Subiendo después Jesús a un monte, llamó a sí a aquéllos que le plugo; y llegados que fueron escogió doce para tenerlos consigo y enviarlos a predicar, dándoles potestad de curar enfermedades y expeler demonios; a saber: Simón, a quien puso el nombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a quienes apellidó Boanerges, esto es, hijos del trueno o rayos; Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le vendió. (v. 13-19)
Beda in Marcus, 1,16
Después de haber prohibido a los espíritus impuros que publicasen su nombre, eligió santos para expulsar a los espíritus impuros y predicar el Evangelio. "Subiendo después Jesús a un monte, etc.".
Teofilacto
San Lucas dice que subió para orar. Después de la manifestación de sus milagros ora para enseñarnos que conviene dar gracias cuando alcanzamos algún bien, el que debemos atribuir a la virtud divina.
Pseudo-Crisóstomo
Enseña también a los prelados de la Iglesia a pasar la noche en oración antes de hacer una ordenación para que no se frustre su consagración. Cuando vino, pues, el día, según San Lucas, llamó a los que quiso, siendo muchos los que lo seguían.
Beda
De este modo eran llamados al apostolado, no por su elección o cálculo, sino por la gracia divina. El monte en que eligió el Señor a los apóstoles expresa la elevación de la justicia en que habían de ser instituidos y que debían predicar a los hombres.
Pseudo-Jerónimo
O bien: Cristo es el monte en sentido espiritual del que fluyen las aguas vivas, sobre el que se prepara la leche, salud de los niños, donde se halla la fortaleza espiritual y donde realiza la gracia todo bien supremo. Por esto los aventajados en méritos y palabra son llamados a este monte, a fin de que corresponda el lugar a los altos merecimientos.
"Y llegados que fueron", etc.
San Jerónimo
El Señor ha amado la porción bella de Jacob ( Sal 46), y así como los doce son colocados sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel, así también en grupos de tres y de cuatro deben velar cerca del tabernáculo del Señor y llevar sobre sus hombros el peso de su palabra.
Beda
En esto, pues, se significa que los hijos de Israel acampaban cerca del tabernáculo, a cuyos ángulos se apostaban tres tribus. Tres veces cuatro hacen doce, y éste es el número de los apóstoles que fueron enviados a predicar, a fin de que bautizasen en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, sobre todas las regiones de las cuatro partes del mundo. "Dándoles potestad", etc. Para que atestiguasen la grandeza de las promesas celestiales, e hiciesen obras nuevas los que las predicaban.
Teofilacto
Dice los nombres de los apóstoles para que sean conocidos entre los que habían usurpado este título, y continúa: "Y puso a Simón el nombre de Pedro".
San Agustín, de consensu Evangelistarum, 2, 17
Pero no se crea que es ahora cuando Simón recibe el nombre de Pedro, lo que sería contrario a San Juan, que mucho antes refiere que le fue dicho: "Tú te llamarás Cephas" ( Jn 1,42), que se interpreta Pedro. San Marcos ha dicho recapitulando: queriendo enumerar los nombres de los doce apóstoles, y siendo necesario nombrar a Pedro, quiso indicar brevemente que no se llamaba antes así, sino que el Señor le impuso el nombre.
Beda
Quiso, pues, el Señor que en adelante se llamase de otro modo, para que el mismo cambio de nombre significase la misión que se le encomendaba. Cephas en siríaco significa lo mismo que Pedro en griego y en latín, y en ambas lenguas este nombre se deriva de piedra, no pudiendo caber duda de que ésta es de la que dijo San Pablo: "La piedra era Cristo" ( 1Cor 10); porque como Cristo era la verdadera luz ( Jn 1), y se la dio a los apóstoles para que fuesen llamados luz del mundo ( Mt 5), así se dio a Simón el nombre de piedra, que creía en la piedra de Cristo.
seudo-Jerónimo
De obediencia, que significa Simón, sube a conocimiento, que es lo que significa Pedro.
"Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano", etc.
