Lévi-Strauss y Chabanis

Ya que de ateos hablábamos…

En las disputas ideológicas (política, religión, etc), cuando las partes en discordia pueden delimitarse -grosso modo- en bandos, la trampa más común en la que uno cae es la mala caracterización del enemigo. Es el procedimiento básico, para consolidad y activar la posición propia, ver y hacer ver la peor cara del adversario. Es difícil resistir a la tentación porque (además de ser el efecto estimulante evidente… y las malas secuelas no tanto) generalmente, de las partes* de cada bando, las más estridentes son las de peor calidad. Y, por lo mismo, estas son las que preferimos mirar y escuchar, y tomar por los auténticos representantes del enemigo. (No hacen falta ejemplos, espero).

Murió estos días Claude Lévi-Strauss, un ateo de calidad intelectual. Supongo yo esto último, sin haber leído nada de él, por sólo prestigio y lejanos elogios (pero al fin y al cabo, estas cosas bien puede pesar, incluso tanto o más que los juicios basados en las propias lecturas). En realidad, lo único que leí de él fue un diálogo con Chabanis, del libro «¿Existe Dios? No», ya mencionado por aquí. No es, con toda seguridad, de lo más memorable de Lévi-Strauss (ni siquiera lo más interesante de aquel libro), pero puesto que no se encuentra en internet, y que no viene mal para ilustrar lo anterior, acá lo trascribo.

 

*Entiéndase aquí por «partes» los grupos, o las personas individuales, o también las «partes del alma» en cada individuo.

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