Y los fariseos le dijeron: "Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no es verdadero". Jesús les respondió, y dijo: "Aunque yo de mí mismo doy testimonio, verdadero es mi testimonio; porque sé de dónde vine y a dónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy. Vosotros juzgáis según la carne: mas yo no juzgo a ninguno; y si juzgo yo, mi juicio es verdadero, porque no soy solo: mas yo y el Padre que me envió. Y en vuestra Ley está escrito, que el testimonio de dos hombres es verdadero: yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y testimonio da de mí el Padre que me envió". (vv. 13-18)
Crisóstomo, In Ioannem,hom. 51
Como el Señor había dicho: "Yo soy la luz del mundo, y el que me sigue no anda en tinieblas", los judíos quisieron contradecir esto. Por ello sigue: "Y los fariseos le dijeron: "tú das testimonio de ti mismo", etc.
Alcuino
Hablaron como si sólo fuese el Señor quien diese testimonio, cuando consta que mandó antes de tomar carne muchos testigos, que predijeron todos sus misterios.
Crisóstomo, ut sup
Pero el Señor destruyó cuanto ellos habían dicho. Por esto sigue: "Jesús les respondió y dijo: aunque yo de mí mismo doy testimonio, verdadero es mi testimonio". Esto lo dijo para deshacer aquella idea que tenían, creyendo que era un mero hombre, y dice a continuación la causa: "Porque sé de dónde vine y a dónde voy", esto es, soy de Dios, soy Dios e Hijo de Dios. No dijo esto terminantemente porque siempre mezcla lo humilde con lo grande. El mismo Dios es el mejor testigo de sí mismo y el más digno de fe.
San Agustín, in Joannem, tract. 35
Verdadero es el testimonio de la luz, ya se manifieste a sí misma, ya dé a conocer los objetos. El profeta dijo verdad; pero ¿de dónde la tomó si no la hubiese bebido en la fuente de la verdad? Luego, idóneo es Jesús cuando da testimonio de sí mismo. Y diciendo: "Porque sé de dónde vine y a dónde voy", da a entender que se refería al Padre. El Hijo daba gloria al Padre, por quien había sido enviado. ¿Cuánto, pues, debe glorificar el hombre a Aquél por quien ha sido creado? Mas cuando vino no se separó del cielo, ni cuando volvió a él nos ha abandonado. ¿Qué os admiráis? Es Dios, no puede hacer lo que El ese sol que nos alumbra, porque cuando va al Occidente abandona el Oriente. Pero así como el sol ilumina del mismo modo el rostro del que ve como el del ciego, aunque con su luz ve uno y no el otro, así la sabiduría de Dios (el Verbo de Dios) en todas partes está presente (aun entre los infieles). Pero éstos no la ven, porque no tienen ojos en su alma. Mas para distinguir el Señor a sus fieles de sus enemigos los judíos (como queriendo separar la luz de las tinieblas), añadió: "Pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy". Estos judíos veían al hombre, pero no veían a Dios. Por esto el Señor añadió: "Vosotros juzgáis según la carne", a saber, cuando decís: "Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero".
Teofilacto
Como si dijese: "Vosotros, como veis mi carne, creéis que soy sólo carne y no Dios, pero juzgáis con las falacias de la carne".
San Agustín, in Joannem, tract. 36
Como no conocéis a Dios y veis al hombre, de aquí que yo os parezca soberbio, porque doy testimonio de mí mismo, pues todo hombre aparece soberbio y arrogante cuando pretende dar testimonio laudable de sí mismo. Porque los hombres somos débiles y podemos mentir y decir verdad; pero la luz no puede mentir.
Crisóstomo, ut sup
Así como cuando se vive según la carne se vive mal, así, cuando se juzga según la carne se juzga injustamente. Y como hubieran podido decir: "Si juzgamos injustamente, ¿por qué no nos convences de ello? ¿por qué no condenas?", añadió: "Mas yo no juzgo a nadie".
San Agustín, ut sup
Esto puede entenderse de dos maneras. Dice: "Yo no juzgo a nadie", de la misma manera como dice en otro lugar: "Yo no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo" ( Jn 3,17); no lo decía negando que habría de juzgar, sino dilatándolo. Y, como había dicho: "Vosotros juzgáis según la carne", y añadió: "Yo no juzgo a nadie"; para que entiendas que Jesucristo no juzga según la carne, como El fue juzgado por los hombres; mas para que se sepa que Jesucristo es juez, añade: "Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero".
Crisóstomo, ut sup
Como diciendo: "por esto he dicho no juzgo, como no pretendiendo juzgar, porque si juzgase, os condenaría con justicia; pero ahora no es tiempo de juzgar". Pero da idea del juicio futuro, cuando añade: "Porque yo no soy solo; mas yo y el Padre que me envió", manifestando que no los condenará El solo, sino también el Padre. Esto lo dijo respondiendo a sus sospechas, porque no creían que el Hijo era digno de fe si el Padre no daba testimonio de ello.
