"Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. ¡Qué angosta es la puerta y qué estrecho es el camino que lleva a la vida, y pocos son los que atinan con ella!" (vv. 13-14)
San Agustín, de sermone Domini, 2, 23
Había exhortado el Señor antes a tener un corazón sencillo y limpio, en el que se busca a Dios, pero como esto es propio de pocos, ya empieza a hablar de buscar la sabiduría para cuya investigación y contemplación ha pasado la vista por todos los preceptos que anteceden, con lo que ya puede verse la áspera vía y la puerta estrecha. Por esto añade: "Entrad por la puerta estrecha".
Glosa
Aun cuando es difícil que hagas a otros lo que quieras que hagan contigo, con todo, así debe hacerse para entrar por la puerta estrecha.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 18
Esta tercera consecuencia pertenece a la justicia del ayuno para que sea tal el orden de la narración: "Tú, cuando ayunas, unge tu cabeza" ( Mt 6,17), y después prosigue: "Entrad por la puerta estrecha". Tres son principalmente las pasiones naturales e íntimamente unidas a la carne. La primera es la de la comida y la bebida, después el amor del hombre a la mujer, y en tercer lugar el sueño. Y es más difícil separar de ellas nuestro cuerpo que de todas las otras. Así, la abstinencia de ninguna pasión santifica tanto al cuerpo como el que el hombre sea casto, ayune y sea perseverante en las vigilias. Luego por todas estas buenas acciones, y principalmente por el laboriosísimo ayuno, dice: "Entrad por la puerta estrecha". La puerta de perdición es el diablo, por la que se entra en el infierno. La puerta de la vida es Cristo, por la que se entra al Reino de los Cielos. Se dice que el diablo es la puerta ancha, no porque se extienda mucho su poder, sino por la dilatación de la soberbia desenfrenada. También se dice que la puerta estrecha es Cristo, no porque su poder sea limitado, sino recogido por causa de la humildad, porque El, que no cabe en todo el mundo, se encerró en las entrañas de una Virgen. El camino de perdición es toda iniquidad. Llámese ancho este camino porque no está sujeto a regla ni disciplina alguna, y los que andan por él siguen todo lo que les deleita. El camino de la vida eterna es toda justicia, y es estrecho por causas contrarias. Debe considerarse que el que no anda por el camino no puede llegar a la puerta, y el que no anda por el camino de la justicia es imposible que pueda conocer verdaderamente a Jesucristo. Del mismo modo no puede caer en manos del demonio mas que aquel que anda por el camino de los pecados.
San Gregorio, homiliae in Hiezechihelem prophetam, 17
Aunque la caridad sea ancha, sin embargo, no arranca a los hombres de la tierra, sino haciéndolos caminar por sendas arduas y estrechas. Y ciertamente que es bastante estrecho dejarlo todo, amar a uno solo, no ambicionar las cosas prósperas y no temer las adversas.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 23,5
Mas como diga después: "Mi yugo es suave y mi carga ligera", ya indica cómo debe entenderse que el camino es estrecho y difícil, pero aquí se demuestra que ese camino es fácil y suave, puesto que es camino y puerta. Así como el otro, que es ancho y espacioso, también es camino y puerta, lo cual significa que no son lugares de mansión definitiva, sino de tránsito. El pensamiento de que han de pasar los trabajos y los sudores y que han de conducir a buen fin, esto es, a la vida eterna, es suficiente para consolar a aquellos que combaten. Si las tempestades son llevaderas para los navegantes y la heridas son dulces para los militares, por la esperanza de premios transitorios, con mucha más razón, cuando se sufre por el premio celestial y por la eterna recompensa, no habrá quien sienta la inminencia de los peligros. Y esto mismo, a saber, el llamar estrecho el camino, contribuye mucho a hacerlo suave, porque así nos prepara a la vigilancia y dirige nuestro deseo. Por otra parte, el que pelea en la brecha, al ver que el príncipe admira los trabajos de sus combates, se hace más intrépido. Para que no estemos tristes cuando nos acometen grandes aflicciones, se nos dice que, si bien el camino es estrecho, la ciudad es muy grande. No es aquí donde debemos esperar el reposo ni allí temer la tristeza. Al decir: "Porque son pocos los que la encuentran", manifiesta la desidia de muchos, y por eso advirtió a los que lo escuchaban que no atendiesen a las prosperidades de muchos, sino a los trabajos de los pocos.
San Jerónimo
Hablando en ese sentido de ambos caminos, dice que son muchos los que andan por el camino ancho y pocos los que andan por el estrecho. No buscamos el camino ancho ni necesitamos encontrarlo, porque se ofrece él espontáneamente, y es el camino de los que yerran. Mas el camino estrecho no lo encuentran todos, ni los que lo encuentran penetran en él inmediatamente. Muchos después de haber encontrado el camino de la verdad, cautivados por los placeres del mundo, se vuelven desde la mitad del camino.