Mas opinando el pueblo que quizá Juan era el Cristo y prevaleciendo esta opinión en los corazones de todos, Juan lo rebatió diciendo públicamente: "Yo en verdad os bautizo con agua; mas está para venir otro más poderoso que yo, al cual no soy digno de desatar la correa de sus zapatos: El os bautizará con el Espíritu Santo, y con el fuego. Tomará en su mano el bieldo, y limpiará su era, metiendo después el trigo en su granero, y quemando la paja en un fuego inextinguible". (vv. 15-17)
Orígenes, in Lucam, 25
Era justo que se distinguiese a San Juan más que a los demás hombres, porque todos vivían de una manera muy diferente; por lo cual lo amaban con mucha razón, aunque traspasando los límites de la caridad. Dice así el evangelista: "Mas opinando el pueblo que quizá Juan era...".
San Ambrosio
¿Qué cosa más absurda que pensar que está en otro, y no creer que está en sí mismo? De quién juzgaban que había de nacer de una mujer, no creen que haya venido de una virgen; y en verdad que la señal de la venida del Salvador se había fijado en el parto de una virgen y no en el de una mujer.
Orígenes, in Lucam, 25
El amor tiene sus peligros, si traspasa su límite. El que ama a otro debe examinar la naturaleza de su amor y la causa por la que ama, y no debe amar más que lo que la persona amada merece, porque si traspasa los límites y el modo de la caridad, tanto el que ama como el que es amado pecarán.
Griego
Por lo cual San Juan no se vanaglorió por la opinión que todos habían formado de él, ni siquiera pareció apetecer el primado, sino que abrazó la más profunda humildad. Y prosigue: "Juan la rebatió", etc.
Beda
¿Cómo les respondió sabiendo que pensaban en su interior que era Cristo, sino porque no sólo pensaban, sino que además le habían enviado sacerdotes y levitas a preguntarle si efectivamente era el Cristo, según refiere el otro evangelista?
San Ambrosio
San Juan conocía los secretos del corazón; pero examinemos en virtud de qué gracia; porque es el don de Dios quien revela, no el poder humano, quien ve más auxiliado de Dios, que de su esfuerzo natural. Respondió inmediatamente y probó que él no era el Cristo, pues obraba por un ministerio visible. Porque como constaba de dos dimensiones, esto es, de alma y de cuerpo, se consagra el misterio de un modo visible en lo visible y de un modo invisible en lo invisible. Así el cuerpo se lava con el agua, y los pecados del alma con el espíritu; aunque en la misma fuente se halla un soplo de la gracia del Señor; por tanto una cosa fue el bautismo de la penitencia y otra el de la gracia. Este bautismo es de penitencia y de gracia, el otro es solamente de penitencia. La obra del hombre consiste en hacer penitencia de sus pecados, el don de Dios en obrar la gracia del misterio. Queriendo evitar la envidia que le tendrían si creyesen que era Dios, manifestó no sólo con palabras sino con obras, que él no era el Cristo. Así que dice: "Mas está por venir otro más poderoso que yo", etc. Y no hace comparación al hablar así, porque no puede haberla entre el Hijo de Dios y el hombre; sino que dice que, aunque muchos son fuertes, ninguno lo es más que Cristo. En fin, lejos de hacer comparación, añade: "Al cual no soy digno de desatar la correa de sus zapatos", etc.
San Agustín, De consensum Evangelistarum., 2, 12
San Mateo dice: "No soy yo digno de llevarle las sandalias" ( Mt 3,11). Ahora, si viniese al caso entender "llevarle las sandalias", en sentido diferente que "desatar la correa de sus zapatos", de modo que un evangelista haya dicho una cosa y los demás otra, todos sin embargo han referido la verdad; y si San Juan, al hablar del calzado del Señor, intentó sólo mostrar la excelencia de Este y la humildad suya, cualquiera de estas cosas que hubiera dicho, ya desatar las correas de sus zapatos, o ya llevarle las sandalias, hubiera venido a decir lo mismo, e igualmente los otros evangelistas, porque haciendo mención del calzado, se expresa la misma humildad.
San Ambrosio
Diciendo: "No soy yo digno de llevarle las sandalias" manifiesta que se ha dispensado la gracia de predicar el Evangelio a los apóstoles, que están calzados por el Evangelio. Parece por tanto, que San Juan dice esto porque representa al pueblo judío.
San Gregorio Magno, homilia in Evangelia, 7
Dice que él no es digno de desatar la correa de sus zapatos, como si dijese: Yo no puedo quitar el calzado de los pies del Redentor, porque no usurpo para mí, el nombre de esposo que no merezco. Porque era costumbre entre los antiguos, que cuando alguno no quería recibir por mujer aquella que le correspondía, le desataba el calzado el que se casaba con ella por derecho de parentesco. O porque el calzado se hace de pieles de animales muertos, habiendo encarnado nuestro Señor, apareció como calzado, porque tomó para sí la mortalidad de nuestra corrupción. La correa del calzado es, pues, como el nudo del misterio; así San Juan no puede desatar la correa del calzado, porque no puede comprender el misterio de la encarnación, que conoció por el espíritu de profecía.
