"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos". (v. 6)
San Ambrosio,
in Lucam, 5,56
Después de llorar mis pecados empiezo a tener hambre y sed de justicia. Un enfermo cuando padece mucho no tiene hambre. Por ello sigue: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia".
San Jerónimo
No nos es suficiente el querer la justicia si no tenemos hambre de justicia. De modo que nunca nos consideremos bastante justificados con este ejemplo, sino que entendamos que siempre debemos tener hambre de las obras de justicia.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 9
Toda obra buena que no hacen los hombres con un fin bueno es desagradable delante de Dios. Tiene hambre de justicia el que desea obrar según la justicia de Dios. Tiene sed de justicia el que desea adquirir su ciencia.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom 15,4
Llama a la justicia, ya universal ya particular, contraria a la avaricia. Como más adelante hablará de la misericordia, nos dice antes cómo debemos compadecernos, no del robo ni de la avaricia. En esto, atribuye también a la justicia lo que es propio de la avaricia, a saber, el tener hambre y el tener sed.
San Hilario,
in Matthaeum, 4
Ofrece la bienaventuranza a los que tienen hambre y sed de justicia, manifestando que el perfecto conocimiento de Dios es el que constituye la avidez de los santos que no puede saciarse hasta que no habiten en el cielo. Y esto es lo que se expresa con aquellas palabras "porque ellos serán hartos".
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 9
Con la prodigalidad del premio de Dios, porque siempre son mayores los premios de Dios que los deseos de los santos.
San Agustín,
de sermone Domini, 1, 2
Serán también saciados en la vida presente de aquella comida de quien dice el Señor: "Mi comida es el hacer la voluntad de mi Padre" (
Jn 4,34), la cual es la justicia, y aquella agua, de la que todo el que bebiere: "se hará en él una fuente de agua que saltará hasta la vida eterna" (
Jn 4,14).
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 15,4
Nuevamente instituyó un premio sensible: mientras que conseguir muchas riquezas es considerado avaricia, dice en este caso lo contrario, y más bien se vale de ello para la justicia: pues quien ama la justicia, posee todo con la mayor seguridad.