Y saliendo Jesús de la sinagoga entró en casa de Simón. La suegra de Simón padecía recias calenturas, y le rogaron por ella. E inclinándose hacia ella, mandó a la fiebre, y la dejó. Y levantándose al momento, les servía. (vv. 38-39)
San Ambrosio
Después que San Lucas refirió que un hombre había sido librado del espíritu maligno, continuó refiriendo la curación de una mujer; el Señor había venido a curar a todos de uno y otro sexo, y debió curar primero al que fue creado primero. De aquí prosigue: "Y saliendo Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón".
San Crisóstomo,
hom. 28, in Matth
Permanecía entre los discípulos, honrándolos y animando su celo.
San Cirilo,
in Cat. graec. Patr
Mira cómo en casa de un hombre pobre permanece Cristo, que quiso sufrir la pobreza por nosotros, para que aprendamos a vivir con los pobres y a no despreciar a los necesitados y a los afligidos.
Prosigue: "La suegra de Simón padecía recias calenturas, y le rogaron por ella".
San Jerónimo,
sup. Mat
En cuanto rogaban al Salvador, en seguida curaba los enfermos; dando a entender que también atiende las súplicas de los fieles contra las pasiones de los pecados, y les hace conocer lo que ellos no conocen de sus faltas. Las perdona sin que ellos las conozcan, según lo que se dice en el salmo: "¿Quién conoce los pecados? Señor, purifícame de mis delitos ocultos" (
Sal 18,13-14).
Crisóstomo,
ut sup
Lo que San Mateo calló aquí no contiene una contradicción, o nada importa. El uno quería ser breve y el otro quería dar una explicación más completa. Prosigue: "E inclinándose hacia ella, mandó a la fiebre", etc.
San Basilio
San Lucas habla aquí en sentido figurado, como de un precepto hecho a un ser animado, pues dice que el Señor mandó a la fiebre, y la fiebre obedeció. Por lo cual sigue: "Y ella se levantó luego y les servía".
Crisóstomo,
ut sup
Como la enfermedad era curable, dio a conocer su elevada potestad en el modo de curar, haciendo lo que no podía hacer la medicina. Después de la curación de la fiebre necesitan los enfermos mucho tiempo para recobrar su antigua salud; pero entonces se hizo todo a la vez.
San Ambrosio
Si examinamos esto con más elevación de miras, deberemos entender la salud del alma con la del cuerpo, de suerte que el espíritu contagiado de la malicia de la serpiente sea absuelto el primero. Además Eva no tuvo hambre antes que la tentase la malicia de la serpiente; y por tanto la medicina del Señor debió aplicarse primero contra el mismo autor del pecado. Acaso también la figura de aquella mujer acosada de varias calenturas, representa nuestra naturaleza, que desfallece oprimida por varias calenturas de los pecados, y no diré que la fiebre del amor sea menor que la del calor.
Beda
Si decimos que aquel hombre librado del demonio representa nuestra alma libre de todo pensamiento malo, deberemos añadir que aquella mujer, afectada por las calenturas y curada en virtud del poder de Dios, representa nuestra carne preservada del ardor de la concupiscencia por los preceptos de la continencia.
San Cirilo
Nosotros, pues, recibamos a Jesús, porque cuando nos visita y lo llevamos en nuestra memoria y en nuestro corazón, El extingue en nosotros el calor de las más enormes pasiones, y nos librará de ellas, para que le sirvamos, esto es, para que hagamos lo que El desea.