Y cuando llegó a donde estaba la gente, vino a El un hombre, e hincadas las rodillas delante de El, le dijo: "Señor, apiádate de mi hijo, que es lunático y padece mucho; pues muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he presentado a tus discípulos, y no lo han podido sanar". Y respondiendo Jesús dijo: "¡Oh generación incrédula y depravada! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿hasta cuándo os sufriré? Traédmelo acá": y Jesús le increpó, y salió de él el demonio, y desde aquella hora fue sanado el mozo. (vv. 14-17)
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
Pedro, deseando esta vida gloriosa y prefiriendo su propia utilidad a la de los demás, decía: "Bien es que nos estemos aquí", pero como la caridad no busca la propia utilidad ( 1Cor 13), Jesús no hizo lo que parecía un bien a Pedro, sino como que bajó del monte elevado de su divinidad, a donde estaba la gente, con el objeto de ser útil a todos aquellos que, por tener enfermas sus almas, no podían subir a donde El estaba. Por eso se dice: "Y cuando llegó a donde estaba la gente, etc.". Y si El no hubiera bajado a donde estaba la gente, no se le hubiera aproximado aquel de quien se añade: "Vino a El un hombre, e hincadas las rodillas delante de El, le dijo: Señor, apiádate de mi hijo". En estas palabras debemos considerar que unas veces creen y suplican por su salud los mismos que padecen; otras veces, como en este caso, en que el que se arrodilla ruega por su hijo, piden otros por los que padecen; y otras el mismo Salvador, sin mediar súplica de nadie, concede la salud. Debemos en primer lugar investigar, qué es lo que significan las palabras: "Porque es lunático y padece mucho". Los médicos dicen lo que quieren en este punto. Pretenden que no es resultado del espíritu impuro esa enfermedad, sino efecto de los humores puestos en movimiento en la cabeza de aquellos que tienen la naturaleza húmeda, por la influencia de la luna. Pero nosotros, que creemos en el Evangelio, decimos que el espíritu impuro es el que produce en las almas ese padecimiento. Observa él ciertas fases de la luna y conforme a ellas obra de manera que pone en armonía con ellas los padecimientos del hombre y arroja el mal sobre las criaturas de Dios. De esta manera otros demonios ponen acechanzas a los hombres según ciertas señales de las estrellas y les hacen creer que la iniquidad baja de las alturas del cielo ( Sal 72). Por eso llaman benéficas a unas estrellas y maléficas a otras, no habiendo hecho Dios estrella alguna mala ni para que cause el mal.
Sigue: "Y muchas veces cae en el fuego".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,3
No debemos olvidar que si no fuera por la providencia el hombre ya hubiera perecido. Porque el demonio, que le precipitaba en el agua y en el fuego, le hubiera quitado completamente la vida, si Dios no lo hubiera detenido.
San Jerónimo
En las palabras: "Y lo he presentado a tus discípulos y no han podido curar", acusa abiertamente a los apóstoles, pero muchas veces la imposibilidad de curar, no depende de la incapacidad de los que curan, sino de la poca fe de los que han de ser curados.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,3
Observad por otra parte la imprudencia de ese hombre en interpelar a Jesús sobre sus discípulos en presencia del pueblo, pero Jesús desvanece esa acusación, haciendo recaer sobre el mismo hombre la causa de no haber sido curado. Alega, en efecto, muchas razones que comprueban la poca fe de ese hombre. Sin embargo, el Salvador, para no asustarlo, no lo ataca personalmente, sino que se dirige a todos los judíos. Porque es probable que muchos de los que se hallaban presentes no pensaran bien de sus discípulos. Y por eso sigue: "Y respondiendo Jesús, dijo: ¿hasta cuándo, etc.?" Por las palabras: "¿Hasta cuándo estaré con vosotros?" el Señor muestra que quiere morir 1 y su deseo de alejarse.
Remigio
Es necesario saber que el Señor no comenzó entonces a sufrir las injusticias de los judíos, sino que hacía ya mucho tiempo que las venía sufriendo, y por eso dice: "¿Hasta cuándo os sufriré?" Es como si dijera: sois indignos de mi presencia porque hace ya mucho tiempo que comencé a sufrir vuestras injusticias.
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
O también porque sus discípulos, que aún tenían poca fe, no habían podido sanar al hijo de ese hombre, dijo: "Oh generación incrédula", y en las palabras que añade "perversa", demuestra que la malicia es hija de la perversidad y extraña a la naturaleza y yo pienso que, a causa de la perversidad del género humano, dijo como agobiado por el peso de tanta malicia: "¿Hasta cuándo estaré con vosotros?"
San Jerónimo
Mas no debe creerse que estaba dominado por el tedio y que el Salvador dulce y suave prorrumpió en palabras llenas de furor, sino que habló a la manera de un médico que ve que el enfermo obra en contra de sus órdenes. Exclama y dice: ¿hasta cuándo iré a tu casa? ¿Hasta cuándo estaré perjudicándome en mi trabajo, mandándote yo una cosa y haciendo tú todo lo contrario? Que efectivamente no estaba irritado el Señor contra ese hombre sino contra los vicios, y que se vale de ese hombre para argüir a los judíos por su infidelidad, está bien claro en las palabras siguientes: "Traédmelo acá".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,3
Después de haber excusado el Señor a sus discípulos, infunde en el padre del hijo la dulce esperanza de curar al hijo y le persuade a que tenga fe en el milagro. Y viendo que el demonio se agitaba mucho con solo llamarlo, le increpó y por eso sigue: "Y Jesús le increpó". No es al paciente a quien increpa, sino al demonio.
Remigio
En este hecho dio un ejemplo a los predicadores, a fin de que persigan al vicio y favorezcan al hombre.
San Jerónimo
O también increpó al muchacho porque a causa de sus vicios había sido maltratado por el demonio.
Rábano
En mi opinión y en sentido tropológico 2 es lunático todo aquel que a cada momento se vuelve al vicio y algunas veces se va al fuego porque el corazón de los adúlteros está quemándose de continuo. Otras veces a las aguas, esto es, de los placeres y de los deseos, que no pueden ser extinguidos por la caridad.
San Agustín, quaestiones evangeliorum, 1,22
O también el fuego significa la cólera, que se dirige siempre a las alturas y el agua a los placeres carnales.
Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
Acerca de la inconstancia del pecador se dice (Ecle 27,12): "El necio se muda como la luna". Y es de ver cómo semejantes hombres se lanzan con ciertos ímpetus en determinadas circunstancias hacia las buenas obras y cómo en otras se les ve ser presa de las pasiones y con cierta languidez de espíritu y caer de la virtud en que se creían estar seguros. Quizás el ángel a quien tocó guardar a semejante lunático, sea llamado en este pasaje su padre y el que suplica al médico de las almas, que sane a su hijo de la enfermedad que no pudo sanar la humilde palabra de los discípulos de Cristo, por haberse hecho él sordo y no querer recibir los avisos de los discípulos. Por eso necesitó de la palabra de Cristo, a fin de que pudiese obrar en adelante guiado por la razón.
Notas
1. El acto de morir en el Señor Jesús es aceptado por su amor y obediencia filial llevadas hasta el extremo, mas no deseado en sí mismo. ( Jn 15,13).
2. Se refiere al sentido moral.