San Juan Crisóstomo, homilia in Mattheum, 11
Y como había dicho que su bautismo no tenía más que agua, da por consiguiente a conocer la excelencia del bautismo que administrará Jesucristo, cuando añade: "El os bautizará con el Espíritu Santo y con el fuego"; manifestando por medio de esta metáfora la abundancia de la gracia. No dice, pues: Os dará el Espíritu Santo, sino os bautizará, y por lo que añade del fuego, manifiesta la virtud de la gracia. Y así como Jesucristo llama agua a la gracia del Espíritu, manifestando por la palabra agua la pureza que produce a la vez que el inmenso consuelo que introduce en nuestras almas; y así San Juan con la palabra fuego expresa el fervor y la rectitud de la gracia, como también el fin de los pecados.
Beda
Puede entenderse con la palabra fuego el Espíritu Santo, porque abrasa por el amor y por la sabiduría, ilumina los corazones que llena por lo que los apóstoles recibieron el bautismo del Espíritu Santo por medio de un fuego visible. Hay quienes exponen esto así porque al presente debemos ser bautizados por el Espíritu Santo, y en lo futuro por medio del fuego, porque así como renacemos por el agua y el Espíritu a la gracia así entonces seremos purificados de ciertas manchas leves por el bautismo del fuego del purgatorio.
Orígenes, in Lucam, 25
Y así como San Juan esperaba junto al río Jordán a los que iban a bautizarse y rechazaba a algunos llamándolos: "Raza de víboras" ( Mt 3,7), recibía a los que confesaban sus pecados, así nuestro Señor Jesucristo estará junto al río de fuego con la espada ardiente para bautizar en él y llevar al paraíso a todo el que desee ir a él después de esta vida y que necesite ser purificado; pero no bautizará con este fuego al que no tenga señal de los anteriores bautismos.
San Basilio, liber de Spiritu Sancto
No porque diga: "Os bautizará en el Espíritu Santo", hemos de creer completo el bautismo, en el que se invoca sólo el nombre del Espíritu; pues conviene guardar siempre la tradición en lo que se refiere a la gracia vivificante. Porque añadir o disminuir cualquier cosa, excluye de la vida eterna; que así como creemos, así recibimos el bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Griego
Diciendo: "Bautizará en el Espíritu Santo", manifiesta la abundancia de la gracia y la riqueza del beneficio. Mas para que nadie piense que el es potestad y voluntad del Creador derramar beneficios y no, castigar a los desobedientes, añade: "Tomará en su mano el bieldo", manifestando que no sólo es generoso con los buenos, sino también vengador con los malos. El bieldo manifiesta la prontitud del juicio, porque en un sólo instante y sin intervalo de tiempo, separará a los condenados de los que han de salvarse.
San Cirilo
En cuanto a lo que añade: "Y limpiará su era", dice con ello el Bautista que la Iglesia pertenece a Jesucristo como a su Señor.
Beda
Se entiende por era la Iglesia presente, en la que son muchos los llamados y pocos los escogidos ( Mt 20,16). La limpieza de esta era se hace ahora en particular, cuando algún perverso es arrojado de la Iglesia por sus pecados públicos en virtud de castigo sacerdotal, o cuando es condenado después de su muerte por la severidad divina a causa de sus faltas ocultas, y generalmente se cumplirá en el fin, cuando el Hijo del hombre envíe a sus ángeles para que limpien su reino de todo escándalo ( Mt 13,41).
San Ambrosio
Por el bieldo se declara el derecho del Señor de distinguir los méritos de cada uno, porque al aventar los granos en la era, se separan los vacíos de los que están llenos como si así lo dispusiera el viento. De aquí, prosigue: "Metiendo después el trigo en su granero", etc. El Señor manifiesta por esta comparación que distinguirá en el día del juicio los verdaderos méritos y los frutos de la virtud, de la infructuosa liviandad, de las malas acciones y de la vanidad, llevando a la mansión celeste a los hombres de mérito más perfecto, que son los que más se asemejan a él, que cayó como el grano de trigo en la tierra para producir abundantes frutos ( Jn 12).
San Cirilo
Por medio de las pajas representa a los perezosos y a los vanos que se agitan movidos por el viento del pecado.
San Basilio
Ellos sirven a los que son dignos del reino de los cielos como la paja al trigo, y aunque no lo hagan en vista de la caridad de Dios y del prójimo, los sirven con dones espirituales y beneficios temporales.
Orígenes, in Lucam, 26
Como el trigo y la paja no pueden separarse sin el viento, tiene el bieldo en su mano, para demostrar que unos son trigo y otros paja. Si eres paja ligera (esto es, incrédulo), te mostrará la tentación lo que eres sin saberlo; si por el contrario, resistes firmemente a la tentación, no es la tentación la que te hace fiel y sufrido, sino la que pone de manifiesto la virtud que en ti estaba oculta.
San Gregorio Niceno
Conviene saber que los dones varias veces prometidos a los que viven honestamente no pueden explicarse por medio de palabras; porque ni el ojo los vio, ni el oído las oyó, ni los comprendió el corazón humano; ni guardan proporción las penas de los pecadores con nada de lo que al presente afecta a nuestros sentidos, pues aun cuando algunas de ellas se expresen con palabras, difieren mucho, sin embargo; así cuando oímos decir fuego, se nos hace conjeturar al añadir "inextinguible", circunstancia que no tiene el nuestro.
San Gregorio Magno, Moralia. 15, 14
Se expresa de una manera admirable el fuego del infierno. En efecto, nuestro fuego material se alimenta por medio de leñas amontonadas, y no subsiste si no se le alimenta; el del infierno, por el contrario, aunque sea materia en cuanto quema físicamente a los réprobos lanzados en él, no se alimenta con leñas, sino que una vez encendido nunca se apaga.