Migajas

Hoy es el aniversario de la muerte del padre Castellani. Me lo recuerda, curiosamente, esta efemérides gubernamental.
Y bien está que lo recuerden… aunque de las tres obras que enumera dos no pertenecen —que yo sepa— al recordado.
 

Dos enlaces católicos: un seudo blog que recopila textos de Abel, el de «El testigo fiel». Y un sitio personal colombiano.
Y dos enlaces a blogs científicos y, sin embargo, nada cientificistas.
 

—Lo que me hace falta, es disciplina.
—Pedísela a Dios.
—Pero para eso,entre otras cosas, para pedir, me hace falta disciplina.
 

Pequeño propósito estílistico: prescindir de la palabra «supuestamente».
También damos de baja a las expresiones «no tiene desperdicio» y «una perla» («muy interesante» y «patético» hace rato no forman parte del plantel… espero).
Y (puesto que no podemos renunciar a los paréntesis)… a ver si al menos podemos restringir las comillas. Se aceptan para citas o similares usos; pero usarlas para vestir a una palabra de un matiz irónico o especial (como un guiño al lector) es un recurso deplorable, y generalmente denota miseria de pensamiento y expresión (como la mencionada palabra «supuestamente»). Podemos, al menos, tener la conciencia limpia del pecado ultra-deplorable (miseria al cuadrado) del entrecomillamiento mímico-oral (dedos índices y medios hacia abajo).
 

EL ESTADO NO KIERE KE ESCRIBA EN LAS PAREDES
Pintada anarquista, en una pared de Caballito.
 

nacionalSOCIALISMO
Así tal cual, con esas mayúsculas de un candor parejo a k-ismo de aquel anarquista, se lee la palabra, en un video aleccionador católico tradicionalista, dedicado a enumerar todos los malos hijos y nietos de la Ilustración.
 

SE HACEN HECHURAS
Cartel en una especie de sastrería, por Palermo.
 

¿Nunca sentiste … ? …esta polución… guerras… este mundo … ke te impusieron … esta sociedad…
Palabritas sueltas, leídas de reojo, en el cuaderno de notas que escribía la chica inconformista semi-punk (muy joven, feíta, pelo tornasolado verdoso, ropa mayormente negra, medias largas con agujeros ostentosos), sentada a mi lado en el colectivo. Confieso que fui yo el que eligió sentarse a su lado, imaginando quién sabe qué riquezas o qué libertades en el cuaderno y en su autora. Ahí tenés…
 

Al pasar la barca / me dijo el barquero…
¿Seguirán las niñas de hoy —y las de mañana— cantando estas cosas? Uno sale tan poco…

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