Beda
Estas palabras están sobreentendidas en estas otras: "Subiendo a un monte llamó a sí".
seudo-Jerónimo
Es a saber, a Santiago, que había ahogado todos los deseos de la carne, y a Juan, que recibió de la gracia lo que otros de su esfuerzo. "A quienes apellidó, prosigue, Boanerges".
Pseudo-Crisóstomo
Llama así a los hijos de Zebedeo, porque debían difundir por toda la tierra los grandes y memorables decretos de la divinidad.
Pseudo-Jerónimo
O por esto se manifiesta el mérito de los tres, que merecen oír en el monte la voz del Padre, semejante a un trueno, a través de la nube resplandeciente: "Este es mi Hijo muy querido" ( Mt 17,5), a fin de que derramen sobre la tierra la lluvia con el relámpago por la nube de la carne y el fuego de la palabra, puesto que el Señor convierte en lluvia los relámpagos ( Sal 134), para que su misericordia extinga el fuego que encendió su justicia.
"A Andrés", continúa.
San Jerónimo
El que ataca varonilmente a la perdición, para que tenga siempre en sí la respuesta de la muerte, y esté siempre su alma en sus manos.
Beda
Andrés es nombre griego que significa viril, de andra varón, porque se adhirió virilmente al Señor.
"Y Felipe".
Pseudo-Jerónimo
El cual significa boca de lámpara, que puede iluminar con la boca lo que concibió con el corazón, a quien dio el Señor la abertura de la boca del que ilumina. Sabemos que esta locución es propia de las Sagradas Escrituras, porque se ponen los nombres hebreos para significar algún misterio.
"Y Bartolomé".
San Jerónimo
Este nombre quiere decir el hijo del que suspende las aguas, a saber, de aquel que dijo: "Y mandaré a las nubes no lluevan gota sobre esta viña ( Is 5,6)". Pero el nombre de hijos de Dios se adquiere por la paz y el amor de los enemigos: "Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios" ( Mt 5,44), y luego dice: "Amad a vuestros enemigos, para que seáis hijos de Dios".
"Y Mateo".
San Jerónimo
El que es gratificado con dones, porque no sólo ha alcanzado del Señor la remisión de sus pecados, sino el privilegio de ser inscrito en el número de los apóstoles. "Y Tomás", que significa abismo, porque es uno de los que aclaran las cosas profundas que se refieren a Dios.
"Y Santiago, hijo de Alfeo", esto es, del docto o del millar, porque a su lado caerán mil ( Sal 60). Este es otro Santiago, cuya lucha no es contra carne y sangre, sino contra las maldades espirituales ( Ef 6). "Y Tadeo"; es decir, prudente o que tiene corazón, o que guarda su corazón con todo cuidado ( Prov 4).
Beda
Tadeo es el mismo a quien San Lucas en el Evangelio (cap. 6) y en las Hechos de los Apóstoles (cap. 1) llama Judas de Santiago, porque era hermano de Santiago, hermano del Señor, como él mismo dijo en su epístola.
"Y Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le vendió". Los nombres aparecen así para distinguirlos de Simón Pedro y Judas de Santiago. Simón el Cananeo es llamado así por Cana, pueblo de Galilea, y Judas Iscariote por Isachar, pueblo o tribu en que nació.
Teofilacto
Le cuenta entre los apóstoles para enseñarnos que Dios no rechaza a nadie a causa de una malicia futura, sino que lo honra por la virtud presente.
Pseudo-Jerónimo
Simón se interpreta el que está triste: "Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados" ( Mt 5,4). Cananeo quiere decir el que tiene celo, esto es, aquel a quien devora el celo de Dios ( Sal 68). "Judas Iscariote" es el que no borra su pecado por la penitencia, o que no borra la memoria de él: Judas significa el que confiesa o el glorioso, e Iscariote memoria de la muerte; que son muchos en la Iglesia los confesores soberbios y gloriosos, como Simón el mago, Arrio y los demás herejes, cuya memoria condena la Iglesia como mortal para que se huya.