Lo que ha sido hecho era vida en El. Y la vida era la luz de los hombres. (v. 4)
Beda, in Ioannem, in. cap 1
Como el Evangelista había dicho que toda criatura había sido hecha por el Verbo, para que no se creyese que su voluntad era mudable (como si de pronto hubiese querido hacer la criatura, sin haberla hecho nunca ab eterno), tuvo cuidado de enseñar que la criatura había sido hecha ciertamente en el tiempo, pero que había sido dispuesto en la eterna sabiduría del Creador, en qué tiempo y a cuántos había de crear; por esto dice: "Lo que ha sido hecho era vida en El".
San Agustín, in Ioannem, tract. 1
Puede redactarse también de este modo: "Lo que ha sido hecho en El", añadiendo después: "Era vida". Luego todo El es vida, si así lo expresáramos; porque ¿qué hay que no haya sido hecho en El? El es la sabiduría de Dios. Y se dice en el salmo: "Todas las cosas las has hecho en la sabiduría". Por tanto, así como todas las cosas han sido hechas por El, así han sido hechas en El. Si, pues, lo que se ha hecho en El es vida, la tierra es vida y la piedra es vida. Pero no se debe entender así, para que la secta de los maniqueos 1 no nos arguya diciendo que si la piedra tiene vida, también la tiene la pared, como suelen decirlo en su delirio. Y cuando son reprendidos y rechazados suponen que lo han sacado de la Escritura, diciendo: ¿por qué se ha dicho que lo que ha sido hecho en El era vida? Dígase, pues, así: "Lo que ha sido hecho", y distíngase aquí y después añádase: "Era vida en El". Fue hecha, pues, la tierra, pero la misma tierra que fue hecha, no es vida. Pero está en la misma sabiduría de Dios espiritualmente cierta razón por la cual la tierra ha sido hecha; ésta es vida. Así como un arca no es vida en cualquier obra, pero es vida en el arte, porque vive en el alma del artífice, así, pues, la sabiduría de Dios, por quien han sido hechas todas las cosas, contiene, según el arte, todas las cosas que se hacen por dicho arte. Estas no son vida en sí mismas, pero lo son en el Verbo, por quien todo ha sido hecho.
Orígenes, hom 2 in div. loc.
Puede también distinguirse de este modo sin error: "Lo que ha sido hecho en El", y después añadir: "Era vida", para que el sentido sea éste: "Todas las cosas que han sido hechas por El y en El, son vida en El y una misma cosa en El", puesto que existían causalmente (esto es, subsisten en El mismo) antes de existir realizadas en sí mismas. Pero si se pregunta de qué modo y por qué causa todas las cosas que han sido hechas por el Verbo subsisten en El de una manera vital, uniforme y causal, tómense ejemplos de la naturaleza de las criaturas. Véase de qué modo las causas de todo lo que se contiene en la esfera de este mundo sensible subsisten uniforme y juntamente en este sol, que es la mayor de las lumbreras del mundo; de qué modo la multitud de hierbas y frutos se contiene en sus respectivas semillas; de qué modo las reglas, muchas en verdad, se juntan en el arte del artífice y viven en el alma del que las dispone; de qué modo el número infinito de líneas subsiste como una en un solo punto, y de esta manera examinemos los varios ejemplos naturales, desde los cuales, como ayudados por una teoría física, podremos elevarnos con los ojos del alma hasta los arcanos del Verbo, y en cuanto es permitido a la inteligencia humana, conocer cómo todas las cosas que han sido hechas por el Verbo viven y han sido hechas en El.
San Hilario, De Trin., 1, 2
También puede leerse de este modo. Cuando dijo "Y nada se hizo sin el mismo", alguno puede decir como perturbado: luego, hay algo que ha sido hecho por otro y que no ha sido hecho sin embargo sin El. Y si algo ha sido hecho por otro (aun cuando no sin El), ya no ha sido hecho todo por El, porque una cosa es hacer, y otra intervenir en lo que se hace. Pero el Evangelista refiere que no se ha hecho nada sin El, diciendo: "Lo que ha sido hecho en El". Por tanto, no se ha hecho sin El lo que en El ha sido hecho. Y esto que ha sido hecho en El, también ha sido hecho por El; porque "todas las cosas han sido creadas por El y en El". En El han sido creadas, porque era engendrado Dios creador. Pero por esta misma razón nada ha sido hecho sin El de lo hecho en El, porque el Dios naciente era vida, y el que así era, fue hecho vida antes de haber nacido. Por tanto, nada sucedía sin El, de entre todas las cosas que se hacían en El. Porque era vida la que hacía estas cosas, y el Dios que ha nacido no ha existido después de haber nacido, sino que existía también cuando nacía.
