"¡Ay del mundo por los escándalos! porque necesario es que vengan escándalos; mas ¡ay de aquel hombre por quien viene el escándalo! Por tanto, si tu mano o tu pie te escandaliza, córtale y échale de ti; porque más te vale entrar en la vida manco o cojo, que teniendo dos manos o dos pies, ser echado en el fuego eterno. Y si tu ojo te escandaliza, sácale y échale de ti; porque mejor te es entrar en la vida con un solo ojo, que tener dos ojos, y ser echado en la gehenna del fuego". (vv. 7-9)
Glosa
Había dicho el Señor, que le era mejor a aquel que escandaliza, que se le suspendiera al cuello una piedra de asno; el mismo Señor da la razón en estas palabras: "¡Ay del mundo por los escándalos!", es decir, a causa de los escándalos.
Orígenes, homilia 5 in Matthaeum
Se entiende aquí por mundo, no los elementos que constituyen el mundo, sino los hombres que viven en el mundo; mas los discípulos de Cristo no son de este mundo, por consiguiente, no se les puede aplicar el "¡ay del mundo por los escándalos!" porque aunque haya muchos escándalos no llegan a aquellos que no son de este mundo. Pero si alguien está en el mundo y ama las cosas del mundo, los escándalos le alcanzarán en todas aquellas cosas del mundo en que él se mezcle.
Sigue: "Porque necesario es que vengan escándalos".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 59,1
El Señor en las palabras: "Necesario es", no quita el libre albedrío, ni nos somete a la fatalidad; no hace más que predecir lo que irremisiblemente ha de suceder. Indudablemente los escándalos nos alejan del camino recto, mas la predicación de Cristo no abre la puerta a los escándalos. Porque la predicción no es causa del escándalo y cuando se predice no se hace más que decir con anticipación lo que realmente ha de suceder. Pero dirá alguno, ¿si todos se corrigen y no hay persona alguna que escandalice, no se podrán acusar de falsedad las palabras de Cristo? De ninguna manera. El Señor habló así porque previó que los hombres no se habrían de corregir: "Es necesario que vengan escándalos", ciertamente no hubiera pronunciado Cristo estas palabras, si los hombres se hubieran de corregir.
Glosa
O también: "necesario es que vengan escándalos", porque son necesarios, es decir, útiles. Por ellos conocemos a los que han sido probados.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 59,1
Porque los escándalos levantan y estimulan a los hombres, los hacen más avisados, levantan con prontitud al que cae y le inspiran más solicitud.
San Hilario, in Matthaeum, 18
La humildad de la pasión es un escándalo para el mundo. Lo que más detiene a los hombres en su ignorancia es el no querer recibir al Señor de la gloria eterna bajo la forma de hombre. ¿Y qué hay tan perjudicial al mundo como el no haber recibido a Cristo? Y por eso es necesario que vengan los escándalos. Porque para que tenga cumplimiento el misterio que nos ha de dar la eternidad, es preciso que se realicen en El todas las humillaciones de la pasión.
Orígenes, homilia 5 in Matthaeum
También se dice que los escándalos que vienen son los ángeles de Satanás; sin embargo, no penséis que ellos sean escándalos, o por naturaleza, o por su sustancia, sino que su libre albedrío los ha hecho así, no queriendo sufrir por la virtud. Y no puede existir el verdadero bien sin ser combatido por el mal. Así, pues, es necesario que vengan los escándalos, como es necesario también que nosotros tengamos que sufrir la malicia de los espíritus celestiales, tanto más irritados cuanto más está entre los hombres el Verbo de Dios y aleja de ellos las inspiraciones malignas. Buscan ellos los medios para mejor escandalizar y sobre esos medios es sobre quienes principalmente recae la maldición "Ay". Porque peor será la suerte del que escandaliza, que la de aquel que es escandalizado, por eso sigue: "Mas ay de aquel hombre por quien viene el escándalo".
San Jerónimo
Lo que equivale a decir: ¡Ay de aquel hombre por cuya causa resulta el escándalo, es necesario que se verifique en el mundo! Judas, que preparaba su alma para la entrega, está comprendido en esta máxima general.
San Hilario, in Matthaeum, 18
O también bajo la palabra "del hombre" se significa al pueblo judío que fue el autor de ese escándalo, cuyo objeto es la pasión de Cristo, y que arrojó al mundo en el peligro de renunciar en la pasión a Cristo, a quien la ley y los profetas habían anunciado como pasible.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 59,4
Para que podáis estar seguros de que no hay necesidad absoluta de que existan los escándalos, escuchad lo que sigue: "Por tanto, si tu mano o tu pie te escandaliza", etc. No habla aquí de los miembros del cuerpo, sino de los amigos, a quienes tenemos nosotros como miembros necesarios. Porque nada hay tan nocivo como una conversación mala.
Rábano
La palabra escándalo es griega y podemos traducirla por tropiezo, caída o choque del pie. Por consiguiente, aquel que diere a su hermano ocasión de caer, o con sus palabras, o con sus acciones, le escandaliza.
San Jerónimo
Así, pues, es preciso arrancar de raíz todo afecto y cortar todo parentesco, a fin de que con ocasión de algún sentimiento, ninguno de los creyentes abra las puertas al escándalo. Si, dice El, cuanto está unido a vosotros como la mano, el pie, el ojo y te es útil y te sirve para ver con solicitud y perspicacia, es causa de escándalo y te precipita en el infierno a causa de la diferencia de costumbres, mejor es que carezcáis de su proximidad, que el que por ganar amistades o parentescos, tengáis una ocasión de perderos; cada uno de los creyentes conoce lo que le es nocivo, lo que solicita su alma y muchas veces lo que la tienta. Por eso es mejor vivir en la soledad que perder, por atender a la vida presente, la vida eterna.
Orígenes, homilia 5 in Matthaeum
O también se puede entender, sin violentar el sentido, por "el ojo", a los sacerdotes, que son como el ojo de la Iglesia y sus centinelas. Por "la mano" los diáconos y todos los demás que ejecutan las obras espirituales y en el pueblo vemos los pies del cuerpo de la Iglesia; a nada de todo esto debemos perdonar, si sólo sirve para escándalo de la Iglesia. O también el acto del alma es la mano que peca y la marcha del alma el pie que peca y la vista del alma es el ojo que peca. De todo esto debemos prescindir, si nos traen el escándalo; con frecuencia se pone en la Escritura las operaciones de los miembros, en lugar de los mismos miembros.