San Agustín, ut sup
Mas si el Padre está contigo, ¿cómo te ha enviado? Señor, entonces tu misión es tu Encarnación. Aquí estaba Jesucristo según la carne, pero no se había separado del Padre, porque el Padre y el Hijo se encontraban en todas partes. Avergüénzate, sabeliano 1; porque no dijo yo soy el Padre y yo mismo soy a la vez el Hijo, sino "No soy solo", porque está conmigo el Padre. Distingue, por lo tanto, las personas; distingue la inteligencia; conoce que el Padre es el Padre y el Hijo es el Hijo; pero no digas que el Padre es mayor y el Hijo es menor. Son una sola esencia, una sola coeternidad, una igualdad perfecta. Luego es verdadero mi juicio, dijo, porque soy Hijo de Dios. Y para que se comprenda que el Padre está conmigo, no soy Hijo de tal naturaleza que haya de dejar al Padre; he tomado la forma de siervo, pero no he perdido la de Dios. Había hablado del juicio; ahora va a tratar del testimonio. Por esto sigue: "Y en vuestra Ley está escrito", etc.
San Agustín, contra Faustum, 16, 13
¿Pretenden, acaso, los maniqueos fundar sus calumnias en que Jesús no dijo: "en la Ley de Dios", sino: "está escrito en vuestra Ley"? Ante lo cual, ¿quién no conoce el espíritu de las Sagradas Escrituras 2? Dijo, pues, "en vuestra Ley", esto es "en la que os ha sido dada". Del mismo modo como el Apóstol decía: "mi Evangelio", el que asegura haber recibido, no de los hombres, sino por la revelación de Jesucristo.
San Agustín, in Joannem, tract. 36
Enciérrase una importante cuestión, que aparece velada de gran misterio, en las palabras del Señor, cuando dijo: "En la boca de dos o tres testigos se encuentra toda palabra de verdad" ( Dt 17,6), porque puede suceder que mientan dos. La casta Susana estuvo en peligro por dos testigos falsos; todo el pueblo mintió contra Jesucristo; ¿cómo puede entenderse que en la boca de dos o tres testigos se encuentra toda palabra de verdad, sino diciendo, que de este modo se da a conocer la Santísima Trinidad por medio del misterio, porque en Ella se encuentra la constante estabilidad de la verdad? Por tanto dirá: "aceptad nuestro raciocinio, para que no experimentéis el castigo". Dejo para después el juicio, pero no el testimonio; por esto sigue: "Yo soy el que doy testimonio de mí mismo", etc.
Beda
En muchas ocasiones el Padre da testimonio de su Hijo, como cuando dice: "Yo te he engendrado hoy" ( Sal 2,7), "Este es mi Hijo muy amado" ( Mt 3,17).
Crisóstomo, ut sup
Si se toma simplemente lo que se lleva dicho, resulta una cuestión: que se ha ordenado entre los hombres que haya verdad en la boca de dos o tres testigos, porque uno solo no es digno de fe. ¿Pero cómo vamos a hacer extensiva a Dios esta razón? De otro modo no podría ser verdad lo que se dice: que entre los hombres, cuando dos dan testimonio de algo ajeno, su testimonio es verdadero (esto es, al atestiguar dos); pero si uno de ellos da testimonio de sí mismo, no puede decirse que hay dos testigos. No dijo esto con otro fin que con el de manifestar que El no era menor que el Padre; de otro modo no hubiera dicho: "Yo, y el Padre que me envió". Véase también que su poder en nada ha sido disminuido por el Padre. El hombre, cuando es digno de fe por sí mismo, no necesita de testimonio, pero esto es cuando se trata de cosas ajenas; respecto de lo que a El le toca, al necesitar de testimonio ajeno no se consideraría como digno de fe. Pero aquí sucede todo lo contrario, porque atestiguando de cosa propia y teniendo el testimonio de otro, dijo que El era digno de fe.
Alcuino
También puede entenderse lo que dijo en este sentido: si vuestra Ley aprueba el testimonio de dos hombres, que pueden ser engañados y mentir, o atestiguar muchas cosas falsas e inciertas, ¿por qué razón no creéis que es verdadero mi testimonio y el de mi Padre, que es firme con estabilidad suprema?
Notas
1. Sostenían que el Padre y el Hijo no eran sino diferentes aspectos o condiciones de un solo y mismo ser. En sus inicios fueron también llamados "patripasianos" por sostener que era el Padre el que padeció en la cruz. Luego afirmaron que Dios era una sola persona que en su tarea como creador toma el nombre de Verbo; el Verbo es Dios que se manifiesta a sí mismo en la creación. La fe de la Iglesia enseña que: "Las personas divinas son realmente distintas entre sí. 'Dios es único pero no solitario'. 'Padre', 'Hijo', 'Espíritu Santo' no son simplemente nombres que designan modalidades del ser divino, pues son realmente distintos entre sí". ( Catecismo de la Iglesia Católica, 254). "Creemos firmemente y afirmamos sin ambages que hay un solo verdadero Dios, inmenso e inmutable, incomprensible, todopoderoso e inefable, Padre, Hijo y Espíritu Santo: Tres Personas, pero una Esencia, una Substancia o Naturaleza absolutamente simple". (Concilio de Letrán IV, Catecismo de la Iglesia Católica, 202)
2. Los maniqueos afirmaban la coexistencia de dos principios, uno para el bien y otro para el mal, actuantes en el universo, oponiéndose entre sí hasta una resolución que es la vuelta al estado primero de todo.