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 4
No pongamos punto final donde dice: "Y nada se hizo sin El", según entienden los herejes 2. Porque aquéllos, como quieren probar que el Espíritu Santo ha sido creado, dicen: "Lo que ha sido hecho en El, era vida". Pero esto no puede entenderse en tal sentido, porque no era aún el momento de hablar aquí del Espíritu Santo. Pero dejémoslos hablar del Espíritu Santo, y pasemos por su interpretación, con lo cual veremos el inconveniente que resulta. Cuando se dice, pues, "Lo que ha sido hecho en El, era vida", dicen que el Espíritu Santo se llama vida. Pero se ve luego que esta vida es la luz, porque añade: "Y la vida era la luz de los hombres", lo que interpretan los herejes diciendo que el Espíritu Santo es la luz de todos. Lo que llama antes Verbo, aquí, como consecuencia, le llama Dios, vida y luz. Pero el Verbo se hizo carne; se habrá, pues, encarnado el Espíritu Santo y no el Hijo. Por tanto, renunciemos a esta interpretación de la lectura, y hagamos una lección y exposición conveniente. Después de las palabras: "Todas las cosas han sido hechas por El, y sin El nada se ha hecho de lo que ha sido hecho", debe suspenderse el sentido hasta las siguientes: "En El estaba la vida", como si dijese: "Sin El nada se ha hecho de lo que ha sido hecho", esto es, de las cosas factibles. Y véase cómo con esta adición sencilla se corrige todos los inconvenientes que pudieran ocurrir. Añadiendo a las palabras "sin El nada se ha hecho", estas otras "de lo que ha sido hecho" comprende a todos los seres inteligentes, y exceptúa al Espíritu Santo. Porque el Espíritu Santo no existía en el Verbo como habiendo de ser hecho. Mas estas cosas de que hemos hablado las dijo San Juan respecto de la condición de las cosas, e introduce lo siguiente sobre la providencia, diciendo: "En El estaba la vida". Del mismo modo, pues, que del manantial que engendra los mares, o de una profundísima fuente no se puede agotar el agua por mucho que se beba, así, por lo que respecta al Unigénito, todo lo que se considere hecho por El no le hace menor en nada, porque este nombre de vida no se refiere aquí solo a la naturaleza de las cosas, sino también a su cuidado y conservación. Y cuando oímos que en El estaba la vida, no debemos considerarle compuesto. Porque así como el Padre tiene la vida en sí mismo, concedió al Hijo que la tuviera ( Jn 5,26), por lo tanto, así como no podemos decir que el Padre es compuesto, tampoco el Hijo.
Orígenes, in Ioannem, tom. 3
Conviene tener en cuenta que el Salvador dice de algunas cosas que no son para sí sino para otros, mientras que de otras dice que son tanto para sí como para otros. Donde dice: "Lo que ha sido hecho en el Verbo era vida", debe examinarse si es vida para sí y para otros, o para otros únicamente. Y si para otros, para qué otros. La vida es lo mismo que la luz. El es la luz de los hombres, y así El es la vida de los hombres, de quienes es luz. Y de este modo cuando se dice vida, puede decirse el Salvador, vida, no de sí mismo, sino de otros de quienes es también luz. Esta vida existe en el Verbo de Dios de una manera inseparable, y existe juntamente desde que ha sido hecha por El. Conviene, pues, que la razón o el verbo preexista en el alma para purificarla, a fin de que, una vez limpia de sus pecados, aparezca pura, y se introduzca así, y se engendre la vida en aquél que se ha hecho susceptible del Verbo de Dios. No se dice que el Verbo fue hecho en el principio, porque no existía el principio sin el Verbo de Dios; pero la vida de los hombres no estaba siempre en el Verbo, sino que esta vida de los hombres fue hecha porque la vida es la luz de los hombres. Cuando el hombre no existía, tampoco existía la luz de los hombres que después habían de poder ver. Y por tanto dice: "Lo que ha sido hecho en el Verbo era vida". Y no "lo que estaba en el Verbo era vida". Se encuentra otra variante aceptable, que dice: "Lo que ha sido hecho en El es vida". Si entendemos, pues, que la vida de los hombres, que está en el Verbo, es Aquél de quien dice San Juan: "Yo soy la vida" ( Jn 14,6), debemos confesar que no vive ninguno de los infieles de Cristo, sino que están muertos todos los que no viven en Dios.
Teofilacto
Había dicho "que en El estaba la vida", para que no se crea que el Verbo estaba separado de ella. Ahora manifiesta que es la vida espiritual y la luz de todos los seres racionales. Por esto añade: "Y la vida era la luz de los hombres". Como diciendo: Esta luz no es sensible, sino intelectual, e ilumina a la misma alma.
San Agustín, in Ioannem, tract. 1
Y por esta misma vida son iluminados los hombres; los animales no son iluminados, porque no tienen alma racional que pueda conocer la sabiduría; pero el hombre, porque ha sido hecho a imagen de Dios, tiene alma racional, por la que es capaz de sabiduría. Luego aquella vida, por medio de la que han sido hechas todas las cosas, es luz y es vida, y no de cualquiera de los animales, sino de los hombres.
Teofilacto
No dijo, por tanto: Es luz únicamente para los judíos, sino para todos los hombres. Todos los hombres en tanto recibimos inteligencia y razón del Verbo que nos creó, en cuanto somos iluminados por El; porque la razón que nos ha sido dada (por la cual somos racionales) es luz que nos dirige para obrar y para no obrar.
Orígenes, in Ioannem 3, 1
No debe pasarse en silencio que la vida precede a la luz de los hombres; no era propio que tuviese luz el que aún no vivía, y que a la vida precediese la luz. Pensar que "la vida era la luz de los hombres" significa que Cristo es luz y vida sólo de los hombres es herético. Lo que se dice de algunos, no se dice solamente de algunos. Porque está escrito de Dios "que es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob"; pero no se dice que sea Dios sólo de estos solos patriarcas. Y no porque se diga que es luz de los hombres se excluye que sea luz de otros seres. Hay un intérprete que por las palabras: "hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza" ( Gén 1,26) supone que todo lo que ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios debe entenderse por el hombre, y que así la luz de los hombres es la luz de toda criatura racional.
Notas
1. Los maniqueos afirmaban la coexistencia de dos principios, uno para el bien y otro para el mal, actuantes en el universo, oponiéndose entre sí hasta una resolución que es la vuelta al estado primero de todo.
2. Quienes afirman que el Espíritu Santo ha sido creado como un ser espiritual subordinado a Dios, a semejanza de los ángeles, son llamados macedonianos o pneumatómacos.