprendida entre el Eufrates y el océano y desde la Capadocia hasta el Egipto, donde se encuentra la provincia de Palestina, en donde habitan los judíos.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 14,3
Observa la moderación del evangelista, porque no nombra a alguno de los curados sino que en pocas palabras manifiesta la abundancia de los milagros. Y sigue: "Y le presentaron a todos los que lo pasaban mal".
Remigio
En esto da a entender las varias enfermedades, aun las más leves. Y cuando dice "los oprimidos por varias dolencias y por el tormento", quiere que se entienda de aquéllos de quienes dice: "Y que estaban endemoniados", etc.
Glosa
La dolencia larga es una enfermedad; es un tormento la enfermedad aguda, como el dolor de costado y otros. Los que están endemoniados se llaman así porque son agitados por los demonios.
Remigio
Se llaman lunáticos, por la luna, aquéllos que son agitados por ella en los días periódicos de su crecimiento o disminución.
San Jerónimo
Los demonios, observando las fases de la luna, cuidaban de mortificar a las creaturas para que se desataran en blasfemias contra su Creador.
San Agustín,
de civitate Dei, 21,6
Se emplean los demonios en habitar en la creatura (que Dios hizo y no ellos) y para ello se valen de diferentes complacencias según sus diversas naturalezas, no incitándole como la comida incita a los animales, sino por medio de prodigios espirituales, cuyas cosas están más conformes con la complacencia de cada cual.
Rábano
Los paralíticos están como divididos en su cuerpo. La parálisis es una palabra griega, pero en latín se llama disolución.
Sigue: "Y los curó".
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 8
En otros lugares dice: "Curó a muchos". Y aquí dice sencillamente: "Y los curó", dando a entender que los curó a todos, como sucede al médico nuevo que viene a una ciudad, que cura a todos los que se le presentan para presentarse un buen nombre.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 14,3
No exigió la fe de alguno de los que había curado puesto que todavía no había hecho demostración alguna de su poder. Además, no habían mostrado poca fe viniendo o siendo traídos desde lejos.
Prosigue: "Y muchas turbas le siguieron".
Rábano
Las cuales se dividieron en cuatro partes. Unos lo seguían por su magisterio celestial, como los discípulos; otros por la curación de sus enfermedades; otros, movidos sólo por su fama y por la curiosidad, queriendo experimentar por sí mismos si era verdad lo que se decía; y otros por envidia, queriendo acusarlo y cogerlo en alguna contradicción. Siria, místicamente hablando, quiere decir levantada; Galilea, voluble o rueda, esto es diablo y mundo, que es soberbio y siempre rueda hacia el abismo, en el cual se dio a conocer la noticia sobre Cristo por medio de la predicación; los endemoniados son los idólatras; los lunáticos son los volubles; los paralíticos son los perezosos y los malhechores.
Glosa
Las turbas que siguen al Señor son la Iglesia, que espiritualmente hablando es Galilea. Pasando a la práctica de las virtudes, Decápolis que observa los diez mandamientos y Jerusalén y Judea que ilustran el aspecto de la paz y la confesión, el otro lado del Jordán, porque una vez recibido el bautismo entra en la tierra de promisión.
Remigio
Siguen a Jesús los de Galilea, esto es, los que viven las volubilidades del mundo; y los de Decápolis, que es una región de diez ciudades y significa los que quebrantan los mandamientos del Decálogo; y los de Jerusalén, porque eran los que se detenían primeramente por una paz inocente; y los de Judea, esto es, de la confesión diabólica; y de la otra orilla del Jordán, porque antes estaban en el paganismo pero han pasado por las aguas del Bautismo y han venido a Jesucristo.